4 abril 2001
Grupos feministas, políticos y periodistas habían pedido su expulsión amenazando a TELECINCO de hacer apología de los malos tratos si no lo hacía
TELECINCO expulsa del concurso ‘Gran Hermano 2’ al participante Carlos Navarro ‘El Yoyas’ por amenazar con agredir a una mujer
Hechos
El 5 de abril de 2001 el concursante D. Carlos Navarro fue expulsado del programa concurso de la televisión ‘Gran Hermano’.
Lecturas
EL YOYAS SEGUIRÁ EN LA TELEVISIÓN
D. Carlos Navarro ‘El Yoyas’ seguirá colaborando en la cadena TELECINCO como tertuliano del programa ‘Gran Hermano’ que produce Gestmusic bajo la dirección de D. Xavier Sardá que dedicará un espacio de su programa a comentar lo que sucede dentro de la casa de ‘Gran Hermano’.
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POLÍTICOS CONTRA ‘GRAN HERMANO’
Destacados políticos de la izquierda como D. Joan Saura (ICV) o D. Javier Madrazo (Ezker Batua, referente de IU en Euskadi) criticaron a ‘Gran Hermano’ por emitir aquello. El concurso era responsabilidad de la productora Zeppelin, que lo hacía para TELECINCO. Los políticos pidieron medidas contra ellos. El columnista Sr. Jiménez Losantos se burló por ello del Sr. Madrazo.
04 Abril 2001
Sexo y sangre reales ¿Qué más quieren?
¿Han visto la inquietante película 15 minutos? ¿Creen que su perturbador argumento sobre el mercadeo que establecen con el asesinato en directo las televisiones sensacionalistas es exagerado? ¿Qué su enloquecido guionista pretende convencernos de que es real ese universo salvaje, regido por la oferta y la demanda y en el que la calculada retransmisión de la violencia, la filmación no trucada de sensaciones abyectas, posee efectos opiáceos para la embrutecida audiencia? Si creen que es ficción, o en la existencia de barreras éticas, estéticas y legales que impedirán el ‘todo vale si el público lo demanda’ tengan un mínimo de paciencia morbosa. Los responsables aún necesitan un liviano disfraz, una coartada, pero todo llegará.
Cuando el año pasado arrancó el epidérmicamente inocuo pero profundamente infecto Gran Hermano, recuerdo que ante el insólito interés hacia él de algunos críos que adoro, estos me revelaron con inocente y desarme impudor: “Lo seguimos porque la gente de esa casa van a acabar follando y nos lo van a enseñar”. El cebo sexual era infalible para colmar las lógicas fantasías de mis pequeños voyeurs. En la nueva entrega, además de carne, la generosidad de sus creadores añade el irresistible complemento de la violencia. Brillante fórmula para mantener el enganche de una audiencia que puede llegar al cansancio o la infidelidad si no aumenta el carnaval de emociones fuertes.
Me había jurado pasar completamente de este circo aburrido y detestable, pero sería irresponsable, frívolo, deshonesto, ignorar la evolución del triunfante estercolero en el que se revuelca la masiva atención pública. Veo en vídeo la denigrante movida del lunes. El pastelero satisfechamente macarra y esa chica canaria con tanta afición a la marcha dura, ponen en escena una versión hipercutre y naturalista de la volcánica y sadomasoquista pasión Duelo al sol. El jugueteo erótico entre los dos impresentables joveznos está a punto de acabar a hostias. El chulapo de clase Z envía a la mierda a su insumisa esclava, araña su espalda con un anillo, le pega un tirón de pelos, la empuja ontra la calma, la amenaza verbalmente: “Arranco la moto y te atropello”, “Te voy a plantar esta mano en la cara”. El vocacional aprendiz de proxeneta no se limita a ejercer el maltrato con la nena encoñada. Su viril agresividad también se exhibe con un compañero: “Te espero a la salida y te voy a meter dos yoyas que te van a temblar las orejas”. “Ya sé hasta dónde llegar”, exclama el incomprendido Atila. No, chaval, los cerebros del tinglado te alentarán a que vayas hasta donde te salga de los cojones, siempre que posean el control de su marioneta. ¿Quieren ustedes sangre como en la vida misma? Si no traicionan al Gran Hermano, este se la proporcionará.
Carlos Boyero
06 Abril 2001
Resabios machistas
Mal se puede acabar con la plaga de la violencia doméstica si desde la justicia se minimizan las agresiones sexuales o desde la televisión se toleran comportamientos agresivos con su pareja por parte de algún concursante en determinado programa. Si las actitudes machistas, generadoras de violencia contra la mujer, siguen teniendo alguna forma de comprensión por parte de los jueces o se proponen a las grandes audiencias como modelos a seguir, no habrá modo de evitar que se sigan transmitiendo de generación en generación.
La sentencia de la Audiencia de Barcelona que ha impuesto la pena mínima al violador de una joven de 13 años -un policía nacional que utilizó la amenaza del arma reglamentaria para consumar su tropelía-, con el argumento de que la víctima tenía alguna experiencia sexual, es un disparate y una invitación a los potenciales agresores para que sigan abusando de su fuerza física o de su poder frente a la mujer. Como lo ha sido otra reciente sentencia de la misma Audiencia que absolvió a un padre, violador reiterado de su hija menor, porque no pudo probarse el rechazo de la víctima. Aunque sean excepción, este tipo de resoluciones causan un severo daño a la credibilidad de las mejoras introducidas recientemente en los procesos por malos tratos para proteger más eficazmente a la víctima e impedir la impunidad del agresor.
No menos grave es que en un programa televisivo de gran audiencia se minimice la actuación agresiva para con su pareja de un concursante y sólo se decida expulsarle del programa ante la avalancha de peticiones en ese sentido por parte de partidos políticos y de entidades sociales. En todo caso, habría sido todavía más grave que ese comportamiento hubiera sido inducido por motivos de audiencia. Pero, más allá de la conducta individual, hay que preguntarse por qué personas jóvenes, educadas en una sociedad más tolerante e igualitaria en las relaciones personales y familiares, siguen actuando frente a su pareja según estereotipos del más rancio machismo.
El agresor de la última víctima mortal por violencia doméstica -una mujer que eleva ya a 15 el número de fallecimientos por esta causa en lo que va de año- es un hombre de 24 años que no pudo soportar su rechazo amoroso y reaccionó con la ancestral actitud de ‘o mía o de la tumba fría’. En nuestra sociedad siguen perviviendo, a veces bajo una pátina de modernidad, actitudes que tienden a suponer una provocaciónen la mujer agredida, un derecho por parte del agresor, un débito por parte de la mujer hacia el macho y una especie de propiedad del marido respecto a la esposa. Ello explica que el número de mujeres asesinadas por sus maridos o ex maridos, novios o ex novios siga en aumento, y que los planes y reformas legales contra la violencia doméstica no basten para erradicarla.
06 Abril 2001
Madrazo, a GH
Ahora que la movilización de la clase política ha conseguido el triunfo de la libertad y las buenas costumbres en el guiñol de Gran Hermano, ahora que se han vulnerado todas las normas de concurso y se ha admitido que los poderes fácticos son más fácticos que la audiencia, admisión dolorosa aunque necesaria, lo que toca es meter en lugar del desalojado matón de Hospitalet al primero en actuar políticamente contra esa intolerable violencia del desayuno teatralizado entre dos mayores de edad que duermen juntos de verdad y ante las cámaras. Ese héroe de la paz y el buen trato al prójimo fue ni más ni menos que Javier Madrazo, marcando una línea que han seguido como borregos todos los partidos políticos sin apenas excepción. Es justo que se le recompense con una oportunidad de chupar cámara durante varias semanas, que siempre le reportará más votos que la campaña electoral. Es justo también que se le dé la oportunidad de ganar los 20 millones del premio para que los done a la Udalbiltza, ese proyecto de euskoparaíso municipal nazi siempre necesitado de fondos.
Es además muy conveniente que Madrazo explique a una sociedad que dice rechazar horrorizada la violencia doméstico-sexual por qué hay que echar de un concurso de la telebasura a un fulano macarroide pero es justo y bueno pactar con la ETA un proyecto político como el de Estella para instaurar un sistema político totalitario, cuyo primer paso es realizar el censo de los vascos fetén, patriotas con carné, para proceder luego a la eliminación, ya en marcha, de la mitad de la población vasca y la mayor parte de la Navarra, que, de forma incomprensible, se niega a ingresar en ese futuro esplendoroso, entre cubano y camboyano. Probablemente Madrazo tendrá también argumentos para justificar el tiro en la nuca del maltratador televisivo, ya que sus socios y amigos no han vacilado en liquidar a presuntos traficantes de droga que corrompían a la sana juventud euskaldun, la raza elegida. Luego resulta que no eran corruptores sino competidores y que los terroristas actúan bajo el efecto de valor prestado de la cocaína, el speed o el crack. Pero ninguna revolución se ha hecho sin arrostrar dolorosas contradicciones. Y como sólo triunfan si las víctimas no son los revolucionarios, esas contradicciones se afrontan con entereza, incluso con alegría, brindando por los cadáveres enemigos con champán. Madrazo es capaz de explicar eso y más, porque ha sido capaz de firmar lo de Estella y de mantenerse desde entonces, heroicamente, en contra del bando de las víctimas. No sé cómo irá la audiencia, pero todo sea por la edificación moral de la sociedad. Hala, Madrazo.
08 Abril 2001
Derecho a réplica
Han sido muchas las ocasiones en las que he valorado la conveniencia de responder por escrito a las acusaciones que el señor Federico Jiménez Losantos vierte sistemáticamente contra mi persona. Siempre he descartado esta posibilidad, por entender que no tiene sentido justificarse ante tanta calumnia, sin más fundamento que la intolerancia de su autor.
Sin embargo, en esta ocasión sí me veo obligado a salir al paso de las imputaciones que se me hacen. El señor Jiménez Losantos, a quien no tengo el gusto de conocer porque jamás se ha dignado contrastar sus afirmaciones, arremete esta vez contra mí, amparándose en la petición de Ezker Batua-Izquierda Unida para que abandone Gran Hermano el concursante Carlos Navarro por agredir a su compañera sentimental en el programa.
Pues bien, le diré, señor Jiménez Losantos, que estoy orgulloso de haber dado este paso, y más aún de que otras formaciones y agentes sociales se sumasen a esta demanda, que finalmente ha sido atendida por la dirección de Tele 5. Es posible que a gente como usted no le incomode que un joven ejerza sistemáticamente la violencia sobre la mujer, ni le inquiete tampoco que este individuo haga gala permanente de sus convicciones franquistas; allá usted con sus opiniones, pero sepa que a mí sí me alarman estas prácticas, y además estoy en mi derecho a denunciarlas. Por ello, no puedo aceptar como válidas sus críticas, máxime cuando se realizan a través de un medio de comunicación que ha sido pionero en rechazar los malos tratos.
En cualquier caso, debo constatar con pesar que nuevamente se lanzan contra mi persona una cadena de infundios, que erosionan la objetividad y la neutralidad que se presupone a un líder de opinión. El señor Jiménez Losantos insiste en acusarme de complicidad con ETA, connivencia con los atentados e insolidaridad con las víctimas del terrorismo. Qué barbaridad. Ignora usted, consciente o inconscientemente, que en 1986 participé activamente en la constitución de Gesto por la Paz. Fuimos muy pocas las personas que pusimos en pie la primera organización que salió a la calle a repudiar a ETA; le estoy hablando del año 1986, fecha en la que el Gobierno del PSOE creó, financió y dirigió el GAL, responsable de una treintena de asesinatos.
En aquellos tiempos, la violencia terrorista era tan cruel como lo es hoy, pero en las concentraciones de Gesto por la Paz, donde ejercí de portavoz, nunca estábamos más de 30 hombres y mujeres. Ahora, 15 años después, los actos de repulsa son multitudinarios y en primera fila se sitúan representantes políticos e institucionales; me alegro sinceramente por ello, no lo sabe usted bien. Sufrí más cuando a las convocatorias de Gesto por la Paz se contestaba con indiferencia. Le aclaro este punto para que sepa usted que yo personalmente, y EB-IU en su conjunto, siempre hemos condenado sin matices todas y cada una de las acciones etarras, incluso en un periodo en el que la movilización social contra ETA era minoritaria.
Insinuar que tendré argumentos para justificar el tiro en la nuca del maltratador es una ofensa grave, que daña mi imagen y daña también a mi familia y gentes más allegadas. No sé si el Código Penal considera delito promover falacias de este calibre, pero debería hacerlo. Su autor no tiene más objetivo que fomentar mi desprestigio personal y quebrar la confianza en una opción política democrática y legítima, que defiende en su programa valores de paz, respeto y tolerancia. Hemos dicho una y mil veces que el derecho a la vida es un bien supremo, que nadie puede arrebatar. Por supuesto, el señor Jiménez Losantos jamás ha leído una sola línea de los textos aprobados y ratificados por EB-IU. ¿Para qué? Quebraría la máxima, según la cual «la verdad nunca debe estropear una buena noticia».
Las imputaciones, reiteradas hasta la saciedad, terminan por distorsionar la realidad y el señor Jiménez Losantos actúa en consecuencia. Debe saber, sin embargo, que firmamos el Pacto de Lizarra en su día por las mismas razones que ratificamos 10 años antes el Pacto de Ajuria Enea. Nuestras metas son la consecución de una paz definitiva, la reconciliación social y la normalización política. Lizarra y Ajuria Enea apostaban por el diálogo como vía de solución, y éste es nuestro objetivo. Podremos estar equivocados, sólo el tiempo lo dirá, pero no es admisible que se ponga en duda que actuamos en todo momento de buena fe.
Al menos, estamos convencidos de que éste fue el móvil que animó en 1989 al PSOE a negociar con ETA en Argel o a dejar abiertos cauces de diálogo en 1996 a través del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. También una delegación del Gobierno del PP mantuvo en 1999 un encuentro con la dirección etarra en Suiza; EB-IU, que nunca ha mantenido un encuentro con ETA, ha respetado todas estas iniciativas en la confianza de que a unos y a otros les animaba a priori la búsqueda de la paz mediante el diálogo. ¿Por qué a nosotros, en cambio, se nos descalifica sin piedad? ¿Por qué se oculta a la opinión pública que abandonamos Lizarra en enero del 2000 cuando ETA rompió la tregua y mató a un militar en Madrid?
Muy sencillo: somos conscientes de que molestamos, por ello ya se ha montado una operación de acoso y derribo sin precedentes contra una opción política íntegra y coherente. Vivimos tiempos convulsos en los que unos son asesinados vilmente por defender sus ideas y representar a una parte del pueblo vasco, y otros somos criminalizados por no responder al guión oficial. No pretendo equiparar ambas situaciones, dado que la primera es cruel, inhumana y fascista, y la segunda sólo es injusta, arbitraria y malintencionada. El pensamiento único imperante marca con una X a quien discrepa y hoy nos toca a nosotros.
Confío en que esta reflexión sea recogida, atendiendo a mi derecho a réplica, en el diario EL MUNDO, que ha sido hasta la fecha un foro abierto, un periódico que junto a columnas como la que hoy justifica este artículo, incluye otras opiniones que comparto. En cualquier caso, será ésta la primera y última vez que responderé al señor Jiménez Losantos, a quien recuerdo que la crítica razonada siempre es bienvenida, no así la descalificación gratuita. Es positivo que discrepemos y convivamos juntos, pero es negativo que usted mienta sobre mi persona y la opción legítima que represento.
06 Junio 2001
Tú y yo somos tres
No tiene rival Xavier Sardà (Crónicas Marcianas, Tele 5) como fabricante de basura y horneador de carne humana a domicilio. Es un experto difícil de batir. El lunes por la noche contrató a Carlos Navarro, aquel que expulsaron por vio lento de Gran hermano, y le puso delante de su equipo habitual de desescombro, como Coto Mata moros –personaje a quien el propio programa asigna el título de «vividor»–, el jeta de la dolce vita Lecquio y el atormentado sobre viviente de la anterior ratomaquia, Jorge Quién me pone la pierna encima Berrocal. Con estos elementos –más la repetición del vídeo con las escenas más agresivas de la jaula a fin de ir calentando el asunto– consiguió Sardà poner a Carlos en su esta do natural de chuleta de barrio, o de border line, según le dijo Boris Izaguirre, o de macarra absoluto, como le llamaron varias veces todos. Y como este pollo se pierde por la boca, enseguida comenzó a propinar salivazos contra sus con tertulios. Anotemos algunos. A Coto Matamoros: «Has estado en el talego haciendo el primo. Te pego dos yoyas y te tiemblan las orejas. Te pongo una servilleta de papel y te meto la p… por la boca». A Jor ge Berrocal: «Eres una marica y un señor mamón». A Lecquio: «Tú te caes y te la comes». A la periodista Carmen Hornillos: «Tienes cara de follar menos que el caballo de un retratista». Y a todos en general: «Si estuvieseis en la casa, os daríais por el culo entre vosotros». Un repertorio exquisito. Sardà, entretanto, admiraba satis fecho cómo se iba incinerando Carlos a sí mismo en aquella pira. Mientras la carne de cañón de este submundo –los Carlos, las Tamara, los Manolito Pos-sí– se achicharra en ese circo, pasa Sardà por taquilla a recoger los beneficios del infecto carbón que produce. Dicen que, luego, lava el negro botín comprando pisos a docenas.
El Análisis
‘El Yoyas’ se quejó de linchamiento por todo lo que le pasó en ‘Gran Hermano 2’ cuando él no había agredido a nadie (y eso que lo que le cayó fue mínimo en comparación a lo que hubiera supuesto decir lo mismo una década después). Cierto, no agredió a nadie, su violencia era verbal. Una agresividad verbal que le permitió seguir siendo tertuliano rosa en ‘Crónicas Marcianas’ y luego tertuliano político en ‘La Noria’ o en ‘Catalunya Opina’ en Canal Catalá peleándose con D. Salvador Sostres. Cuando alguien en algún digital recordaba las acusaciones de maltrato, ahí estaba él con su teléfono dispuesto a llamar al diario en cuestión y amenazar con demandarle recordándole que nunca maltrató a nadie y que la chica a la que gritó en ‘Gran Hermano 2’, Fayna terminó siendo su esposa y madre de sus dos hijos.
Luego llegaría el año 2018 y Fayna tras separarse de él le demandaría por maltrato y pasaría una estancia en prisión. ¿Al final resultó que sí que la había pegado? No, en realidad según la demanda lo que había hecho ‘El Yoyas’ era provocar, amenazar e insultar a la nueva pareja de su ex durante las visitas a sus hijos. El Yoyas no es un maltratador, sólo un bravucón. Pero no todo puede decirse y según lo que digas, una expresión oral también puede ser un delito de amenazas. Bocazas.
J. F. Lamata