22 mayo 2019

Presentó el programa 'Redes' en La 2

Muere el ex ministro Eduardo Punset Casals, que militó en UCD, en CiU, en el CDS y en el Foro

Hechos

El 22 de mayo de 2019 falleció D. Eduardo Punset.

23 Mayo 2019

Eduard Punset o el divulgador discreto que alcanzó la fama de un ‘showman’

Guillermo Alonso

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Su programa 'Redes' tenía una audiencia marginal, pero sus libros eran un éxito editorial y su estilo único llegó a convertir al escritor y divulgador, que ha fallecido a los 82 años, en uno de los rostros más populares de España

España recordará a Eduard Punset (Barcelona, 1936), que ha fallecido en Barcelona a los 82 años, como algo más que un presentador (otros, más maduros, lo recordarán incluso como algo más que un ministro, economista y periodista de medios internacionales). Había en él algo escaso en una televisión como la española, que siempre ha jugado a la prudencia y el sigilo en sus presentadores masculinos: un estilo difícil de describir y moderadamente fácil de imitar. Aquel tipo de cabello cano y revuelto, tono de voz bajo y suave y marcado acento catalán tenía algo que dejaba a los espectadores clavados a la televisión, aunque fuese en un programa destinado a minorías como Redes.

El espacio de divulgación científica permaneció en antena 18 años (de 1996 a 2014) y dio a Punset una de las formas más extrañas que concede la fama televisiva: nadie veía su programa, pero todo el mundo conocía a su presentador. Si el programa registraba un 2 % de cuota de audiencia y atraía a 200.000 entusiastas (según datos de 1997, en su segundo año de emisión), pronto Punset se convertiría en alguien muy popular gracias a la parodia. Desde José Mota en televisión a decenas de youtubers en internet (como el popular Loulogio) iban a sacar punta a una de las características más especiales de Redes: que cuando Punset hablaba en inglés con un entrevistado se doblaba a sí mismo, con su habitual deje, parsimonia y cadencia.

Punset pasaría a ser un autor prolijo y superventas: 200.000 fieles son marginales en televisión, pero una legión en las librerías. Llegaría a anunciar pan de molde en una popular campaña publicitaria e inspirar el nombre de un grupo de indie pop madrileño, Los Punsetes. Su forma de conectar con el espectador se nos antojó única: en una televisión que se llenaba cada vez más de ruido, él nos hablaba de temas tan íntimos como la senectud, los recuerdos, las emociones, los misterios del cerebro y, sobre todo, la felicidad, que se convirtió en tema central de sus programas y algunos de sus libros.

A Punset no le faltaron las críticas de algún sector de la comunidad científica, pero siempre fue querido por el público, que vio en él a alguien capaz de acercarle de forma sencilla y tranquila las cuestiones más complicadas del universo y de la existencia. Incluso los que jamás vieron su programa percibían esa característica. Ese tipo de fama casi in absentia es difícil de explicar, pero seguro que el mismo Punset lo intentó en alguno de sus 600 programas.

23 Mayo 2009

El hombre de la curiosidad

Manuel Tohaira

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LOS SERES HUMANOS somos esencialmente curiosos. Quizá eso explique por qué pasamos de ser monos listos a humanos sabios… Pero hoy la curiosidad suele brillar por su ausencia: se nos proporcionan tantas respuestas a preguntas que no tenemos, que acabamos olvidando esas otras preguntas que sí nos importan. Es un triste proceso ligado a la enorme acumulación de conocimientos y habilidades que nos ha llevado a cotas de bienestar y longevidad inimaginables hace sólo un siglo.

Sin embargo, un abogado y economista prestigioso, luchador antifranquista y luego ministro en gobiernos de la democracia, acabó dejando la política para acabar siendo un prestigioso divulgador científico, a pesar de no tener formación alguna en ese campo. Precisamente porque a Eduard Punset nunca le abandonó la curiosidad. Ésa que debería llevarnos a preguntarnos por qué y cómo son las cosas: la premisa básica que sustenta al método científico desde sus primeros balbuceos con Galileo.

Punset supo canalizar su inteligente curiosidad en preguntas aparentemente sencillas a personalidades de la ciencia que consiguió entrevistar para aquel programa de Redes que se inició en 1996. El programa que le hizo famoso en toda España –a pesar de emitirse en La2 de TVE y a horarios intempestivos– evolucionó desde aquellos inicios llenos de rigor por casi todos los campos de la ciencia. Y acabó abordando aspectos discutibles de tipo psicológico y funcional que le llevó incluso a abandonar la pura divulgación para dedicarse a responder a las inquietudes acerca de la felicidad y el sentido de la vida de numerosos lectores de sus libros.

Su trayectoria anterior como economista internacional y como político nacional, y la fase final de su vida dedicada a proporcionar ayuda psicológica a quienes le pedían poco menos que las claves de la felicidad, quizá queden ahora en un segundo plano frente a aquella curiosidad que sentía. Durante muchos años, Eduard Punset quiso intentar que la cultura científica fuera tan estimada como la cultura artísticoliteraria… ¡y en España, nada menos!

23 Mayo 2019

Defensor de la vida antes de la muerte. Eduardo Punset, el político que se convirtió en la voz de la ciencia

Miguel G. Corral

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En una esquina del salón de su casa de la Calle del Españoleto de Madrid colgaba del techo durante unas Navidades de hace algunos años un velo que caía hasta el suelo formando una jaima. Dentro había cojines y almohadas, una pequeña mesita auxiliar y algunos juguetes. «Es un rincón de paz que montamos para que jueguen mis nietas durante estas fiestas», explicó Eduard Punset sin más pregunta que una mirada curiosa. Y eso mismo es lo que ha sido para la Ciencia el trabajo televisivo del conocido divulgador, del Carl Sagan español: Un remanso de paz y un refugio constante.

El político, economista y voz de la investigación Eduard Punset (Barcelona, 1936) falleció ayer a los 82, tras superar un cáncer de pulmón en 2007 y después de más de cinco años de avance del Alzheimer por su cerebro. «La gente se ha obsesionado con si hay vida después de la muerte, sin darse cuenta de que lo que importa es si hay vida antes de la muerte. La gente siempre está esperando algo mejor y eso es una mentira como una casa», decía ante la más mínima oportunidad. Su optimismo, su positividad y sus ganas de vivir no se dejaban ver sólo en frases como ésta o en sus libros sobre las recetas de la felicidad, si no también en cada segundo que no desperdiciaba si podía hacer una broma o regalar una sonrisa. Punset vivió antes de morir.

El programa Redes –un milagro televisivo emitido por La2 a horas intempestivas, sin apenas fuegos de artificio y que se mantuvo en antena 18 años con más de 600 programas desde 1996– fue lo que le convirtió en un rostro conocido, parodiado por humoristas y reconocible en cualquier rincón de España. Pero su trascendencia va mucho más allá de eso.

«Ha tenido una influencia cultural tremenda en la cultura popular española. Como personaje, superlativo, excéntrico y genial, supo conectar a muchos españoles con el torrente de ideas –científicas, tecnológicas, filosóficas– que circulaba lejos de sus preocupaciones diarias», cuenta a este diario Luis Quevedo, biotecnólogo y guionista y productor de Redes.

Es cierto que a Eduard Punset le conoce todo el mundo por su pelo blanco ensortijado, su acento, su ritmo pausado y por esas conversaciones con los grandes cerebros de la ciencia mundial en las que se detenía el tiempo. Sin embargo, fue un hombre polifacético, versátil e impredecible con aportaciones a la sociedad que trascienden a la de ser el Carl Sagan español.

Se licenció en Derecho en Madrid y en Economía en Londres. Nada que ver con la Ciencia. De hecho, trabajó como redactor de la BBC, como director económico de la edición para América Latina del semanario The Economist y fue economista del Fondo Monetario Internacional en EEUU y Haití.

Pero quizá es su pasado como político lo que puede competir en cuanto a exposición pública con su faceta divulgadora. Punset fue un activo luchador contra el franquismo. Militó en el Partido Comunista de España a finales de los años 50, dos décadas antes de su legalización en abril de 1977. De hecho, esa militancia política fue lo que le empujó al extranjero en 1958 ante el temor a ser detenido. Quizá su carrera como divulgador le deba más de lo que cabría pensar a ese exilio en París, Londres y después en EEUU, donde nacieron sus tres hijas (Nadia, Elsa y Carolina).

Tras la muerte de Franco en 1975, regresó a España y retomó su carrera política, pero no ya en el Partido Comunista, sino en la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez. Llegó a ocupar el puesto de conseller de Economía entre 1978 y 1980 con el presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas, y después sustituyó a Leopoldo Calvo Sotelo como ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas.

En 1982 fue elegido diputado de Convergencia y Unión, pero sólo ocupó el escaño durante un año. Punset fue un europeísta convencido desde ante incluso de la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), razón por la cual fue elegido para el Parlamento Europeo por el CDS de Adolfo Suárez hasta 1994.

Tras este movido pasado político, Eduard Punset dio un giro copernicano a su carrera y en apenas dos años (en 1996) arrancaba el programa que le convirtió en un rostro televisivo. Pero, ¿Cómo un hombre dedicado a la economía, a la política y a la comunicación acaba dedicándose a la ciencia? Es el fracaso del partido político Foro en 1995 el que le hace cambiar de rumbo aceptando llevar el programa Redes, el programa que le cambiará la vida a él y a muchos espectadores.

De hecho, no sólo se volcó el mismo en la ciencia, llegando a ser asesor de COTEC –una fundación para la innovación– sino que hizo de maestro de los actuales maestros de la divulgación actual. «Eduard creó escuela. Por Redes pasamos muchos jóvenes apasionados por la ciencia que, como todo enamorado, queríamos gritarle al mundo lo maravillosa que ésta era. El problema es que no sabíamos cómo hacerlo de manera efectiva», dice Quevedo.

Pero, como recuerda Pere Estupinyà, otro de sus entonces jóvenes discípulos y hoy director y presentador de El ladrón de cerebros, no todo fueron éxitos en su vida. Fue criticado tras una campaña publicitaria de Bimbo. «Como todos tuvo ciertos errores, pero han pesado en exceso con respecto a todas las cosas positivas que hizo», opina Estupinyà.

Además, en los últimos tiempos, con el Alzheimer avanzando a gran velocidad en su cerebro, se reveló como firme defensor del procés. Pero desde su ámbito familiar más cercano aseguran a este diario que nunca tuvo esas inclinaciones y que, coincidiendo con los primeros estadíos de su enfermedad, fue manipulado para apoyar unas tesis que jamás había abrazado.

«Con todo, es el mayor divulgador científico que ha dado España. Es el que consiguió llegar a un público más amplio y más diverso con la ciencia, de introducir términos como neuronas, genética en la mente de las personas. Era quien contagiaba mejor, quien transmitía mejor», dice Estupinyà.