23 noviembre 1976

Polémica entre EL ALCÁZAR y DIARIO16 por el número de asistentes a la manifestación del 20-N en la Plaza de Oriente

Hechos

El 23 de noviembre de 1976 se produjo una polémica entre DIARIO16 y EL ALCÁZAR.

Lecturas

El Alcázar dirigido por D. Antonio Gibello García acusa a Diario16 en dos artículos del 22 de noviembre de haber reducido en sus crónicas el número de participantes en la manifestación franquista del 20 de noviembre. El 23 de noviembre Diario16, dirigido por D. Ricarto Utrilla Carlón publica un editorial contra El Alcázar a los que califica como ‘ciegos de pasión’.

22 Noviembre 1976

Los cinco mil de la plaza de oriente (o la libertad de prensa)

Varela (Director: Antonio Gibello)

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Hace unos días el excelentísimo señor ministro de Información y Turismo respondía a un grupo de procuradores en Cortes que se habían quejado de la poca objetividad informativa de un diario de la tarde de Madrid ‘estamos en la libertad de prensa y que cada palo aguante su vela’. No vamos a tratar de discutir estas palabras del señor Reguera, cuya fiabilidad lleva largo tiempo en entredicho.

DIARIO16 informaba el pasado sábado sobre la concentración de recuerdo a Franco celebrada en la Plaza de Oriente de este modo: «A la misma hora unos cinco mil – cinco mil en letra para que no hubiera lugar a dudas – nostálgicos del franquismo con distintivos fascistas y gritos contra el Gobierno, los procuradores ‘traidores’ y la prensa roja, se congregaban en la Plaza de Oriente madrileña, bajo el control de las fuerzas de orden público». En la misma primera página que escribía esta información añadía una foto en la que podían verse diez personas, diez, de edad madura y bajo ellas un pie impreso que empezaba con estas líneas: «Un año después de la muerte del dictador…».

Es decir, estamos en la libertad de prensa del Sr. Reguera. ¿Pero cómo se puede garantizar que una prensa libre sea responsable? Está claro que a través del excelentísimo señor ministro de Información no.

La libertad de prensa no es ni siquiera un bien, sino una necesidad que tiene el hombre para satisfacer su curiosidad y para contrastar sus saberes y conformar libremente sus estados de opinión. Nadie puede, pues, oponerse a la libertad de prensa salvo que el supremo bien común de una nación lo exija. Pero son estos casos excepcionales, paréntesis que en ningún país civilizado hacen norma. Es decir, estamos absolutamente a favor de la libertad de prensa. Sin embargo, nunca podremos estar a favor de la mentira o de la manipulación.

Varela

23 Noviembre 1976

CIEGOS DE PASIÓN

DIARIO16 (Director: Ricardo Utrilla)

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El respetado colega de la tarde madrileña EL ALCÁZAR nos tacha de mentirosos, tendenciosos y otras lindezas en tres lugares distintos de su número de ayer por haber afirmado, al parecer que sólo hubo 5.000 personas en la plaza de Oriente el pasado sábado. Y justifica con ello, incluso, que se nos quemara en la vía pública.

Si quienes escriben en EL ALCÁZAR hubiesen conservado la serenidad necesaria para una lectura cuidada, habríanse dado cuenta de que la información incriiminada se refería a las doce y media, es decir, una hora antes de la fijada para el comienzo de la manifestación franquista y minutos antes de cierre de nuestra edición. Y a esa hora en la plaza de Oriente había 5.000 personas. Aproximadamente porque nadie dispone todavía de un cuentapatriotas. Si, además de leer con calma, nuestros coelgas alcazareñlos hubiesen sido curiosos o pacientes, habrían advertido con asombro que, en una rápida segunda edición recogíamos todas las cifras dadas por diversas fuentes, hasta el punto de que DIARIO16 fue probablemente el único periódico que citó la cifra de 200.000 congregados ofrecida por el Gobierno Civil de Madird. Desde luego n osería EL ALCÁZAR de ese día, porque no llegó a dar ninguna cifra.

También se quejaba EL ALCÁZAR de que en nuestra foto de portada sólo figurasen diez personas. Como muy bien sabe nuestro colega, una foto que aparece en un diario cerrado a las 12,45 tiene que haber sido otmada por lo menos una hora antes. En esos momentos no había en la plaza de Oriente grupos más numerosos, como es lógico cuando falta tanto tiempo para que empiece una manifestación.

Pueden estar seguros los colegas de EL ALCÁZAR y sus lectores de que no teníamos otra obsesión respecto al acto que la de informar al máximo y con la mayor precisión posible. Cómo en cualquier otro caso. No creemos, ni nunca hemos creído, que sea función de un diario hacer política en vez de información. Y menos con malas artes.

También pueden tener la seguridad nuestros colegas de que si algún día, por desdicha para el país, llegasen unos energúmenos a quemar ejemplares de EL ALCÁZAR en plena calle con cualquier pretexto, nosotros seríamos los primeros en condenar enérgicamente el acto. Si se produjese antes de nuestra hora de cierre.

El Análisis

La batalla de las cifras el primer 20-N tras Franco

JF Lamata
El 20 de noviembre de 1976, en el primer aniversario de la muerte de Francisco Franco, una manifestación convocada por la Confederación Nacional de Excombatientes en la Plaza de Oriente de Madrid desató una controversia periodística entre el recién fundado Diario 16, dirigido por Ricardo Utrilla, y El Alcázar, bastión franquista liderado por el falangista Antonio Gibello. La disputa, centrada en el número de asistentes al acto, refleja no solo las tensiones de la naciente Transición española, sino también la lucha entre dos visiones opuestas del periodismo: la progresista y aperturista de Diario 16, que abogaba por la democracia, y la ultraderechista de El Alcázar, que defendía el legado del régimen. Los artículos muestran un enfrentamiento que trasciende las cifras y pone en evidencia el pulso entre un país que mira al futuro y otro aferrado al pasado.
El artículo de Diario 16, titulado “¿Cuántos son 100.000?”, estimó la asistencia a la manifestación en unas 100.000 personas, una cifra respaldada por El País y TVE, pero significativamente menor a los 300.000 reportados por la Policía de Tráfico o los 200.000 de Radio Nacional. Utrilla, desde su periódico de línea liberal y con una tirada de 50.000 ejemplares, criticó la exageración de las cifras por parte de sectores oficialistas, acusándolos de inflar los números para magnificar el apoyo al franquismo en un momento crítico, justo tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política el 18 de noviembre. Diario 16 destacó los gritos de “¡Franco, resucita, España te necesita!” y las protestas contra el gobierno de Adolfo Suárez y los procuradores, a quienes los manifestantes tildaron de traidores, pero subrayó que la participación, aunque numerosa, no reflejaba un respaldo mayoritario al “búnker” franquista. La postura de Utrilla buscaba desmitificar el acto, presentándolo como un último estertor de un régimen moribundo frente al avance de la democracia.
Por su parte, El Alcázar, con una tirada de 20.000 ejemplares y como órgano de la Confederación Nacional de Excombatientes, publicó un recuadro titulado “¿Cifras? ¡Para qué!” en su edición del 22 de noviembre, evitando precisar el número de asistentes y centrándose en la simbología del evento. Gibello, un falangista convencido, defendió la manifestación como una muestra de lealtad al legado de Franco y José Antonio Primo de Rivera, cuya muerte en 1936 también se conmemoraba. El artículo exaltó la “unidad” y el “espíritu” de los asistentes, acusando a la prensa “progresista” como Diario 16 de minimizar el acto para deslegitimar el franquismo sociológico. Gibello rechazó las estimaciones de 100.000 personas, insinuando que la izquierda y los reformistas, como Suárez, manipulaban las cifras para debilitar a los ultras, mientras celebraba la marcha posterior hacia la Dirección General de Seguridad y las Cortes como un desafío al gobierno.
Esta polémica, más allá de las cifras, encapsula el choque entre dos Españas en 1976. Diario 16, fundado en 1976 por el Grupo 16 y dirigido por Utrilla, representaba la voz de una Transición que apostaba por la modernización y el pluralismo, mientras El Alcázar, heredero del boletín del asedio de Toledo en 1936, encarnaba la resistencia del franquismo duro, que veía en la reforma de Suárez una traición. La disputa sobre los asistentes—100.000 según Diario 16 frente a las cifras infladas de El Alcázar—simboliza la lucha por el relato de la Transición: uno que busca desinflar la nostalgia franquista y otro que la exalta para mantener su influencia. En este noviembre de 1976, el enfrentamiento entre Utrilla y Gibello no es solo una querella periodística; es un reflejo de una España dividida, donde la prensa se convierte en el campo de batalla de un país que, entre la memoria de Franco y la promesa de la democracia, lucha por definir su futuro.

J. F. Lamata