12 abril 2010

Producido por Zopa, estará dirigido por el propio Millán y por Jordi Roca, tendrá entre sus colaboradores a David Broncano y a Castelo

Sogecable estrena en CUATRO un ‘Late Night’ presentando por Santi Millán con el desafío de competir contra Andreu Buenafuente de LA SEXTA

13 Abril 2010

Santi 'Malafuente'

Nico Rey

Leer

Hubiese sido la ‘peta’. Un placentero ‘crash’. El definitivo chute de oxígeno que necesitan, desde hace meses y por imperativo legal, nuestros televisores. Sin embargo, se ha quedado en un quiero y no puedo. En otro ‘telefracaso’. En una muerte sin anunciar. ¿Tú también, Santi? ¿Cómo puedes hacernos esto tú, a quien teníamos por un tipo listo? Esperábamos mucho más de ti, y muchísimo más de ‘Uau!’, el novísimo ‘late night’ de Cuatro y lo que nos dais, una vez más, es un extraño ‘calimocho’ absurdo, desburbujado e insípido. Se queda en un pésimo remedo de lo de siempre. Un ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’ sin puente. En un ‘Crónicas marcianas’ de lo más terrenal. En un ‘Buenafuente’ ramplón.

Una diferencia fundamental hay, eso sí. Tanto Pepe Navarro como Javier Sardá, o como Andreu Buenafuente, siempre han sabido lo que se traen entre manos. Han valido para ello. Tienen un don. Santi, no. Por más que vaya de hombre Martini. Por mucho que se las dé de ‘stripper’ desinhibido y ‘gayumbero’, con pezoneras rojas incluidas. Por más que invite a sus ex coleguis de ‘7 vidas’ para que vendan la mandanga de su genial y desternillante ultimísima españolada. Por mucho que vaya regalando supercruceros al personal. Por más que deriven desde Telecinco, la cadena amiga y jefa, a sus invitados. Por mucho que…

Sufre Santi en sus propias carnes el llamado síndrome del Colaborador Afectado por un Complejo de Inferioridad de Difícil Curación. Se trata de un mal a todas luces peligrosísimo y, por lo visto en anteriores epidemias, mucho más contagioso que la Gripe A. Lo padecieron en su día Boris Izaguirre, Carlos Latre, Berto o Manel Fuentes, entre alguno que otro, justo a partir del día en que, en su insensatez, pensaron que podían cambiar sus cinco minutos de gloria diaria por un programa propio y facturado a la medida de su egocentrismo o su desgracia. Y así les fue… El síndrome se manifiesta a partir del momento en que los ‘enfermos’ creen estar por encima de sus posibilidades. En cuanto se plantean matar a sus padres televisivos.

Santi ‘Malafuente’ inicia así un ‘sprint’ hacia una meta llamada desgracia. O sea, hacia el batacazo final. No mola nada este Santi nocherniego y sobreactuado. Y es una pena. Porque el actor, para esos cinco minutos de coña de los que hablábamos antes, va mucho más que sobrado. El problema es cuando se trata de rellenar hora y media de programa. Se necesita algo más que simple desparpajo para ello. Y lo que es tú, Santi, no tienes ese poderío extra. Ni creo que lo tengas nunca si sigues confiando en esos guionistas y colaboradores que te has buscado. No podemos ‘santificarnos’, sino maldecirnos. Y maldecir a quienes siguen creyendo que, en televisión, basta con soltar chistes procaces y dárselas de provocador para llamar nuestra atención.