6 junio 2005

El diario EL MUNDO publicó el 6.06.2005 que un vigilante de CANAL SUR fue depedido por Benitez por escuchar la COPE

Tom Martín Benitez (CANAL SUR) demanda a Jiménez Losantos (COPE) por llamarle ‘rata’ y ‘guardia pretoriana de Chaves’

Hechos

El 06.06.2005 el diario EL MUNDO publicó que un vigilante de CANAL SUR fue trasladado a otra casa después de que Tom Martín Benitez le sorprendiera escuchando el programa ‘La Mañana’ de la COPE.

06 Junio 2005

Castigan en Canal Sur a un vigilante por oír el programa de Jiménez Losantos

Manuel Becerro Pérez

Leer

Un vigilante de seguridad privada que está trabajando en la televisión autonómica Canal Sur, ha presentado ante la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía una denuncia por «acoso sindical» tras haber recibido una orden de traslado de su centro de trabajo cuatro días después de haber tenido un altercado con el periodista Tom Martín Benítez, que le censuró que estuviera escuchando por radio el informativo La mañana de la Cope del «terrorista» y «criminal» Federico Jiménez Losantos.

El incidente se produjo el pasado día 9 de mayo a primera hora de la mañana. El presentador de La Hora de Andalucía en Canal Sur Radio encontró al guardia de seguridad, Francisco Fernández Rodríguez, en su lugar habitual de trabajo escuchando los comentarios radiofónicos del también columnista de EL MUNDO. «Pero hombre, ¿qué haces escuchando la Cope? Si ese hombre es un terrorista y un criminal», asegura el vigilante que le advirtió Martín Benítez, a quien no dudó en contestar.

Un «santo criminal»

«Le dije que lo que no iba a hacer era estar escuchando las tonterías que él suelta todos los días, y no debió de sentarle muy bien porque, cuando terminó su programa, estuvo diciéndome de nuevo que cómo se me ocurría escuchar la Cope, que Jiménez Losantos era un santo criminal y un terrorista. Yo me calenté y le dije que terrorismo es lo que está metiendo Zapatero en el Gobierno con ETA, y en ésas llegó Carlos Rosado [secretario general de RTVA] que lo escuchó todo», recuerda Fernández Rodríguez.

Según el guardia de seguridad de Canal Sur, Tom Martín Benítez le repitió a Rosado el comentario que había hecho sobre el terrorismo y el Gobierno socialista, algo que le soliviantó aún más.

El asunto podía haber quedado ahí, en la trifulca o la anécdota, pero finalmente pasó a mayores. Sólo cuatro días más tarde, el jefe de empresa de vigilancia para la que trabaja Fernández Rodríguez -Black Star- lo llama al móvil para solicitarle una reunión «urgente» en la oficina para tratar un asunto que no se podía comentar por teléfono. «Nos vimos allí a las dos de la tarde, y después de preguntarme que cómo se me había ocurrido escuchar la Cope en el Pabellón de Andalucía, me dijo que iba a ponernos un sistema de rotaciones entre los tres centros que tiene Canal Sur».

Según el guardia de seguridad, lo que contemplaba en realidad la propuesta plasmada por escrito no era una rotación, sino un «cambio de puesto», por lo que remitió una carta al presidente de la compañía mediante la cual le solicita que se le detallen -también por escrito- las causas que han motivado la decisión de trasladarle de su lugar habitual de trabajo, en el Pabellón de Andalucía de la Isla de la Cartuja, y enviarlo al centro del Pabellón de Retevisión. Aún sigue esperando la respuesta.

Fernández Rodríguez reclama su derecho constitucional «a escuchar la emisora que quiera y al locutor que considere más oportuno, y con más razón todavía en un centro como el de Canal Sur que es público, que lo pagamos entre todos».

07 Junio 2005

«Qué atropello, qué disparate»

Tom Martín Benítez

Leer

Qué atropello, director, qué disparate. La información que publica tu periódico, el 6 de junio, en la que se me implica en un supuesto ‘incidente’ con un miembro de la empresa de seguridad que presta servicios en Canal Sur, es de una gravedad y una falsedad tan absoluta que, desde ya, me produce irreparables perjuicios a lo que es mi único patrimonio como periodista: mi trayectoria profesional. La hacéis sin contrastarla, sin pedirme ninguna opinión. No ha habido ningún incidente, menos un altercado.

Mi relación con el personal de seguridad de mi empresa se limita a lo que exige la buena educación. No reparo en ninguna otra circunstancia y tampoco puedo censurar a nadie que escuche, si lo hace, alguna emisora distinta a la nuestra, porque yo mismo lo hago. El respeto a la pluralidad es justamente eso.

10 Junio 2005

Tom/Losantos

Luis Miguel Fuentes

Leer

En las emisoras de radio, que son las panaderías de la noticia, es donde viven los últimos relojeros, evangelistas y agitadores.La televisión sólo da chistosos, el periódico llega tarde, muy pensado, hecho para envenenarse con el café como si metiera allí las manos el linotipista, y sólo la radio te levanta de la cama ya cabreado y ya en forma. El locutor radiofónico es ese sargento que te mete prisa, caña o miedo desde temprano, y la voz de la radio es el único periodismo de fuerza que queda cuando ya la gente no lee y en la tele sólo ponen guapos, tetas o coches que se despeñan. Los líderes de la mañana en la radio, los primeros que cabalgan y se desayunan rodajas de ministro, van metiéndole velocidad a la ciudad y convenciéndote, con una homilía que llega hasta el curro, de que nos invaden otra vez los marcianos o los moros.

Lo de Tom Martín Benítez con el vigilante que escuchaba a Jiménez Losantos no puede uno decir si es verdad o mentira, pero lo que sí es cierto es que todas las radios suenan desde el búnker de algún poder y que las antenas disparan contra el cielo o contra otro locutor igual que decía Gómez de la Serna que disparan los paraguas contra la lluvia. Tom Martín Benítez y Federico Jiménez Losantos nos ofrecen un duelo como de telefonistas, con o sin vigilante en medio, y hay en ellos toda la distancia de los estilos y las Españas en sus respectivos confesionarios o cabinas. Tom Martín Benítez hace una radio de partido que es un tiovivo feliz de consejeros, y donde la Junta siempre aparece como una madre sacando galletitas. Tom no habla para oyentes sino para hijos amorosos de Chaves, y de ahí su tono de mecedora o de embarazada, y el aspecto de intercomunicador para bebés, con forma de osito, que toma la radio sintonizándolo. Tom en su Andalucía Disney representa el infantilismo con bigote, la sumisión agradecida y una institucionalización del locutor que recuerda a los taurinismos y odas imperiales de otros tiempos, ya saben. Puede, no digo que no, que sea sincero reflejo de su ideología, pero en un medio público, ni por esto ni por lo acostumbrado parece menos inmoral y baboso.

M

Por su parte, Jiménez Losantos ha encontrado su sitio en una derecha dolida y tiene a sus parroquianos que le hacen cola como yendo a Medinaceli. Ha subido la audiencia y ha puesto un granulado propio en las mañanas con un estilo de apostilla, ironía y alguna gota de ricino. Gusta o no según el tendido, como es normal, pero ahí está la sagrada libertad, de eso precisamente se trata.Sin embargo, la diferencia que a uno le interesa entre estos dos madrugadores, Tom y Losantos, no está en el color o en las maneras, sino que en un caso una voz viene de un afán de uniformidad y adhesión que los poderes andaluces ejercen a través de un medio público, y en el otro de la libertad que en una cadena privada hay de aclararse la garganta con fuego o con todo un gobierno luciferino.

Tom y Jiménez Losantos, nos los tiene que traer juntos un currante, un gorrilla, con anécdota verdadera o falsa, para que comprobemos que en cualquier caso la radio hace púlpitos en la almohada y que siempre hay alguien que quiere que la otra España se quede sin transistor. El poder, asentado o perdido, da muchos gritones, represaliados, caricaturas y medias verdades que sabemos que son mentira. Por eso, yo prefiero despertarme con música, que es la única verdad eterna que me entra en ayunas.