29 noviembre 1996

Fría acogida a la delegación de Unió Democrática de Catalunya entre los que no estuvo su líder Josep Antoni Durán Lleida

10º Congreso de Convergencia Democrática de Catalunya – Pere Esteve ratificado como nuevo Secretario General del partido de Pujol

Hechos

El X Congreso de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) reeligió a D. Jordi Pujol como Presidente y ratificó a D. Pere Esteve como Secretario General con el 87% de apoyo de los delegados.

Lecturas

RETIRADA POLÍTICA DE MIQUEL ROCA

miquel_roca_viejo El Congreso de CDC a supuesto la retirada definitiva de la política de D. Miquel Roca, que hasta ahora seguía siendo portavoz de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona. El Sr. Roca fue durante años la figura más importante de CiU después de D. Jordi Pujol. Fue secretario general de CDC hasta 1995 en que dimitió tras fracasar en su aspiración de ser alcalde de Barcelona por CiU tras ser derrotado por D. Pasqüal Maragall (PSC).

COMENTARIOS SOBRE EL CONGRESO DE CDC EN LAS TERTULIAS:

D. Jaume Camps: «Roca sólo volverá si es como número uno. Hacía tiempo que el tándem Pujol-Roca se había roto» (Catalunya Radio, 14-11-1996)

D. Lluis Foix: «Al final todos acabamos haciendo sólo lo que sabemos hacer. Roca perdió su reto a Pujol y ha procedido a una retirada honrosa» (Catalunya Radio, 14-11-1996)

11 Noviembre 1996

Convergència sube el listón de sus aspiraciones nacionalistas

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El rasgo más notable del X Congreso de Convergència Democrática de Catalunya (CDC) no ha venido dado por nada de lo que ha hecho, sino por lo que no ha hecho en absoluto: tratar sobre las relaciones entre CDC y el Gobierno de Aznar. Obviamente, Pujol y su plana mayor no querían someter tan delicada cuestión a un debate abierto con sus bases militantes -que, si bien no hacen ascos a los beneficios obtenidos con la alianza, tampoco han olvidado los todavía recientes rifirrafes que les separaron radicalmente del PP-. Para compensar tan notable silencio, el Congreso ha dedicado no pocos de sus esfuerzos a marcar distancias ideológicas con el Gobierno central a base de acentuar el nacionalismo de sus proclamas. El incidente suscitado por el tono desafortunado que adoptó el portavoz del Gobierno para referirse a la inviable aspiración catalana a contar con su propia selección de fútbol facilitó notablemente ese propósito inicial. Pujol aprovechó la inauguración del Congreso para arremeter contra Rodríguez, aunque la mención a un «petardo» que en su momento harían estallar contra él tampoco fuera un prodigio de buen gusto. En el plano doctrinal, merece subrayarse la consideración de «irrenunciable» a la que CDC ha elevado el derecho de autodeterminación. Y también que, por primera vez, haya proclamado que, para lograr las cotas de autogobierno que desea, es necesario modificar los textos de la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Esto, junto a la demanda de un estatuto fiscal semejante al fijado por los conciertos económicos del País Vasco y Navarra, reforzó la imagen del president, que sale de este Congreso todavía más enaltecido, proclamado como líder del conjunto del nacionalismo catalán -CDC considera que lo que hay fuera de CiU prácticamente no merece ni mención-… y sin que nadie -y él menos que nadie- aborde el peliagudo problema de su sucesión.

11 Noviembre 1996

Horizontes lejanos

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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CONVERGÉNCIA DEMOCRÁTICA de Catalunya, el partido que garantiza la mayoría de Gobierno de José María Aznar, clausuró ayer su décimo congreso sin entrar a discutir los resultados cosechados en los seis meses de apoyo al Partido Popular. Y no ha sido precisamente porque el PP no haya proporcionado motivos suficientes a la militancia nacionalista para que se interrogue sobre un pacto del que muy fácilmente pueden salir con la imagen de socios trasquilados. Las severas advertencias de Pujol por la actitud del PP en la negociación de los Presupuestos y por los modos escasamente civilizados del portavoz del Gobierno han quedado en las puertas del congreso, que ha preferido dirigir la mirada hacia la lejanía de las perspectivas estratégicas con olvido casi absoluto, del debate sobre el presente.El congreso se ha dedicado a hacer lo contrario de lo que practican todos los partidos. La ideología y el programa a largo plazo han sido los ejes centrales de la con frontación. El resultado ha sido satisfactorio para sus dirigentes y sobre todo para Pujol. El partido permanece sólidamente agrupado alrededor de su líder, cuyas vacilaciones y errores tácticos en sus relaciones con Aznar nadie cuestiona. La renovación de los cuadros dirigentes sigue su marcha, superada ya la ausencia de Miguel Roca como secretario y número dos. Saben, además, qué es lo que quieren para los próximos diez años: un pacto de Estado que permita el reconocimiento de Cataluña como nación dentro de una España plurinacional, con su correspondiente traducción financiera en forma de un pacto fiscal, que, con una u otra fórmula produzca efectos similares a los del concierto vasco. Los sectores más radicales que exigían la inclusión de la independencia como objetivo no superaron el debate en ponencia, y los que deseaban una reforma de la Constitución y del Estatuto que elevara los techos del autogobierno han visto engullida su pretensión en una fórmula de compromiso que prevé la eventualidad de tales reformas para el caso en que lo, hag1 necesario, el pacto de Estado. Es toda una tradición de los congresos de CDC la inclusión de objetivos que desbordan los limitados horizontes de la política real.En el anterior se reivindicó la recaudación del 100% del IRPF, justo cuando se acababa de pactar la recaudación del 15%. Y en el octavo, Pujol aseguró que «tal como van las cosas este Estatuto no será la solución».

La realidad del congreso es la confirmación una vez más de la única línea política realmente existente en CDC, y ésta es la del pragmatismo pujolista, que considera suficiente el actual marco constitucional y cuenta con un programa de profundización autonómica prácticamente inagotable sin necesidad de reformas constitucionales. Ciertamente, la evolución del pujolismo es toda un a curiosidad histórica, pues cuanto más se confirma la habilidad y el pragmatismo de su líder y, en consecuencia, la eficacia de su política gradualista, más disonancia hay con sus discursos, y con los sectores de sus bases que se los toman al pie de la letra. Y en el punto al que ha llegado Pujoll- pudiera parecer que sólo le queda un pequeño paso para igualarse a otros partidos que incluyen la independencia entre sus pretensiones. De ahí el recurso a válvulas de escape como la idea de un comité olímpico o de selecciones deportivas catalanas. Y de ahí también las escasas luces de quienes echan vitriolo sobre estas Hagas, producidas más por debilidades de la opinión nacionalista que por necesidades, reales del deporte catalán.

Los convergentes deseaban olvidar al PP durante la ceremonia congresual, pero el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, se ha encargado de evitarlo. CDC, a fin de cuentas, ha dedicado su congreso por primera vez a sí misma como partido político con pretensiones de duración más allá de su líder. Esto explica la preocupación por el largo plazo en busca de objetivos más permanentes que la mera gestión cotidiana o que los percances con Unió Democrática de Catalunya, el partido con el que forman coalición y gobiernan Cataluña desde hace 16 años. Los convergentes han empezado así a tantear los carminos del pospujolismo. Pero una vez fijados los hitos estratégicos, poco han dicho sobre cómo alcanzarlos. Y menos todavía si serán compatibles con las alianzas en las que CDC se halla tan atrapada respecto al PP como el PP respecto a los convergentes. Tampoco sabemos si objetivos como el pacto de Esptado propuesto quedarán arrumbados o aguados como ha sucedido con resoluciones de tantos y tantos congresos de éste y de otros partidos. Lo único que se puede saber es que Pujol ha salido reforzado del envite difícil que siempre es un congreso y que contará con las manos libres para seguir por el momento apoyando al PP en Madrid y gobernando en Cataluña cada vez más gracias también al auxilio de los populares.