21 agosto 1964
Muere el histórico líder del Partido Comunista de Italia, Palmiro Togliatti, un hombre fiel a Stalin
Hechos
El 21 de agosto de 1964 falleció Palmiro Togliatti.
Lecturas
Aldo Moro estaba al frente de la DC italiana desde 1959.
El secretario general del Partido Comunista de Italia (PCI), Palmiro Togliatti, de 71 años, ha fallecido en la localidad soviética de Yalta, donde se encontraba de vacaciones.
Amigo personal de Gramsci y miembro fundador del PCI, en 1926 huyó a Francia, al ser prohibido su partido por Mussolini.
Un año después, fue nombrado secretario general del PCI, y en 1935 secretario del Komintern.
Participó en la guerra civil española con los nombres de ‘Alfred’ y ‘Ercoli Ercole’.
En 1943 regresó a Italia y formó parte de los ministerios Badoglio-Bonomi, Parri y De Gasperi, de 1944 a 1947.
Diputado desde 1948 convirtió al PCI en la segunda fuerza política del país, siempre por detrás de la Democracia Cristiana.
En 1978 se producirán las crisis de Gobierno en Italia por los pactos entre DC y PCI.
El Análisis
El fallecimiento de Palmiro Togliatti en la Unión Soviética el 21 de agosto de 1964 cierra una etapa decisiva no solo para el Partido Comunista Italiano (PCI), sino también para la vida política del país. Togliatti fue, durante casi cuatro décadas, la figura central del comunismo en Italia: el hombre de Stalin en la península, el dirigente que tejió los vínculos más estrechos con Moscú y, a la vez, quien supo transformar el PCI en una fuerza de masas que llegó a convertirse en el segundo partido del país, solo por detrás de la Democracia Cristiana.
Su trayectoria estuvo marcada por la lucha contra el fascismo desde sus orígenes. Combatió a Mussolini, participó en la Guerra Civil española como parte de las brigadas internacionales y se convirtió en símbolo de la resistencia antifascista. Con la caída del Duce y la liquidación de la dictadura, Togliatti representó a un comunismo que, aunque subordinado a la disciplina soviética, adquiría un peso central en la Italia republicana. Fue uno de los arquitectos de la nueva Constitución y de la Italia democrática, en un ejercicio de pragmatismo político que le permitió integrar al PCI en la vida institucional.
Sin embargo, su liderazgo sufrió un golpe decisivo tras la muerte de Stalin en 1953 y, especialmente, con el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1956, cuando Nikita Jrushchov desveló los crímenes del estalinismo. El “descubrimiento” de la represión, las purgas y el Gulag sacudió a las bases comunistas de toda Europa, y en Italia provocó un debate interno profundo. Togliatti trató de mantener el difícil equilibrio: seguir fiel a Moscú, pero a la vez abrir paso a un “camino italiano al socialismo”, menos dependiente y con cierto aire de autonomía, aunque nunca rompió del todo la fidelidad soviética.
El PCI bajo su mando evolucionó hacia una fuerza cada vez más enraizada en la sociedad italiana: un partido con poderosos sindicatos, presencia cultural y municipal, que disputaba con la Democracia Cristiana la hegemonía política y moral del país. Su muerte en suelo soviético, lejos de Italia, es a la vez anecdótica y significativa: Togliatti fue hasta el final un hombre estrechamente ligado al bloque del Este.
Con su desaparición, se abre la gran incógnita: ¿será capaz el PCI de mantener su papel central sin la figura de su histórico secretario? En principio, la dirección pasa a manos de Luigi Longo, veterano resistente, que tratará de continuar el camino abierto, aunque la sombra de Togliatti seguirá pesando. El PCI, el partido comunista más fuerte de Europa occidental, encara ahora el reto de sobrevivir en un mundo en el que la ortodoxia soviética empieza a resquebrajarse y en el que los italianos exigen cada vez más democracia y menos dogmas.
Togliatti muere como uno de los grandes protagonistas del siglo XX italiano: enemigo irreductible de Mussolini, aliado de Stalin, constructor de un comunismo de masas y figura política que, con sus luces y sombras, marcó una época.
J. F. Lamata