17 septiembre 2013

"España tendrá que rendirse", dijeron los niños en el espacio

TV3 utiliza a niños para fomentar el anti-españolismo en un reportaje para el programa infantil Info-K sobre la Diada independentista de 2013

Hechos

El programa Info-K de TV3 dedicado a la Diada de 2013 sacó imágenes de menores de edad hablando de política.

17 Septiembre 2013

Cuando se usa a los niños para servir a la causa

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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EL NACIONALISMO catalán ha decidido pisar el acelerador hacia la independencia. Tras el despliegue propagandístico de la Diada, el Gobierno de Artur Mas hizo público ayer un manifiesto en favor del derecho a decidir que busca la adhesión de la sociedad catalana.

Se trata de sumar a esta iniciativa no sólo a fuerzas políticas –el PSC se lo está pensando– sino también a ayuntamientos, sindicatos, asociaciones empresariales, clubes deportivos y todo tipo de movimientos de base para lograr un apoyo masivo para la consulta pactada por CiU y ERC para el año que viene.

Uno de los instrumentos clave para crear ese clima de adhesión es TV3, que se volcó en la cobertura de la cadena humana de la Diada. La televisión autonómica hace mucho tiempo que dejó de ser un medio con pretensiones de objetividad para convertirse en una plataforma de propaganda del nacionalismo. Como reseña hoy nuestro periódico, TV3 emitió un informativo en el que recogía las manifestaciones de niños en favor de la independencia. «España tendrá que rendirse», decía una chica de 13 años, mientras que otro niño aseguraba que Cataluña había perdido su independencia en 1714.

Estamos ante una flagrante de utilización de la infancia con fines políticos, lo que demuestra que no hay ninguna línea roja que no estén dispuestos a cruzar los nacionalistas. Sólo los regímenes totalitarios se han atrevido a cometer este abuso, insólito en una democracia. La Fiscalía debería estudiar si esa exhibición de imágenes viola la Ley de Protección Jurídica del Menor. Pero además supone una utilización indecente del dinero público para hacer propaganda por una televisión a la que la Generalitat ha inyectado casi 900 millones de euros en los últimos tres ejercicios. TV3 se ha convertido en una auténtica apisonadora mediática al servicio del independentismo. Pero eso es lo que pretenden hacer Mas y sus aliados con todas las instituciones catalanas, fagocitadas por una ideología que no deja resquicios a quien piensa diferente.

En este sentido, el manifiesto difundido ayer, que afirma que Cataluña es una nación que tiene derecho a decidir y crear sus instituciones políticas, identifica con absoluto descaro la libertad, la justicia, la defensa de la lengua y la dignidad personal con la independencia. Según sus promotores, estos valores no son amparados por la Constitución y los catalanes sólo podrán disfrutarlos si se emancipan del Estado español.

El manifiesto reivindica la independencia para que Cataluña pueda «participar en la solidaridad universal», un principio grandilocuente que choca con los permanentes agravios que invocan CiU y ERC respecto a otras regiones españolas. Pero el gran problema es que esta sarta de disparates va calando poco a poco gracias a la incesante y perramente movilización de los nacionalistas que contrasta con la pasividad del Gobierno de Rajoy, que finge no enterarse de los pasos en contra de la legalidad vigente de Mas y los suyos. Esta inacción del Ejecutivo deja en la indefensión a los catalanes que también se sienten españoles, cuya voz es silenciada por el atronador estruendo de los terminales mediáticos de la Generalitat, que es lo único que se escucha ya en Cataluña.

18 Septiembre 2013

Dejad que los niños

Santiago González

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Al oír a una criatura de 13 años con la bandera estelada a flor de piel emitir un prejuicio político del nivel de «si los catalanes lo desean tanto, quizás España tendrá que rendirse», uno, hombre de su tiempo al fin y al cabo, responde con un tópico coloquial: «Los niños, ya se sabe, lo que oyen en casa».

No está claro que se ajuste a la realidad. Probablemente son los padres quienes se expresan en términos que copian de sus hijos. Nada hay que alegar mientras la cosa quede en el intercambio familiar; el incesto es un juego que se practica en familia, como el rezo del rosario, pero cuando quienes se manifiestan como adolescentes son los gobernantes el asunto adquiere aires de perversión. Esos niños con la patria estrellada en las mejillas son preocupantes y tienen razón todos los grupos del Congreso que han invocado la protección del menor. Al adjunto de Duran en el Congreso, Pere Macías, le ha parecido muy pedagógico el experimento. Sin duda lo es, aunque lo es más aún la idea de Homs de perseguir a la prensa desafecta.

Dicen los medios no adocenados que unos 50.000 niños catalanes presentan síntomas de desnutrición. ¿Estarán entre ellos los chicos de TV3? No se puede decir nada concluyente. Por lógica, esos niños deberían pertenecer a la Cataluña subvencionada –para los anuncios mejor los más lustrosos–, pero también cabría parafrasear lo de Machado respecto al español: «¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?/ Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?».

Vacías parecen las cabezas de sus padres y gobernantes. Mientras, TV3, su cobertura de la Diada, el adoctrinamiento sostenido, unidades móviles y helicópteros para cubrir la Vía Catalana, han costado 900 millones de euros al catalanófobo pueblo español. Es dinero público que el Govern invertirá en propaganda, en vez de enjugar con ellos unos ocho meses de deuda farmacéutica o sobrealimentar a los niños desnutridos. Casi la mitad de los 2.000 millones que el conseller Mas-Colell pidió al Estado a finales de julio para pagar a proveedores ya se los han pulido en spots televisivos. ¡Qué tíos! Uno espera que el Gobierno se los descuente todos, que no estamos para tonterías.

No tiene arreglo y en materia de líderes siempre se puede empeorar. Yo seguí con pasión de entomólogo a Juan ‘Josué’ Ibarretxe hasta que las elecciones del 1 de marzo de 2009 lo pusieron en su sitio, es decir, en la oposición: su fuga permanente de la realidad, su ademán visionario, la torpeza política de poner su nombre a su plan independentista, su sordera frente a los no partidarios de su plan. Bueno, pues comparado con ‘Moisés’, Mas era Gladstone.

18 Septiembre 2013

La prueba del algodón

Álex Sàlmon

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EL DEBATE suscitado a raíz de la utilización de unas imágenes de niños alentando la independencia en un informativo infantil de TV3 debería pasar la prueba del algodón. Por un momento imaginemos que a Telemadrid se les ocurre preguntar a unos chavales de 11 o 12 años sobre la separación de Cataluña. Imaginemos que éstos respondieran que «Cataluña es España»; «que la unidad es sagrada»; «que Cataluña debería claudicar ante una locura así» o que «no me gusta porque me separan de mi primito que vive en Manresa». Todas expresiones enmarcadas en lo que entendemos que es la política adulta. No duden de que los mismos que defienden como normal y pedagógico la aparición de niños en un informativo alentando la independencia pondría el grito en el cielo en contra.

Todos estaremos de acuerdo en que las opiniones que se vierten en el colegio o en casa delante de un niño, se suman a la lista de impresiones que éste tiene y tendrá en un futuro. Éstas deberían ser equilibradas en cuestiones morales, religiosas y políticas. Un chaval de 12 años están construyendo su opinión y cuanto más plural sea su ambiente familiar, entenderá y respetará mejor de mayor al que no opine como él. Por ello es sencillo entender la utilización burda e equivocada de niños por parte del programa Info K de TV3. Y es una lástima porque el espacio está bien hecho. Justamente por ello deberían actuar con mucho más cuidado informativo