8 abril 2012

Manipulan homilia del obispo Reig Pla para dar a entender que considera que los homosexuales acaban en el infierno

Hechos

El 8.4.2012 el obispo de Alcalá Mons. Juan Antonio Reig Pla realizó una misa que fue emitida en directo por La 2 de RTVE.

Lecturas

EL TELEDIARIO DE TVE INFORMA DE LA POLÉMICA

TODOS LOS TERTULIANOS DE ‘LOS DESAYUNOS’ DE TVE CRITICAN AL OBISPO

En el programa de ‘Los Desayunos’  de TVE del 9.4.2012, dirigido por Dña. Ana Pastor, trató el tema de la homilia del obispo Reig Pla y no fue demasiado plural: los tres tertulianos D. Jesús Maraña (ex PÚBLICO), Dña. Marisa Cruz (EL MUNDO) y D. Miguel Ángel Liso (Grupo Zeta) se posicionaron contra el obispo.

CRITICAS AL OBISPO TAMBIÉN EN ‘SÁLVAME’ (LA FÁBRICA DE LA TELE, MEDIASET)

 

08 Abril 2012

HOMILÍA ÍNTEGRA DE MONSEÑOR REIG PLA (VIERNES SANTO 2012)

Juan Antonio Reig Pla

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«Hoy nos sentimos todos verdaderamente conmovidos. Hemos comenzado nuestra celebración postrándose los sacerdotes en el suelo, porque hoy enmudece la Iglesia. Estamos asombrados ante la muerte del Señor. Cuando digo “la Iglesia” hemos de entender bien que la Iglesia no es más que Jesucristo en medio de nosotros: esperanza de la Gloria. Eso es la Iglesia. La Iglesia católica no es una asociación humana sin más. Es Jesucristo viviendo en medio de nosotros. Esperanza del cielo, de la Gloria.

Por eso queridos hermanos, también los que estáis siguiendo esta celebración desde vuestras casas, particularmente los enfermos y los impedidos: El principal enemigo de la Iglesia católica es la ignorancia. No tenemos peor enemigo. Conocidos bien los hechos sucedidos en torno a Jesucristo, y sabiendo que Él está en medio de nosotros y nos da la esperanza del cielo, nuestro corazón no puede ser indiferente. Tiene que ser un corazón sumamente agradecido.

¿Cuáles son las tres lecciones que recibimos hoy en este día santo, Viernes Santo?

Primero: La malicia del pecado. Segundo: La grandeza del amor de Dios que en Jesucristo ha llegado a dar la vida por sus amigos, que somos nosotros. Y tercero: el Viernes Santo nos aclara el tema del sufrimiento humano.

LA MALICIA DEL PECADO

Comencemos por la primera lección: la malicia del pecado que ha llevado a Jesucristo a la cruz… que, según el texto de Isaías, ha cargado con nuestros crímenes, hasta el punto de que no tenía ni apariencia de hombre. Ere verdaderamente como un cordero inocente llevado al matadero y allí lo llevamos nosotros.

La malicia del pecado es… en primer lugar es un engaño. Se sirve de la tentación –lo sabéis bien-. Somos tentados, el mal se nos presenta bajo la apariencia del bien, promueve los deseos del corazón y nuestros instintos. Esa misma realidad vela y ciega nuestra inteligencia, y nos dejamos llevar por la apariencia del bien. Es un engaño. Pero no simplemente es un engaño. La malicia del pecado es que nos destruye. Destruye al hombre y destruye a la mujer. Y mirando al siervo humilde, a Jesucristo clavado en la cruz, el pecado es verdaderamente una ingratitud… ante el amor más hermoso… es una verdadera injusticia. Hemos pagado el bien que Dios nos ha hecho llevándole a la cruz. Pongamos algunos ejemplos:

Una persona en su trabajo, casada, conoce a otra mujer que no es la suya, y con el tiempo y la convivencia se le despierta en el corazón la atracción por esa mujer… o al revés, una mujer en su trabajo conoce unan persona que no es su marido, con la convivencia se despierta la atracción, y pueden llevar todo un proceso que haga de ellos como si fueran marido y mujer llevando una vida conyugal. Es el engaño. Porque no es su mujer, no es su marido. Es una injusticia, porque ha prometido fidelidad y ha dado su persona a su mujer, a su marido. Pero es que le destruye, destruye el matrimonio y destruye a su propia persona. Y si se tienen hijos es un sufrimiento enorme para los hijos que se destruya este matrimonio. Pongamos otro ejemplo.

Una jovencita o una mujer que está embarazada y lleva una preocupación enorme por las razones que sean. Porque es jovencita: “mi carrera”, “mi familia”, “mis amigos que me conocen”. Si está casada: “¿cómo llevaré adelante este proceso? ¿y mis hijos?” “y, no tenemos trabajo”… y es seducida y es tentada. Y cuando va a abortar a una clínica sale destruida, porque ha destruido una vida inocente, y se ha destruido a sí misma. Años y años, mujeres que han ido a abortar llevan el sufrimiento en su corazón. Y muchas de ellas no pueden dormir, y han pasado años y años… porque el pecado siempre lleva como paga la destrucción de la persona.

Ahora hay muchos empresarios que llega final de mes y no pueden pagar la nómina, y estamos preocupados todos por esta situación. Una cosa es no poder pagar la nómina de sus trabajadores, y otra cosa sería aprovecharse de sus trabajadores. La tentación de la codicia, la avaricia de los bienes, puede llevar a abusar del salario de los trabajadores, que no sólo merecen el salario de ellos, sino de su propia familia. ¡No es lo mismo!

Y los trabajadores que no son justos en su trabajo, o que sustraen bienes de la empresa y se los llevan a su casa, y se hacen ladrones. Parece que van a poder llevar cosas a su casa y, al final, están corrompiéndose a sí mismos. Se hacen ladrones o, como aquellos empresarios que abusan de sus trabajadores se hacen injustos.

Es un engaño. Es pura apariencia. ¡Cuántas personas van a los grandes almacenes y se sienten tentados por tantas cosas que ven! Y algunos los quieren coger… Y se los meten en el bolso… y se los llevan a su casa… piensan que van a conseguir…Y cuando llegan a su casa se dan cuenta de que no era nada. Porque no da vida eso. Se sirve la tentación.

Podríamos enumerar muchísimos más ejemplos. Pero al final lo decisivo es que estas personas que somos nosotros somos ingratos. No se merece el Señor, todo el bien que nos ha hecho a nosotros, que le paguemos con esta injusticia.

Es verdad que hay situaciones que son difíciles. ¡Cuántas personas conozco yo que han sido arrastradas al vicio y al pecado por una situación de precariedad! Mujeres que por el engaño de sus jefes les han dado favores sexuales para permanecer en el empleo… o para subir más arriba en el propio empleo… Jovencitos que les ves con sus bolsas de plástico, viernes por la noche, sábados por la noche, cargados de botellas de alcohol. Piensan que van a descubrir el paraíso. Entre los sitios que yo he visitado en España he visto sitios, incluso una discoteca que se llamaba así: “dulce pecado”. Pasaba muchas veces yo por la mañana de los domingos… si hubieseis visto cómo salían la mañana de los domingos… ¡Eran cadáveres ambulantes! ¡Muchachos destrozados, cargados de alcohol y de droga! No es dulce el pecado. Lleva una malicia interna. Porque es engañosa. Nos destruye a nosotros. Y es una injusticia respecto de nosotros…respecto de nuestros hermanos…

Alguien me decía: ¿y qué mal hago yo si todo el mal queda en mi mismo? Si el alcohol me destruye, me destruye a mí, no destruye a nadie más…

¡Ah, pero tú eres hijo de Dios! ¡Tú vales todo el amor de Dios! ¡Tú vales la sangre de Jesucristo que te ha rescatado! Y por tanto cuando no vives según la dignidad de lo que Dios te ha dado eres injusto, porque Dios quiere tu bien. Y tú eres un bien para tu familia y para el resto de personas que convivimos. ¡No puedes destruirte a ti mismo!

El pecado no acaba nunca en nosotros mismos. Retrasa la redención y corrompe a la misma Iglesia. Imaginaos vosotros sacerdotes que llevasen una doble vida, que aparentasen el bien y que, luego, en el silencio de lo que nadie sabe, fueran viviendo doblemente, engañando, sustrayendo cosas que no son suyas, corrompiendo las realidades sagradas que han recibido… ¿qué pasaría con ese sacerdote? ¡Está corrompiéndose él! ¡Está corrompiendo y dañando la Iglesia! Está destruyendo lo más sagrado que es la gracia de Dios en quien tiene que ser servidor de Dios. Y así podríamos seguir diciendo tantas cosas.

LA GRANDEZA DEL AMOR DE DIOS

Pero, más que la malicia del pecado, más que la potencia destructora del pecado, es la gracia regeneradora de Jesucristo. Esta es la segunda lección. Nada hay imposible para Dios. Y no hay nada que esté al margen, queridos hermanos, de su misericordia. Jesucristo ha venido a mostrar un amor que para nosotros es tan inmenso que no lo podemos entender. Él es el siervo humilde, El es el que con gritos y lágrimas aprendió sufriendo a obedecer… porque se hizo hombre, semejante a nosotros menos en el pecado. Él es quien ha cargado con tus pecados y con los míos. Él es quien va cargado con la cruz y hemos visto después en el relato de la Pasión según san Juan cómo ha expirado y lo ha dado todo por nosotros. No se pueden corromper las personas. Ni siquiera con mensajes falsos. Quisiera decir una palabra a aquellas personas que hoy, llevados por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana, piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo, y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen, o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno.

¿Vosotros pensáis que Dios es indiferente ante el sufrimiento de todos estos niños, algunos de ellos siendo abusados en sus propias familias? ¿ante el sufrimiento de tantos trabajadores, de los empresarios, ante el sufrimiento de las familias, ante el sufrimiento de las mujeres, de nosotros mismos? ¡Dios no es indiferente! Y por eso celebramos esta fiesta del Viernes Santo. No sólo no es indiferente, sino que viene a sustituirnos a nosotros. La muerte de Jesucristo decimos que es vicaria, viene a sustituirnos a nosotros y paga por todos y cada uno de nosotros. Para que todo vuelva a su orden, para que vivamos según la dignidad de lo que somos: hijos de Dios. Para que expresemos la belleza de lo que significa ser persona, varón o mujer. Para que redescubramos la grandeza de la fidelidad en el matrimonio. Para que nuestras familias sean sólidas y sean plataformas donde construyamos el bien social y la justicia para la sociedad en la cual cooperamos con otros, para llevar adelante este proyecto que llamamos España, la tierra donde hemos nacido, y el amor que tenemos a ella como el amor que tenemos a nuestros padres. Jesucristo nos sustituye, paga por nosotros. No sólo eso sino que de su costado abierto como hemos escuchado en el relato de la Pasión según san Juan nos ha dado el agua del bautismo que nos purifica y la sangre de la Eucaristía que nos redime, nos restablece y nos salva. Si grande y destructor y maléfico es el pecado, más grande es la misericordia de Dios. Y el mal no llegará más allá del límite que Dios le ha puesto. Y ese límite en palabras de Juan Pablo II, del beato Juan Pablo II, es: su misericordia.

Hoy iniciamos la novena a la divina misericordia que tanto predicó el beato Juan Pablo II. ¿Cómo es este amor, queridos hermanos? Es un amor que no pone condiciones. Conocéis bien los relatos y los hechos de la vida de Jesucristo. Nació pobre en Belén. No pone condiciones para entrar en nuestro mundo. Vivió modesto en Nazaret. Se impregnó de toda la belleza y toda la historia de Israel. Treinta años de vida oculta. Empezó a predicar y a dar signos de que era el Hijo de Dios. Y acabó dándose enteramente en la locura del amor de la cruz, que es un amor incondicional.

A ver si te enteras querido hermano ¡que Dios te quiere como tú eres! Que no te quiere porque seas bueno, que no te quiere porque hagas las cosas bien. Te quiere porque eres criatura suya, porque eres hijo suyo. Y por tanto su amor es incondicional. Y su misericordia es infinita. Es más. Llega a todos, porque su amor es no sólo incondicional, sino universal. Y nos enseña a nosotros a amar a todos, incluso a los enemigos… porque salvará al mundo la humildad de aquellos que siguiendo a Jesucristo sean capaces de regenerar el corazón suyo por la gracia y de amar y perdonar siempre. Perdonar incluso a aquel que nos daña. El amor a los enemigos es el sello de identidad de la locura del amor de la cruz: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.

EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO

Y la tercera lección es el sentido del sufrimiento. Este es el gran drama de cada uno de nosotros. Ninguno de nosotros, de los que estáis aquí, de los que estáis en vuestras casas, sabe cómo arreglar el tema del sufrimiento.

Esperábamos de Jesucristo que viniera a arreglarlo Él. Él viene a arreglar, porque es Dios, este mundo… pero ¡no!… continúa el hambre en el mundo, continúan las injusticias en el mundo, continúan las discordias en las familias. ¿Qué ha hecho Jesucristo viniendo? Y… ¡pobre! Si ha muerto en la cruz, ¿qué es lo que ha resuelto?

¡Ah, caramba! Lo ha resuelto todo. Nos ha traído a Dios. Ha matado a la muerte en la cruz. Porque la respuesta de Dios Padre ante la humillación de su hijo, ante el gesto de dar su vida por nosotros, será la Resurrección que celebraremos en la Vigilia Pascual. Porque la cruz, el gran instrumento de salvación se ha hecho cruz gloriosa. Es camino de salvación. No es instrumento de martirio, es la cruz que nos hace tomar la medida de lo que somos, nos hace entrar en el sufrimiento y mirarlo de frente, como lo miró Jesús, que no vino a explicar el sufrimiento, sino que vino a sufrir con nosotros. Vino a hacerse cargo de nuestro sufrimiento, y le dio al sufrimiento un valor salvífico: Por tu pasión y su cruz, nos has redimido, Señor.

Y todos aquellos que siguiendo a Jesucristo queremos cargar nuestra cruz, le damos al sufrimiento un sentido que no tenía. Es el sentido de asociar nuestros padecimientos, sufrimientos, a la cruz de Jesucristo, por la salvación de todos, los que formamos la Iglesia. De todos aquellos que necesitamos la redención de Jesucristo. No somos nosotros, los que formamos la Iglesia católica, los que amamos el sufrimiento por el sufrimiento. ¡No es así! Cargamos con el sufrimiento, sabemos que es limitación porque somos criaturas, sabemos que nada se hace sin sufrir. Pero además cuando sufrimos las injusticias, cuando sufrimos todas las heridas de nuestro propio pecado, o cuando vivimos inmersos en situaciones verdaderamente de estructura de pecado, sabemos que la última palabra no es el sufrimiento, que la última palabra no es la cruz, que la cruz se puede hacer gloriosa cuando asociada a Jesucristo, nosotros le damos la vuelta y por Él, con la fuerza del Espíritu Santo, incluidos aquellos que por gracia de Dios puedan amar directamente el sufrimiento, estamos redimiendo al mundo.

Estas son las tres lecciones del Viernes Santo. ¿No os parece que son importantes? ¿No os parece que la Iglesia Católica es necesaria para continuar explicando estas cosas?… de tal manera que no nos sintamos engañados de tal manera que el pecado nos destruya, que estemos al margen del amor de Dios. ¡Al margen del amor de Dios no se puede vivir! Si no conociéramos a Jesucristo acabaríamos desesperando de poder alcanzar un sentido a nuestra vida… y por supuesto un sentido al sufrimiento.

EXPLICACIÓN DE LA ORACIÓN UNIVERSAL Y LA ADORACIÓN DE LA CRUZ

Ahora, viendo tanto amor de Jesucristo por nosotros, ¿sabéis lo que hace la Iglesia? Primero se ha postrado… Hoy… no llevo ni siquiera el anillo. Estamos ante la ausencia del Esposo. Ahora nos vamos a atrever a extender nuestra plegaria universal y a pedir al Señor por todas las necesidades de nuestro mundo, porque esa oración no será, hermanos, un grito en el vacío. Si siendo enemigos nosotros, Él nos ha mostrado tanto amor, ahora que nos ha hecho amigos por su cruz, y por su resurrección nos ha regalado la condición de ser hijos por el bautismo, ¿cómo no nos vamos a atrever a pedirle por todas las necesidades del mundo?… sabiendo que esa oración por Jesucristo llegará al seno de Dios Padre para que tenga piedad de nuestra propia condición. Para que se apiade de este momento difícil que estamos viviendo cada uno como personas, en nuestras familias, y en este contexto más amplio de España y de Europa…

 Y, después, una vez que le hayamos pedido al Señor todas las cosas, tendréis que venir a abrazar la cruz. Yo os invito a que lo hagáis sin miedo: ¡abrazad la cruz! Ese es el signo de la salvación. Abrazar la cruz significa: Señor, no puedo decírtelo de otras maneras… simplemente con un beso. Beso la cruz. Beso mi cruz. Dame fuerzas para que continúe viviendo como hijo de Dios. Que no quiera ser menos que hijo de Dios. Y ábreme las puertas del cielo.

¡Por la cruz a la redención! Y la redención nos abre las puertas del cielo. Que así sea, queridos hermanos, para todos vosotros».

Monseñor Juan Antonio Reig Pla

11 Abril 2012

Caso Añoveros versus caso Reig Plá

Tomás de la Torre

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Estuve muy cerca del caso del obispo Añoveros, aquel pastor de Bilbao, quien en una pastoral abogaba por abrir las ligaduras del régimen de Franco a una sociedad más democrática. En la Facultad de Teología montamos un comité de huelga permanente contra la posible expulsión del obispo Añoveros, a quien conocí cuando pastoreaba la diócesis de Cádiz, y le tenían preparado un avión para llevarlo a Roma desterrado.

Fueron unos pocos días, pero decisivos, para que las fuerzas de la izquierda clandestina se pusieran a favor de aquel obispo bilbaíno y contra el régimen de Franco, que ya hacía aguas por todas partes.

Ahora las tornas han cambiado: las izquierdas españolas, y toda la policía del pensamiento único y laicista van hoy a pedir la destitución de don Juan Antonio Reig Plá, como obispo de Alcalá de Henares, su condena civil, su linchamiento moral, y los más exaltados la expulsión de España.

Siempre he observado que en la historia española cada ciudadano lleva un dictador dentro sin saberlo, hasta que le dan un carguillo, le colocan o él se pone una gorra de plato, y un bastoncillo de mando.

Si juntamos a varios españoles con estas características, tenemos un grupo de dictadores mentales, que se toman la justicia por su mano y arrasan por donde pasan imponiendo sus flojos pensamientos al resto de gente que tiene más cerca.

Si algún iluminado legaliza esa secta mental, dándole carta de ciudadanía obligatoria, entonces, podemos echarnos a temblar, porque el poder conseguido es omnímodo y dictatorial contra quien ose soplar, solamente soplar, contra el viento que ellos exhalan de su mequetrefe cacumen.

Así estamos en una dictadura de carril único y cerril cerramiento mental y social, donde por tales todos tenemos que desfilar en la misma dirección, aunque nuestra moral cristiana nos indique que tenemos que dejar esa procesión y aquelarre brujeril.

El obispo de Logroño lo ha dicho muy claro:

“Monseñor Reig Plá en su homilía ha dicho lo que la Iglesia enseña en el Catecismo de la Iglesia Católica”.

Por lo tanto, si al obispo Reig Plá le caen todas las condenas de la militancia izquierdista, con el silencio de la militancia derechista, entonces en España sobramos todos los obispos y curas que enseñamos, predicamos y procuramos vivir las enseñanzas de Jesús, contenidas en el Evangelio y en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Veremos lo que ocurre hoy. Espero que la cordura se imponga y la paz vuelva a la sociedad española, porque vivimos unos días donde se impone la unidad de los españoles para luchar contra unos enemigos y su prima: los mercados financieros y la prima tan voraz que se come todo lo que piílla por delante.

Esto es más urgente que mandar a un obispo al destierro por predicar la doctrina de la Iglesia Católica.

Para saber más hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez

28 Abril 2012

Camino no debe seguir un minuto más como voz" de la Iglesia española

Jesús Bastante

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La Iglesia católica nunca condena a personas, y mucho menos a un grupo de personas. La Iglesia no juzga las conciencias, lo único que hace es canonizar a sus santos, miles y miles”. Juan Antonio Martínez Camino, de una tacada, se cargó varios siglos de la peor historia de nuestra Iglesia, por la que los católicos, y la propia institución ya ha pedido perdón y que no debería repetir. Y lo hizo de la peor manera: con la mentira por delante y una actitud chulesca, arrogante, muy lejos de lo que, en mi humilde opinión, debería tener un portavoz de la Iglesia. Y es que Camino no debería seguir un minuto más en este cargo.

Sería imposible establecer un listado, pero términos como Inquisición o nombres comoGalileo, Copérnico, Giordano Bruno (más recientemente Boff, Küng, Pagola, Torres Queiruga…) seguro que a todos nos suenan. Y es que el mayor pecado de algunos de nuestros prelados ha sido, y es, el de negar las evidencias, justificar lo injustificable y apuntalar su obsesiva intención por controlar cualquier atisbo de poder en la persecución y la separación con la sociedad en la que, en cada momento de la Historia -como hizo el mismo Cristo- nos toca vivir, sufrir, amar…

El portavoz episcopal estuvo ayer especialmente desafortunado. Mintió al asegurar que las palabras de Reig habían sido manipuladas (todos las hemos escuchado y leído, así como sus justificaciones posteriores), sacó el bastón del inquisidor (fueron muchos años en Doctrina de la Fe) para atizar a cualquier tipo de poder (mediático, político, social o cultural, daba igual) que no fuera el suyo (o el de su amo de San Justo) y fue absolutamente cruel en su intento de defensa de las Hijas de la Caridad. En este trance, cambió la parte por el todo y acusó a todo el que se moviera de ir en contra de esta benemérita congregación, reconocida por toda la sociedad. Nadie, nunca, en ningún lugar, ha acusado a las Hijas de la Caridad de los casos de los niños robados. La sociedad solamente ha mostrado su perplejidad ante la imputación de una religiosa, sor María, en el caso de niños robados. Fue Camino quien sacó el nombre de la institución, y quien la utilizó para, una vez más, no decir una palabra sobre este escándalo.

Martínez Camino, ayer, demostró que sus días como portavoz episcopal han tocado a su fin. Su arrogancia, su desprecio a la verdad y a las opiniones contrarias hacen que no deba seguir un minuto más siendo «la voz» de la Iglesia española. Los obispos, las instituciones sociocaritativas de la Iglesia, los colegios, las congregaciones religiosas, los sacerdotes, los fieles… no nos merecemos que alguien así pretenda representarnos. Es hora de un cambio. Y hay personas preparadas, sacerdotes y seglares, hombres y mujeres, que podrían hacerlo infinitamente mejor. Y con menos acritud. Ya es hora, señores obispos, está empezando a ser tarde. No vaya a ser que Roma tenga que tomar definitivamente cartas en el asunto.

28 Abril 2012

Mons. Martínez Camino pone los puntos sobre las íes

Luis Fernando Pérez Bustamante

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La Casa de la Iglesia, como es llamada la sede de la Conferencia Episcopal Española, fue ayer escenario de una de las ruedas de prensa más “amenas” de los últimos años. El portavoz y secretario general de la CEE, Mons. Martínez Camino, sabía bien el tipo de preguntas que le iban a hacer los periodistas -gremio muy previsible, sobre todo en materia religiosa- y todo indica que llevaba bien pensadas las respuestas.

Así, cuando se le puso delante el toro de la polémica sobre la homilía de Mons. Reig Pla del pasado Viernes Santo, don Juan Antonio le dio una tanda espectacular de verónicas y chicuelinas, lo banderilleó con presteza, le picó en su justa medida y luego le hizo unafaena magistral por ambos pitones. Y en la suerte de matar, estocada en todo lo alto. No se le concedieron dos orejas y vuelta al ruedo porque el personal presente era mayormente antitaurino.

La cosa es bien simple. Cualquier hijo de vecino puede leer en el Catecismo lo que enseña la Iglesia Católica acerca de cualquier tema. También sobre la homosexualidad. Y como asegura el obispo “la Iglesia, naturalmente, va a ejercer su derecho de expresión y su deber de proclamar la doctrina católica sin dejarse condicionar por ninguna polémica ficticia e injusta“. A quienes les guste, bien. Y a los totalitarios que no les guste que la Iglesia obre así, también bien.

Añadió Mons. Martínez Camino que la Iglesia no condena a ninguna persona, ni mucho menos a ningún grupo de personas, ya que el juicio corresponde a Dios. Lo cual, obviamente, no quiere decir que no se indiquen cuáles son las situaciones objetivas de pecado, sobre todo en el caso de los pecados mortales. Pero el fuero interno solo lo conoce el Señor.

Ese asunto conviene explicarlo bien. Por ejemplo, el hecho de que un sacerdote o un obispo digan que los adúlteros van al infierno -eso enseña la Escritura- no supone que dicho sacerdote o dicho obispo estén firmando la orden de entrada al lago de fuego y azufre de todos los adúlteros. Quien da la sentencia definitiva es Dios. Es más, mientras que sí existe el sacramento de la reconciliación, no existe un sacramento de la condenación. La Iglesia tiene autoridad para perdonar pecados, para disciplinar a sus miembros y para muchas cosas, pero el Juez del juicio final es Cristo, no el Papa y los obispos. Ni siquiera en los casos más evidentes de personas que han vivido en pecado público, la Iglesia puede asegurar que se han condenado. Quién sabe si en el último segundo de sus vidas han podido llevar a cabo un acto de contrición perfecta.

En relación a las relaciones homosexuales, Mons. Martínez Camino recordó que las mismas son “objetivamente desordenadas. Es es la doctrina católica. Y es extraño que no se sepa porque está en el Catecismo. Abran ustedes el Catecismo“. Y añadió en uno de los mejores momentos de la rueda de prensa: “Es un escándalo farisaico el de quienes oyendo la doctrina católica alegan supuestamente que no la conocen“.

Ahora bien, creo conveniente hacer una distinción entre unos medios de comunicación y otros. Parece altamente probable que la periodista que mandó La Sexta a la rueda de prensa no haya leído el Catecismo de la Iglesia Católica en toda su vida. Ni poco ni mucho. Nada. Esa circunstancia es compartida por la inmensa mayoría de los periodistas de este país salvo, se supone, los que se dedican a la información religiosa. Por eso no es igual que un periodista cualquiera pregunte o informe sobre las palabras de Mons. Reig Pla a que lo hagan periodistas especializados. José Manuel Vidal, Jesús Bastante, Juan Rubio y cía sí saben lo que enseña el Catecismo. Y sin embargo, han formado parte de ese escándalo farisaico denunciado por el portavoz de la CEE. Han promovido y alimentado esa “polémica injusta y ficticia». Son, por tanto, mucho más responsables del acoso mediático contra la Iglesia en España en general y contra Mons. Reig Pla en particular.

Y si alguien tiene alguna duda de a quién sirven medios como Religión Digital, solo tiene que ver la portada de hoy. He hecho captura de imagen de la misma. Como no me da la gana de ensuciar este blog con esa basura inmunda, os pongo el enlace a dicha captura. Creo que la totalidad de los obispos españoles, sobre todo los que avalan con su presencia esa web, deben contemplar esa portada. Y tomar nota de la misma. Y si deciden tomar alguna medida al respecto, muchos les aplaudiremos.

Recomiendo también que se escuchen las palabras del portavoz de la CEE sobre la cuestión de la clase de religión y el caso de Resurrección Galera. Como escribí ayer sobre el tema, poco más tengo que añadir.

En definitiva, el portavoz de los obispos españoles ha sido claro, rotundo, agudo y a la vez respetuoso. El que quiera entender, que entienda. El que no quiere entender, el que solo quiere manipular, el que nada más que sirve a la mentira, a la media verdad, a la difamación, a la injuria, etc, pues que siga su camino de iniquidad. Cada cual a lo suyo. Al fin y al cabo, ya lo dice el libro del Apocalipsis:

qui nocet noceat adhuc et qui in sordibus est sordescat adhuc et iustus iustitiam faciat adhuc et sanctus sanctificetur adhuc
Ap 22,11

Así sea,

Luis Fernando Pérez Bustamante

29 Abril 2012

Antievangélica homofobia de la jerarquía más conservadora

José Manuel Vidal

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Si Reig Pla ofrece a los homosexuales el infierno y las clínicas donde puedan curarse de su enfermedad, el cardenal chileno Jorge Medina(el del Habemus Papam) les califica de discapacitados. La retahíla homofóbica de una parte de la jerarquía católica es tremendamente llamativa. No de toda la jerarquía. Los que arremeten contra los gays son siempre los prelados del ala más conservadora de la Iglesia, que es también la que propone clínicas para curarlos. En la línea de los electroshock del doctor Aquilino Polaino. Porque aparte de pecadores y viciosos son enfermos.

De hecho, si pinchan aquí podrán comprobar que la web del obispo de Alcalá no sólo ofrece testimonios de «gays curados» y que «han salido del infierno», sino que, además, desde ella se puede linkar a ésta otra página de la Universidad de Navarra del Opus Dei, en la que se ofrecen todo tipo de consejos y terapias para curar la homosexualidad.

Dejando de lado la eventual homofobia de algunos jerarcas por cuestiones personales, hay que tener en cuenta que la homofobia ideológica de la «derechona» eclesiástica es sumamente dañina. Por múltiples razones que estos días están exponiendo en nuestra web fieles, ex curas y curas católicos en ejercicio. En resumidas cuentas, porque faltan a la caridad, causan dolor, retratan a los mismos que defienden tesis de curación como si fuesen científicas (cuando la ciencia, la ciencia seria, no da un duro por ellas) y alejan de la Iglesia a los homosexuales y a sus familias.

Se ha conseguido, poco a poco, que los homosexuales sean considerados como personas. Con toda su dignidad. A costa de muchos sufrimientos. Tanto dentro como fuera de la Iglesia. Que se lo pregunten al carmelita Roig y a tantos otros, tirados por la propia institución en las cunetas de la vida por no ocultar su homosexualidad.

Quien más quien menos, en su familia cercana o amplia, conoce algún caso de chico o chica, que nacieron así (no se hicieron) y quieren vivir su vida y ser felices tal y como son. Sin renunciar a lo que son y a lo que sienten ser: homosexuales capaces de amar y ser amados. ¿No es ése nuestro principal mandamiento?

A los padres con un hijo homosexual les cuesta, a veces, aceptarlo. No porque crean que sea un pecador o un enfermo, sino porque saben que todavía quedan resabios de marginación y de vergüenza social. Pero lo aceptan y lo asumen, porque quieren a sus hijos más que a sus propias vidas.

Y, por eso, cuando escuchan a obispos y cardenales como Reig y como Medina, se les parte el alma y se alejan de la Iglesia para siempre. Porque ya no es su casa. Porque en ella ya no se les quiere. Porque se les manda al infierno o a las clínicas. Por mucho que, después, para reparar el escándalo, vengan otros voceros oficiales diciendo que se les respeta.

¡Cuánto dolor sembrado! ¡Y cuánta hipocresía! Porque, el clero católico está lleno de gays. Es algo que todo el mundo sabe y que todo el mundo puede comprobar. Porque la homosexualidad es algo tan constitutivo de la persona que, a duras penas, se puede ocultar.

Y porque, durante siglos, la Iglesia se convirtió (y sigue siendo) una institución refugio de gays. Cumpliendo, en ese sentido, una cierta misión liberadora. Les proporciona uan salida, aunque el precio que tengan que pagar sea el silencio total o la expulsión. Ahora, hasta quieren prohibirles el acceso al sacerdocio. Simplemente por ser gays. Aunque, como los heterosexuales, acepten el celibato y prometan castidad. Dos varas de medir. Una discriminación más.

Si no tienen entrañas de misericordia, al menos que se callen estos jerarcas talibanes, que van sembrando dolor e indignación. Y falta de caridad

15 Abril 2012

Un obispo modelo

Antonio Gala

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SOBRE el de Alcalá de Henares pesan suficientes cargos. El Sábado santo vi por televisión, en su iglesia, el oficio más hermoso de toda la liturgia: la bendición del fuego, del agua, de los animales, de la esperanza… Fue un desastre. En un castellano sin encanto, a través del Génesis, se nos convirtió a todos en judíos mosaicos, retornando del falso exilio de Egipto bajo el maná de un Yavé maligno. «El pecado lleva siempre la destrucción de la persona», ha dicho el monseñor. «Una mujer que va a la clínica a abortar sale destruida». Sus ideas sobre la sexualidad son de juzgado de guardia; no en vano la Confederación de Asociaciones de gays y lesbianas lo ha tratado de homófobo: «La libertad de expresión no es una barra libre para el insulto». Tiene un lío mental más que notable, sobresaliente. Habla de «ideologías (?) que corrompen a las personas». Confunde las tendencias sexuales, las consecuencias de la indigencia, del desamparo infantil o del desconcierto adolescente con pecados. «Van a locales de hombres. Os aseguro que se encuentran en el infierno…». Un cateto que se llama Reig Plá, y preside la subcomisión episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida. Nada menos.