12 noviembre 1948

Tojo condenado a muerte en la horca

Sentencia del Juicio de Tokio: Condenada la antigua cúpula de Japón encabezada por Hideki Tojo por un Tribunal formado por los Ganadores de la Segunda Guerra Mundial

Hechos

El 12 de noviembre de 1948 se hicieron públicas las sentencias del Juicio de Tokio.

Lecturas

El Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente estuvo compuesto por un panel de jueces designados por los países victoriosos de la guerra. Estos países fueron: los Estados Unidos, la URSS, Reino Unido, Francia, Holanda, China, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, India y las Filipinas.

Se determinaron, al igual que en Núremberg, cuatro grandes crímenes o delitos para los acusados encabezados por el ex primer ministro Hideki Tojo:

  1. Crímenes contra la paz y crímenes de guerra, que se basaban en la existencia de una premeditación para alterar la paz y la existencia de asesinatos, torturas, violaciones contrarios a las Leyes de la Guerra.
  2. Crímenes contra la humanidad cuando se trataba del exterminio y muerte en masa.
  3. Genocidio cuando se trataba de la misma muerte en masa pero de grupos étnicos determinados.
  4. Complot de guerra entendido como proceso para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano.

Se contempló el período de la Segunda Guerra Mundial, aunque se incluyeron algunos incidentes particulares como la masacre de Nankín.

EL EMPERADOR HIROHITO, JEFE DE ESTADO DE JAPÓN, EXCLUIDO DE LA LISTA DE ACUSADOS POR DECISIÓN DE ESTADOS UNIDOS.

La decisión más polémica fue la exclusión del Tribunal del emperador Hirohito, siendo que fue la cabeza visible del imperio en toda su expresión, y otorgó con su consentimiento tácito o efectivo, de legalidad en los crímenes cometidos por sus conciudadanos. De los cuatro primeros ministros de Japón durante la guerra, Fumimaro Konoe, Hideki Tojo, Kuniaki Koiso y Kantaro Suzuki, serán juzgados dos de ellos, Tojo y Koiso. Konoe evitó el juicio suicidándose el 16 de diciembre de 1945, mientras que Kantaro Suzuki murió de muerte natural el 17 de abril de 1948.

Además, de los acusados  al comenzar el juicio, durante el proceso murieron dos de causa natural durante el juicio: el excanciller Yōsuke Matsuoka y el almirante Osami Nagano. Okawa Shumei sufrió un colapso nervioso durante el juicio y quedó incapacitado para seguir en el proceso. A diferencia de los Juicios de Núremberg, el Juicio de Tokio no absolvió a ninguno de los acusados. La lista de inculpados y su condena es la siguiente:

ACUSADOS EN EL JUICIO DE TOKIO Y SUS SENTENCIAS: 

Hideki Tōjō – Primer ministro – Sentenciado a Muerte

Kuniaki Koiso – Primer ministro – Prisión perpetua​

Kenji Doihara – Comandante del Servicio Aéreo del Ejército – Sentenciado a Muerte

Kōki Hirota – Ministro de Relaciones Exteriores – Sentenciado a Muerte

Seishirō Itagaki – Ministro de Guerra – Sentenciado a Muerte

Heitarō Kimura – Comandante Fza. Exped. de Burma – Sentenciado a Muerte

Iwane Matsui – Comandante Fza. Exped. de Shanghái – Sentenciado a Muerte

Akira Mutō – Comandante Fza. Exped. de las Filipinas – Sentenciado a Muerte

Sadao Araki – Ministro de Guerra – Prisión perpetua​

Kingorō Hashimoto – Instigador de la Segunda Guerra Sino-Japonesa – Prisión perpetua​

Shunroku Hata – Ministro de Guerra – Prisión perpetua

Kiichirō Hiranuma – Primer Ministro – Prisión perpetua

Naoki Hoshino – Secretario jefe del Gabinete – Prisión perpetua

Okinori Kaya – Ministro de finanzas – Prisión perpetua

Kōichi Kido – Lord Guardián del Sello Privado Imperial – Prisión perpetua​

Jirō Minami – Comandante del Ejército de Kwantung – Prisión perpetua​

Takasumi Oka – Ministro de la Marina – Prisión perpetua

Hiroshi Ōshima – Embajador en la Alemania nazi – Prisión perpetua​

Kenryō Satō – Jefe de la Oficina de Asuntos Militares – Prisión perpetua​

Shigetarō Shimada – Ministro de la Marina – Prisión perpetua

Toshio Shiratori – Embajador en Italia – Prisión perpetua

Teiichi Suzuki – Presidente de la Oficina de Planificación del Gabinete – Prisión perpetua.

Yoshijirō Umezu – Ministro de Guerra – Prisión perpetua-​

Shigenori Tōgō – Embajador de Alemania, Unión Soviética, relaciones exteriores – 20 años de cárcel.​

Mamoru Shigemitsu – Ministro de Relaciones Exteriores – 7 años de cárcel.​

El Análisis

Justicia entre vencedores y vencidos en Asia

JF Lamata

El 12 de noviembre de 1948 se hizo pública la sentencia del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, más conocido como el Juicio de Tokio. Como en Núremberg, los asientos de los acusados han sido ocupados por los vencidos; y como en Núremberg, la justicia aplicada tiene tanto de legalidad como de geopolítica. Japón ha sido juzgado por su devastador papel en la Segunda Guerra Mundial, incluyendo matanzas brutales en China, Corea o Filipinas, pero su máximo símbolo de poder, el emperador Hirohito, ha quedado exento de toda responsabilidad. No solo no ha sido juzgado, sino que permanece en el trono, reconvertido de «divinidad viviente» a figura casi ceremonial bajo el paraguas de una nueva Constitución impuesta por los Estados Unidos. Washington ha preferido mantener la figura del Mikado para garantizar la estabilidad de la ocupación y evitar un colapso social que habría dificultado la reconstrucción.

En el banquillo se han sentado dos de los cuatro primeros ministros del Japón en guerra —Tojo y Koiso—, condenados junto a otros altos cargos militares y políticos. Siete serán ejecutados, pero no serán tratados como parias. A diferencia de los nazis de Núremberg, cuyos cuerpos fueron destruidos sin honra, los ajusticiados japoneses serán enterrados en el panteón de personalidades del país. Es un detalle revelador: Japón parece aceptar su derrota con disciplina, casi con deportividad, como una consecuencia militar y no moral. A la vez, el juicio deja interrogantes incómodos. Las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, las muertes masivas de civiles bajo fuego aliado, quedan fuera del alcance de cualquier tribunal. Como toda justicia dictada por vencedores, la de Tokio castiga con severidad, pero también con límites autoimpuestos. La historia, sin embargo, no juzga con toga sino con memoria, y esa será más compleja, más duradera y más equitativa que cualquier tribunal temporal.

J. F. Lamata