16 mayo 1979

Los diarios EL PAÍS y EL ALCÁZAR polemizan por el número de asistentes a la manifestación del ‘Día de la Patria’ de Fuerza Nueva

Hechos

  • El 16 de mayo 1979 se publicó el editorial ‘Pero ¿hubo alguna vez un millón de fascistas?’ en el diario EL PAÍS.
  • El 17 de mayo 1979 se publicó el editorial EL PAÍS fuera de cuentas’ en el diario EL ALCÁZAR.

16 Mayo 1979

Pero ¿hubo alguna vez un millón de fascistas?

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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DE ENTRE Ios muchos asuntos -subalternos objeto de desmesuradas polémicas, uno reciente, y que nos atañe, es el del número de manifestantes en Madrid en el « Día de la patria española», celebrado el viernes 11 en Madrid por convocatoria de Fuerza Nueva y otras organizaciones derechistas. Desde los portavoces de los partidos convocantes se ha arremetido contra la cifra de 20.000 manifestantes publicada por EL PAIS. Con mayor o menor beligerancia, otras muchas personas se han dirigido a este periódico inquiriendo la razón de la disparidad entre las cifras dadas al lector por este periódico y las facilitadas por los organizadores de la manifestación, Gobierno Civil de Madrid, Policía Nacional y Policía Municipal (más de un millón de personas los primeros y un cuarto de millón las tres últimas entidades).Se nos antoja que, si alguien tiene que explicar sus números, serán los responsables de la manifestación o los organismos públicos que saldaron sus cuentas con 250.000 asistentes. Pasando por alto la boutade, comprensible desde el punto de vista de la propaganda política, del más de un millón de manifestantes, ¿alguien ha reparado en lo que hubieran supuesto 250.000 personas encajonadas en la calle de Alcalá?

Fuerza Nueva no ha explicado de dónde extrae ese más de un millón de manifestantes, ni el Gobierno Civil ni las autoridades policiales han dado cuenta pública de sus cómputos. EL PAIS, en cambio, explicó con detalle sus cálculos. No nos duelen prendas en repetir la explicación por extenso: dos redactores de este periódico, situados en un balcón de la calle de Alcalá, contaron por separado el número de manifestantes que abrían frontalmente y cerraban por un lateral cada bloque de la manifestación. Cada segmento de cifras se redondeaba por elevación. La cuenta resultaba fácil al tratarse de una manifestación -como todas las pacíficas- seccionada en varios bloques y lenta. Así se contabilizaron 20.000 personas asistentes, con el añadido -del que dimos cuenta- de 5.000 a 6.000 personas estacionadas en las aceras y que en rigor no todas podían ser tenidas por manifestantes.

Este método de cuantificar manifestaciones puede ser reputado de malo o de bueno, pero es un método. Y no puede ser tildado de malevolente. En cambio, cubicar una manifestación desde su cabeza a su final en función de la anchura de la calle en que se realiza (¿con aceras o sin ellas?) e ignorando los obligados espacios vacíos en toda manifestación segmentada es un cálculo que nada tiene que ver con la realidad.

Lo que ocurre, a la postre, es que se ha querido dar una «segunda lectura», política, a lo que sólo era una información, y algunos han supuesto que a EL PAIS le complacía resaltar una cifra baja de asistentes a la manifestación de Blas Piñar y sus correligionarios. Están en un error. Que la extrema derecha española convoque en Madrid a 20.000 personas nos parece todo un éxito, por el que desde estas páginas, y al filo de tan trivial polémica felicitamos efusivamente a don Blas y a sus amigos políticos. Pero, a la hora de exigir cuentas a los demás, antes hay que especificar y aclarar las propias. Porque si Jardiel Poncela se preguntaba antaño si hubo alguna vez 11.000 vírgenes, cabría ahora preguntarse si hubo alguna vez más de un millón de fascistas.

17 Mayo 1979

EL PAÍS FUERA DE CUENTAS

Antonio Izquierdo

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Sin ánimo de establecer polémicas y con el solo deseo informativo de precisar la escasa o nula objetividad de EL PAÍS nos permitimos subrayar algunas de las contradicciones del citado diario respecto a su proverbial y solvente forma de calcular multitudes.

EL PAÍS, en su editorial del 16 de mayo, se pregunta, con gran inquietud y y como ante un imposible: “¿Alguien ha reparado en lo que hubieran supuesto doscientas cincuenta mil personas encajonadas en la calle de Alcalá?”.

Si EL PAÍS se hubiera tomado la molestia de leer su propio periódico no se habría formulado la pregunta tan angustiosamente, porque, exactamente, el día 7 de octubre de 1977, y con motivo de la manifestación organizada por las centrales sindicales para protestar de la carestía de la vida, el paro y de otras cosas, EL PAÍs encajonó en un trayecto semejante (desde Alcalá a la altura de O´Donell hasta Ventas) literalmente ‘más de medio millón de personas’. Por otra parte, y para esa misma manifestación, publicó la cifra de 800.000 personas ofrecida por los organizaciones sin oponerle objeción alguna.

El comportamiento de EL PAÍS en materia de manifestaciones no se puede decir que sea muy homogéneo. Así, por ejemplo y a propósito del traslado de los restos de Largo Caballero (8 de abril de 1978, entre la plaza de Las Ventas y el cementerio civil), publicó las siguientes cifras: 500.000 dadas por los organizadores, 130.000 por el Gobierno Civil y 400.000 por la Policía Municipal, sin entrar en ningún género de debate.

Más curioso fue el comportamiento de este periódico respecto a la manifestación del 1º de mayo de 1978, que discurrió entre la glorieta de Luca de Tena y la Puerta de Alcalá. El día anterior anunció que asistirían un millón de personas; luego, el Gobierno Civil y la Policía Municipal dieron cuenta de una asistencia de 170.000, en tanto que los organizadores la fijaron en 900.000 sin que EL PAÍS, que la publicó, se preocupase de poner en cuarentena aquella cifra que fue revisada minuciosamente por EL ALCÁZAR.

Aquella tolerancia con las cifras ajenas se quiebra – ¡qué casualidad! – con motivo de la manifestación contra el terrorismo y sus cómplices organizada por Fuerza Nueva, Falange Española y otras entidades el 3 de noviembre de 1978, a lo largo de la calle de Alcalá desde Núñes de Balboa hasta la plaza de Roma, para esta manifestación, calculada por la Policía Municipal en 300.000 asistentes. EL PAÍS establece un cálculo por metro cuadrado para reducir la concurrencia a sesenta mil personas.

Pocos días más tarde, el 10 de noviembre y respecto a la manifestación de las centrales sindicales contra el terrorismo, y que no constituyó precisamente un éxito, al decir de observadores objetivos. EL PAÍS volvió a aplicar su cálculo por metro cuadrado para llegar a una cifra de doscientas mil personas, si bien la acompañaba de la de los organizadores (500.000 a 700.000) sin establecer ninguna objeción.

No debieron andar excesivamente bien los cálculos en la manifestación del 1º de mayo del presente año, ya que EL PAÍS, tan atento a los cálculos en anteriores ocasiones despachó el asunto con un ambiguo “centenares de miles”.

Así llegamos a la manifestación del 11 de mayo, Día de la Patria Española, en que, para reducir la concurriencia a 20.000 personas no sólo se aplica el viejo método de los metros cuadrados, sino la teoría de los espacios vacíos en toda ‘manifestación segmentada’, teoría que aparece por vez primera, ya que todas las anteriores tuvieron el privilegio, al parecer, de no ser manifestaciones segmentadas y de carecer de espacios vacíos.