30 junio 1973
El periódico de los socialistas exiliados en Francia, LE NOUVEAU SOCIALISTE, reprocha un artículo de un policía en el diario derechista ABC
Polémica en ABC sobre presuntos crímenes de Indalecio Prieto en la Guerra Civil española
Hechos
El 30.06.1973 las páginas del diario ABC recogieron una carta del policía D. Juan García-Mendoza sobre D. Indalecio Prieto.
Lecturas
Sebastián Miranda Pérez-Herce publica en ABC un artículo de elogio al fallecido ex dirigente del PSOE, Indalecio Prieto Tuero. En el mismo periódico se publica una carta de contestación de Juan García Mendoza acusando de crímenes a Prieto Tuero. Víctor Salazar Herrero, ex secretario de Prieto Tuero, publicará un artículo para defenderle que será publicado en el diario francés Le Nouveau Socialiste tras la negativo de ABC a hacerlo.
30 Junio 1973
En torno a Indalecio Prieto
Señor director de ABC.
Muy distinguido señor mío: En ese diario el 22 del actual don Sebastián Miranda traza un panegírico de Indalecio Prieto, al que define: “Uno de los hombres más honestos, más generosos y más buenos u más nobles que he conocido, etc”.
Juicio asaz ligero del que discrepo; sin que reciba agravio mi preopinante merecedor del respeto debido a toda persona bien nacida.
Se vanagloria de ayudarle a huir de España siendo conspirador contra la Monarquía; su exaltada fantasía asegura que (por espiar a Prieot en el domicilio de don Sebastián) entregaron 40.000 pesetas a cierto sujeto en 1930. Me permito algunas puntualizaciones.
El pío y seráfico querubín que don Sebastián nos ofrece tiene una historia de truhán que supera a la novel picaresca más famosa del Siglo de Oro-
Bien conocidas sus malas artes en los casos del Café de las Columnas y EL LIBERAL de Bilbao y demás turbios manejos, se supera al designar al famoso asesino Agapito García Atadell. Como jefe de la brigada que cometió centenares de asesinatos, violaciones y robos, siendo ejecutado en garrote.
Prieto fue su mentor y protector y quien le impuso en aquel cargo.
EL íntimo amigo del señor Miranda fue ininicador, organizador y responsable de la insurrección armada de octubre de 1934 en Asturias, que hubo de ocasionar más de 5.000 víctimas: militares, sacerdotes, ingenieros, empleados, comerciantes, etc., asesinados.
Injusto atribuir a Largo Caballero la iniciativa de aquella ‘salvajada’: preciso aclarar que fue contrario. A ultranza se llevó a cabo por la testarudez de Prieto. ¿Por qué? Veamos una hipótesis raional y cierta:
Don Horacio Echevarrieta (hombre de negocios bilbaíno, sedicente republicano, compinche y socio de Prieto) compró legalmente el 1934, a la Fäbrica de Armas de Oviedo, 17.000 fusiles Mauser que intentó vender a Etiopía a la sazon en guerra con Italia.
Frustró el negocio la Sociedad de Naciones, Echevarría (por medio de Prieto, percibiendo éste la comisión usual atinente) revendió los fusiles al Partido Socialista Español.
Curiosa coincidencia, volvieron las armas a su origen mediante alijo que soicalista astures llevaorn a fecto en San Esteban de Pravia. Furtivo las había descargado el buque ‘Tuquesa’ de Echevarrieta.
¡Aquellos fusiles adquiridos por Prieto sirvieron para cometer centenares de asesinatos!
Otra obra suya: expedición del Vita a Méjico, en el cual no iba oro ni fondos del Estado, sino la rebatiña de los Montes de Piedad y Bancos particulares: alhajas y valores de familia de muy diversa ideología.
Archisabido: el tesoro del Vita se disipó en Méjico y Prieto dirigió la expoliación.
¿Destinados los fusiles a la revolución de octubre? ¿quizá pretexto para colocarlos comercialmente? Idéntica pregunta cabe sobre el alijo del Vita.
Iniciada la guerra civil el honesto y generoso amigo de don Sebastián es ministro de Marina y Aire.
Tañendo las trompetas de la propaganda anunció: ¡Prodigamos bombardeos de hostigamiento a la retaguardia faccionsa. Balance del efectuado en Valladolid y que hube de presenciar.
¡Escenas dantescas: unos 20 niños quedaron sin vida frente a la Universidad! Más de 40 muertos en la delegación de Hacienda: la escalera de mármol blanco cubierta de sangre, cadáveres destrozados y ¡la drmaática situación de los heridos, a quienes prestamos auxilio transportándoles a hospitales!
DOloros recuerdo: una sñeorita Carmen Urrutia quedó ciega merced al generoso y noble amigo del sñeor Miranda.
Rumor en la zona nacional: el Retablo del Mar adquirido por e Ministro de Instrucción Pública, republicano, previa presión de Indalecio Prieto.
No me ocnsta la veracidad, pero sí que lo quemaron en Oviedo los socilaista. pOr eso hubo que rehacer la obra ¡que también vendió dos veces!
¿Las 40.000 pesetas que cobró el soplón a que alude? Embuste candoroso bien aderezado. ¿Quiere saber cuánto se abonaba al respecto? Lea las Memorias del General Mola (¡que no miente!). Allí se cita al delator del Comité Revolucionario, que fue apresado. ¡Cobró 300 pesetas! Se jacta de su ayuda a los conspiradores que trajeron la República. ¡Y lo expone con risuela ufanía irresponsable!
Iniciada la guerra civil (mediante pasaporte que le facilitó Prieto) huyó a París en espera del triunfador: precavido eludió la zona nacional. ¡Tiempo al tiempo, vista larga y paso corto!
Ganamos la guerra los nacionales; el señor Miranda evolucionó: ¡sutil y cauteloso, como la serpiente de Arrom, regresó a la España victoriosa.
Hace breves días apareció en los periódicos retratado junto al Jefe del Estado: ¡honor inasequible a la mayoría de los españoles!
Acredita flexibilidad, fértil ingenio y cuquería: ¡jugando a los dos paños nunca se pierde!
Como el muezim, que al amanecer desde la torre atisba el nuevo sol que nace cada día: el zahorí don Sebastián ha sabido distinguir de muy largo ¡cuál es el sol que más calienta…! –
Juan García-Mendoza
Comisario principal del Cuerpo General de Policía. Jubilado.
30 Noviembre 1973
Puntualizaciones. En Torno a Indalecio Prieto
Le Nouveau Socialiste
El 22 de junio pasado en el artículo de fondo de ABC se publicó con la firma del escultor don Sebastián Miranda una semblanza de nuestro compañero Indalecio Prieto a quien Miranda calificó como uno de los hombres más honestos, más buenos, más generosos y más nobles que he conocido’ Me pareció sorprendente que ABC aceptara se portavoz de tan elogiosos conceptos referidos a un socialista que, como es público, nunca fue amigo de los Luca de Tena. Ocho días después aparecieron en el mismo periódico, en página secundaria, unos regüeldos asnales producidos por un Juan García Mendoza, comisario principal del Cuerpo General de Policía. Jubilado, quien, con la vista en el pesebre y para agradar al amo, al que da el pienso, lanzó vigorosos rebuznos, creyendo que con ellos destruiría lo escrito por el señor Miranda. EL policía jubilado, lo mismo que cuando estaba en su comisaría torturando a los detenidos políticos, se puso a bufar por arriba y por abajo, amontonando basura (es decir, sus propios rebuznos), lamentando que no estuviera a su alcance, ya que no acabar con todos los enemigos de la dictadura franquista, al menos dar una tanda de sus mejores coces a don Sebastián.
Yo, inocente, quise imitar el ejemplo bíblico de Noé en aquello de soltar una paloma para ver si había mejorado tanto el tiempo que en la prensa española pudiera hallarse alguna ramita de olivo. Y envié al director de ABC muy mesurado comentario a lo rebuznando por el policía jubilado. Pero fue mi paloma pariente de la primera que Noé lanzó, de aquella regresó el arca mohína con el rabo entre las piernas, sin haber descubierto en su excursión sino fango. Naturalmente ABC no dio cabida a mis cuartillas, porque el fango y el lodo no se han remansado aún, España entera es una comisaria donde sicofantes y sicarios del pelaje de Juan García ese, en que el franquismo se apoya, disponen a su antojo de la honra, de la integridad física, y de su vida, de los opositores políticos.
He aquí lo que yo había escrito:
Sr. Director de ABC
En el número de ABC del 30 de junio edición de la mañana sección “Opiniones ajenas polémicas cartas puntualizaciones comentarios” he leído lo que bajo el título ‘En torno a Indalecio Prieto’, escribe un señor Juan García-Mendoza quien nos informa que fue comisario principal del Cuerpo General de la Policía y que está jubilado.
Sin más títulos que el de lector de su periódico, y el de serme fácil, por la circunstancia de haber sido yo durante muchos años el secretario del sñeor Prieto, destruir las aseveraciones que el sñeor García-Mendoza hace, suplico a usted que dé cabida a estas líneas en la misma sección. Sí lo hace le quedaré reconocido.
No puedo rectificar, porque no constituyen cargos, eso de ‘Bien conocidas sus malas artes en los casos del Café de las Columnas y EL LIBERTAL de Bilbao’. Una acusación así suena a mezquina maledicencia que descalificarla a cualqueira persona que no lo estuviera ya, mucho más a quien ha desempeñado cargo de comisario principal en el Cuerpo General de Policía.
Decir que Indalecio Prieto designó a Agapito García Atadell para el puesto de jefe de la brigada policiaca en que este actuó, es no tener idea de cómo se formaron en nuestra zona, en lso principios de la guerra esabrigada y otras; y de cuál era la actividad de Indalecio Prieto desde el instante en que reventó la sublevación, a cien mil lenguas de cualquier aspecto policiaco: en el ministerio de comunicaciones primero (era entonces titular de ese ramo don Juan LLuhi) y en el de Marina después (a la sazón desempeñada por don José GIral) junto con un grupo de ministros y subsecretarios de los mencionados ministerios y de otros; pero no del de Gobernación, general Sebastián Pozas, demasiado ocupado para salir de su despacho y de algunas personalidades políticas, entre ellas don Juan Negrín. Desde allí seguía las noticias, opinaba, orientaba, aconsejaba… Después fue nombrado ministro de Marina y Aire. En el mismo cargo siguió, ya el Gobierno en Valencia, hasta la designación de don Juan Negrín como presidente del Consejo cuando al Sr. Prieto le fue encomendado el ministerio de Defensa Nacional, que reunía todas las armas. Puedo asegurar al Sr. García-Mendoza que ni una sola vez, nunca, desde el comienzo de la guerra hasta su fuga de nuestra zona antes que la contienda terminara, se entrevistó García Atadell con el Sr. Prieto. Todas las visitas que éste recibía pasaban por mi control. Incluso la del Sr. Fernández Cuesta, antes que don Raimundo Fuera autorizado a trasladarse a la zona franquista…