TVE emite una entrevista al presidente del Partido Popular, Manuel Fraga, realizada por Jaime Campmany, Ónega y De Blas

Diego Carcedo es un prudente para la nueva serie, Entre Paréntesis, de entrevistas a los mandarines. Advirtió seriamente preguntas cortitas y verdaderas, no alegatos. No es una tertulia, explicó, ni un debate, sino una entrevista, y los periodistas están para preguntar. En este caso, al primer mandarín de la serie, a Fraga (el segundo será Barón).

La selección de periodistas estaba hecha de forma que no puediera haber debate: más bien afin a Fraga, y si había disidencia estaba más por la derecha, por la incitación a Fraga por parte, sobre todo, de Campmany (ÉPOCA, ABC) a que se mostrase más de derechas: le desbordada. Ónega (COPE) era, sobre todo, aquidescente y De Blas (EL FARO DE VIGO) tenía su preocupación autonómica.

Manuel Fraga Iribarne ya no practica aquellos viriles y honorables ademanes del ‘me quito la chaqueta y salimos a pegarnos’ ha dulcificado sus genuinos y vertiginosos parlamentos, ahuyenta los pavores ancestrales de los periodistas ante la furia del ogro mosqueado. Después de un prólogo campechano (los libros, las vacaciones, el diminó de la vida), tres periodistas inician el educado bombardeo sobre el Strauss gallego.

Fernando Ónega. La compración que hizo Ónega, entre Manuel Luque y F. González, practicantes esplendorosos del Busque, encuentre y compare, era de una estimulante ferocidad. Fraga acusó el impacto. Su defensa de la unión hace la fuerza, revelaba más desolación que autoconcenvimiento.

Jaime Campmany. De los tres directores de medios informativos que interrogan al hombre de orden, hay un señor mayor con bigotito, que parece asumir sin excesivo disimulo su papel de banderillero y el servilismo hacia el matador. Daba la impresión de que el cuestionario lo habían redactado entre ambos.