16 abril 1989

El columnista del Grupo Zeta calificó al empresario de 'gangster'

José María Ruiz Mateos se querella contra el periodista Martín Prieto por un artículo suyo publicado en la revista TIEMPO

Hechos

El empresario D. José María Ruiz Mateos demandó por injurias a su honor al periodista Sr. Martín Prieto en el artículo ‘Un gangster de Jerez’.

Lecturas

El texto del artículo que motivó el pleito:

UN GANGSTER DE JEREZ

Martín Prieto, TIEMPO, 3-4-1989

La tarde de un noviembre de 1982 en el que el PSOE ganó sus primeras legislativas y pudo formar un gobierno monocolor yo estaba emboscado en el chalecito de Julio Feo – quien me citó varias esquinas más abajo – junto a su entonces esposa alemana, una hija pequeña desbordante de inocencia y de ternura, un perro peludo no menos amoroso, Carmen Romero, antes discreta que seca y admirable en su discreción, Felipe González y un fotógrafo sevillano, amigo de la inmediata familia presidencial.

Felipe estaba absolutamente tranquilo pese a la losa que sabía se le venía encima, pero que, a la postre, él se había procurado. Carmen, ya en el almuerzo, preguntaba por los posibles porcentajes electorales. Felipe se los dio, alimentando por las computadoras de Alfonso Guerra, exactamente, con una variación de un escaño más, un escaño menos. Brindamos. Julio Feo sirvió unos whiskies con hielo que, al deshacerse, convirtieron la bebida es un basural sonrosado. ‘Julio, cámbianos esto que ya parece que han empezado los envenenamientos’, decía el nonnato presidente.

Antes habíamos hablado sobre Ruiz Mateos. Felipe González relataba algunas puntas de su conversación con él. ‘Me ha venido a pedir socorro – explicaba – y yo le he dicho que él es un desclasado y que si con alguien puede entenderse es con nosotros. Pero que no se suponga que somos tontos. Si se deja auditar y presenta claras sus cuentas le respaldaremos como a un aventurero emprendedor. Pero si pretende engañarnos le aplicaremos la ley vigente.

Ruiz Mateos cometió el inmenso error de ponerse chulo con el jefe de los chulos, que es Miguel Boyer, ignorando que entre la suya y la chulería de Boyer mediaban bastantes dígitos de honestidad y de cociente intelectual. Y así le fue en aquel mano a mano que creyó poder ganar y que terminó en la nocturna expropiación de Rumasa que él mismo pudo haber evitado.

Ruiz Mateos ha sido un buitre los negocios y compró Galerías Preciados, sobre la que ahora tanto se duele, exclusivamente porque aportaba caja-clink-cash día tras día y le suministraba masa monetaria. Ha hecho todas las trampas posibles, y hasta las imposibles para llevar eso que se llama la bicicleta financiera – si te paras te caes – ha estafado a todo el mundo y ha defraudado al Estado español en cantidades multimillonarias.

Podría haber sido un loco lindo, de los que no faltan, pero su imagen antes de su publicitado calvario es la de un trujimán, antes de su publicitado calvario es la de un trujimán sin escrúpulos ni caridad cristiana. Despedía a sus más humildes trabajadoras por una minifalda o por una relación amorosa con un compañero de oficina. Su crueldad dirigente fue legendaria. Uno de sus secretarios personales, tras una bronca bíblica, confuso, intentó salir de su despacho por un armario en vez de por la puerta, y Ruiz Mateos se partía complacido de la risa.

Quienes mejor le conocen saben que es un sátrapa, un iluminado y un hombre sin corazón, capaz hasta de las iniquidades que prohíbe el Opus Dei, que ya es tener manga ancha. Ha involucrado a la Corona en sus pleitos de pícaro y sólo ha sabido defenderse haciendo el payaso y practicando la acreditada resistencia del ventilador sobre la bosta: salpicar mierda sobre todo su derredor.

Va a salir bastante bien librado teniendo en cuenta los débiles delitos por los que Alemania Federal le extraditó a los juzgados españoles. Pero si hacemos de este perillán una víctima del gobierno socialista es que estamos todos locos, tan locos como él. A Miguel Boyer habrá – cómo no – que preguntarle muchas cosa sobre la reprivatización de Rumasa, pero colocar a este viejo socialista, pasado por las cárceles del franquismo y por todos los meandros sociopolíticos que se quieran y por más que haya matrimoniado con una señora de revista y de bandera en el mismo nivel que el del pequeño y cruel depredador jerezano, resultaría una broma pesada.

Ruiz Mateos ni siquiera alcanza la categoría de un Juan March. No es más que un nuevo Straperlo de nuestras finanzas. No nos vayamos a confundir con su interesada imagen de víctima llorosa y propiciatoria. Sean como resultare la cosas, su juicio no es más que el de un arrebatacapas bien vestido, mejor comulgado e instalado es un buen despacho de las torres de Colón.

Martín Prieto

 

05 Enero 1996

Ruiz Mateos vs. MP: sanción por un delito inexistente

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El juez no ha condenado al periodista y columnista de EL MUNDO, José Luis Martín Prieto, por un delito de calumnias, como le acusaba José María Ruiz Mateos en su demanda contra él y todo ha quedado en una sanción por injurias leves. Sanción que el periodista no tendría que cumplir si ya hubiera entrado en vigor el nuevo Código Penal, que despenaliza esa figura delictiva, como llega a reconocer la propia sentencia. Con su brillantez y talento habituales, Martín Prieto anuncia en su columna «Bajo el volcán» de hoy que piensa recurrir ante la Audiencia barcelonesa y recuerda lo que manifestó ante el juez, sintetizando gráficamente su situación: «Señoría, me siento como Caperucita Roja procesada por haberle dado un cestazo en los morros al Lobo Feroz». El empresario jerezano, por su parte, hace una interpretación del fallo realmente curiosa: «Me han dado la razón para perjudicar a Martín Prieto por orden del Gobierno». Lo que Ruiz Mateos tenía que haber hecho es no presentar la demanda o bien haberla retirado posteriormente.