Polémica entre Sergio Candanedo (‘Un Tío Blanco Hetero’) y ‘Spanish Revolution’

En 2012, comenzaron las manifestaciones, cada tercer domingo de mes, de la comunidad sanitaria, la llamada Marea Blanca. Protestaban contra los recortes y las privatizaciones, que sucedieron en todo el país, principalmente en la Comunidad de Madrid bajo el mandato de Esperanza Aguirre, y cuya finalidad era ni más ni menos que convertir la sanidad en un negocio lucrativo. Durante décadas se hizo creer a la población que lo público era ineficaz y que lo privado funcionaba mejor, pero lo cierto es que lo que les interesaba era reducir los recursos de los centros públicos para favorecer a sus amigos mediante mecanismos privatizadores y de puertas giratorias.

Denunciamos todo esto en nuestro último vídeo viral, que solo en Facebook tuvo 1,6 millones de visualizaciones, y que se movió por WhatsApp imparablemente. Los medios de la caverna quedaron muy escocidos, en especial un youtuber que se hace llamar Un Tío Blanco Hetero, que hasta nos dedicó un vídeo plagado de bulos y pidiéndonos datos que demuestren nuestras palabras. Nos llamó particularmente la atención que él nos tachara de mentirosos, cuando lo primero que hizo en su vídeo fue utilizar una información manipulada sobre la manifestación del 8 de Marzo: Espejo Público entrevistó a un científico británico para hablar del Coronavirus, cortó la parte en la que este especificaba que no se puede relacionar el aumento de casos con el 8M, y UTBH usó la manipulación y no las declaraciones reales. En este hilo se explica todo (un consejo para el youtuber: cuando intentes dar lecciones sobre aportar datos, recuerda ir a la fuente original, en este caso el propio científico preocupado por la manipulación de sus palabras, y no a difusores de mentiras como Susanna Griso)

Frente al señoro del disfraz ridículo que nos acusa de mentir, que va de librepensador aunque casualmente solo defiende lo que le marca la agenda de la derecha, y que se inventa que estamos financiados por el Gobierno o que, cómo no, la culpa de todo la tienen las feministas, estos son los datos tras las ventanas que quedaron rotas.

Años y años de recortes y privatizaciones

Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Sanidad. Hace justo ocho años, comenzaban las Mareas Blancas, colectivos sanitarios de todo el país que protestaban, hartos de los recortes y privatizaciones que llevaban tiempo sufriendo, muy especialmente en la Comunidad de Madrid, mientras el PP los llamaba “vagos” e incluso “golpistas”. Dichos recortes culminaron con los últimos presupuestos de Montoro, que además han servido para que la caverna los achaque al gobierno de Sánchez. La derecha se escuda en un recorte de 1200 millones de euros que en realidad no es tal, ya que el porcentaje de gasto en sanidad sobre el PIB sigue siendo el mismo que el año anterior. Se trata de un reajuste que deben hacer las Comunidades Autónomas que se hayan endeudado por encima del presupuesto que el gobierno de Rajoy les adjudicó, y que ahora se niegan a reconocer. Desmontada esta primera trampa, repasemos qué lleva ocurriendo en el panorama de la sanidad pública tanto nacional como regional:

• Esperanza Aguirre inició el plan de privatización en 2003.
• Su sucesor y mano derecha, Ignacio González, aprobaba después el mayor plan de privatizaciones de la sanidad pública.
• El modelo lo copió Susana Díaz en Andalucía.
• Los gobiernos de CiU hicieron lo propio, incrementando el gasto para la gestión privada y disminuyendo el de la pública.
• A nivel estatal, Zapatero recortó un 8,2% el gasto sanitario al comienzo de la crisis de 2008.
• Una vez que Rajoy llegó al poder, sus recortes fueron cifrados entre 10000 y 15000 millones, junto al despido de más de 10000 profesionales de la Sanidad, según la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos.
• Según la OCDE, el gasto sanitario ha ido bajando de 6,8% en 2009 a 6,2% en 2018, frente al 6,5 de Italia, el 7,5 de Reino Unido o el 9,5 de Alemania.
• Según datos del Ministerio de Sanidad, entre 2009 y 2019 se cerraron 2869 camas en  toda España (solo en Madrid, según la FADSP, se cerraron 1950 en el mismo período y, en 2015, había 6000 sanitarios menos)

¿Qué hace que la Comunidad de Madrid sea el territorio donde la sangría ha sido más profunda? Un único culpable: el sistema de privatización de hospitales, con dos modelos: PFI y Alzira. Se abrieron 10 hospitales con esta gestión, reduciendo el número de camas y cerrando camas en los centros ya existentes, para favorecer a los hospitales privatizados y mejorar su rentabilidad debido al trasvase de pacientes desde los públicos. Un informe de 2017 del Observatorio Madrileño de Salud lo analizó y sacó los siguientes datos:

• Los hospitales privatizados por el PP de la Comunidad de Madrid tienen estas cifras de camas por cada 1000 habitantes: 0,68 en Arganda, 0,76 en Vallecas, 0,83 en Parla, 0,85 en Aranjuez, 1,10 en Coslada y 1,32 en Majadahonda. La media en los hospitales públicos estatales es de 3.
• En cuanto al número de personal por cada 1000 habitantes, en los hospitales PFI está muy por debajo del promedio de los centros públicos del país: 0,63 en Arganda, 0,55 en Vallecas, 0,46 en Parla, 0,68 en Aranjuez, 0,67 en Coslada y 0,73 en San Sebastián de los Reyes. Comparémoslo con los hospitales públicos: el hospital de Móstoles tiene 1,4 médicos por cada 1000 habitantes, y la media nacional está en 1,7.
• Con el número de enfermeros, los datos son similares: la media pública nacional está en 2,93; y en los PFI anteriormente citados van desde 1,07 en Vallecas hasta 2,47 en San Sebastián de los Reyes.
• Con el modelo Alzira, los datos son similares y el número de camas por cada 1000 habitantes es de: 1,31 en Valdemoro, 1,45 en Collado-Villalba, 1,73 en Torrejón.
• Por no hablar de los sobrecostes: en los PFI, se sitúan entre 7 y 8 veces sobre la alternativa de construcción y gestión pública; en los Alzira, se cifran en un 14,95% más al año.

Queda demostrado que es falso el mantra recurrente de la derecha de que lo privado es más eficiente. Pero, ¿quiénes son los que se benefician de esta situación?

El neoliberalismo salvaje que nos ha llevado hasta aquí

El médico, politólogo y sociólogo Vicenç Navarro explica en un artículo muy bien qué es eso del neoliberalismo, que tiene unos cuantos nombres propios: internacionales como Pinochet, Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Tony Blair, Trump o Bolsonaro y nacionales como Aguirre, Rajoy, Aznar, Felipe González, Susana Díaz, Artur Mas, Pujol… Incluso supuestos socialdemócratas como Zapatero han aplicado políticas neoliberales.

La sanidad pública de nuestro país (y de otros como Reino Unido y, sobre todo, Estados Unidos) ha sido la principal perjudicada por esas políticas. De nada sirve destinar más gasto per capita a Sanidad (como saca pecho el PP) si dentro del sistema sanitario los mayores beneficiados son los centros privatizados, cuya gestión, como ya hemos visto, no es más eficaz, sino todo lo contrario. Y esta es la raíz que hay que denunciar, porque la cuestión no es “cuánto” sino “dónde”. ¿Dónde, o mejor dicho, en qué manos, acaba el dinero? Con el modelo de gestión privada se amplían las desigualdades entre la población, se activa la corrupción entre aquellos gobernantes que se deben a algunas empresas, y se acaba dentro de una espiral de pagos de favores y puertas giratorias, como cuando empresas relacionadas con la Gürtel y la Púnica se vieron envueltas en una financiación irregular del PP vía Aguirre y sus hombres. ¿Es o no consecuencia, como decimos en el último vídeo de Spanish Revolution, de un capitalismo de amiguetes que solo te beneficia si tienes dinero?

Puertas giratorias

Los amiguetes beneficiados son, ni más ni menos, algunos de los defensores e impulsores del modelo privatizador neoliberal:

• Manuel Lamela y Juan José Güemes. Ambos fueron consejeros de Sanidad por el Partido Popular de Madrid, y años después se reciclaron como consejeros de empresas privadas relacionadas con la gestión de hospitales privatizados.
• El mecanismo también funciona a la inversa (de la empresa privada al cargo público) y se conoce como un “caballo de Troya”: así ocurrió con Antonio Burgueño, uno de los padres del  ya mencionado modelo Alzira, que pasó de trabajar para empresas de la sanidad privada a ser director general de Hospitales de la Comunidad de Madrid.
• En Andalucía, cuando gobernaba Susana Díaz, y ahora con el actual ejecutivo compuesto por el PP y Ciudadanos, apoyados por Vox.
• El caso de la Comunidad Valenciana también es paradigmático: entre los años 2000 y 2007, Manuel Marín Ferrer supervisaba desde la Generalitat a la empresa Ribera Salud UTE, adjudicataria de la atención sanitaria. Una vez finalizado su cargo, esa misma empresa le fichó como director del departamento de salud.
• Luis Concepción, Manuel Llombart o Alberto De Rosa son otros de los nombres que ilustran la estrecha unión entre políticos y empresas sanitarias privadas en esa comunidad, según la investigación La batalla per la sanitat valenciana.

No hay que olvidar que el modelo Alzira surgió de aquellos días en el hospital que lleva su nombre, y que con el cambio de gobierno regional volvió a la gestión pública. Y, ¿quién puede oponerse al fin de la corruptela que significaba aquel hospital privatizado? Todo un ideólogo del neoliberalismo, procedente de FAES: Javier Fernández Lasquetty, ahora consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid tras haber pasado un tiempo como jefe de gabinete de Pablo Casado, pero anteriormente ex consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre, sucesor de Lamela y Güemes, que dimitió tras no poder concluir su plan de privatización total de la sanidad madrileña y que fue conocido por llamar mentirosos a la Marea Blanca y a Podemos cuando se manifestaban contra los recortes.

Los recortes de los anteriores gobiernos matan. O cómo se antepuso el beneficio económico de unos pocos frente a la salud de la mayoría

A pesar de que el youtuber gritón lo niegue, los recortes en sanidad tienen consecuencias fatales. Su pobre y falaz argumento para no admitir la evidencia es que nuestro país tiene una esperanza de vida elevada. Por muy alta que esta sea, queda claro lo que ocurre si los centros de salud están diezmados y se elimina presupuesto y personal a favor de la privada. Además, es incorrecto afirmar que el único motivo de disfrutar de una mayor esperanza de vida sea la calidad del sistema sanitario (insistimos, profundamente recortado), sino que existen otros factores como la ausencia de conflictos bélicos, los hábitos de consumo y, sobre todo, la dieta. Otro argumento engañoso es parapetarse en que las mujeres viven más años. Lo hacen, pero con una calidad de vida peor, más patologías y con la violencia machista y económica siempre a cuestas.

Antes de los recortes, la sanidad española presumía de situarse en el top 10 del ranking de mejores sistemas sanitarios mundiales. Después de los recortes descendió hasta el puesto 19. No es la única conclusión que podemos extraer: los datos nos van a recordar siempre que algunos nos intentaron hacer creer que privatizando se ahorraba o que se mejoraba la situación de la sanidad. Nada más lejos de la realidad, porque privatizar se traduce en tener menos personal, con peores sueldos y peores condiciones, menos camas, y más dinero público desviado al enriquecimiento de unos pocos a costa de la salud de la mayoría. Todo traducido a más desigualdades sociales. Si tienes dinero para pagar, podrás estar más sano. Si no tienes tanta suerte, tu sitio será la lista de espera y unos hospitales esquilmados. Si tienes aún menos suerte, tu medicamento contra una enfermedad como la Hepatitis C no será financiado.

Pero el colmo de la mala suerte, o de la mala idea, es que tengas que escuchar a palmeros de lo neoliberal, de la privatización, que a gritos desde las pantallas tengan la poca vergüenza de decir que los recortes no tienen nada que ver con la situación que enfrentamos ahora al aparecer una nueva enfermedad. El colmo es que mientan diciendo que el Gobierno no actuó a tiempo, cuando la OMS demuestra que España fue el país europeo que reaccionó con más rapidez ante el Coronavirus. Por supuesto que se han cometido errores, pero faltar a la verdad es algo muy grave, incluso para quienes suelen anteponer sus intereses. Incluso para quienes ponen la economía por delante de las vidas humanas. O para quienes se lucran por el camino y son capaces de cobrar 20 euros por una mascarilla o de defender a capa y espada el haber convertido la salud pública en un negocio. La raíz está en el capitalismo que fomenta las desigualdades y que rompe las ventanas. Para demostrarlo, los datos, los verdaderos datos, aquí expuestos como trocitos de cristales en el suelo.