29 enero 1997
Todos los citados demandan al conductor del programa, Pepe Navarro, a pesar de que este recriminó su actitud a los dos invitados
Fernando García y Juan Ignacio Blanco vinculan sin pruebas a figuras públicas en el crimen de las niñas de Alcasser en el programa ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ y en Canal Nou
Hechos
- En el programa de ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’ (TELECINCO) del 29.01.1997 se analizó el crimen de Alcasser, en el que citaron los nombres de D. Alfonso Calvé, D. Luis Solana, D. Carlos Granados o el Sr. Bermúdez de Castro como posibles implicados. Todos ellos demandaron al programa.
Lecturas
El programa de ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ que presentaba D. José Navarro Prieto (‘Pepe Navarro’) alcanzó su máxima popularidad de audiencia al centrarse en analizar el triple asesinato de Alcasser. El Telemorbo en torno a Alcasser había comenzado con la aparición de los cadáveres de las tres niñas en 1993 – y ya entonces hubo polémicas sobre el tratamiento mediático – pero se potenció en 1997, año en el que se iba a celebrar el juicio contra Miquel Ricart, el único de tenido por aquel triple crimen. El programa ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ que la productora CEDIPE realizaba para TELECINCO decidió convertir aquel caso en su punta de lanza:
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PROTAGONISTAS DE LOS PROGRAMAS ‘ESTA NOCHE CRUZAMOS EL MISSISSIPPI’ SOBRE ALCASSER:
El Sr. Pepe Navarro, presentador y Director de ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ era el máximo responsable de aquellos programas. Cuando sus tertulianos empezaron a dar nombres se apresuró a preguntarles por las pruebas ‘¿pero se pueden dar nombres tan alegremente?’. Al comenzar el siguiente programa el presentador cordobés pediría disculpas.
D. Fernando García era el padre de Miriam, una de las tres niñas asesinadas en Alcasser. Al contrario que los otros dos padres, él se negaba a creer que Antonio Angles y Miguel Ricart fueron los auténticos asesinos y aseguraba que los verdaderos responsables eran importantes figuras del poder. En el ‘Mississippi’ saltó sin tapujos nombres como las de los políticos del PSOE D. Alfonso Calvé o D. Luis Solana, para posteriormente reconocer que los había lanzado sin pruebas.
D. Juan Ignacio Blanco, antiguo periodista de la desaparecida revista EL CASO (de ‘crónica negra’), seleccionado como especialista por ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’, encontró en el ‘caso Alcasser’ su verdadero filón profesional, defendió al máximo la teoría de que Anglés y Ricart eran inocentes del crimen y de que la Policía y la Guardia Civil estaban ocultando pruebas.
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Durante todo el tiempo que duró el juicio, los Sres. García y Blanco fueron analizando cada punto tanto en el Mississippi de TELECINCO como en la cadena pública valenciana CANAL 9, considerando al único juzgado por el crimen Miguel Ricart. Una cabeza de turco.
A finales de enero de 1997 D. Fernando García y D. Juan Ignacio Blanco cruzaron la frontera de la calumnia al acusar sin pruebas a dirigentes del PSOE en Valencia de estar implicados en el crimen de Alcasser.
Inmediatamente todos los citados – D. Alfonso Calvé, D. Luis Solana (ex director de RTVE y de Telefónica), D. Carlos Granados y el Sr. Bermúdez de Castro – demandaron al Sr. Pepe Navarro por su responsabilidad en aquello. El programa se vio obligado a pedir disculpas y a pagar importantes indemnizaciones por aquello.
El tratamiento del ‘caso Alcasser’ por parte del ‘Mississippi’ causaría que otras instancias como la Guardia Civil o el periódico LEVANTE demandaran igualmente al programa.
FOTOS DE LOS CADÁVERES
D. Fernando García y D. Juan Ignacio Blanco no se limitaron a lanzar acusaciones sin pruebas a troche y moche, sino que también cruzaron la frontera del morbo cuando el Sr. García publicó fotografías del cadáver de su hija y las otras dos niñas en el momento en el que fueron encontrados en el programa ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’. Aquel incidente provocó que los padres de las otras dos niñas asesinadas retirarán para siempra la palabra al Sr. García.
CRÍTICAS MEDIÁTICAS DESDE EL PAPEL:
A pesar de que los periódicos también realizaban ‘juicios paralelos’ si se entiende como tal hacer un seguimiento a un juicio cuestionando aquellas partes que no se compartieran, la mayoría de ellos (EL MUNDO, EL PAÍS…) criticó duramente la cobertura de ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ de aquel caso.
El 31-1-1997 D. Carlos Boyero escribía:
El relato del padre de una de las asesinadas en Alcácer y de un periodista que le acompaña en sus investigaciones, tiene inicialmente un involuntario tono esperpéntico (un deficiente mental y un guardia civil, expulsado de su curre por menorero, son los que dan el cante sobre el lugar donde se cometieron los asesinatos y su ocultación, aunque la ley no lo investiga y borra la prueba), pero progresivamente se acerca a lo siniestro al desvelar la identidad y las razones de los auténticos inductores, máximos responsables de la violación, tortura y asesinato de las crías, de ese pervertido y sádico «Clan de La Moraleja». Navarro intenta exprimir con falsa inocencia y aparentes escrúpulos el absoluto convencimiento y los datos de los acusadores. Hablamos de sangre y de muerte, no de pollas de transexuales o de los encantos de la cropofagia. No valen los rumores ni las sospechas. Sólo las pruebas.
31 Enero 1997
ESTA NOCHE CRUZAMOS… LA FRONTERA DE LO ACEPTABLE
La libertad tiene muy anchas fronteras. Y es bueno que así sea. Pero la libertad no puede servir de escenario para que algunos carroñeros hagan negocio a costa del buen nombre de los demás. En la noche del miércoles, el programa Esta noche cruzamos el Mississippi, que dirige Pepe Navarro, sirvió para que un periodista de escaparate inquietante y aún más problemática trastienda, flanqueado por el errático padre de una de las víctimas del crimen de Alcàsser, lanzara acusaciones gravísimas contra personas vinculadas al PSOE. Toda acusación merece ser examinada. Pero a condición de que se apoye en algo más que en las ansias de popularidad y de dinero de unos cuantos enloquecidos. Servirles de altavoz -por más que la responsabilidad de las palabras corresponda a quien las pronuncia-, es también una decisión polémica. En todo caso, la Justicia está para algo. Debe intervenir de inmediato y poner a cada cual ante sus responsabilidades.
31 Enero 1997
ESE ‘ALGO’ QUE TENEMOS LOS PERIODISTAS
Reconociendo la existencia esplendorosa y cotidiana de la abyección de lujo, todavía posee capacidad para asquearme. Quiero imaginar que no sólo me ocurre a mí, que la estupidez, el cansancio o el cinismo no se han apoderado de todos los espectadores de esa abyección. Estoy hablando del excesivamente nauseabundo arranque del circo de Pepe Navarro en la noche del lunes. Después de haber planificado, alentado y provocado las salvajes acusaciones de violación y asesinato que hicieron el padre de una de las asesinadas en Alcácer y un ex-colaborador del Mississippi (reciclado ahora en periodista criminólogo), dando los nombres (sin exhibir pruebas) de los inductores de esa barbarie (Luis Solana, José Luis Bermúdez de Castro, Francisco Laína, Alfonso Calvé y Carlos Granados), y de las fulminantes y consecuentes querellas de los acusados contra el programa en el que han pretendido lincharles pública e impunemente, Pepe Navarro, avispado director del citado porno-show emocional, modélica aunque intolerable hiena de cualquier morbo explotable, se atreve a comenzar el espacio del lunes con esta mezquina exculpación: «La otra noche ocurrió un incidente que alteró la línea de conducta que caracteriza a este programa. Nuestros invitados dieron nombres de personas presuntamente implicadas en la tragedia de Alcácer. Lo que está claro es que no es la intención de este programa atentar contra el buen nombre de nadie. Nuestras excusas por los perjuicios que les hayamos causado».
Mi estupefacción ante las falsas y desvergonzadas disculpas del hombre que ha montado el repugnante show, sólo es comparable a la mala hostia que me provoca la existencia de un tipo de su ruindad moral. Pero el espectáculo continúa. Los actores secundarios (compadezco al padre de la asesinada, comprendo su dolor y su presumible ofuscación, pero encuentro vomitiva la replegante actitud del criminólogo bigotudo) también son inducidos por su generoso mecenas a pedir perdón.
El padre agradece el púlpito que le ha ofrecido el justiciero Navarro: «Gracias por haber tenido la delicadeza y la profesionalidad de tratar seriamente nuestro tema en este programa, pero también queremos pedirte disculpas por haber dado en él los nombres de esa gente. Cometimos un error». Lo del criminólogo se acerca a la comicidad más soez: «Lo que pasa es que yo me dejé llevar por ese algo que tenemos los periodistas de querer dar nosotros mismos las noticias». No sé si les he narrado bien la historia, pero cualquier testigo con un mínimo de inteligencia, ojos, oídos y sentido común, constataría su ilimitada sordidez. Vale ya, peligroso farsante del Mississippi.
Carlos Boyero
02 Febrero 1997
Solana en Alcacer
Si hemos hablado de la sistemática destrucción de valores no ya cristianos, sino simplemente cívicos, llevada a cabo por el felipismo, no es de extrañar, por ejemplo, que unas niñas apaleen a otras por sentir envidia de su belleza.
Pero es que a veces se escuchan cosas tan terroríficas que convierten al caníbal de Milwokee en un inofensivo excursionista.
El triple e irresoluto crimen de las niñas valencianas de Alcácer suscita desde hace tiempo toda una serie de confusas informaciones que hablan de atroces orgías – también se habla de ciertos guías que ofrecen safaris de seres humanos en algunas regíones de África – en las que la apoteosis final sería el asesinato de las desventuradas víctimas, con lo que parece hacerse tristemente verosímil aquella macabra humorada que cierto escritor acostumbra a utilizar para epatar a sus amigos: “Yo, si me invitan a una orgía yo no voy a no ser que me garanticen un asesinato”.
Pues bien: algo parecido ha sido denunciado ante millones de televidentes en el Mississippi de Pepe Navarro, por el padre de una de las niñas, Fernando García, y su pretendido criminólogo, Juan Ignacio Blanco. Los nombres allí citados como supuestamente ‘investigados’ sobre lo que saben del tema fueron los de los socialistas Luis Solana, ex presidente de Telefónica y RTVE y hermano del secretario general de la OTAN; Carlos Granados, ex delegado del Gobierno en Alicante y el ex gobernador civil, Alfonso Calvé. Granados intervino telefónicamente y en directo en el programa y no estuvo especialmente acertado al no contemplar la vía de la denuncia ante los medios de comunicación como uno de los mecanismos de defensa con los que los ciudadanos cuentan en las democracias, residenciándolo todo en los procedimientos penales.
Pero, dicho esto, no se puede mezclar, ni tan siquiera mencionar, aunque sea tangencialmente, los nombres de personalidades – que ya han anunciado acciones judiciales – basándose en vaguedades del tipo ‘se está investigando’, ‘en muy sospechoso…’, etcétera, en un asunto tan horrible como el que comentamos. A no ser que haya trampa…
15 Febrero 1997
Hurgando en Alcasser
Quisiera hablares hoy, si me permiten, de un hombre torturado que ha tomado por costumbre navegar un día sí y otro también por las aguas del Mississppi (TELECINCO). Estoy hablando de Fernando García, el padre de Miriam, una del as niñas de la tragedia de Alcasser. El tema es delicado. No hay duda que para Pepe Navarro resulta un ingrediente atractivo por lo mucho que se puede ahí escarbar. Ya conocemos su estilo. Pero este hombre abatido nos preocupa. Lo digo desde el respeto solidario más absoluto. Parece que en su comprensible desespero por encontrar a los asesinos se ha topado con lo que cree una tabla, un asidero desde el que poder avanzar en su búsqueda, y no advierte que sus continuas apariciones en este programa, en lugar de ayudarle, le hunden más hacia hipótesis sin salida. Nos é si este hombre es consciente de cómo se le usa en cada una de sus apariciones en el Mississippi. No voy a juzgar si después de cuatro años de aquella trágica e innombrable fechoría, y teniendo esposa y otros hijos, debe seguir retorciéndose el alma en una especie de cruzada por hallar lo que no le va a devolver ni la tranquilidad, ni a su hija. Ni puedo, ni quiero, ni soy quién para juzgarle, entre otras cosas porque yo me pongo en su piel y no sé lo que haría. Pero sí quisiera transmitirle un punto de sosiego si es posible, y que comprendiese que, en cualquier caso, el Mississppi no es el camino. La causa de su abatimiento queda totalmente subvertida en este circo. El disc jockey de este tugurio, a las heridas ajenas, las pincha. Para que haya más dolor, más espectáculo todavía.
Ferrán Monegal
12 Mayo 1997
Las mentiras del Crimen de Alcasser
Un ginecólogo y un empresario, detrás de las falsas informaciones
El juicio contra el único detenido por el triple asesinato de Alcásser ha disparado las teorías sobre el trágico suceso. En las últimas semanas se han difundido distintas especies, la más grave de las cuáles intentaba implicar en el caso a relevantes políticos. En lugar de informaciones que ofrezcan luz sobre el drama, se trata de un asombroso montaje elaborado por dos personajes movidos contra antiguos socios. Destapamos la historia de esta sucia conspiración.
La ceremonia de la confusión se ha instalado en torno al tristemente famoso triple crimen de Alcàsser. O al menos así lo están intentando algunos personajes. Quieren llevar la sensación a la opinión pública, en esta semana que empieza el juicio contra uno de los acusados del triple crimen, Miguel Ricart, de que los verdaderos asesinos no se sentarán en el banquillo, ya que existe una supuesta trama de importantes personalidades políticas y empresarios millonarios que se dedican a secuestrar, torturar y grabar en vídeo asesinatos de niñas, como las tres chicas de Alcásser, con la mayor impunidad. Todo falso, o para ser más exactos, todo forma parte una trama basada en la venganza. Las gravísimas acusaciones sobre personas concretas con nombre y apellidos, como Alfonso Calvé, exgobernador civil de Alicante, José Luis Bermúdez de Castro, productor de cine, y Luis Solana, expresidente de Telefónica, fueron vertidas en un programa de televisión sin prueba alguna. Pero el montaje recibió una ayuda inesperada con la aparición en Bélgica de una red de pedofilia que se dedicaba a matar a niñas y grabar en directo sus horrendos asesinatos.
Todo esto ha traído la increíble teoría de la existencia de una maña de altas personalidades vinculadas al PSOE y ricos empresarios que se dedicaban a secuestrar niñas para increíbles terapias de choque. Un montaje destinado a desprestigiar a personas inocentes, basado en una verdad cruel (crimen de Alcasser) montada a partir de un cúmulo de falsedades que en ningún caso se pueden probar. Es, sencillamente, la historia de una venganza.
Todo empezó el 29 de enero de 1997, cuando en una entrevista en directo en un programa de Telecinco, el periodista Juan Ignacio Blanco, que trabaja para el equipo de investigación de Fernando García, padre de Miriam (una de las tres niñas asesinadas de Alcàsser), afirmó textualmente “… se ha dado el nombre de Alfonso Calvé, ex gobernador civil de Alicante como presunto responsable de esta trama, se ha barajado también el nombre de don Luis Solana como participante en estas aberraciones que se cometen”, asegura el periodista. Y a continuación sigue su relato citando nuevos nombres: “…también hay que comentar que hay más personas que están siendo investigadas. Podemos hablar de un productor de cine que vive en La Moraleja – al igual que Alfonso Calvé, ese médico psiquiatra, ex gobernador civil de Alicante – el Sr. Bermúdez de Castro. Forman parte de un conocido clan, el clan de La Moraleja, que no solamente está implicado desgraciadamente en ese tipo de escándalos turbios, sino en bastantes más, porque entre otras cosas, tanto el Sr. Calvé como el Sr. Solana están investigados por la desaparición de dos toneladas de cocaína…”.
Calvé, Bermúdez y Solana no vieron en directo las graves impugnaciones. Los dos primeros se enteraron por amigos que llamaron por teléfono. Treinta y cinco minutos después de salir su nombre en el programa ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’, el productor Bermúdez de Castro presentó una querella ante el juzgado de Guardia de Madrid. Mientras tanto, Alfonso Calvé, destrozado e incrédulo se reunía con su mujer y su hija para comentar las barbaridades que habían dicho sobre él en la televisión. Después, Calvé y Solana se sumaron a la querella contra Blanco.
Los Tapados.
Pero, ¿quién estaba realmente detrás de estas falsas informaciones? ¿Y por qué? Calvé y Bermúdez asegura tener la respuesta a estas preguntas. Los dos presentaron hace unas semanas una nueva querella criminal contra Ángel Sopeña como inductor de las presuntas calumnias vertidas en el programa. El ex gobernador civil de Alicante y el productor de cine están convencidos que detrás de las informaciones falsas sólo puede haber un ex socio suyo, el ginecólogo Ángel Sopeña Quesada, que actuó por venganza contra ellos. A Sopeña le acusan de ser el inductor intelectual de las acusaciones vertidas en el programa y de intoxicar al periodista de televisión como una manera de preparar su vendetta por problemas en negocios anteriores.
Sopeña, conocido ginecólogo-tocólogo, es uno de los pioneros en la fecundación in vitro en España y creador de un DIU (Dispositivo intra uterino) como método de planificación familiar. Era dueño de la clínica 2.200 en la Avenida de Juan XXIII (Madrid). A finales de los ochenta entró en contacto con Bermúdez de Castro para comprar un edificio en la Avenida del Valle, el antiguo Instituto de Ciencias Neurológicas. Para eso crearon la sociedad Vulpiyuri, con otros socios, un hermano de Ángel Sopeña, José María, y unos amigos de Bermúdez, el matrimonio Meseguer. Vulpiyuri alquila dos plantas a una sociedad, Medicina Tecnológica, cuyos socios son los médicos Alfonso Calvé (subdirector general de la Policía), Rogelio Hernández Madariaga (primo de Luis Solana Madariaga) y Ernesto Gómez.
En esta querella se demuestra la relación mercantil y también las vinculaciones en varios negocios entre las familias Sopeña y Solana. Concretamente, dos hermanos de Ángel Sopeña, José y Mariano, son socios de Luis Solana y otros familiares, como Gonzalo Pérez Pita (cuñado del expresidente de Telefónica), en las empresas Ingeniería Belinchón, Graminsa S. A., Silvosa S. L. y Radiomar. Ángel Sopeña es el único nexo entre las tres personas (Calvé, Bermúdez de Castro y Solana) que fueron implicadas en el programa de televisión por el crimen de Alcàsser.
Bermúdez de Castro tenía el 50% de Vulpiyuri S. A.; Ángel Sopeña, el 20; y su hermano José, el 10%. La relación empresarial acabó como una guerra civil. Desde entonces, Sopeña odia a muerte a Bermúdez porque se considera estafado desde el momento en el que el productor de cine decidió vender el edificio de la clínica y comunicó a sus socios que lo vendía en unos 500 millones. Sopeña cree que le engañó, ya que meses después Procisa, una empresa constructora vinculada al promotor Luis García Cereceda (Lugarce), lo revendió en 1.300 millones.
Pero la guerra entre el productor y ginecólogo no acaba ahí. El 16 de diciembre de 1992, Sopeña acude a un juzgado de Madrid para denunciar que Bermúdez se encuentra detrás de un supuesto robo de documentos desaparecidos de su chalet en Puerta de Hierro y de la Clínica. En la declaración que obra en poder de INTERVIÚ, le acusa de robarle documentos de la sociedad y a Alfonso Calvé, de obstaculizar las denuncias desde su puesto en la Dirección de la Policía.
Las versiones facilitadas por Bermúdez de Castro y Calvé son diametrales opuestas. Calvé asegura en la querella de Sopeña, aprovechando que él era subdirector general de la Policía, le pide que interviniese el teléfono de Bermúdez de Castro para comprobar si el productor de cine mantenía relaciones extramatrimoniales con la mujer del ginecólogo. Calvé se niega y Sopeña le acusa de ser cómplice de Bermúdez. Así nace una tormentosa y complicada relación entre socios con intereses personales y económicos.
Un extraño personaje.
En cualquier caso, el origen de la escandalosa información también quedó reflejado en la posterior declaración del periodista Blanco ante el juez, a raíz de las querellas presentadas contra él, cuando reconoció que después de decir en directo los tres nombres recibió una llamada en TELECINCO y su interlocutor le dijo ser hermano de Ángel Sopeña y le comentó que “como es que había hecho caso a su hermano, que si estaba loco por decir en televisión lo que había comentado su hermano. Ya que al parecer este Ángel Sopeña había perdido una clínica y que los contrarios eran los querellantes (Bermúdes de Castro y Calvé).
La supuesta operación fantasmagórica no empieza con Sopeña. Hace unos cinco años entra en escena un extraño personaje llamado José Moisés Domínguez. Este empresario, dueño entre otras de la sociedad Club Plaza Mayor, aseguraba entonces ser socio del comiasario Alberto Elías (que fue responsable de la Brigada de Interior y del Servicio Central de Estupefacientes).
El empresario D. José Moisés Domínguez y el ginecólogo D. Alejandro Sopeña fueron señalados por INTERVIÚ como las personas que inventaron el ‘bulo’ contra el ‘Clan de la Moraleja’ (D. Luis Solana, D. Alfonso Calvé y el Sr. Bermúdez de Castro) inventándose que estaban implicados en el caso Alcasser para vengarse por los pleitos que mantenían con ellos.
El Análisis
En principio un programa ‘Late Night’-espectáculo tiene como objetivo entretener y mantener a la gente pegada a la pantalla. Esa era la principal obligación del Sr. Navarro. Y si la audiencia había decidido que lo que le interesaba eran datos o teorías sin probar en torno al caso Alcasser parecía lógico que CEDIPE se lo diera. En la que a preguntas pertinentes y presentadas de manera moderada por el Sr. NAvarro estos respondieron dando pié a su teorías.
Pero junto a la libertad de iniciativa parece lógico que haya un límite a la hora de acusar sin pruebas. A D. Alfonso Calvé o a D. Luis Solana, practicamente se los llamó asesinos ante toda España, sin ningún tipo de prueba. Si eso no tenía un límite nada lo hubiera tenido, por tanto hicieron bien los Sres. Calvé y Solana en recurrir a la justicia para obligar al ‘Mississippi’, al Sr. Navarro y, en especial, a los Sres. García y Blanco a recordar que, a la hora de hacer televisión hay un límite marcado por la ley.
Federico García Jiménez