9 octubre 2012

Primer gran fichaje de LA SEXTA desde que pasó a ser propiedad de Atresmedia

Manuel Marlasca García deja la revista INTERVIÚ del Grupo Zeta para pasar a ser jefe de investigación de sucesos en La Sexta de Atresmedia

Hechos

El 9.10.2012 La Sexta anunció el nombramiento de D. Manuel Marlasca como jefe de investigación.

Lecturas

CARTA DE DESPEDIDA DE MANUEL MARLASCA DE INTERVIÚ:

Hasta siempre, Interviú

Empecé en este oficio del periodismo en el verano de 1986, así que hace unos meses cumplí 26 años en esta profesión. La mitad de ellos –trece– los he pasado en la revista Interviú, de la que me he despedido hace unos días para emprender nuevos caminos. Mi relación con Interviú comenzó mucho antes de que llegase allí, primero para colaborar en unos suplementos, y más adelante –en 1999– para integrarme en la redacción. Mi padre era lector de Interviú y del suplemento que llevaba entonces en sus páginas, la revista satírica Sal y Pimienta. Yo, desde bien joven, hojeaba Interviú: sus chicas –por supuesto, entonces no había internet y yo no tenía arrestos para comprar Lib o Penthouse– y sus reportajes. Cuando decidí que quería ser periodista, miraba ya con más devoción los reportajes de sucesos y sociedad que las chicas de las portadas. Aquellas historias me atrapaban y me fascinaban: el crimen de los Urquijo, el síndrome tóxico, el incendio de Alcalá 20…

En 1987 la fortuna quiso que me hiciesen un contrato en el diario Ya para hacer sucesos. Compartía calle, esperas, ruedas de prensa y cervezas en las barras de los bares cercanos con reporteros de Interviú. A principios de los 90, dos compañeros del diario Ya, Joaquín Vidal y Luis Miguel Montero, se incorporaron a la redacción de la revista y sentí una sana –o igual no tan sana– envidia. En Interviú se publicaban reportajes y yo me hice periodista para eso, precisamente.

La vida, los años dorados de los medios de comunicación y mi culo de mal asiento me llevaron a trabajar en muchos medios –El Sol, Claro, El Mundo, La Información de Madrid, Telemadrid, Antena 3, Canal 9, Paris Match–, hasta que en 1999 Agustín Valladolid me dio la oportunidad de trabajar en Interviú. Allí, en la añorada redacción de la calle O’Donnell, llevaba algo más de un año mi socio, Luis Rendueles, compañero en El Sol y en Antena 3. Y así comenzó una historia que ha durado hasta esta semana.
En esta revista he pasado trece años disfrutando del periodismo, escribiendo historias, compitiendo por dar noticias, peleando cada semana por dar a nuestros lectores algo distinto a lo que habían visto o leído durante la semana. Lo conseguimos alguna vez y otras muchas, no pudimos. Hoy, en la hora del adiós, llega el momento de ser agradecido, porque he sido un privilegiado en este complicado oficio. He hecho periodismo libre de verdad, he escrito lo que he querido y sobre quien he querido y he formado parte de la historia de una publicación única. Cuando llegué a Interviú vivía Antonio Asensio, un editor de los de verdad, inventor de ese cocktail que lleva 36 años en el kiosco con la cabecera de Interviú. Hoy, cuando me marcho, está al frente del grupo su hijo, Antonio Asensio Mosbah, con quien he trabajado con idéntica libertad y que me ha dado un trato que nunca hubiera imaginado en la hora del adiós. Para los dos mis primeros agradecimientos.

Agustín Valladolid, Jesús Maraña, Teresa Viejo, Manuel Cerdán y Alberto Pozas han sido mis directores en Interviú y cada uno a su manera, me dejaron hacer lo único que sé hacer: periodismo. Gracias a todos por preservar esa libertad y a Alberto de manera especial por darme más confianza, que espero no haber defraudado. En los últimos años, otra persona, desde la dirección editorial del grupo, Miguel Ángel Liso, me ha dado amparo siempre que lo he pedido y me ha dedicado unas palabras a la hora de marcharme que me costará olvidar.

Lo más difícil a la hora de decir adiós es gestionar el torbellino de emociones. Me he sentido arrasado por ellas y por el cariño de todos mis compañeros. Durante todo este tiempo he formado una sociedad periodística con mi hermano Luis Rendueles que tendrá continuidad en nuestro Territorio Negro de Julia en la Onda y, espero, en algún libro más. Su generosidad, su paciencia, su profesionalidad y su lealtad en los buenos, en los regulares y en los malos momentos vividos estos años a su lado me han puesto muy difícil estar a su altura. Estaré en eterna deuda con él.

Dejo en la redacción un puñado de buenos amigos y compañeros. Sé que cualquier enumeración es injusta por lo que tiene de excluyente, pero no puedo dejar de dar las gracias a Alberto Gayo aka Jong Ki Love por las confidencias, los buenos y los malos ratos y por esa despedida que aún me provoca un nudo en la garganta. Frente a la que fue mi mesa en la redacción se sienta uno de los mejores periodistas y mejores tipos que conozco: Daniel Montero. Su honradez, su hambre de triunfo y su profesionalidad son inmensas, tanto como su humanidad. Gracias, socio, por tu paciencia conmigo, y por toda tu ayuda. Soledad Juárez, Nieves Salinas, Ana María Pascual. Luis Miguel Montero, Miguel Ángel Plaza, Jesús Santiago e Inma Muro me han emocionado con sus palabras en los últimos días. Gracias a todos por esas palabras, que las nuevas tecnologías me permiten almacenar para siempre. En los últimos años he sido el tutor de varias generaciones de becarios. Gracias por vuestro aguante conmigo y mis mejores deseos en los tiempos tan oscuros que os ha tocado vivir en este oficio.

Me voy en una época difícil para el periodismo, la peor que recuerdo. Una era en la que el oficio de reportero está en vías de extinción. La falta de papel y el abaratamiento hasta límites vergonzantes del trabajo de los profesionales ha hecho desaparecer del panorama el periodismo en el que crecí, el de los reportajes. Interviú es hoy casi el único reducto donde ejercer el oficio de esa manera. Con libertad y espacio para ello. Confío en que siga siendo así pese a las dificultades. La redacción de Interviú ha sabido siempre sobreponerse a todo y hoy sigue dando alegrías a los que creemos que el periodismo no es más que contar bien buenas historias. Gracias a todos, compañeros de trinchera. Nos vemos pronto.

Manuel Marlasca