16 mayo 1939

Galinsoga había sido director de ABC en 1936 y director de ABC-Sevilla durante la Guerra Civil

Serrano Suñer designa a Luis de Galinsoga nuevo director del diario LA VANGUARDIA que pasará a ser ‘La Vanguardia Española’

Hechos

  • El 15.04.1939 el ABC informó que D. Luis de Galinsoga sería el nuevo director de LA VANGUARDIA.
  • El 16.05.1939 LA VANGUARDIA anunció que el Sr. Galinsoga tomaba posición.

Lecturas

El 16 de mayo de 1939 el Gobierno franquista decide el cese de D. Manuel Aznar Zubigaray y D, Josep Pla como Director y Subdirector de La Vanguardia y su reemplazo por D. Luis Martínez de Galinsoga, que durante la Guerra Civil ha dirigido el ABC de Sevilla siguiendo las indicaciones de D. Juan Ignacio Luca de Tena García de Torres.

DEFENSOR DE LA POLÍTICA LINGÜÍSTICA DEL RÉGIMEN FRANQUISTA

habla_Español La política del régimen franquista de potenciar la lengua castellana en el territorio nacional incluyó criticar que negocios y establecimientos mantuvieran rótulos en idiomas extranjeros como inglés, francés o italiano, para que sólo se rotulara en español. La norma también se oponía a que hubiera rótulos en las otras lenguas españolas que no fueran el castellano, eso incluía al catalán. El periodista D. Luis de Galinsoga defendió aquella política sobre la lengua.

08 Junio 1939

Hablar como Franco

Luis de Galinsoga

Leer
Todos los españoles debemos pensar como Franco, sentir como Franco y hablar como Franco

Estaría bien, y sería encantadora la multiplicación del caso, que en cada tienda de España un políglota aguardase tras el mostrador la llegada de los eventuales compradores de cualquier nacionalidad del mundo. Lo que no está bien en este momento, sangrante todavía España de la guerra feroz que nos ha costado arrancar su soberanía y su unidad a las agarras de las Internacionales difusas y de algunas naciones muy concretas, es exhibir como un titulo y un mérito preferente el uso más o menos chapurrado de los idiomas que no son el nacional de España. En esa guantería, por ejemplo, en que yo vi días pasados el cartelillo pedante, y con tan sospechoso resabio de los tiempos señoreados por el signo liberal, ‘On parle français’, es enternecedor que haya un dependiente que en efecto hable francés. Al fin y al cabo se trata de un adorno que nunca va mal a la marca de una guanteria. Pero, sobre ser pedante, no es necesario mostrar con tanto retintín esta suficiencia filiológica. ¿No recuerdan la deliciosa crítica aquella de Eça de Queiroz?: Una vieja dama portuguesa, que sin poseer más que su idioma vernáculo, cerrado e intransigente, anduvo por todo el mundo y en ningún hotel, posada, o fonda le faltó el par de huevos pasados por agua que solía tomar como cena; jamás supo nombrar los huevos sino en su hermético portugués ‘miñoto’ y jamás se preocupó de aprenderlo de otra manera, porque siempre, indefectiblemente y sin fallo, le bastó dirigirse al camarero, ahuecar sus manos batiéndolas como las alas de una gallina y modular esta universal onomatopeya: qui-qui-ri-qui. El francés o la francesa que entren en la guantería en donde ‘On parle français’, necesitarán aún mucha menos mímica, aunque no sepan una palabra de español, para adquirir unos magníficos guantes.

No, no. Mucho cuidado con estas licencias respecto al lenguaje y con este ceder posiciones del enérgico, inexorable y altivo espíritu nacional que incumbe a esta hora. Nos ha costado demasiada sangre, demasiada ruina y demasiadas torturas el rescate de nuestra personalidad una e indivisa, para que no estemos resueltos a esgrimir toda intransigencia y todo empeño y toda fiereza para defender el legado de los muertos por España. No haya con esto equivocos, ni trampas, ni regateos miserables, ni reservas taimadas respecto a la unidad y soberanía del verbo. Ustedes, señores míos de la guantería, pueden hablar en su trato íntimo como les acomoda y será a todas luces provechoso que el dependiente que habla francés les ilustre sobre tan dulce lengua. Pero ustedes tienen su tienda en pie y venden guantes y pueden permitirse el lujo de sostener a ese dependiente tan leido, porque hay un Ejército en España que ha redimido la ciudad en donde ustedes negocian. Y la ha redimido, como a España entera, para que España recobre una personalidad histórica que intentaron escindir en mil trozos para repartirse la vestidura de su unidad, como la túnica del Señor de los judios. Y esa personalidad tiene su atributo externo más diferencial e histórico y, por lo tanto, más claro en el verbo. Quédense para la recóndita intimidad los coqueteos lingüísticos, la expansión más o menos romántica o más o menos reticente de otras lenguas. Pero en la presencia de un español ante sus compatriotas y ante el mundo – y usted, señor de la guantería, se presenta ante el mundo y ante sus compatriotas cuando vende sus guantes – tenga usted la dignidad de su propia redención y haga usted el honor debido a su redentor. Porque la consigna es clara y no tiene efugio: si queremos ser dignos de esa redención y honrar a quien nos ha redimido, todos los españoles debemos hacer estas tres cosas: pensar como Franco, sentir como Franco y hablar como Franco que hablando, naturalmente, en el idioma nacional ha impuesto su Victoria.

Luis de Galinsoga

El Análisis

¿DIRECTOR INVASOR?

JF Lamata

D. Luis de Galinsoga ha quedado como un mal recuerdo en la historia de LA VANGUARDIA, a pesar de que su mandato no fue precisamente corto: 1939-1960, más de dos décadas al frente del más importante periódico de Barcelona. El Gobierno y su responsable de prensa, D. Ramón Serrano Suñer, eran los que designaban a los directores, para asegurarse que fueran leales al Gobierno… pero… ¿qué papel corresponde en esa etapa, en esos 21 años de ‘Vanguardia’ franquista al editor. Legalmente la empresa volvía a ser de ellos y no consta que D. Carlos de Godó, como propietario del periódico, se quejara durante esas dos décadas de su director. Si lo hizo, por ejemplo, en ABC, el marqués de Luca de Tena y le costó ser expulsado del Consejo de Administración de su propia empresa, pero en el caso de LA VANGUARDIA… ¿era el Sr. Galinsoga el único responsable de la línea gubernamental? ¿Qué responsabilidad le corresponde al Conde?

J. F. Lamata