Nepal: El Rey Birendra asesinado por su hijo, el príncipe Dapendra, que se suicida tras asesinar también a su madre y a dos de sus hijos

Nepal, un país extremadamente pobre, de 22 millones de habitantes, cuyo régimen se abrió en 1990 al pluralismo y a las libertades bajo una fuerte presión social, está viviendo una situación traumática tras el asesinato del rey Birendra, la reina y seis de sus familiares. Las insuficientes o incluso insultantes explicaciones dadas han llevado a la gente a manifestarse en las calles de Katmandú, y al Gobierno, a decretar el toque de queda. Crece el temor de que la ascensión al trono de Gyanendra, hermano menor del rey asesinado, conocido por su defensa de la monarquía absoluta, signifique una involución política.

Lo ocurrido deja cortos algunos dramas de Shakespeare y la ristra de historias de asesinatos y regicidios en Asia. Nepal ha tenido tres reyes en tres días. En la noche del viernes morían asesinados el rey que se convirtió en monarca constitucional, su esposa y otros seis miembros de la familia real. Que el regicida, según la primera versión oficial, fuera el príncipe Dipendra no impidió su designación como rey, pese a que también estaba en coma, acribillado a balazos, por la espalda. ¿Ha sido un compló, un asesinato porque la familia no autorizaba a Dipendra a casarse con un miembro de la familia rival Rana, o, como ridículamente especuló el ministro del Interior, el resultado de unos disparos accidentales que llegaron a matar al que apretó el gatillo? Esta última explicación del ministro del Interior enfureció a las masas, que se lanzaron a manifestarse violentamente, con el resultado de varios muertos. La subida al trono de Gyanendra ha alimentado el malestar de la población, pues si el nuevo rey no es popular, su hijo y posible sucesor lo es aún menos, vinculado al atropello mortal de un cantante.

Habrá que esperar a que algunos de los heridos presentes en la reunión se recuperen para intentar saber lo ocurrido. El Gobierno del Partido del Congreso ha puesto en marcha una comisión de investigación, pero la oposición comunista se ha negado a participar en ella. La presión internacional debe redoblarse para evitar que Nepal retroceda políticamente. Para un país necesitado de inversión extranjera, rodeado de dos gigantes, China e India, y en el que una guerrilla supuestamente maoísta controla una parte importante del territorio, el riesgo de involución es grande.