20 diciembre 2021

Igea descalifica al líder del PP, pero anuncia su retirada política

Revienta el Gobierno de coalición en Castilla y León: Mañueco (PP) destituye a Igea como vicepresidente y a todos los consejeros de Ciudadanos y adelanta las elecciones

Hechos

El 20.12.2021 El presidente de Castilla y León, D. Alfonso Fernández Mañueco, anunció la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas y la modificación de su gobierno.

Lecturas

El 20 de diciembre de 2021 D. Alfonso Fernández Mañueco (PP), presidente de Castilla y León, anuncia por sospresa la ruptura del Gobierno de coalición PP- Ciudadanos, destituyendo a todos los consejeros de Ciudadanos empezando por el vicepresidente D. Francisco Igea y el consejero de Sanidad Dña. Verónica Casado. El Sr. Fernández Mañueco asegura que Ciudadadanos ha traicionado al PP y hacía gestiones para una moción de censura junta a PSOE y Por Ávila para derribar al Gobierno del PP.

Ciudadanos considera que es una maniobra del presidente nacional del PP, D. Pablo Casado Blanco, que busca que un triunfo arrollador del PP en Castilla y León diluirá el arrollador triunfo del PP de Dña. Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

«QUIEN ACTUA ASÍ NO ES UN HOMBRE DE BIEN»

D. Francisco Igea arremetió duramente contra el presidente de Castilla y León tras conocer su destitución. «Quien actúa así no es un hombre de bien». Pero a la vez el Sr. Igea anunció su retirada política evidenciando la poca confianza que parece tener en los resultados de Ciudadanos en las próximas elecciones en Castilla y León en las que podría ser barrido del mapa de esa comunidad como ya lo fue en la Comunidad de Madrid. El Sr. Igea discrepó de la estrategia de D. Albert Rivera según la cual Ciudadanos sólo podía pactar con el PP, pese a ello lo acató y el PP le recompensó con la vicepresidencia de la Comunidad. El Sr. Igea fue partidario junto D. Antonio Roldán («Toni Roldán») o D. Javier Nart de que Ciudadanos hubiera intentando un pacto con el PSOE cuando ambas formaciones sumaban mayoría absoluta, pero el Sr. Rivera rechazó esa posibilidad imponiendo la estrategia de que Ciudadanos debía ‘liderar la oposición al PSOE’ reemplazando al PP. Situación que forzó una repetición electoral en la cual comenzó el hundimiento de los naranjas.

 

21 Diciembre 2021

Un ciclo electoral clave arranca en Castilla y León

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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AUNQUE no se esperaba tan pronto, la noticia del adelanto electoral en Castilla y León no puede sorprender mucho a nadie que esté al día de la actualidad en el PP y en Cs. A la vista de los resultados que obtuvo Isabel Díaz Ayuso con la misma decisión, sorprende aún menos que Alfonso Fernández Mañueco quiera seguir el ejemplo de la presidenta madrileña para intentar gobernar en solitario.

Las semejanzas son muchas, empezando por la situación de los naranjas. Cs se encuentra en claro proceso de descomposición. Eso lo convierte en un socio inestable e internamente dividido, como se vio en Murcia. Por más que Francisco Igea acredite una trayectoria política coherente y una ejecutoria honesta -clausurada con un retorno ejemplar a su profesión médica, cosa que demasiados políticos profesionales nunca podrán hacer-, ni siquiera él mismo está en disposición de garantizar que ninguno de sus diputados cambiará de chaqueta sin su permiso ante la falta de expectativas que hoy depara la militancia en el menguante partido liberal, como ya ocurrió en marzo con una procuradora naranja. Mañueco sabía que en marzo de 2022 expiraba el plazo a partir del cual los socialistas podrían volver a presentar una moción de censura en la que sumaran PSOE, Podemos, Por Ávila y los tránsfugas necesarios de Cs, y ha decidido adelantarse aduciendo la pérdida de confianza en Ciudadanos, al que ha acusado de «deslealtad» por pactar con Por Ávila conceptos de los Presupuestos de 2022 sin su conocimiento. De paso, con esta anticipación evita dar ocasión de organizarse mejor a sus rivales, entre ellos las nuevas plataformas de Ávila y Soria, deseosas de consolidarse en el tablero electoral a imagen de Teruel Existe bajo el estandarte de la España despoblada.

El ya ex vicepresidente y ex portavoz de la Junta no oculta su enfado por el modo abrupto en que se enteró de su propia destitución y la de todo su equipo: a través de los medios. Tampoco parece este el mejor momento para destituir a la consejera de Sanidad en plena escalada de la sexta ola pandémica. Pero lo cierto es que la relación entre PP y Cs en Castilla y León nunca estuvo presidida por el grado necesario de confianza, lo que redundaba en una amenaza constante de inestabilidad, empezando por la dificultad para aprobar las cuentas autonómicas. Mañueco, rota la confianza, no ha visto otro camino que cortar de raíz para aspirar a una mayoría amplia y monocolor, pero debe ser consciente de que su decisión implica un riesgo. Ni él es Ayuso ni Madrid es Castilla y León ni la correlación de fuerzas o la proyección de sus candidatos son equiparables.

En términos nacionales, en cualquier caso, nos encontramos ante el pistoletazo de salida de un ciclo electoral decisivo para España. El PP aspira a consumar la reunificación forzosa del centroderecha mediante la absorción de Cs. Del éxito de esa estrategia depende la posibilidad misma de que Casado llegue a ser presidente.

La descomposición de Cs acelera el plan de absorción en las urnas del PP

21 Diciembre 2021

Castilla y León examina los efectos de la guerra interna en el PP

Elsa García de Blas

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Mañueco es el primer dirigente popular que va a elecciones con el conflicto abierto

El adelanto electoral en Castilla y León tiene a priori pocos riesgos para el PP. Las encuestas que maneja el partido son muy buenas, dicen que podría rozar la mayoría absoluta, y a todos los rivales electorales la cita en este feudo de la derecha les pilla con el pie cambiado. Pero todo anticipo electoral está cargado de incertidumbre, y esta será la primera vez que Castilla y León vote en solitario, por lo que no hay precedentes que ayuden a predecir el comportamiento electoral. En ese terreno impredecible juegan aquí, además, dos factores novedosos sobre el PP. La candidatura de la España Vaciada, que se presentará en todas las provincias de una de las comunidades más despobladas, y otra variable que todavía no se ha testado: cómo afecta al PP en las urnas la guerra interna que desde hace cuatro meses enfrenta a Isabel Díaz Ayuso con Pablo Casado.

Alfonso Fernández Mañueco será el primero en examinarse en ese contexto de conflicto, y algunas fuentes en el PP advierten de que la extrema derecha podría salir beneficiada si persiste la guerra. “Votar a Vox allí sale gratis”, avisan estas voces en el PP. En Castilla y León, alertan, el electorado conservador no tiene tantos incentivos para ejercer el voto útil al PP, porque es muy difícil que crea que la izquierda puede lograr un vuelco en este histórico bastión de la derecha, donde gobierna desde hace más de tres décadas.

La ventaja para el PP es que los de Santiago Abascal no tienen una figura fuerte en Castilla y León. En consecuencia, las encuestas les han situado hasta ahora en esa comunidad muy por debajo de su intención de voto nacional (el sondeo de Nc Report del 22 de noviembre otorgaba un 8,6% de sufragios a Vox, frente al 14,6% en el que les sitúa a escala nacional el CIS de este lunes), lo que apunta a que la extrema derecha tiene terreno para crecer.

Vox será en todo caso protagonista la noche del 13 de febrero, porque la primera consecuencia de la descomposición de Ciudadanos es que arroja al PP en brazos de la extrema derecha. Según los sondeos que maneja el PP, los de Arrimadas van a sufrir para mantener si acaso uno de sus 11 escaños en las Cortes, y será Vox, en cambio, quien tenga la llave para hacer o no a Mañueco presidente. Ahora cuentan con un solo procurador, pero los populares creen que crecerán hasta lograr grupo propio. El nuevo ciclo electoral viene marcado por una creciente influencia de los ultras en la gobernabilidad, mientras el PP no ha resuelto cuál debe ser su relación con ellos ni tiene una estrategia clara para derrotarlos.

En la izquierda el escenario es más estable, pero con pocas posibilidades de lograr un vuelco. Aunque el PSOE fue el vencedor de los últimos comicios, el PP ha recuperado terreno y el espacio de Podemos está todavía sin reconfigurar. El partido de Ione Belarra querría que Castilla y León fuera el laboratorio del frente amplio que prepara Yolanda Díaz, pero en el entorno de la vicepresidenta lo ven demasiado pronto y descartan lanzar su plataforma en esta coyuntura.

Mañueco llevaba tiempo sopesando el adelanto electoral, pero ocultó muy bien sus cartas. Tenía que hacerlo porque su socio de Gobierno, Ciudadanos, no podía sospechar nada, o de lo contrario tendría en su mano desbancarle de la presidencia con una moción de censura apoyada por los socialistas. El 11 de marzo, la fecha que aparecía como el plazo límite de sus desvelos, afectaba solo a la capacidad del PSOE para registrar una nueva moción en su contra. Cs podía haberlo hecho en cualquier momento, porque ninguno de sus procuradores firmó la iniciativa de los socialistas el pasado mes de marzo. Los socios sabían por tanto que su relación se asentaba sobre un riesgo de vida o muerte: o moría el uno, o moría el otro. No sin cierta ingenuidad, los de Inés Arrimadas creyeron la palabra de Mañueco de que no adelantaría las elecciones, y perdieron la guerra. El movimiento de Castilla y León, que deja moribundo a Cs, podría tener resaca. El partido de Arrimadas, con poco ya que perder, tiene todavía en su mano mociones en plazas tan relevantes como Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid.

Génova no presionó para forzar un adelanto que ve con buenos ojos. Casado sabe que la previsible victoria puede ayudarle a consolidar la tendencia de ascenso del PP tras las elecciones de Madrid, pero cuanto más se acerque ese impulso a las generales más le favorece, así que no tenía prisa. En todo caso, el calendario de 2022 empieza con el viento de cara para el líder del PP, cuyo principal problema sigue siendo Ayuso. La paradoja para Casado es que al mismo tiempo la líder madrileña es su mejor arma electoral. Mañueco lo sabe, y por eso ha pedido a Ayuso que tenga una importante presencia en su próxima campaña.

21 Diciembre 2021

Viudas de Ciudadanos

Jorge Bustos

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AHORA que Ciudadanos se encamina mansamente hacia su extinción divierte mucho descubrir la cantidad de viudas desoladas que le salen a destiempo. Qué manera de enterrar, qué derroche de compasión inútil como el semen de los ahorcados, por decirlo con Sabina. A buenas horas. Muchos de los que lloran la muerte del centrismo a manos de las dos Españas son los mismos que se ensañaron con Rivera cuando estaba bien vivo, precisamente por estarlo, y solo empezaron a defender la necesidad abstracta de Cs una vez estuvieron bien seguros de que Arrimadas no sería capaz de levantar el partido. Por eso hay más honestidad en quienes festejan abiertamente desde Vox o desde Podemos la desaparición de la sigla liberal que en tantos súbitos aficionados a los documentales de La 2, que eso ha sido Cs en la política española. Porque luego resulta que al personal le tira al reality de la polarización como la charca al gorrino. Queredme menos y votadme más: no otro es el sino del suarismo.

Por supuesto que es feo el modo en que Mañueco ha liquidado a Igea. Por supuesto que la lucha por el poder va prescindiendo del sonrojo, que el hemiciclo se degrada, que el pacto se penaliza, que la lealtad nunca es suficiente, que los buenos huyen de las instituciones empujados por activistas y muertos de hambre. Pero solo tienen derecho a llorar sobre los códigos rotos quienes atienden al orden de los factores. Quienes identificaron la condición rupturista que encarnaba Sánchez y la denunciaron. Él incentivó el extremismo, castigó la moderación, consagró la mentira, declaró superada la rendición de cuentas. Da igual lo que haga el próximo aventurero: ya siempre podrá alegar que Sánchez lo hizo antes.

No es Navidad, en fin, mal momento para recordar que solo da fruto la semilla que muere. Del árbol tronchado de Cs, fundado en 2006 contra el supremacismo pujolista que el PSC asumió, cayó una semilla que 15 años y un niño de Canet después los xenófobos consideran «venenosa». No cabe epitafio más bello del partido que dejó de hablar de catalanes para hablar de ciudadanos de Cataluña. Que reivindicó la ciudadanía por encima de la identidad. Que usó en público su lengua materna con orgullo y coraje. Que rompió la sórdida omertá nacionalista, arrostró el escrache cotidiano y tocó la gloria de una victoria electoral. Y que finalmente murió de un éxito que no supo gestionar, porque lo suyo siempre fue la resistencia. Sin Cs -bien lo saben sus odiadores- muchos padres no estarían hoy atreviéndose a exigir el cumplimiento de la ley en la escuela. Que sea por muchos años.