- Las ediciones de INTERVIÚ correspondiente a los números del 27 de noviembre y del 12 de diciembre de 1984 incluyeron referencias a la Sra. Charo López que provocó que esta se querellara contra el director de la revista, D. Pablo Sebastián y del redactor D. Raúl del Pozo.
Una querella de Charo López a los periodistas de INTERVIÚ Pablo Sebastián y Raúl del Pozo les deja al borde de la cárcel


Charo López, hermosa e indignada
Raúl del Pozo
Charo López es nuestra Ava Gardner. Pero Ava Gardner cuando está beoda se mea de pie y luego se tira al os botones de los hoteles. Y Charo López, con su estrechez de chica de Valladolid, vestal de izquierdas y musa de la progresía podría haber llegado a la menopausia sin que el pueblo se hiciera la gallarda colectiva con su liguero, y sin presenciar la montera de su entrepierna si no fuera porque INTERVIÚ desveló la más alta intimidad de la morena más guarda de España. Hablar bien de los patrones y de las revistas que a uno le dan de comer es de mal nacidos, pero ocurre que Charo López, la BB de esta democracia, salió en estas páginas como su padre castellana la trajo al mundo y ha denunciado a la revista. Ha puesto nuestra paga extraordinaria en los jugados y por enseñar sus pezones estamos empapelados. Ya se sabe que una actriz cuando se desnuda ante los focos de una película es diferente que cuando sale en una revista sin su consentimiento. Sin embargo, es injusto que nos eches a los guardias encima, porque esta revista no sólo ha conseguido que lo que se iba a comer los gusanos lo vieran antes los cristianos cuando se trata de pezones, sino también desenterrado muchas corrupciones agusanadas que no iban de tetas, sino de golpismo, de mangancia, de chorizos y de ladrones.
Quiero decir que si hemos pisado, sin querer, la linde del código civil en este caso, la pisamos cada día en asuntos que enredan las libertades y dificultan la decencia pública. En algunas publicaciones se saca a las actrices con el de cuello cerrao que les está de maravilla, pero luego abusan de la coprografía o la perversión de escribir con mierda, en las editoriales. Aquí por desvestir y enseñar enseñamos a veces hasta nuestro propio culo y la vida de muchos de estos bucaneros de la redacción está escrita en los juzgados. Así que antes de coger el hato y pedir prestada la panoja, vamos a enseñar tu gloriosa carrocería a los voyers, a los lectores y los que no sueltan la pasta y te verán de reojo en el asiento del puente aéreo. Si la venus hubiera nacido vestida la desnudaríamos, pero como la venus nacional, cristiana vieja, con una Doña Jimena del fin del despelote, en plena revolución conservadora, es, vive y anda vestida, como en aguinaldo anticipado y sin subir el precio, la presentamos meramente todo lo larga y hermosa que es en el edredón de estas páginas para que te vuelvan a ver los españoles, porque de ellos eres. Y sea lo que Dios quiera.
Raúl del Pozo


Libertad sin fianza
Pablo Sebastián
La solidaridad profesional que alertó a la opinión pública y, sobre todo, la rápida y justa reacción del ministerio Fiscal ha impedido que Raúl del Pozo y el autor de este artículo ingresáramos el pasado viernes en prisión, como presuntos autores de un delito de injurias contra la actriz Charo López.
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El primer auto de procesamiento dictado por el juez instructor del caso y que nos fue comunicado el pasado viernes, nos dio un buen susto, porque en él se nos exigía a Raúl y a mí la suma total de 20 millones de pesetas para garantizar nuestra libertad. Entendimos, desde que tuvimos conocimiento del contenido del auto de procesamiento, que se trataba de una decisión injusta porque el delito que se nos imputa, las injurias a la actriz – y que nosotros nos creemos que exista – es un presunto delito menor en el que no se piede en la práctica jurídica habitual ninguna fianza para garantizar la libertad del procesado.
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Fue por ello, y para evitar que este precedente fuera firme y dañara las libertades individuales y la libertad de epxresión por lo que anunciamos desde un principio nuestra decisión de estar dispuestos a ingresar en prisión y de no presentar fianza alguna, a pesar de que el presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, nos la ofreció y la tenía preparada.
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La rápida intervención del fiscal ha servido para evitar nuestro encarcelamiento y para dejar en su sitio el buen nombre de la judicatura, dado que o bien por error inicial, o bien por excesivo celo, al a vista del texto de la querella en la que se pedía fianza para nuestra libertad provisional, el juez instructor redactó un primer auto injusto que luego rectificó dando así razón a nuestra protesta y al recurso del fiscal.
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Nosotros y nuestro compañeros hemos pasado un mal rato con este procesamiento y agradecemos desde estas líneas la ayuda y el apoyo de colegas, amgios y personalidades de la vida política y cultural. Y queremos aprovechar ahora desde esta justa libertad sin fianza el momento para declarar nuestra preocupación por la creciente aparición de demandas y querellas contra periodistas y medios de comunicación, la mayor parte de ellas de un tiempo a esta parte, por supuestos delitos contra el honor, la intimidad y la propia imagen. Querellas y demandas que en muchos casos pretenden, más que justicia, notoriedad o la búsqueda rápida de unos millones de pesetas.
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Sobra, en nuestra opinión, toda legislación esencial para la prensa y, ya que la tenemos, urgeu n marco jurídico que permita delimitar el abuso de la querlla y la demanda por los casos citados, porque con el sistema de ‘probar a ver qué pasa’ también se daña la imagen y el buen nombre del os periodistas y de las empresas editoras.
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Porque, por ejemplo, el artículo de Raúl del Pozo que provocó la querella de Charo López, y que no fue entendido por la actriz, tenía como objetivo, dentro de su brillantez desgarrada y su desenfado defender a esta revista, que es la primera de España, de las de información general, de una campaña que se orquestaba en ciertos sectors influyentes de opinión contra nosotros, en el mismo momento en el que el nuevo equipo directivo de INTERVIÚ iniciaba una nueva etapa, que buscaba el rigor, la credibilidad y una dimensión más europea de nuestro semanario.
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En ningún momento se pretendió injuriar a Charo López ni hacer frente con desacato al juez que en esos momentos condenó en primera instancia, ya recurrida, a INTERVIÚ a pagar una indemnización aún no determinada a la actriz. Se quiso, en tono desenfadado, desmontar la campaña de los 20 millones que a diario se comentaban y que nunca existieron en la condena. Se quiso defender nuestra propia imagen, nuestro trabajo y la nueva etapa. Nada más.
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Y por hacer esto, Charo López y su abogada, la feminista Magda Oranich nos presentaron una querella en términos muy duros, en las que se hacía una lectura en nuestra opinión muy segada del artículo de Raúl y en la que se nos pedía ‘una fianza prudencial para nuestra libertad provisional y 41 millones de pesetas más como fianza para responsabilidad civil y costas’. Petición muy elevada ésta, formulismo de letrados elevado a la enésima potencia, cuando bien se sabe que tanto la posible condena como las indemnizaciones que pudieran obtenerse de casos como este, si queda demostrada la culpabilidad, son muy inferiores y nunca incluyen la privación de las libertades ni indemnizaciones tan abultadas como la solicitada.
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Estoy convencido de que antes de la querella, ni Charo López, ni Magda Oranich querían meternos en prisión, pero también creo que presentado así la querella pidieron la cárcel, y esto es una realidad. Fue realidad hasta tal punto que el juez instructor aceptó de lleno la petición de los 41 millones de fianza y acordó que veinte de ellos debían cubrir nuestra libertad provisional.
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Y por esta exageración en la querella, actriz y abogada se vieron comprometidas como posibles responsables indirectas en la privación de nuestra libertad. La patata caliente de este debate les cayó de pronto en las manos y buscaron ayuda para salvar su presunta progresía. Y todo ello, justo es decirlo, porue Raúl y yo nos plantamos frente al auto de procesamiento; porque si aceptamos el aval generoso de la empresa no hubiera pasado nada.
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Es decir, se habría anunciado con bombo y platillo nuestro procesamiento, con muchos millones de por medio y prestigio profesional habrían quedado reducidso a su mínima expresión por la simple lectura malévola de un buen artículo. Afortunadamente no ha sido así.
Pablo Sebastián
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