1 octubre 1792

Nace DIARIO DE BARCELONA fundado por Pedro Husson de Lapazaran, periódico que será conocido como ‘El Brusi’

Hechos

El 1 de octubre 1792 nació el periódico Diario de Barcelona fundado por Pedro Husson de Lapazaran.

Lecturas

El 1 de octubre 1792 nació el periódico DIARIO DE BARCELONA fundado por D. Pedro Husson de Lapazaran. El 18 de octubre de 1809 el Sr. Husson de Lazaparan, acusado de ‘afrancesado’ traspaso la propiedad a D. Antonio Brusi Mirabent a quien sucedería su hijo D. Antoni Brusi Ferrer y a este su hijo D. Antonio María Brusi Mataró y a este su hija Dña. María José Brusi García dando a Diario de Barcelona una línea editorial monárquica hasta 1935 en que transferirían la edición del periódico a D. Miguel Mateu Pla.

En 1969 José Tarín Iglesias asumirá la dirección de EL DIARIO DE BARCELONA. 

El Análisis

El nacimiento de El Brusi: El amanecer del periodismo español

JF Lamata
El 1 de octubre de 1792, en una Barcelona bajo el reinado de Carlos IV, nació el Diario de Barcelona, fundado por el impresor napolitano Pedro Husson de Lapazaran, marcando el inicio de una publicación que se convertiría en el periódico más antiguo de España y uno de los decanos de la prensa europea. Conocido popularmente como El Brusi, por la familia Brusi que lo controló desde 1814, este diario no solo fue testigo de la vida cotidiana de la ciudad, sino que se consolidó como un pilar del periodismo español, adaptándose a las convulsiones políticas de España y Cataluña durante el siglo XIX y principios del XX. Su fundación, en un contexto de monarquía absoluta y censura, representa un hito en la difusión de noticias, inicialmente como un diario oficial, pero evolucionando hacia una voz influyente con una línea editorial monárquica y liberal-conservadora, que navegó las tensiones entre el centralismo español y las aspiraciones catalanas hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936.

El Diario de Barcelona comenzó como un boletín en español, publicando avisos oficiales, crónicas locales y noticias internacionales, con una tirada modesta pero constante, lo que lo convirtió en el único diario de Barcelona durante sus primeros años. En 1809, acusado de “afrancesado” por su postura durante la ocupación napoleónica, Husson cedió los derechos a Antonio Brusi i Mirabent, cuyo nombre dio origen al apodo El Brusi. La familia Brusi, con Antonio Brusi y Ferrer y su hija María José Brusi García, mantuvo la propiedad hasta 1923, consolidando una línea editorial monárquica que apoyó a Fernando VII tras la Guerra de la Independencia (1814) y adoptó un liberalismo conservador durante las guerras carlistas y la Restauración. Entre 1831 y 1839, Joaquín Roca y Cornet, como redactor único, reforzó esta orientación, aunque el diario incluyó ocasionalmente poesías en catalán, como las de Joan Maragall, en un contexto donde el español dominaba la prensa catalana. La etapa napoleónica (1810-1813) fue una excepción, con ediciones bilingües en francés y catalán, reflejo de la demanda de los lectores catalanohablantes, aunque el diario volvió al español tras 1814.

Durante el periodo 1792-1939, el Diario de Barcelona enfrentó desafíos que reflejaron la evolución de España y Cataluña. Su hegemonía se vio amenazada a finales del siglo XIX con la aparición de competidores como El Correo Catalán (1876), La Vanguardia (1881), y La Veu de Catalunya (1899), que respondían al creciente catalanismo y a una censura más laxa. En 1935, la propiedad pasó a Miguel Mateu Pla, quien mantuvo la línea monárquica hasta que, durante la Guerra Civil (1936-1939), el diario fue incautado por Estat Català y publicado en catalán bajo Marcel·lí Perelló. Tras la victoria franquista, volvió a sus propietarios, pero su influencia decayó frente a diarios más modernos. En este octubre de 1792, el nacimiento de El Brusi no solo inaugura el periodismo diario en España; establece una institución que, a lo largo de un siglo y medio, será testigo y actor de las tensiones entre monarquía, liberalismo y catalanismo, dejando una huella imborrable en la historia de Cataluña y España, aunque su predominio se desvanecería frente a los retos de la modernidad.
J. F. Lamata