25 julio 1986

Alianza Popular y el Partido Liberal declaran rotos todos sus acuerdos con el PDP

Ruptura de Coalición Popular: los diputados del PDP se integran en el Grupo Mixto en el Congreso, y no en el Grupo Popular con AP

Hechos

El 15 de julio de 1986 Alianza Popular anunció que – ante la decisión del PDP de tener un grupo parlamentario propio diferente al Grupo Popular – daban por rotos todos sus acuerdos con ese partido político.

Lecturas

Tras las elecciones de 1986, el presidente del PDP, Óscar Alzaga había negado que tuviera intención de abandonar Coalición Popular. Sin embargo en julio de 1986 los rumores se hicieron realidad cuando los diputados de PDP en vez de integrarse en el Grupo parlamentario de Coalición Popular, solicitaron integrarse en el grupo mixto. 

El líder democristiano D. Óscar Alzaga Villaamil, tras ser ratificado como residente de Partido Demócrata Popular (PDP), anuncia el 14 de julio de 1986, el día antes del inicio de la III Legislatura que todos los diputados del PDP elegidas en la lista de Coalición Popular, no se integrarán en el grupo parlamentario de Coalición Popular junto a AP y el PL y que los 21 diputados del PDP se pasan al Grupo Mixto en lo que supone la ruptura del PDP con Coalición Popular en el Congreso de los Diputados. El mismo camino siguen los diputados del PDP en el parlamento andaluz liderados por D. Javier Arenas Bocanegra.

En una entrevista a D. Manuel Fraga Iribarne en TVE en el programa de Dña. Mercedes Milà el 10 de julio de 1986 ya se adelantaba la inminente ruptura de Coalición Popular.

El 15 de julio de 1986 D. José Manuel Otero Novas, D. José Luis Álvarez Álvarez y D. Eduardo Carriles Galárraga dimiten como vicepresidentes del PDP por discrepancias con la decisión del Sr. Alzaga Villaamil de romper con Alianza Popular.

D. Julén Guimón Ugartechea y D. José María Álvarez del Manzano López del Hierro expresan su rechazo a la actitud de su partido y su deseo de seguir formando parte de la coalición liderada por Alianza Popular. El 16 de julio de 1986 el Sr. Álvarez del Manzano y el Sr. Otero Novas son expedientados por la dirección del PDP.

La estrategia del líder democristiano es intentar imitiar la estrategia del Duque de Suárez: que el PDP se convierta en la ‘bisagra’ centrista de la política española, pero bajo la ideología democristiana.

DIMISIONES EN EL PDP DIMITEN POR DISCONFORMIDAD CON LA DECISIÓN DE ALZAGA DE ROMPER CON FRAGA: TRES VICEPRESIDENTES

AlvarezVicesPDP D. José Luis Álvarez, D. José Manuel Otero Novas y D. Eduardo Carriles

El Vicepresidente y cofundador del PDP, D. José Luis Álvarez Álvarez, presentó de inmediato su dimisión por su disconfomidad con la decisión de la mayoría encabezada por D. Óscar Alzaga. Junto al Sr. Álvarez Álvarez dimitieron igualmente otros dos vicepresidentes, D. José Manuel Otero Novas y D. Eduardo Carrriles.

EsperanzaAguirre_Manzano En primera fila, Dña. Esperanza Aguirre (PL) y José María Álvarez del Manzan0 (PDP), detrás de ellos D. Alberto Ruiz-Gallardón (AP) y D. Luis Eduardo Cortés (AP). 

La Coalición Popular no se romperá en el ayuntamiento de Madrid, el líder del PDP madrileño, Sr. Álvarez del Manzano, en reunión con los líderes regionales de AP, D. Luis Eduardo Cortés y PL, Dña. Esperanza Aguirre, ha anunciado que se queda en AP. El Sr. Manzano aparecía como principal candidato de la derecha en las próximas elecciones municipales madrileñas, puesto al que no parece querer renunciar. El Sr. Álvarez del Manzano sería expedientado como militante del PDP por el Sr. Alzaga tras escribir un artículo en defensa de mantener la alianza AP-PDP.

04 Julio 1986

La Coalición sirve

José María Álvarez del Manzano

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Hay que reaccionar y hacer todo lo posible para buscar fórmulas que eviten el mantenimiento del Partido Socialista en las esferas del poder, y, entre éstos, creo en la necesidad de hacer más eficaz la fórmula de la coalición.

Atravesamos momentos de zozobra en todas las formaciones políticas desfavorecidas en las recientes elecciones generales. La obtención por parte del PSOE de una renovada – aunque más menguada – mayoría absoluta, nos obliga a todos a pensar con calma y seriedad en las consecuencias que para el futuro han de producir la acumulación, por otros cuatro años del poder hegemónico en un partido que, con grave desprestigio y malos modos en la gobernación del país, ha logrado sin embargo mantenerse en el poder.

La necesaria reflexión no debe coincidir con movimientos excesivamente rápidos que pueden llevar a la interpretación de que más que actos reflejos condicionados por unos malos resultados, son cautas acciones en desarrollo de una estrategia previamente meditada.

Viene bien recordar la máxima ignaciana sobre la conducta prudente, ya que en tiempo de turbación no es aconsejable hacer mudanza.

Y han existido, sin duda, tempranas decisiones en varios partidos políticos, entre los que ha logrado una notable cuota de notoriedad el PDP al que yo pertenezco.

Unas declaraciones, a mi entender muy inmediatas al resultado electoral, han sacudido al a opinión pública produciendo a la corta reacciones que, en su conjunto, pueden calificarse de desfavorables. Las malas interpretaciones, debidamente inducidas por los intereses partidistas contrarios, y la falta de explicaciones suficientes han desencadenado sobre nosotros, los demócratacristianos, una fuerte lluvia de duros calificativos.

Soy de la opinión, y así lo hice constar en la sesión del Comité Ejecutivo del PDP, de que en política es esencial saber comunicar bien y con claridad lo que uno quiere, y reflejar lo que la comunidad en donde uno sirve desea; es decir, hablar al pueblo y escucharle.

Hay que reaccionar y hacer todo lo posible para buscar fórmulas que eviten el mantenimiento del Partido Socialista en las esferas del poder, y, entre éstos, creo en la necesidad de hacer más eficaz la fórmula de la coalición.

Me esforcé en UCD por un último movimiento – el llamado entonces regeneracionismo – que intentó, sin éxito alguno, el diálogo que impidiese la catástrofe propia y la victoria socialista. Fiel a ese espíritu, y disuelta UCD, formación en la que me mantuve hasta su final, alenté desde el PDP el espíritu de entendimiento que políticamente se traduce en coalición. He mantenido en el Ayuntamiento de Madrid – con la colaboración de todos los concejales populares – la cohesión de un grupo eficaz como oposición municipal. La Coalición Popular ha mantenido una dosis importante de eficacia y buen hacer. La fórmula de coalición, subordinando los intereses partidistas y personalidas a los generales de los madrileños, ha sido un instrumento útil. Los resultados electorales en Madrid son buena prueba de ello.

Esta experiencia me permite creer en la posibilidad de una coalición – bien coordinada y más flexible – como forma para llegar a la inmediata sustitución del PSOE.

Ya basta de mensajes negativos, de peleas y de malentendidos. Hablemos hasta la saciedad, pero sin amenazarnos unos a otros y sin acudir a remedios esperpénticos que nadie entienda.

Tenemos la obligación de encontrar fórmulas que tranquilicen a nuestros electores. Y suavicen los ánimos, maltrechos, de los millones de españoles que han creído en nuestra alternativa y todavía tienen, aunque debilitadas, las esperanzas puestas en nosotros.

Conmigo que cuenten todos los que, bajo el trabajo unido y superando contrariedades y personalismos, aspiran a conseguir para España una fuerza alternativa al socialismo.

Y si la fórmula de coalición es buena para la política nacional, para la municipal es indiscutible y urgente.

Por eso, nosotros, como los toreros cuando sufren el acoso del toro, tenemos que seguir luchando sin mirarnos la taleguilla como dicen los entendidos.

Yo, con coraje y respeto para mis adversarios políticos, quiero seguir luchando para superarlos. ¿Encontraré una coalición moderna, amplia y ordenada que lo permita?

José María Álvarez del Manzano.

 

16 Julio 1986

La emigracíón del PDP

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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Tras una fatigosa y tensa reunión que se prolongó todo el día, el consejo de dirección del Partido Demócrata Popular decidió anteanoche abandonar su situación en el Parlamento, mezclado con los diputados y senadores de AP y el Partido Liberal, y agregarse al Grupo Mixto. Éste es, de hecho, el final de otra coalición en la que participó Oscar Alzaga -antiguo miembro de la desmigada UCD- y el principio de una aventura que, para no pocos, puede acabar en el desvanecimiento de este pufiado de emigrantes.El PDP cuenta con 21 diputados, efecto de un calculado reparto de candidatos en las listas de la Coalición Popular. El resto de esta coalición, que queda integrada, en las Cortes, por 12 componentes del Partido Liberal de Segurado, 1 de la Unión del Pueblo Navarro y 73 deAlianza Popular, ha recibido con mal disimulada iracundia el -desprendimiento de sus coligados. Su respuesta ha sido dar por rotos los pactos con el séquito de Alzaga y, en consecuencia, tanto los responsables provinciales como regionales de AP celebrarán el día 28 un minicongreso en Madrid para redefinir su estrategia. Ante esta, quizá, previsible reacción, los democristianos de Alzaga, acaso inquietos por los efectos negativos que sobre el votante de la coalición pueda provocar su estampida, han alegado que su traslado parlamentario no conlleva transgresión alguna y prometen respeto a los acuerdos en las comunidades autónomas, diputaciones provinciales y ayuntamientos donde gobierna Coalición Popular. Incluso para apoyar la legitimidad de su acción, han recabado y divulgado el informe jurídico de un catedrático de Derecho Constitucional. Óscar Alzaga y quienes le apoyan se han apresurado para abandonar a los aliancistas, pero puede ser que, a la vez, hayan vislumbrado el deterioro de imagen -especialmente en su líder- como consecuencia de su desafección. El informe del catedrático y la redacción del punto final del comunicado del consejo de dirección tratarían de defender la estampa de Alzaga, «objeto», se dice, «de imputaciones injustas que afectan a su dignidad y honor».

Lo que pretende el PDP con su mudanza, incluso pagando el precio del trasporte rápido y acaso apresurado, es rescatar su identidad. Su rostro de centristas-centristas que, en su opinión, aparecía poco favorecido o mutilado con la foto del gran grupo coaligado. Quedándose a solas, el votante de las próximas elecciones, municipales y autonómicas, podrá así percibir con nitidez la ansiada oferta de centro. La sociología electoral parece avalar la demanda de un centro neto, y el centro neto sería, en su discurrir, el PDP. Los reformistas de Roca no se encuentran en escena para crear otra opción, y Suárez es una deriva hacia la izquierda.

El PDP expone también en su comunicado de escisión la voluntad de practicar en el futuro una política de compromisos con fuerzas afines. Se refiere, claramente, a otros centristas, pero es difícil saber qué pensarán otros grupos sobre los riesgos de coligarse con un grupo cuyo líder parece confirmarse como un profesional de la descoalición. Probablemente, y del mismo modo que Alzaga confiaba en poder nutrir a su grupo centrista con los virtuales aportes del PRD de Roca, ahora podría esperar que desde CP le goteen algunos diputados. No es, sin embargo, seguro. Lo cierto por ahora es que se le han desprendido tres de sus cinco vicepresidentes de partido y sólo Javier Rupérez e Iñigo Cavero le siguen fieles. De otra parte, presumir que en los pactos con fuerzas afines se incluya a Suárez es aventurado. El CDS de Suárez ha recorrido a solas el trecho más duro y es poco esperable que la rentabilidad de esta proeza la mixtifique con la democracia cristiana.

Tenidas en cuenta estas dificultades, sin embargo, el PDP podría albergar algunas esperanzas de nutrir sus fuerzas reclutando a los frustrados seguidores del Partido Reformista, algunas de cuyas figuras son antiguos familiares de UCD y susceptibles de captar votos en sus localidades. También, dentro de los cálculos optimistas, óscar Alzaga podría especular con la obtención de dos presidentes de comunidades autonómas en las elecciones de mayo de 1987, gracias a Martín Villa en Castilla y León y a Javier Rupérez en Castilla-La Mancha. Si estos presupuestos se cumplieran favorablemente y el PDP lograra incrementar su presencia en las instituciones autonómicas y municipales (124 alcaldes y 1.047 que posee ahora), la operación de desenganche se revelaría acertada. No es, sin embargo, fácil apostar por este resultado. Independientemente de la modesta atracción que ha venido despertando la figura del líder, la actual maniobra puede haber contribuido menos a su enaltecimiento que a su estrago. Algún tiempo, por tanto, ha de pasar y muchas y acertadas actuaciones políticas habrá de protagonizar el PDP, ahora empotrado en el Grupo Mixto, para que al menos su cotización actual se mantenga y la decisión de escindirse no le aboque al fracaso.

26 Junio 1986

Fraga y Alzaga se separan

Carmen Rico Godoy

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Es lo que tienen las coaliciones electorales: si los resultados son buenos, todos están encantados y se apuntan los triunfos, pero si la cosa va mal se rompe la baraja.

– Cuatro años a la zaga de Fraga para esto – decía desolado Oscar Alzaga a sus brazos derechos el día después de la noche de aquel día 22 de junio.

– Chico, no está nada mal, el pedepé hemos conseguido noventa y un diputados, yo diría que es un buen resultado – dijo Rupérez.

– Diplomático tenías que ser. ¡Estás mirando la lista del revés, stúpido! ¡Son diecinueve!

– Oye, pues mira, menos da una piedra – insistió Rupérez – . Lo dice el refrán: lo bueno si breve… ya sabes.

– ¡Señor! ¿Por qué me has abandonado? – exclamó Óscar hincándose de rodillas con los brazos en cruz – ¡Cuatro años aguantando a Fraga, ¿no te parece Dios, suficiente sacrificio?.

– Llama don Manuel Fraga por la línea dos – dijo entrando una secretaria.

– Pues dígale que don Oscar está hablando con Dios por la línea uno – contestó Rupérez.

– Andá. Yo creía que los trances eran de siete a ocho – dijo asombrada la secretaria.

– Es que esto es una emergencia.

– Lo tengo claro – dijo Oscar levantándose y dándose masaje en las rodillas -. Nos divorciamos de Fraga y abortamos la coalición.

– Pero don Oscar, ‘¡eso es pecado!

– Para nada. Reunimos las tres condiciones: nos han violado, nuestra vida peligra y encima la criatura es monstruosa.

– Yo ya dije cuando dejamos a Adolfo y nos vinimos con Fraga – dijo Rupérez – que debíamos haber traído el diagrama.

Carmen Rico Godoy

Memoria de estío

Miguel Herrero Rodríguez de Miñón

1993

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Pag. 322

La víspera de las elecciones generales de 1986 cené a solas con Óscar Alzaga y repasamos todos los posibles escenarios consecuentes a unos comicios que ya sabíamos perdidos. En ningún momento planteó la posibilidad de romper sus fecundos pactos con Alianza Popular y en largas conversaciones con el propio Alzaga y con Modesto Fraile en los días siguientes, planteamos el futuro de su grupo parlamentario sin mengua de la coalición.  Alzaga me ha contado una serie de episodios que abonarían la idea de que fue el propio Fraga quien condujo las relaciones de tal manera que se produjera la ruptura y él mismo asumiera la posición de mártir. Lo creo muy posible, pero no puedo descartar la idea de que alguien, suficientemente poderosos como para ser convincente engañó a los dirigentes democristianos atrayéndolos a un camino del que fueron las primeras víctimas. Al final, Alzaga hubo de retirarse y su ida empobreció aún más el panorama público español. Es un hombre y  fue un político honesto, muy inteligente, de convicciones más que de ambiciones.

El Análisis

ALZAGA QUIERE SER SUÁREZ

JF Lamata

Cuando el Sr. Alzaga decidió que todos los diputados del PDP se salieran del grupo de Coalición Popular para pasarse al Grupo Mixto, no se debía, probablemente, tanto a la derrota de Coalición Popular en las generales de 1986, como al ascenso del Duque de Suárez y su CDS. A pesar que electoralmente Coalición Popular estaba muy por encima del CDS, a efectos mediáticos, la imagen del CDS era la imagen ‘guay’ del centrismo renovador, mientras que la de ‘Coalición Popular’ era la imagen de la derecha franquista cavernaria y antigua.

El análisis del Sr. Alzaga era que su error había sido aliarse con alguien con tan mala imagen como el Sr. Fraga, y que si quería que el PDP tuviera futuro debía romper con él e intentar una aventura en solitario como había hecho el Duque, y exhibiendo todo lo que pudiera la etiqueta centrista. De hecho el PDP intentaría presentarse a las elecciones europeas de 1987 con la denominación ‘PDP-Centristas por Europa’, aunque un recurso del CDS se lo impidió.

Tras la decisión del PDP con romper con AP, destacados dirigentes del PDP como los Sres. Guimón, Álvarez del Manzano o José Luis Álvarez rompieron con el partido y se pasaron a AP. Preveían – y acertaban – que el PDP sin AP, dejaría de existir. Por mucho que el Sr. Alzaga creyera que su PDP tenía mejor imagen que la AP franquista, mal que le pese, los que tenían votos eran los de AP.

J. F. Lamata