14 noviembre 2012

Segunda Huelga General de los sindicatos UGT y CCOO contra los recortes del Gobierno Rajoy en el mismo año

Hechos

  • El 14.11.2012 los sindicatos Unión General de los Trabajadores y Comisiones Obreras convocaron una Huelga General de 24 horas en protesta al Gobierno Rajoy.

Lecturas

‘LA SEXTA NOTICIAS’ CONTRA HERMANN TERTSCH (TELEMADRID) Y JIMÉNEZ LOSANTOS (ESRADIO)

26 Septiembre 2012

La chusma

Alfonso Ussía

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Cuatro mil personas, que en las urnas no sacarían ni la octava parte de un concejal, han intentado eliminar la soberanía de veinte millones de votos. Banderas republicanas, rojas, autonómicas y alguna de Islandia, esa nación tan sosegada y contraria a la violencia. Ninguna pancarta con el mensaje «¡Queremos trabajar!». La chusma de siempre con algunos ingenuos biempensantes entre la turba. Diputados comunistas se han unido a los manifestantes. Han pedido a gritos que se vayan ellos mismos. A ver si se hacen un poco de caso. Por ahí, Bildu. Lo ha dicho la SER: «La Policía carga duramente contra los manifestantes». Nuestras Fuerzas de Seguridad están obligadas a aprender de las fuerzas policiales de Cuba, Venezuela o Corea del Norte, que cargan «dulce y suavemente» cuando son atacadas. Ante el templo de la soberanía nacional, objetos contundentes y botellas enviados educadamente contra los policías. En Neptuno, 256 kilogramos de piedras. Dirán que las Fuerzas de Seguridad han arremetido violentamente contra los inocentes objetos que volaban hacia ellos como encantadoras palomas de la paz.
No entiendo una manifestación tan radical en estos tiempos difíciles. Cuando el anterior Gobierno, el socialista, pasó de tener dos a cinco millones de parados, esta gente no se movilizó contra nadie. Los sindicatos son corresponsables del desastre y la mentira, y nadie los señala. Es más, ahí estuvieron, entre el gentío, como si la cosa no fuera con ellos. Llamazares exigiendo su dimisión. Tampoco se hará caso. Mañana ocupará de nuevo su escaño, en nombre de su nuevo partido. Legalmente, por supuesto. Cuando las izquierdas se echan a la calle para protestar, la violencia es «pacifista y heroica» si de los manifestantes proviene, y la respuesta policial «fascista y desproporcionada». Se les llena la boca exigiendo «libertades», así en plural, porque odian la singularidad grandiosa de la Libertad, con mayúscula.
Todo estaba perfectamente orquestado, programado y probablemente subvencionado.Tres millones de madrileños pasaron del berrinche. Veinte millones de votos deslegitiman la reunión del chusmerío. La izquierda es así. Silencio cuando gobiernan los suyos o allegados, silencio cuando arruinan una economía los suyos o allegados, silencio cuando roban los suyos o allegados, y gresca cuando gobiernan con una mayoría absoluta nacida de la voluntad popular
los malvados «fascistas». He recordado el pensamiento de Winston Churchill, que no era un mindundi analfabeto como muchos de los que se han dejado engañar por los manipuladores en su intento de violentar el Estado de Derecho: «Los antifascistas de hoy serán los fascistas de mañana». Para Churchill, ese mañana es nuestro hoy.
Más de sesenta heridos, entre ellos 27 policías. Dirán que no iban preparados para ejercer el desahogo de la violencia. Pacifistas ellos. ¿Y esto por qué? ¿Y para qué? ¿Y por qué no antes? ¿Cómo pueden tener tanto rostro Cayo Lara, Llamazares, los sindicalistas, los de Bildu importados, para clamar contra el sistema, si ellos son parte y cáncer del sistema mismo?
«La Policía cargó duramente contra los indefensos manifestantes». Tan duramente, que la mitad de los heridos son de los suyos. Y por responder a las agresiones. Duramente, duramente, duramente.

15 Noviembre 2012

La huelga con el menor seguimiento de la Democracia

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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ERA bastante claro por el precedente de la huelga de marzo que la movilización no iba a ser general. Pero el deterioro de la economía, la existencia de 600.000 parados más y el descontento con el Gobierno creaban unas condiciones idóneas para que los sindicatos lograran un mayor seguimiento que hace ocho meses.

No fue así. UGT y CCOO volvieron a pinchar en la novena huelga general de la Democracia, que ha sido la que ha movilizado a menos trabajadores, según reconocen los propios sindicatos, que cuantifican en 1,2 millones la disminución del número de huelguistas respecto al paro de marzo. Así lo confirman también las cifras de consumo eléctrico, que cayó solamente un 11,8%, tres puntos menos que en marzo pasado. Por ello, no es exagerado concluir que los sindicatos han ido de un fracaso muy notable a otro mayor, que supera todo lo visto hasta la fecha.

Como sucedió tambien en la convocatoria anterior, la huelga fue seguida masivamente en la gran industria, pero fracasó en el pequeño comercio, los servicios, los trabajadores de cuello blanco y las Administraciones Públicas. No deja de resultar significativa la detención de 142 personas, lo que corrobora que los sindicatos no renuncian a ejercer la coacción a través de piquetes u otros medios. El Gobierno debería legislar de una vez para tipificar como delito estas actuaciones que humillan y amedrentan a los ciudadanos y ponen en peligro su integridad física.

Como hemos dicho en más de una ocasión, las huelgas generales no solucionan los problemas, pero la aseveración es todavía más cierta respecto a los paros de ayer, que tenían una motivación política. Los sindicatos proponían una absurda consulta sobre los recortes, como si a alguien le gustara que le congelen el sueldo o se reduzca el gasto sanitario.

La jornada no va a servir para cambiar las políticas del Gobierno, al que el comisario Olli Rehn apoyó ayer, pero sí va causar más daño a la imagen de España en el exterior, ya que los dos únicos países europeos en los que se llevó a cabo ayer una huelga general fueron el nuestro y el rescatado Portugal.

UGT y CCOO no deberían haber recurrido al recurso extremo de la huelga, teniendo la posibilidad de manifestarse. De hecho, mucha gente asistió anoche a sus convocatorias. Pero los ciudadanos están cansados de huelgas políticas que sólo contribuyen a acrecentar el ya enorme descrédito de los sindicatos, ganado a pulso con la existencia de miles de liberados que no trabajan, con su falta de transparencia en sus mecanismos de financiación, con su presencia en los consejos de las cajas y con sus estructuras endogámicas que perpetuan sus privilegios.

Tampoco sale bien parado el PSOE, que ha vuelto a repetir el mismo error que en 2002 cuando Zapatero apoyó la huelga general contra Aznar. Entonces había al menos un motivo concreto, que era el rechazo de la movilidad laboral, pero ahora el PSOE se ha sumado a una acción que sólo pretendía debilitar a Rajoy.

No sería bueno que los sindicatos se convirtieran en una fuerza marginal, pero llevan camino de ello. Si no cambian de actitud, pueden quedarse solos en unas protestas que ya no sirven para nada.