19 junio 2007

A los 69 años de edad

Muere el actor y cantante José Luis Cantero Rada «El Fary» y los programas de ANTENA 3 y TELECINCO se ceban con su vida personal recordando acusaciones de malos tratos

Hechos

El 19 de junio de 2007 fue noticia el fallecimiento de El Fary.

Lecturas

ANUNCIAR UNA MUERTE ANTES DE TIEMPO.

En el programa ‘Luar’ de la televisión de Galicia (TVG) D. Xosé Ramón Gayoso anunció por error el 14 de abril de 2007 que El Fary había muerto, y aunque el deterioro del actor era un hecho, en ese momento aún seguía vivo y luchando po lo que el Sr. Gayoso tuvo que pedir disculpas por el error.

LA ACTITUD DE ANTENA 3 TV Y TELECINCO.

El 19 de junio de 2007 tanto ‘Aquí hay Tomate’ de TELECINCO como ‘En Antena’ de ANTENA 3 TV dedicaban especiales a la muerte de ‘El Fary’ que iban a incluir hacer un repaso de sus parejas y de las acusaciones que estas le habían realizado de malos tratos.

En el programa ‘Aquí hay Tomate’ se emitió una pieza en la que se decía entre otras cosas: «Serían sus dos primeras mujeres las que mancharían su imagen pública presentándole como un presunto maltratador: Juana Rodríguez Abad, madre del primer hijo del cantante y hoy tristemente fallecida protagonizó una turbulenta relación con el artista. Después de Juana llegaría a la vida de José Luis [El Fary] Pilar de Miguel, madre de su primera y única hija. Con ella compartió 10 años de convivencia, pero con rumores de presuntos malos tratos volverían a sonar con más fuerza. Pilar insistió en la agresividad del padre de su hija».

El Tomate recuperó unas declaraciones de Dña. Pilar de Miguel en la que manifestaba “He sido humillada, anulada, maltratada físicamente y psicológicamente por El Fary”.

El 19 de junio de 2007 en el programa ‘En Antena’ de ANTENA 3 TV su presentador, D. Jaime Cantizano, conectaba en directo con Dña. Pilar de Miguel para que esta hiciera unas declaraciones contra el fallecido “No quiero sacar trapos sucios, porque mi hija se queda con una espina en el corazón horrorosa de ver que su padre no le ha querido hablar hasta que se ha muerto”. La Sra. de Miguel terminaba su intervención llorando ante lo que el Sr. Cantizano comentaba “Hay que pensar en la persona que se va, en la persona que desaparece y tal vez olvidar cosas del pasado”, comentario extraño o cínico si se supone que el programa producido por Boomerang la llamaba expresamente para eso.

En el programa ‘En Antena’ de ANTENA 3 TV también intervino telefónicamente Dña. Adela Cantero, hija de El Fary y de Dña. Pilar de Miguel, para que también hiciera reproches ante los telespectadores: “A mí nadie me ha avisado de la muerte de mi padre, me he tenido que enterar por un compañero vuestro. Seguía la incomunicación con la nueva familia de mi padre”.

El 28 de junio de 2007, 9 días después de la muerte de ‘El Fary’, Dña. Pilar de Miguel concedía una entrevista al programa ‘A Tu Lado’ de TELECINCO para denunciar que ella había sido ‘la gran olvidada’ en todos los actos y homenajes tras la muerte de El Fary.

 

 

 

20 Junio 2007

Vital, feliz, humano

Santiago Segura

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Increíblemente humano, con los ojos muy brillantes, una sonrisa amplia y contagiosa, vivaracho y divertido, así recuerdo a El Fary. La picardía personificada, la chulería simpática y bien entendida, el rey del requiebro golferas y salao, el más grande jugador de mus del condado, el dueño de un pedazo de voz que no pudo contener un taxi, El Fary fue quizá uno de los cantantes de copla más populares y queridos de todos los tiempos.

Le conocí el mismo día que hicimos una proyección privada para él y su representante de la película Torrente, el brazo tonto de la ley, yo estaba empeñado en que cantara una canción, que yo mismo había escrito para los títulos de crédito, Apatrullando la ciudad.

Se sentó justo detrás de mí. En la sala habría tan sólo unas 12 personas. A la película le faltaban aún efectos de sonido, el montaje no era el definitivo y yo realmente estaba muy nervioso. No tenía ni idea de cómo este hombre podría encajar el hecho de ser una deidad para un personaje tan excesivo y limítrofe como Torrente. La proyección fue muy bien. El Fary no paraba de reírse y de vez en cuando exclamaba: «¡Qué arte!». Al final me dijo que le había encantado y que estaba dispuesto a cantar la canción, pero que él no podía hacerlo al estilo Santiago Segura, que él tenía que hacerlo al estilo Fary. Ahí me quedé un poco confundido, pero enseguida me di cuenta de a qué se refería. En la maqueta que le habíamos enviado de la canción, la voz solista, a falta de algo mejor, la había puesto yo mismo. Me dio la risa y le dije que por supuesto tenía que hacerlo como sólo él sabía.

Lo siguiente que recuerdo es la felicidad absoluta que me produjo oírle cantar la canción cuando se grabó en el estudio. Es difícil de describir, El Fary estaba cantando mi canción.

También conseguí, gracias a su generosidad, que participara en Torrente 3, la última entrega de la saga. Allí, entre destellos de luz blanca y envuelto en un halo de divinidad, se aparecía al protagonista para aconsejarle y guiarle a modo de maestro yoda. Para mí fue un momento glorioso, el encuentro de Torrente con su ídolo en la pantalla, y el mío con un actor ocasional (me fascinaba su interpretación en la serie Menudo es mi padre, de Antena 3, me era difícil entender por qué aquel hombre sin ninguna formación actoral conseguía escenas de tanto brillo y emoción), pero con un estilo sencillo y contundente, que transmitía verdad, que transpiraba autenticidad en lo que decía.

Tampoco coincidí demasiado con él, algo que ahora me fastidia aún más, pero me gustaba mucho verle, siempre nos reíamos, siempre se preocupaba por sus hijos (que no sólo han heredado parte de su talento musical, sino también su sencillez y buen rollo), siempre tenía alguna broma que contar.

Me pongo triste si pienso que no está y se me ocurren gilipolleces como que estará alegrando a los ángeles del cielo con alguno de sus ritmillos, como que por qué siempre se van los mejores y que cómo es posible que el gasto militar en armamento sea siempre infinitamente superior al que se destina a la investigación y a la lucha contra el cáncer.

Se escribirán cientos de palabras, cientos de elogios sobre este hombre, este personaje querido y popular, muy natural, campechano y asequible, dotado de un increíble talento para cantar; se escribirán, espero, muchas y emotivas necrológicas; al final lo que quedará serán los sentimientos. Los sentimientos de alegría, de amor a la vida, de amor a su familia, de cercanía y complicidad. Los sentimientos que este hombre derrochaba. Un hombre con ojos brillantes y sonrisa amplia y contagiosa, pero, sobre todo, increíblemente humano.

20 Junio 2007

Menudo era

Ricardo Cantalapiedra

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Él mismo se definió como «recortadito y no muy agraciado de morros». José Luis Cantero, El Fary, era feo (hay quien dice que no feo, sino abstracto), pequeño (con alzas manifiestas en los tacones), sentimental, pinturero, muy madrileño (pero no chulapo, sino chulín). Y, además, entrañable. Por eso caía bien a casi todo el mundo. Vendía discos razonablemente y se abarrotaban los locales donde actuaba. Tenía adeptos muy dispares, desde amas de casa hasta rockeros especulativos, pasando por intelectuales, frikis o individuos exquisitos de altos vuelos que cometerían desatinos por escuchar en directo cualquier fuga de Bach o un tango de Gardel. Algunos artistas, por razones misteriosas, caen en gracia a los públicos, al margen de su arte.

Pero es que El Fary era también muy bueno en su estilo, un estilo difícil de explicar, flamenqueos de un rumbero de vocación acosado por lo moderno y bregando con el pop o con lo que fuere. Hay que adaptarse a los tiempos para sobrevivir. Tenía voz vibrante y versátil, cristalina, con facilidad para ese gorgorito que encandila al respetable. Sus maestros habían sido figuras como Juanito Valderrama, Manolo Caracol, Antonio Molina o Rafael Farina (de quien tomó el nombre artístico). Con este bagaje, El Fary, en los años ochenta y noventa, logró infiltrarse clamorosa- mente en las discotecas de moda.

Aunque analfabeto hasta los 20 años, compuso cerca de 300 canciones, solo o en compañía de otros autores. Algunas de ellas, en los límites de lo políticamente incorrecto, como La mandanga: «Dame el chocolate / que me ponga bien. / Dame de la negra / que hace buen olor. / Y con la maría, ¡vaya colocón!». Posteriormente, el cantante pidió disculpas a las autoridades y al público en general porque la canción podría ser interpretada como un aliciente al consumo de drogas blandas. En Amor secreto, una mujer se enamora de su párroco y lo pasa muy mal la pobre, hasta el punto de que «le pide a Dios / que haga que le borre de su pensamiento / o que le dé su amor». Así era El Fary.

Su talante madrileño era una mezcla de Arniches, el cheli, la jerga carcelaria de Carabanchel, la plaza de toros de Las Ventas, el código secreto de los taxistas y el casticismo de los camareros de la Villa. Ya van quedando muy pocos de ésos. Era íntimo del diestro madrileño Antoñete, a quien dedicó un pasodoble. Conocía el Rastro como la palma de la mano. En su juventud, ganó cuatro años consecutivos el concurso de cantantes del barrio de La Elipa. Pero, sobre todo, era el rey de los taxistas, profesión que ejerció casi una década. Arrasó en las gasolineras. Muchos coches en España llevan detrás un carro-Fary, minifigura de goma, de ocho centímetros de altura, con El Fary, micrófono en mano, en actitud de arrancarse por bulerías. Hizo de taxista en la serie de TVE Menudo es mi padre.

«Lo mismo rescata a un perro de morir atropellao / que evita que den un golpe / en el Vizcaya-Bilbao» (Apatrullando). Así era él.