19 noviembre 2019

Cruce de reproches entre el 'retornado' y el 'defenestrado'

Luis Enrique vuelve a la Selección enfrentado a su sustitudo Robert Moreno: «Ha sido ambicioso y desleal»

Hechos

  • El 19 de noviembre de 2019 el presidente de la federación española de fútbol D. Luis Rubiales Béjar, anuncia que D. Luis Enrique Martínez García vuelve a ser el Seleccionador sustituyendo a D. Robert Moreno González.

Lecturas

El 19 de noviembre de 2019 el presidente de la federación española de fútbol D. Luis Rubiales Béjar, anuncia que D. Luis Enrique Martínez García vuelve a ser el Seleccionador sustituyendo a D. Robert Moreno González, que tan sólo 48 horas antes había afirmado que ante los últimos buenos resultados de la selección española confiaba en poder continuar. Además, D. Luis Enrique anuncia que no cuenta con el Sr. Moreno para su equipo.

D. Robert Moreno González no oculta su malestar por que la Federación haya prescindido de él, no sólo como seleccionador, sino también como miembro del equipo. Fue el pasado 26 de marzo de 2019 cuando por motivos familiares (la enfermedad de su hijo), D. Luis Enrique Martínez García abandonó su puesto en la selección y D. Robert Moreno González asumió el cargo en su lugar.

En su rueda de prensa de regreso a su puesto de seleccionador del día 19 D. Luis Enrique reprocha a D. Rober Moreno su ‘ambición desmedida’ por querer aferrarse al puesto. “Lo venía a venir, para mí es desleal”.

El 27 de noviembre de 2019 D. Robert Moreno dio una rueda de prensa con reproches tanto al Sr. Rubiales Béjar como a D. Luis Enrique Martínez García, considerando que no merecía ser llamado ni desleal, ni ambicioso.

19 Noviembre 2019

Cambio de timón en la selección

Roberto Gómez

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Ourrió durante el sorteo de la Supercopa de España, en el Salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Se escuchó «puede haber cambio en el banquillo». Todo apuntaba a que Luis Enrique volvería a ser seleccionador español.

Con buen criterio y con información Rubiales y Molina, presidente y director deportivo de la RFEF, respectivamente, llevaban tiempo buscando una salida para Robert Moreno y la llegada nuevamente del técnico asturiano, el preferido por ambos para ocupar el banquillo de la Selección. Se habían dado cuenta de que a Robert Moreno le venía bastante grande el banquillo de España.

Robert Moreno es un técnico con información, con mucho conocimiento. Había llegado con mucha ilusión al banquillo de la Selección pero tenía una sombra importante, le faltaba una experiencia.

Las dudas de Rubiales ante los periodistas hacían presagiar que el cambio era inminente. La salida de tono de Robert Moreno dándose un 10 a su labor fue la puntilla. El comentario unánime fue que «se ha acabado» su etapa.

Lo que ha estado muy mal han sido las formas y la chapuza que ha cometido la Federación que preside Rubiales. Cinco seleccionadores en 16 meses, los mismos que Villar en 24 años. Y que diferencia en los resultados.

No ha habido señorío, ni elegancia y se le ha faltado el respeto a Robert Moreno. No se merecía esta salida, Pero lo justo, lo lógico, lo razonable y, seguramente, lo mejor para la selección española es contar con un técnico con mayor experiencia. Gracias Robert, suerte Lucho.

20 Noviembre 2020

Rubiales empuja a Luis Enrique a la incomodidad

Santiago Segurola

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Exito que no se festeja es malo para el fútbol y lamentable como mensaje. La Federación Española impidió con su torpeza, escapismo, medias verdades, pábulo a la rumorología y falta de clase que las victorias de la selección sobre Malta y Rumanía (12-0 en la suma de partidos) se celebraran como merecían los jugadores, el seleccionador y los aficionados. Saber perder es difícil, pero saber ganar parece más complicado todavía en la Federación.

La Selección respondió con goles, energía y buen juego a la innecesaria situación que el presidente Luis Rubiales y José Francisco Molina, director deportivo de la FEF, promovieron el viernes, antes del enfrentamiento con Malta. La prensa detectó inmediatamente la salida de Robert Moreno como seleccionador y el regreso de Luis Enrique al cargo, no sin contradicciones y alguna falsedad de los dirigentes. Molina quedó ayer en evidencia ante las preguntas de Javier Hérraez, el excelente periodista de la Cadena SER.

No ha existido ni discreción, ni elegancia, en este caso. Todo el mundo comprendería y se habría felicitado por el regreso de Luis Enrique, pero Robert Moreno merecía el reconocimiento de sus patrones. Se hizo cargo del equipo en un momento traumático y ha logrado la clasificación sin derrotas y varios partidos magníficos. Robert Moreno se había ganado el derecho a disfrutar del éxito y no el cicatero «ya puede volar solo» que le dedicó Rubiales después del partido con Rumanía. Moreno ya había volado solo y muy alto con la Selección.

Por imperfecta que se haya convertido la relación entre Moreno y Luis Enrique, era una situación fácil de resolver: honrar al joven entrenador, unos días para preparar el regreso del anterior técnico, establecer el nuevo staff de ayudantes –con o sin Moreno- y comunicar la decisión. Sin embargo, ha vuelto a prevalecer la chapuza en una casa instalada en el conflicto. Se abren fuegos por todos los costados y se transmite una volatilidad que de ninguna manera beneficia al fútbol español.

Abortado el festejo por la clasificación, Rubiales y Molina se extendieron durante hora y media en nerviosas y torpes explicaciones, pero lo peor de todo es que colocaron a Luis Enrique en una situación incómoda. La Federación estaba obligada a limpiarle su lógico camino de regreso, evitarle polémicas innecesarias y no trasladarle las patatas calientes que les queman a Rubiales y Molina.

Luis Enrique merecía un retorno tranquilo. Sin embargo, las imprecisiones de la Federación y un torpe discurso le colocan en una incomodidad poco deseable, aumentada por lo que puede interpretarse como una penosa explotación –no menos de 10 detalladas alusiones- del drama personal de Luis Enrique, un hombre que siempre ha pedido silencio y respeto en un asunto tan conmovedor.

27 Noviembre 2019

Deslealtad es lo que le han hecho a Robert Moreno, que es clavársela

Miguel Ángel Toribio

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Parece que a Luis Enrique no le ha pasado nada y esa es la noticia más positiva. Le he visto muy entero, muy enérgico, Luis Enrique muy Luis Enrique. Me ha faltado agradecimiento a los medios de comunicación por cómo hemos tratado el tema todos estos meses, hemos sido muy delicados y hemos tenido mucha empatía con el seleccionador.

Me gusta que no sea rencoroso con el trabajo de Robert Moreno, que si un jugador ha ido a la selección por mérito propio que no le vaya a poner la cruz. Pero después hay cosas que me chirrían. La primera, el otro día dijo Rubiales que en todo este tiempo solo había hablado tres veces con Luis Enrique. El día 19 de junio, el día de la presentación de Robert Moreno, el día del fallecimiento de Xana y el 31 de octubre. Y Luis Enrique ha dicho que después de ese día ha hablado más veces con Rubiales, así que la verdad verdadera que nos vendieron el otro día… No sé, algo nos ocultaron.

Segundo tema importante. Luis Enrique ha dicho la verdad, yo le creo, pero para mí hay un matiz importante y aquí entra la RAE. Para mí deslealtad no es que Robert Moreno le diga a Luis Enrique que quiere ir a la Eurocopa. Para mí eso puede ser ambición desmedida, voracidad, ilusión… Eso no es deslealtad. Deslealtad es lo que le han hecho a Robert Moreno a sus espaldas, que es clavársela. Eso es deslealtad. Luis Enrique interpreta que si Robert Moreno quiere ir a la Eurocopa, algo que se ha ganado en el terreno de juego, es deslealtad. Pero con el diccionario en la mano no es deslealtad. Deslealtad es lo que le han hecho a Robert Moreno entre unos y otros.

30 Noviembre 2019

Rencores desmedidos

Elías Israel

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El juego de las medias verdades. Tres versiones dispares que, entremezcladas, muestran numerosas contradicciones. Las “ambiciones desmedidas” de Robert Moreno tuvieron una respuesta no menos desmedida de Luis Enrique. El último culebrón del fútbol patrio podría haber quedado en un simple episodio desagradable, pero Rubiales dirige la Federación con una cerilla y un bidón de gasolina.

Robert Moreno. Su puesta en escena hubiese tenido mayor credibilidad de haber aceptado preguntas. Si no podía responderlas, por temas jurídicos, o no quería, por estar mal asesorado, también debió haberlo explicado. Ha perdido en lo profesional el tren de la Eurocopa como primer entrenador y, en lo personal, una amistad de muchos años. Acusado de trepa y de desleal, se vio obligado a dar la cara para defender su honor. Pagó cara su bisoñez, por fiarse de Rubiales, tras el excelente trabajo realizado.

Luis Enrique. Vaya por delante que festejamos su regreso y sus ganas de volver a respirar fútbol. Su primera aparición, tras la durísima desgracia familiar, resultó volcánica, aunque también dejó alguna reflexión imperdible como la del tabú ante la muerte. Sorprendió su crudeza. Hablar de pérdida de confianza en Robert hubiese denotado sensibilidad y generosidad con el mismo resultado, su salida del staff técnico. Su rencor es, al menos, del mismo tamaño que la ambición de Robert Moreno. Uno espera de sus amigos lealtad, por supuesto, pero también voluntad para empatizar y para perdonar.

Luis Rubiales. Se supone que los presidentes son los que tienen la capacidad de elevarse y de medir los tiempos. Prendió la mecha con sus declaraciones en la zona mixta ante Malta y convirtió el éxito de que España se clasificase como cabeza de serie en su segunda noche de cuchillos largos. Compareció a pecho descubierto para lavar su imagen, pero hasta el propio Luis Enrique mostró las costuras de su discurso. Hablaron varias veces, no sólo una, y en Zaragoza le ofreció él volver a ser seleccionador. Para rematar, asistió impertérrito al linchamiento de Robert Moreno, como si no hubiese sido un técnico ejemplar, en sus resultados y en sus formas. Ya tiene al seleccionador que quería y se ha dejado de hablar de Arabia Saudí. Le importa un comino si el fútbol español se va dejando a jirones parte de su reputación.