4 septiembre 1964

Elecciones Chile 1964 – Eduardo Frei (Demócrata-Cristiano) vence a Salvador Allende (marxista)

Hechos

El 4 de septiembre de 1964 se celebraron elecciones en Chile.

Lecturas

Las anteriores elecciones fueron en 1958

Eduardo Frei, candidato demócratacristiano, se ha impuesto en las elecciones celebradas este 4 de septiembre de 1964 en Chile a su principal adversario, el representante del Frente de Izquierda, Salvador Allende.

Con un 55,7% de los votos emitidos, Frei es el presidente elegido por un margen mayor en la historia de Chile.

Es la primera vez, por otra parte, que la Democracia Cristiana llega al poder en América del Sur.

Al contrario de Allende, Frei se ha mostrado muy cauteloso sobre la posible nacionalización de la industria cuprífera.

Las siguientes elecciones están previstas para 1970

06 Septiembre 1964

En Chile

LA VANGUARDIA (Director: Xavier de Echarri)

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El resultado de las elecciones presidenciales en Chile, puede constituir una sorpresa, después de los insistentes comentarios pronosticando la victoria del candidato izquierdista, Allende. Pronósticos sin duda fundados en una observación demasiado influida por el nerviosismo de algunas agencias y observadores norteamericanos, en los cuales el temor al castrismo llega hasta la deformación de la visión y la información. Decimos esto por la sencilla razón de que el margen de la victoria del demócrata-cristiano Frei es muy amplio, tanto como para que parezca absurda la casi seguridad en la que su adversario Allende, que habían dado mucho órganos de información. Cuando tan claramente se pronostica el éxito en una parte en una campaña electoral, es que la rotundidad de las simpatías que a su favor se advierten en el país no puede traducirse, por lo contrario, es un margen de diferencia tan grande como el que separa al vencedor Frei del vencido Allende. Por otra parte, el apoyo del Partido Comunista a este último, no debe hacer crecer tampoco que el izquierdismo del candidato fuera tan extremista como se ha supuesto. En definitiva, la importancia del Partido Comunista de Chile no es tan poderosa como para imponer a un presidente en funciones una política absolutamente comunista.

La victoria de Eduardo Frei, por lo demás, se ha realizado dentro del más perfecto orden y calma. Chile ha dado muestras de una madurez política muy superior a la de la mayor parte de las restantes repúblicas americanas. Y una vez que el resultado electoral no ha ofrecido dudas, ambos candidatos se han manifestado con una perfecta corrección y con el máximo respeto hacia las instituciones básicas y el funcionamiento de la democracia. Frei se ha apresurado a afirmar que será ‘el Presidente de los chilenos’. En cuanto a Salvador Allende, al admitir su derrota, ha indicado su absoluto respeto a la voluntad de su país expresada en las urnas. A algunos de sus partidarios más exaltados – comunistas o castristas, seguramente – que, en la calle, pedían la ‘Revolución’ a gritos, el candidato izquierdista ha dicho ‘Debemos permanecer tranquilos; ya que sabemos que el resultado de las elecciones nos ha sido adverso, debemos saber perder.

El intento de restablecer una cierta medida en la apreciación de las elecciones chilenas, no obsta al reconocimiento del sentido político que hay que atribuir a su resultado. Es desde luego evidente que la elección de Frei significa un golpe para el castrismo, ya que la política de Allende hubiera sido más favorable a la revolución cubana de lo que va a ser la de Frei. Como se sabe, uno de los últimos actos políticos de importancia del presidente Alessandri, ha sido romper las relaciones diplomáticas y económicas con la Cuba de Fidel Castro. Recuérdese cómo en la sesión del 25 de julio último – convocada para estudiar la protesta venezolana contra Castro – la Organización de Estados Americanos acordó el total aislamiento diplomático y económico de la Gran Antilla. Cuatro repúblicas se opusieron al acuerdo: México, Uruguay, Bolivia y Chile. Las dos últimas, posteriormente se sumaron a la decisión de la mayoría. Pues bien, es probable que bajo la presidencia eventual de Allende, Chile hubiera vuelto a la postura del 25 de julio. Con Frei, no hay tal probabilidad.

La designación de Eduardo Frei, sin embargo, tiene otros aspectos que no son los meramente negativos de una política defensiva contra el castrismo y el comunismo. Si no estamos equivocados esta es la primera vez que un demócrata cristiano llega a la Presidencia en una de las repúblicas americanas. Lo cual parece indicar que Chile trata de abrir un camino que se salga del esquema típico. Es decir, que frente a una izquierda subversiva no se alza una derecha cerradamente conservadora, sino una postura de apertura en los tiempos nuevos y un intento de enfrentamiento positivo de las necesidades actuales: habida cuenta especialmente de las dificultades específicas de la América Meridional. Frei puede representar una gran esperanza de apertura moderna de evolución social y económica pacífica. La autoridad conque llega a su triunfo el jefe de Estado electo es muy grande. Pero, por lo mismo, necesitará mucha habilidad para mantenerla y para imponer una política que se aparte tanto de la demagogia como del simple conservatismo. El hecho de que Frei haya contado con el apoyo de los partidos y fuerzas conservadoras, pero haya logrado, a la vez, votaciones mayoritarias en algunas de las zonas del país consideradas como más rojas tiene un significado tan favorable para la personalidad del ilustre político, como empeñativo para su tarea presidencial. La manera como sepa manejar esos factores contradictorios, indicará no sólo el grado de su capacidad política, sino también por otra parte, el de madurez política de las clases conservadoras y del proletariado chileno.