5 noviembre 1998

El constructor ya disponía de EL DIARIO DE BURGOS y canales de televisión local

Méndez Pozo inicia la creación de un grupo mediático castellano-leonés, Promecal, con la compra de DIARIO PALENTINO

Hechos

El 5.11.1998 El periódico DIARIO PALENTINO publicó por primera vez en su macheta el nombre de D. Antonio Miguel Méndez Pozo como su editor.

Lecturas

El 5.11.1998 El periódico DIARIO PALENTINO publicó por primera vez en su macheta el nombre de D. Antonio Miguel Méndez Pozo como su editor.

LOS MEDIOS VINCULADOS A MÉNDEZ POZO EN CASTILLA Y LEÓN 

  • – DIARIO DE BURGOS
  • – DIARIO PALENTINO
  • – TELEVISIÓN DE VALLADOLID
  • – CANAL 48
  • – TELEFÓNICA CABLE CASTILLA Y LEÓN DE VALLADOLID

03 Febrero 1997

Castilla a sus pies

J. J. Fernández

La resurrección de Méndez Pozo

Leer

Se ha hecho fotos con los políticos más importantes de Castilla y León. Se ha puesto a la cabeza de iniciativas ciudadanas de gran calado. Controla la mayor parte del suelo urbanizable de la ciudad. Es el primero en el negocio de la comunicación de la región. Su fortuna se ha multiplicado desde que salió de la cárcel, condenado por el caso de la construcción. Antonio Miguel Méndez Pozo es hoy de nuevo el hombres más influyente de Burgos, donde la política municipal y regional pivota en torno suyo.

A cualquier ciudadano medio de la ciudad de Burgos se le puede preguntar. Antonio Miguel Méndez Pozo es el héroe local, el gran emprendedor, el salvador de la villa. Burgos no es un lugarejo. Ciento sesenta mil almas conviven en la segunda ciudad de Castilla y León, alrededor de una estatua del Cid y una catedral ennegrecida, ahora tapada de andamios su mejor fachada. Burgos no es un lugarejo, suficientemente crecida la urbe, en la llanada norte de Castilla, predio anterior de las montañas del cercano País Vasco. Tampoco ha dejado de ser una ciudad de provincias, conservadora, clerical y lluviosa. Los grandes temas del debate local, para las conversaciones en el parque del Ensanche o en el paseo del Espolón (mangíficamente arbolados, parques de ciudad antiguo y con posibles), las charlas en los lugares claves de la ciudad, el Landa-Palace, en Ojeda, el Almirante Bonifaz, giran en torno a tres grandes asuntos: la restauración de la catedral – mordida por el tiempo, la desidia y la mala leche – el soterramiento de las vías del tren que cruzan la ciudad – un negocio de 15.000 millones – y la pérdida de la Capitanía General – último emblema de una importancia capitalina que se ha ido diluyendo inexorablemente en un rumor de provincia, lejos ya los tiempos en que la villa fuera centro del a España franquista en la guerra. En Burgos, contra el tópico, no todo el mundo se conoce. Pero a Antonio Miguel Méndez Pozo sí. Es el factótum.

A finales de noviembre le llegó al constructor burgalés, propietario de la inmobiliaria Río Vena, el mejor momento de gloria desde que fuera condenado en 1992 por inducción a la prevaricación continuada (un delito por el que, aplicando el nuevo Código Penal, no hubiera ido a la cárcel) en el llamado caso de la construcción, el affaire que estuvo a punto de deshacer la carrera política del hoy presidente del Gobierno. Era el momento cumbre de una resurrección social. Méndez Pozo estaba exultante. Atrás quedaban los meses de cárcel en el penal de Burgos, y ahora se le veía rodeado de figuras en el fulgor del más grande evento que ha registrado Burgos desde hace ya tiempo: el XIII Congreso Nacional de la Asociación de Editores de Diarios Españoles. Méndez Pozo, apodado Míchel por sus vecinos, organizaba el festejo como editor y propietario del Diario de Burgos, 17.000 ejemplares de difusión media, el más influyente de la ciudad, un periódico conservador, muy burgalesista, que ha ido abanderando todas y cada una de las más punteras iniciativas ciudadanas, criticando a Aznar si es preciso en estos tiempos. Allí acudieron los más de la prensa, incluido el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, y con la ausencia de Pedro J. Ramírez, el director del diario EL MUNDO, hoy enemigo de Míchel, de quien fue socio hace tan sólo tres años en EL MUNDO DE VALLADOLID. De EL MUNDO se salió Míchel cuando, tras su sentencia en contra, su madre encabezó una manifestación de apoyo en la ciudad. El diario hizo un comentario acerca de la manifestación y de la madre. A Míchel le habían mentado a la madre. Desde entonces hay enemistad entre esos dos poderes en Castilla.

El evento merecía la pena. Organizaba Méndez Pozo, que se llevó la gloria, aunque le ha salido barato: el Ayuntamiento puso el monasterio de San Juan (donde, por cierto, estaba ya anunciado, con publicidad pagada por el consistorio, una exposición relacionada con el 0,7%. Tuvo que ser trasladada) y pagó una comida de bienvenida a todos los editores, 200 comensales, en el hotel Fernán González. La Diputación por su parte, apoyó con una comida en el suculento entorno de las Bodegas Torre Milano, en Aranda de Duero. En el Landa Palace, el lugar más lujoso de la ciudad, los congresistas fueron agasajados con una cena de la junta de Castilla y León, acto de clausura en cuya mesa presidencial y junto a Pozo se sentó el presidente regional Juan José Lucas. Méndez quiso que clausurara Aznar, pero no fue el presidente. Flashes, periodistas, algún opusdeista poderoso, políticos, aplausos, en la noche del Landa.

En todas las batallas. Si hay que buscar al empresario modelo de Burgos, allí está él. Antonio Miguel Méndez Pozo recuerda poco en su actual aureola triunfadora al hombre sobre el que recayó una rotunda sospecha de haber financiado al PP y haberse beneficiado personalmente de ello. Hoy, donde va Méndez va un fotógrafo del DIARIO DE BURGOS, y su imagen ha aparecido junto a todo el que es algo en Castilla y León: con el senador socialista Juan José Lucas, o acompañando al presidente Lucas, o con jueces, intelectuales y artistas, seguro y sabedor de su influencia, que se extiende también, según la oposición municipal, sobre el alcalde Valentín Niño, que ha hecho declaraciones de admiración hacia Míchel. No para. Es dueño del más importante periódico local, tiene muchas posibilidades de triunfar en el negocio del cable con su Cable Burgos S. A., que ya tiene red operativa tras haber conseguido el apoyo de socialistas y populares, construye febrilmente, domina la mayor parte del suelo urbanizable de la ciudad y está a la cabeza de los postores por el gran proyecto del soterramiento de las vías. Este negocio es el gran asunto burgalés de fin de siglo. El planteamiento inicial contempla enterrar las vías a su paso por la ciudad, y, a cambio, el consorcio que se haga con la obra recibirá terrenos n permuta, valiosos, para construir. Méndez Pozo encabeza un grupo de empresarios locales que apoyan el plan, y su diario ha hecho campaña a favor de la idea. Sólo unas pocas voces críticas estiman que sería más barato cambiar el trazado del ferrocarril y hacer que las vías rodeen la ciudad. Pero eso no movería tantos millones, 10.000, como ahora estiman los partidarios de remozar la cara urbana de la ciudad.

La fuente de la riqueza de Méndez Pozo – nadie en Burgos valora su fortuna – sigue siendo la construcción, el sector donde tiene más enemigos. Jesús de las Heras, presidente de la Federación de Empresarios de la Construcción de Burgos, se queja de que en la ciudad no hay mercado libre “pues Méndez Pozo controla el 80% del terreno urbanizable”. Burgos no tiene una gran actividad en ciernes, pero es la sexta ciudad con el metro cuadrado más caro de España. Construir allí puede ser un buen negocio. Los precios han crecido un 500% en 10 años y los pisos que valían 4 millones en 1987 cuestan hoy 20. “Eso sólo tiene una explicación – opina De las Heras – , y es que el mercado no es libre, porque está concentrado en unas solas manos. Méndez Pozo ha vuelto de la cárcel mucho más inteligente”.

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Burgos será clave. Hoy están en fase de estudio sus alegaciones. El PSOE e IU se han opuesto al plan porque estiman que beneficia a unos pocos constructores. José Moral, de Izquierda Unida en la Diputación dice que Méndez ‘lejos de quedarse quieto o acusar un impacto negativo por haber pasado por la cárcel, ha logrado multiplicar su capacidad empresarial. Tiene más poder que nunca, porque sabe impulsar sus alianzas, y cuenta con capacidad de condicionar las líneas políticas de la zona”. Cerca de 2.000 viviendas construidas por Méndez Pozo fueron declaradas ilegales e invalidadas sus licencias cuando a Míchel le cayó el cielo sobre la cabeza en 1992. Ahora, el nuevo plan puede declararlas de nuevo legales, a la vez que abriría nuevas posibilidades para construir en terrenos que ha ido comprando Méndez en estos últimos años. La decisión depende del alcalde Valentín Niño, del PP, antiguo concejal con el también condenado José María Peña, que fuera alcalde antes que él. El puesto de alcalde en Burgos no está mal pagado, 13 millones de pesetas al año, aunque hay que tomar decisiones difíciles.

Mientras su fortuna crece, Méndez se está construyendo un palacete en la cercana localidad de Sarracín, sobre unos terrenos polémicos, hasta hace poco no urbanizables. Un lugar de lujo apropiado para un hombre poderoso e influyente, con paredes amplias y espaciosas, bien iluminadas, pues ha de caber una gran colección de cuadros que ha ido atesorando con los años, muchos de ellos de Luis Sáez.

A este amo de Burgos hasta sus más feroces enemigos le reconocen que trabaja mucho, y siempre está atento para quedar bien. Aunque los políticos durante un tiempo huyeron de aparecer junto a Méndez como de la peste, de todos los partidos han ido cayendo, y su foto ha ido apareciendo en las páginas del DIARIO DE BURGOS, su principal soporte de imagen, aprovechando actos, eventos, festejos o ceremoniales. En tiempos, durante su proceso judicial en 1992, desde el diario instauró Míchel el Club de Opinión, en el que participaban, junto a él y el pintor Sáez, dos periodistas famosos que se cuentan entre los mejores contantos de la agenda de Míchel: Ernesto Sáenz de Buruaga, hoy jefe de informativos de TVE, y Graciano Palomo, biógrafo de Aznar y conductor de una tertulia cavernaria en Cadena Ibérica, e invitaban a personalidades importantes de Madrid para coloquios, conferencias y mesas redondas. Hoy, ese escaparate es diferente y los llama ‘Los vermuts del DIARIO DE BURGOS’ t por ahí ha pasado, para ser entrevistado, lo mejor de la sociedad castellanoleonesa. Tanto Ernesto Sáenz de Buruaga como Graciano Palomo siguen asesorando a Méndez, y firman crónicas en el periódico los lunes.

Méndez Pozo tiene experiencia en las campañas de imagen, que hace tan numerosas como los pisos. Al principio era la adoración nocturna. En los círculos católicos de Burgos se gestaba el negocio inmobiliario. Luego fue algo más sofisticado. En pleno proceso judicial el 3 de junio de 1992, ETA puso una bomba junto al cuartel de la Guardia Civil de Lema. No hubo muertos, por fortuna. El garaje quedó destruido y los cascotes apalstaron las biciletas de los niños aterrados, hijos del cuerpo. Al día siguiente el DIARIO DE BURGOS les regalaba dos nuevas bicletas. La clave es la agilidad.

En 1994, el Real Burgos Club de Fútbol estaba en Primera División, algo insólito en la historia de la ciudad.  El también constructor Antonio Martínez Laredo, competidor de Míchel, habría cogió el club por los suelos y lo había ascendido vertiginosamente. Pero le llegó el momento clave de convertirse en sociedad anónima,  y nadie soltaba un duro. La entidad estaba al borde del desastre… hasta que se hizo cargo Méndez. Su diario hizo campaña a favor de una cuestación pro club y Míchel recorrió cajas, Diputación – de donde sacó 30 millones – y Ayuntamiento – que puso 150 – Ese mismo camino lo habían hecho antes Laredo sin conseguir más que le dieran con la puerta en las narices. Méndez llegó a poner ocho millones. Su coste personal no fue muy alto, pero apareció como el salvador. Hoy el Real Burgos no existe ni en la categoría regional.

Recuerdo de Burgos.

La pasada Navidad la esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella, abrió las puertas de su domicilio en La Moncloa a la revista ¡HOLA!, una de sus preferidas a la hora de hacer declaraciones. En la última página del reportaje firmado por José Antonio Olivar y Jesús Carrero, detrás de ellos, en la pared, un gran bodegón de realismo mágico, obra del pintor burgalés Luis Sáez. Ese cuadro, según fuentes cercanas a Antonio Miguel Méndez Pozo, fue un regalo del constructor a José María Aznar en los tiempos en los que éste era presidente de Castilla y León. La valoración ronda las 600.000 pesetas.