17 junio 1937

Chaves Nogales dirigió AHORA desde el inicio de la guerra hasta noviembre, cuando huyó a Francia

Las crónicas de Manuel Chaves Nogales contra los dos bandos de la Guerra Civil española le llevan a ser atacado por la prensa de ambas trincheras

Hechos

En junio de 1937 tanto el periódico LA VOZ en Madrid (bando republicano) como ABC en Sevilla (bando nacional) publicaron artículos contra el periodista D. Manuel Chaves Nogales.

Lecturas

D. Manuel Chaves Nogales fue el subdirector del periódico AHORA desde 1931 hasta 1936 bajo las órdenes de D. Luis Montiel, apoyando la instalación de la República en 1931. Al Lerrouxismo en 1933 y, en 1936 al Bloque Nacional por su rechazo al marxismo y al comunismo.

Al estallar la Guerra Civil española el 18 de julio de 1936 el director de AHORA D. Luis Montiel, huyó al exilio, quedando al frente del periódico D. Manuel Chaves Nogales como director en una redacción controlada por adictos al Frente Popular. En esa etapa el periódico AHORA es firme defensor de los postulados del bando republicano y los milicianos, frente a los ‘nacionales’.

En noviembre el Sr. Chaves Nogales huye de España. A partir del año 1937 desde Francia publicó artículos contra los crímenes de los dos bandos de la guerra civil. Esta actitud la llevó a ser atacado por la prensa de ambos bandos. Desde el diario LA VOZ, controlado por los comunistas y desde el ABC DE SEVILLA, controlado por los franquistas se le atacó con dureza.

08 Junio 1937

Tiro al blanco: Un equilibrista, el Sr. Cháves Nogales

LA VOZ

(Controlado por el PCE)

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A la lista de los caballeros aparentemente españoles que se obstinan ahora, por encima de todo, en permanecer alejados de la contienda que estamos viviendo más o menos directamente todos los españoles de verdad; a la lista – ¡ay, cada día más nutrida! – de los Baroja, de los Pepe Ortega, de los Azorín, de los Pérez de Ayala, hay que añadir hoy un neutral más: el señor Chaves Nogales (D. Manuel). Sí, no se asombren ustedes: el exdirector de AHORA – exdirector desde el 7 de noviembre, que conste bien el pequeño dato – el autor de ‘Un pequeño burgués en la Rusia roja’ – libro, por cierto, que la Junta de Burgos hubiera subvencionado con verdadero placer – está haciendo equilibrios en la cuerda floja de la neutralidad. De una neutralidad que casi siempre supone inclinarse del lado faccioso, como ha hecho ahora – después de quince o veinte artículos ambiguos en LA NACIÓN de Buenos Aires – el romántico autor de A. M. D. G. Y que es lo que hará el Sr. Chaves tan pronto como se decida a tomar carrerilla. Lo que está haciendo ahora es un entrenamiento absolutamente tímido. Preparativo para el día de mañana, en efecto. A sabe: el Sr. Chaves Nogales dice ahora – acaba de decirlo, por lo menos en LA DEPECHE de Tolouse – que ‘la guerra toca a su fin en España porque los dos ejércitos están ya agotados’. Mañana – cuestión de días – el Sr. Chaves Nogales dirá muy seriamente que el ejército de Franco es el que tiene razón. Así empezó también el Sr. Baroja. Y el Sr. Pérez de Ayala. Y el Sr. Martínez Ruiz [Azorín]. Así empezaron efectivamente todos los neutrales. Pero – se le ocurre pensar a uno – ¿qué es lo que sucede tan pronto como se pasa la frontera? (Tan pronto como se pasa – inciso que no está de más – con un pasaporte concedido a base de alterar en los cándidos despachos oficiales un antifascismo perfectamente camuflado). Es decir, el Sr. Chaves Nogales, que vivió como director de periódico los días anteriores al 7 de noviembre, ¿se ha olvidado ya de que lo que se está ventilando ahora en España es, por encima de todo una guerra auténtica de independencia? ¿Se ha olvidado ya de los primeros bombardeos de Madrid, siquiera los ataques más fuertes de la aviación extranjera – aquellos de los dos primeros meses de asedio a la villa heroida – lo pillaron refugiado prudentemente en la rambla de Canaletas?

Claro, estos son los inconvenientes de marcharse con demasiada prisa. Si el Sr. Chaves Nogales (D. Manuel) se hubiese quedado aquí a cumplir con su obligación, habría visto que el Ejército popular no puede hallarse agotado, por la sencilla razón de que está, como aquel que dice, acabadito de estrenar. Ahora, por ejemplo, nosotros [el PCE] estamos estrenando disciplina. Y mando único. Y muchas cosas más que el apresurado director de AHORA, puesto a hacer literatura neutral para los lectores de Toulouse, no puede ni sospechar siquiera. Inconvenientes – en efecto – de marcharse del teatro antes de que acabe la función. Siempre hay que esperar el desenlace. A veces el desenlace vale más – mucho más – que el prólogo. Que es, precisamente, lo que está ocurriendo aquí ahora…

Eso sí, cuando la guerra se acabe, ya vendrá el Sr. Chaves Nogales (D. Manuel) a que se le cuente cualquier ‘maestro Juan Martínez’ de los que han estado aquí. Ahora bien: eso tendrá que ser también para los lectores de Toulouse. Lo que es a nosotros el biógrafo de Belmonte no nos engaña más que una vez.

17 Junio 1937

Estampa

ABC DE SEVILLA

(Adicto a la causa de 'los nacionales')

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La revolución de Asturias alumbró dos nombres, repetidos machaconamente por el sectarismo de la Prensa de izquierdas: Javier Bueno y Luis de Sirval. El primero fue el alma de aquella catástrofe. Con su periódico AVANCE, que era un panfleto venenoso, sin otro ideal que el de la destrucción, rellenaba de odios los espíritus bestialmente primitivos de los mineros, y manchaba de viles calumnias la vida clara de los defensores del orden. Sirval fue un poseso, al servicio de las fuerzas destructoras de la sociedad…

Vencido el alzamiento surgió la trágica leyenda del a represión, formidable ariete revolucionario desde los tiempos de Montjuich, en las tierras de España y calladamente, en las sombras, la campaña se hizo desde la Asociación de la Prensa de Madrid, por un grupo de afiliados que ondeaban como bandera aquellos dos nombres de Asturias. Los excitaba y dirigía Manuel Chaves Nogales, subdirector de AHORA.

A partir del 16 de febrero la acometida se tornó en brava y descarada. Chaves Nogales, capitán de los revoltosos, iba todos los días a tomar el santo y seña en los despachos del a Puerta del Sol, y a veces en las estancias de Palacio para sumergirse en la perversa condición de Azaña, y por las noches, bien guardadas sus espaldas, arremetía furiosamente contra las derechas en aquellas memorables sesiones de la Asociación. Alfonso Santamaria – como una roca en el oleaje – resistía y con él los redactores de EL DEBATE, YA, LA ÉPOCA, EL SIGLO FUTURO, INFORMACIONES, ABC… Lo mejor de la profesión en conducta y en competencia.

18 de julio. Los periodistas de izquierda de la Asociación requieren la ayuda de las llamadas milicias de Prensa. Chaves Nogales y sus sicarios se apoderan de la Directiva, nombran presidente a Javier Bueno, abren las arcas caudales, entregan llamándose al reparto el millón del Montepío a los dirigentes marxistas y pisotean la honrosa tradición hogareña de la casa pairal. En el periódico AHORA dirigido entonces por Chaves, el que con mayor saña incita el crimen y al saqueo. Lacayo de Rusia, Chaves comparte la dirección con los descamisados que acuden de la CNT y la FAI en un alarde comunista, y dueño de la Asociación de la Prensa, cuando un solo gesto suyo en una orden, caen asesinados Alfonso Santamaría, José Asenjo, Jaime Maestro, Julián Blanco, Julio Duque, Fernández Cancela, Miralles, Bermúdez Cañete, Campúa, Gandullo… periodistas ilustre unos, humildes otros, pero todos honorables y caballerosos.

Chaves Nogales quiere congraciarse con la España auténtica, en la inminencia de la plenitud del sol triunfal y escribe desde el extranjero – donde está huido rebasado – unos reportajes para condenar y execrar el terror rojo en Madrid. Ese mismo terror del que daban cuenta cínicamente los periódicos rojos, entre ellos AHORA, con gacetillas de este jaez: “Ayer falleció repentinamente el ex general don Leopoldo Saro”, o “ayer dejó esta vida víctima de fulminante enfermedad don Juan Vitorica y Sasuso, el de la valla de la calle de Cedaceros…”.

No. Decididamente, no. Hay mucha sangre en el foso para que se pueda saltar sobre ella con una pirueta que es un sarcasmo, ¡y un ensañamiento más! Para nuestro mártires…