20 junio 2005

El PP lo invitó al congreso para conocer su opinión sobre la homosexualidad e inmediatamente se desentendió de él tras manifestar su opinión

Linchamiento al catedrático Aquilino Polaino por opinar en el Congreso contra el matrimonio homosexual

Hechos

El 20.06.2005 el profesor D. Aquilino Polaino fue llamado a declarar ante la Comisión de Justicia ante la nueva ley que planificaba el Gobierno para modificar la regulación del matrimonio y permitir el matrimonio homosexual.

Lecturas

El 20.06.2005 el profesor D. Aquilino Polaino fue llamado a declarar ante la Comisión de Justicia ante la nueva ley que planificaba el Gobierno para modificar la regulación del matrimonio y permitir el matrimonio homosexual para emitir su valoración. Acudía invitado por el Grupo Popular en el Congreso. Al terminar su intervención el representante del PP le agradeció sus palabras, mientras que los representantes del PSOE y sus socios parlamentarios se las reprocharon por considerar que habían sido ofensivas para la comunidad LGTB por tratar la homosexualidad como una patología que podía ser tratada. Al día siguiente el PP modificó su posición, se desvinculó y condenó las palabras del Sr. Polaino.

En el proceso de aprobación de la ley del matrimonio homosexual se creó una Comisión de Justicia en la que cada grupo parlamentario podía proponer a expertos. El Partido Popular llevó como experto al psiquiatra D. Aquilino Polaino, que explicó por qué, en su opinión, la homosexualidad era una psicopatía que se producía a los niños que tenían un mal referente paterno. Su intervención fue aplaudida inicialmente por el Partido Popular en la boca de su representante en la comisión D. Agustín Conde.

Pero ante la indignación social que en el sector progresista causaron sus palabras que motivaron una catarata de reproches y descalificaciones contra el Sr. Polaino tanto en partidos como PSOE, ERC, Izquierda Unida como en medios como la Cadena SER, El País, La Vanguardia, El Periódico, TVE, Telecinco o Antena 3 TV, llevaron al Partido Popular a través de sus portavoces D. Eduardo Zaplana y Dña. Ana Pastor a desvincularse de las palabras del Sr. Polaino y condenarle públicamente.

EL PP PRIMERO ELOGIO AL Sr. POLAINO…

PARA AL DÍA SIGUIENTE REPUDIARLO.

 La locutora Dña. Cristina López Schlichting y la web HAZTE OÍR fueron de los pocos medios que defendieron el derecho a la libertad de expresión del Sr. Polaino, linchado por la mayoría de medios de comunicación de España que lo pintaron como un nazi.

21 Junio 2005

Polaino, un gol del PP en propia meta

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La comparecencia en el Senado, a petición del PP, del catedrático de Psicopatología Aquilino Polaino originó ayer una polémica letal para el principal partido de la oposición. Polaino aseguró que la homosexualidad «es una patología» y que quienes la sufren son hijos de padres «hostiles, distantes y alcohólicos». Este catedrático es muy conocido por sus teorías más propias de la Edad Media que de la época actual, ya que hace tiempo que la sociedad científica ha dejado de considerar la homosexualidad como una enfermedad. Todos los expertos que comparecieron, con el fin de ilustrar a los senadores que el jueves tendrán que votar el proyecto de ley de los matrimonios gays, rechazaron de plano las teorías de Polaino. El portavoz del PP, Agustín Conde, calificó de «magnífica» su intervención y recordó un estudio sobre las mayores probabilidades de que los niños que viven con parejas homoparentales sean violados. La dirección del PP ha venido quejándose de que los socialistas han manipulado su respaldo y asistencia a la manifestación contra los matrimonios gays, argumentando que este partido no tiene nada en contra de los homosexuales. La comparecencia de Polaino, solicitada y alabada por el portavoz del PP, ha sido un gol en propia meta. Alguien ha cometido un error garrafal que ya está siendo utilizado convenientemente para situar al PP en posiciones homófobas. Que era, precisamente, lo que estaban esperando sus adversarios.

22 Junio 2005

La ciencia en vano

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Convocar al Senado como voz autorizada a alguien que considera la homosexualidad una patología causada por tener un padre hostil, violento, alcohólico y distante y una madre sobreprotectora y fría, no sólo siembra confusión y desvirtúa el debate suscitado por el proyecto de ley que regula los matrimonios entre homosexuales, sino que atenta contra la dignidad de las personas y contribuye a estigmatizar a un colectivo que es parte importante de nuestra sociedad.

Numerosos dirigentes del PP se desmarcaron ayer de lo manifestado la víspera por el catedrático Aquilino Polaino, cuya comparecencia había sido elogiada la víspera por el portavoz del PP en la comisión del Senado. Quienes tuvieron la idea de convocarle han degradado el debate parlamentario con teorías peregrinas, sin base científica y cargadas de subjetividad. Los españoles se merecen un poco más de respeto por parte de sus representantes parlamentarios en la defensa de sus posiciones.

Las diferencias que enfrentan a los partidos ante el matrimonio homosexual son de naturaleza ideológica y cultural. El PP ha pretendido arropar con vestimentas seudocientíficas lo que sólo son posicionamientos de orden religioso o moral. Con demasiada frecuencia se apela a la ciencia en vano. Se pretende que la ciencia diga lo que no dice, lo cual es indicativo de su falta de argumentos.

Muchas personas favorables al matrimonio homosexual tienen dudas acerca de que las parejas de gays y lesbianas puedan también adoptar. Y sostienen que los estudios empíricos que se invocan adolecen del mismo defecto: la muestra en la que se basan es demasiado reducida para extraer conclusiones concluyentes. Son dudas respetables, pero que no se van a disipar con burdas manipulaciones disfrazadas de ciencia positiva. No se ha demostrado que los menores que conviven con gays y lesbianas sufran daños en su desarrollo psicológico. Tampoco hay estudios concluyentes que permitan poner en duda que la opción sexual de cada individuo es independiente de la de sus padres. Y hace ya 15 años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sacó a la homosexualidad de su catálogo de enfermedades. De modo que si alguien está en contra del matrimonio homosexual, que lo defienda basándose en sus creencias y valores, pero que no apele a la ciencia, porque es un argumento falso.

22 Junio 2005

Agustín Conde tiene que dimitir como portavoz

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Destacados dirigentes del PP se vieron obligados a salir ayer en tromba para descalificar la teoría de Aquilino Polaino según la cual los gays son enfermos e hijos de padres alcohólicos.Algunos de ellos usaron gruesos calificativos para referirse al catedrático y rechazaron de plano que el PP comparta sus palabras.El portavoz del Grupo Popular en el Senado, Pío García Escudero, llegó a pedir «perdón» en nombre de su partido por estas declaraciones.Recordemos que la comparecencia de Polaino había sido solicitada en la Comisión de Justicia del Senado por el Grupo Popular. El grave error cometido por este partido al solicitar la presencia de un catedrático suficientemente conocido por sus posiciones reaccionarias hacía, desde luego, imprescindible que la dirección del PP saliera al paso de sus declaraciones. Sin embargo, el daño de imagen que esta equivocación ha producido a los populares es muy grande, por lo que Agustín Conde, el causante del desaguisado, debe asumir la responsabilidad política en la que ha incurrido.El senador se desdijo ayer de su intervención del lunes en la Comisión, cuando calificó de «magnífica» la intervención de Polaino.Conde tiene que dimitir como portavoz de Justicia del PP en el Senado. No sólo por llamar a este experto, sino también por alabar sus teorías y, finalmente, por no ser capaz de mantener las palabras que figuran en el Diario de Sesiones.

23 Junio 2005

Mendacidades

Eduardo Haro Tecglen

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Hay razones de señalar al Partido Popular como creador de la extravagancia en la política de hoy. El pequeño y feroz acto de llevar un testigo científico al Senado contra los homosexuales para inmediatamente desligarse de él porque dice cosas demasiado brutales, esa respiración de la manifestación de los curas que todavía no se sabe para qué fue, está enrareciendo el sentido común y la supuesta buena fe. El tema de los vascos está creando otras perturbaciones en la atmósfera mental. La justicia toma decisiones legales, y la arrastra: no se puede decidir nada a favor de los condenados, porque se les hace sospechosos: de miedo, de prevaricación, de algo ilegal. Las leyes que se aplican eran ya de Franco, que poco amaba a los nacionalistas y a los rojos, pero que venían de una línea garantista anterior a la República: y el que ha redimido su pena en 18 años sale a la calle. El furor no es sólo de la derecha, ni de las víctimas del terrorismo, que creen en su derecho de intervenir en la justicia y en la política, sino de escritores, periodistas y habladores de los que constituyen un lobby vasco, un cuerpo de presión frente a Zapatero. Son muchos, muy fuertes y muy equívocos. Velívolos. Puede ser que sea un frente contra el PSOE, aislado y duro, que teme que si consigue la paz sin desastre nuevo en el País Vasco habrá triunfado sobre el pasado y, por lo tanto, sobre el futuro, que puede ser suyo. Extravagante el país gallego, sobre unos votos de lejos y por un personal que a veces ni siquiera conoce el país votado ni a sus protagonistas, pero que tienen el canto real de los emigrantes que dejan su patria querida -que los expulsó por hambre-, que llegan a Buenos Aires tocando el acordeón en tercera y que, años después, hacen que sus hijos voten a Fraga.

Vivimos en un balancín de informaciones y deformaciones; lo que sabemos puede no ser verdad. ETA ofrece una tregua: no matará políticos electos. Esta selección es horrorosa: pero es un peldaño. El PP quiere que el Congreso la rechace en bloque, pero la mayoría prefiere no definirse, y el lenguaje es que «¡Qué más quisiera ETA que el Parlamento hiciera declaraciones sobre sus comunicados!». Así el Gobierno es más duro que el PP; pero más blando al mismo tiempo. No niega la tregua, pero no la contesta. El castellano es rico (aunque desgraciado).

23 Junio 2005

Aquilino

Maruja Torres

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¡Aquilino Polaino! Dentro de unas décadas se estudiará por doquier la Tesis Aquilino, quizá también llamada La Cuadratura del Culo de Polaino. Este caballero ha irrumpido en nuestras vidas para llenar el vacío que sin duda siente el PP por hallarse el ilustre doctor Botella Llusiá en lamentable estado de defunción. Botella Llusiá, tío de doña Ana y científico de profundas convicciones morales en materia de ginecología, recomendaba el uso del condón agujereado a los matrimonios que desearan controlar la reproducción: al pinchar la gomita con un alfiler le dabas una chance a Dios, y por eso acababas teniendo los hijos que el Señor te mandaba, y formabas una Familia de esas que hoy defendemos hasta el punto de que yo misma no me atrevo a cambiarme a pastas El Pavo, no sea que me den dos hostias en las respectivas mejillas que aún no he puesto.

De todos los extremos aducidos por el Dr. Aquilinenstein, hay uno que me atrae especialmente pero que ha quedado a oscuras por completo. Tras explicar el hombre, muy resuelto, los antecedentes que incurren en la aberración gay (es decir, poniendo a parir a sus padres y a sus madres: ¡a Familias casadas como Dios manda!), quiso, benévolamente, apuntar una esperanza para que unos y otras, hombres y mujeres invertidos (por usar un término caro al tiranosauriño gallegus), encuentren una salida de Sodoma y otra de Gomorra.

Dijo Herr Polaino que «se les puede ayudar con terapia reparativa». Vino a mi mente aquella secuencia de La naranja mecánica en la que al protagonista se le pasaban imágenes de violencia, aplicándosele simultáneamente corrientes, electroshocks y otros métodos indicados para el desaliento.

Y yo me pregunto: ¿cuál es esa terapia reparativa a la que se refiere el Profesor Aquilino? Se me ocurre que puede consistir en mostrar películas de Brad Pitt (a ellos) y de Angelina Jolie (a ellas), al tiempo que se les tortura con: a) cualquier discurso de Acebes; b) imágenes de la Boda de la Familia en El Escorial; o c) la grabación de la retransmisión de la mani del 18-6 realizada por Telemadrid, obligándoles a escuchar íntegramente los comentarios del piadoso locutor.

Me encanta este punto IV Reich que estamos adquiriendo.

24 Junio 2005

Caza de brujas

Cristina López Schlichting

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¡Qué fácil me resultaría hoy ser popular! Bastaría con añadir un insulto contra el catedrático de psicopatología Aquilino Polaino, convertido en símbolo de la reacción, la intolerancia y la estupidez. También podría callarme, o incluso utilizar una salida que ya se usó cuando Rocco Butiglione fue imputado como comisario europeo: «Ay, Aquilino, Aquilino, eres majo, pero esta vez te has pasado». Me niego. Estoy horrorizada, estupefacta y absorta con la súbita alianza de derecha y izquierda contra una eminencia del mundo científico, con títulos de las universidades alemanas de Colonia y Heildelberg y de las instituciones académicas americanas de Georgtown y Los Ángeles. Expresar las conclusiones de sus estudios le ha costado a Polaino que la Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales solicite del Colegio de Médicos su expulsión, y que su correo electrónico esté lleno de insultos y de amenazas de muerte. Si Polaino trata habitualmente a gays y lesbianas que intentan huir de la homosexualidad y ha conseguido cambiar la orientación sexual de un 30% y hacerles felices con ello ¿por qué no va a decirlo? Muchos otros psiquiatras del mundo hacen lo mismo, en Alemania, en Holanda, en EEUU. Ocurre sencillamente que ha osado desafiar los presupuestos del lobby gay y lo está pagando.

Lo más dramático es que lo ha hecho en el Senado y a instancias del PP que, después de haber alabado su magistral exposición, lo han dejado tirado: tiempo les ha faltado a Zaplana, Gallardón, Aguirre, Acebes o [Agustín] Conde. Es interesante y amedrentador este general rasgarse las vestiduras cuando algo desafía la mentalidad obligatoria. Me ha recordado un texto de Ángel Herrera Oria que analizaba, ya en 1934, las siguientes palabras de Hitler, «Queremos restablecer la unidad de espíritu y de voluntad de la nación alemana. Sólo la constitución de una verdadera unidad nacional que se eleve por encima de los intereses de posiciones, castas y clases, podrá a la larga evitar estos extravíos del espíritu humano». Como explica preocupado Herrera Oria: «Hitler no quiere decir unidad aduanera, militar o política. Alude a la unidad intelectual, moral, espiritual. Se penetra en el mundo de las almas. Se aspira a que el Estado ordené por sí mismo la vida moral y religiosa de la nueva Alemania». La puesta en práctica de este ideal fue encargada a Alfred Rosenberg que, en su libro «El mito del siglo XX», verdadero evangelio de las juventudes nacionalsocialistas, estimaba: «Estamos al principio de una época en la cual la Historia del mundo será escrita de nuevo. La nota característica de nuestro tiempo es el repudio de los absoluto ilimitado (…) durante un tiempo, la cristianización del mundo persiguió precisamente salvar al mundo con la vuelta a los principios cristianos. Pero no es posible despertar una fe que hace ya tiempo murió en las almas (…) la tarea de nuestro siglo es ésta: crear un nuevo mito de vida, un nuevo tipo de alma». Cincuenta años después yo no pienso  colaborar en la creación de una nueva dictadura del pensamiento.

Prefiero que me escupan, como a Polaino y a Butiglione, y que pidan mi expulsión de la Asociación de Periodistas.

El Análisis

OPINIONES ILEGALES

JF Lamata

¿Puede una opinión ser ‘ilegal’? A efectos mediáticos siempre, a efectos reales, legales y penales, quizá en aquel momento aún no, puesto que aún no se había regulado el llamado ‘delito de odio’, pero décadas después, cuando se aprobara este, se habría el delicado debate de quien juzga a partir de qué momento un criterio o una opinión puede interpretarse como ‘delito de odio’.

Al profesor D. Aquilino Polaino se le invitó al Congreso de los Diputados para que opinara sobre la homosexualidad y luego los políticos y los empresarios lincharon su imagen precisamente por eso: por opinar. El Sr. Polaino, practicante de la religión cristiana, consideraba la homosexualidad una patología que podía ser tratada. Y el tema gay la decisión político mediática es que este tipo de posicionamiento no debía ser rebatido, sino que debería reaccionarse con escándalo ante esta opinión para transmitir que se trataba de una ‘opinión ilegal’, ante la cuál sólo cabía el repudio social. De manera que el caso Polaino sirvió para mandar un mensaje de que tipo de opiniones a partir del año 2005 ya no serían aceptables en España. Y, una década después, las terapias de conversión de homosexualidad a heterosexualidad como aquellas en las que había trabajado el Sr. Polaino, también habían sido ilegalizadas.

Si el ‘delito de odio’ puede ser discutible, el ‘oportunismo’, en este caso del PP, parece más objetivo. ¿Cómo si no puede clasificarse que se invite a un profesor, al acabar su intervención se le elogie y, al día siguiente, ante las reacciones mediáticas, se le vapulee?

J. F. Lamata