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27 octubre 1977
En el Debate sobre los Pactos de la Moncloa
López Rodó recuerda a Fuentes Quintana sus elogios a la dictadura y Felipe González cuestiona el éxito del ‘Plan del Desarrollo’
Hechos
Debate parlamentario del 27 de octubre de 1977.
Lecturas
En la sesión del 27 de octubre de 1977 se debatían los llamados Pactos de la Moncloa.
El ministro de Economía del Gobierno de UCD, D. Enrique Fuentes Quintana, responsabilizó de gran parte de la crisis económica a la etapa del Plan de Desarrollo de la dictadura franquista. Esta situación llevó a que D. Laureano López Rodó, ministro de la dictadura en esa etapa y diputado de Alianza Popular tomara la palabra para recordar al Sr. Fuentes Quintana que él había elogiado la política económica de la dictadura.
Fuentes Quintana – “Los males que la Economía son un desarrollo”.
Laureano López Rodó – “El decenio anterior marca el apogeo del desarrollo español dentro de una razonable estabilidad. No voy a ser yo quien juzgue ese periodo durante el cual me correspondió la responsabilidad de la planificación socioeconómica, el juicio se vería empañado de un subjetivismo. Estimo pertinente y objetivo remitirme a los informes de la OCDE sobre la economía española y aducir el juicio global que con poder de síntesis emitió mi querido y admirado amigo el profesor Fuentes Quintana en diciembre de 1975. Dice así: “los años sesenta se van convirtiendo cada vez más, no ya en la década del desarrollo, sino en nuestra dorada década económica en la que el país cambió su destino. Una década cada vez más añorada”. Hasta aquí la cita”.
En el debate también intervino el líder y diputado del PSOE D. Felipe González, para replicar al Sr. López Rodó y cuestionar la etapa del Plan del Desarrollo.
Felipe González – “Alguno ha recordado que ha habido una época dorada, del llamado milagro español. Yo de ese milagro pongo por testigo a más de un millón de españoles que hicieron posible el milagro yéndose a Europa y mandando las reservas de divisas o mandando los fondos de sus ahorros a este país para compensar la balanza de pagos. Y tal vez no sería excesivo decir que nuestro milagro era en gran medida el resultado de recoger las migajas de la prosperidad europea, recogiendo al turismo barato de una Europa que sí se desarrollaba. (…) El famoso milagro obligó a emigrar a un porcentaje considerable de mi región. Ni acepto que se le considere ni milagro, ni desarrollo. “Crecimiento” y desordenado. Y en esa política económica dependiente de la prosperidad de otros países.
El Análisis
DERECHO A DEFENDERSE
El 27 de octubre de 1977, durante una sesión del Congreso de los Diputados, el vicepresidente económico Enrique Fuentes Quintana (UCD) se enfrentó a un interrogatorio incisivo del diputado de Alianza Popular (AP) Laureano López Rodó, exministro franquista, en un debate sobre la política económica que desenterró las sombras del pasado. López Rodó, con su habitual erudición tecnocrática, recordó los elogios de Fuentes Quintana al régimen de Franco durante los años 60, cuando este último defendía los Planes de Desarrollo como un “milagro económico” que había sacado a España de la autarquía. “Usted mismo, señor Fuentes, en 1964 escribió que el franquismo había logrado una prosperidad sin precedentes,” le espetó López Rodó, cuestionando la coherencia de un gobierno que ahora criticaba el legado del dictador. Fuentes Quintana, con la serenidad de un economista, replicó defendiendo la continuidad de las políticas de desarrollo, pero admitiendo que el franquismo había sido un “instrumento imperfecto” para la modernización, en un intento por desmarcarse del autoritarismo sin negar los logros económicos. Esta réplica, aunque medida, no evitó que López Rodó pintara a la UCD de Suárez como una amalgama de oportunistas que renegaban de su origen para congraciarse con la democracia.
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La intervención de Felipe González (PSOE), que tomó la palabra para cuestionar el “éxito” del Plan de Desarrollo, elevó el debate a una crítica estructural. González, con su retórica afilada, argumentó que el “milagro” franquista había sido un espejismo: “El desarrollo benefició a unos pocos, mientras el 20% de la población vivía en la pobreza rural y la emigración masiva a Europa era la válvula de escape,” señaló, recordando que los Planes de Desarrollo, impulsados por López Rodó como comisario del Plan (1962-1968), habían dejado una economía dependiente del petróleo y vulnerable a la crisis de 1973. González defendió que el PSOE proponía un modelo socialdemócrata, con redistribución y derechos laborales, en contraste con el “capitalismo salvaje” del franquismo que López Rodó y Fuentes Quintana habían servido. Esta triangulación—el tecnócrata reformista (Fuentes), el franquista nostálgico (López Rodó) y el socialista visionario (González)—refleja las tensiones de una Transición donde el pasado económico se convertía en arma política, con AP intentando reivindicar el “milagro” para legitimarse, y el PSOE y UCD distanciándose de él para abrazar la democracia.
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El debate, más allá de las cifras—el PIB creció un 7% anual en los 60, pero el paro alcanzó el 5% en 1977—, pone de manifiesto la división en la derecha entre quienes querían ignorar el pasado como si nunca hubiera existido o quienes quisieran reivindicarlo. En ese momento López Rodó podría aparecer como un nostálgico aferrado a su pasado, pero en la historia también quedar su dignidad en la defensa de su propio legado frente a los transformistas. Despotricar del franquismo sería algo habitual en democracia, la originalidad de aquella legislatura constituyente (1977-1979) en que por primera y última vez habría diputados dispuestos a replicar..