27 enero 2002

Javier Arenas seguirá siendo Secretario General para coordinar todo el proceso

14º Congreso del PP (2002) – José María Aznar López es reelegido presidente ‘por última vez’ abriendo el camino de su sucesión

Hechos

El XIV Congreso tuvo lugar en Madrid entre el 25 y 27 de enero de 2002. D. José María Aznar fue reelegido por quinta y última vez como presidente nacional del partido.

Lecturas

El XIV Congreso del Partido Popular finaliza el 26 de enero de 2002. En él D. José María Aznar López se presenta a la presidencia del partido y en su discurso anuncia que será ‘la última vez’ que aspira a la reelección de la presidencia del partido, asumiendo que, en el siguiente congreso del partido previsto para 2004, habrá otro líder del PP.

Sin embargo, el congreso del PP no resuelve quien será el sucesor de D. José María Aznar López como candidato a la presidencia del Gobierno en 2004. En el parido se asuma que la Junta Directiva de la formación elegirá a quien el Sr. Aznar López propongo, un proceso que tendrá que resolverse a lo largo del año y en el que los vicepresidentes del Gobierno, D. Rodrigo Rato Figaredo y D. Mariano Rajoy Brey aparecen como los principales aspirantes.

El nuevo organigrama del PP

  • Presidente Fundador – D. Manuel Fraga Iribarne
  • Presidente – D. José María Aznar López.
  • Secretario General – D. Javier Arenas Bocanegra.
  • Vicesecretarios Generales – D. Rodrigo Rato Figaredo, D. Mariano Rajoy Brey y D. Jaime Mayor Oreja
  • Tesorero – D. Álvaro Lapuerta Quintero.
  • Gerente – D. Luis Bárcenas Gutiérrez.
  • Coordinador de Organización – D. Pío García Escudero
  • Coordinadora de Participación y Acción Sectorial – Dña. Ana Mato Adrover.
  • Coordinador de Comunicación – D. Rafael Hernando Fraile.
  • Coordinador de Formación, Estudios y Programas – D. Eugenio Nasarre Goicoechea.
  • Presidente del Comité Electoral – D. Ángel Acebes Paniagua.
  • Presidente del Comité de Derechos y Garantías – D. José Manuel Romay Beccaría.
  • Responsable del área internacional – D. Jorge Moragas Sánchez.
  • Secretario de Política económica y empleo – D. Vicente Martínez-Pujalte
  • Tesoreros – D. Álvaro Lapuerta Quintero y D. Jesús Palmou Lorenzo.
  • Gerente – D. Luis Bárcenas Gutiérrez
  • Política autonómica – D. Jesús Merino Delgado.
  • Organización Territorial – D. Juan Carlos Vera Pro.
  • Política Electoral – D. Jesús Sepúlveda Recio.

Entre los cargos en el Comité Ejecutivo por designación directa del Sr. Aznar López están D. Juan Carlos Aparicio Pérez, D. José Miguel Ortí Bordás, D. Gabino Puche Rodríguez-Acosta, D. Alejo Vidal-Quadras Roca y D. Adolfo Suárez Illana, el hijo del expresidente del Gobierno D. Adolfo Suárez González, ficha así por el PP.

¿QUIÉN SERÁ EL SUCESOR?

Rato1995_CESIDMariano_Rajoy_hispanidad98_MayorOreja_Trampa El Sr. Aznar ha confirmado que no repetirá como presidente del PP en el próximo congreso (previsto para 2004) pero también que no será candidato a reelección por el PP en las elecciones generales de 2004. Por lo tanto deja abierto quién será el sucesor del Sr. Aznar como candidato a la presidencia del Gobierno. Los tres vicesecretarios: D. Rodrigo Rato, D. Mariano Rajoy y D. Jaime Mayor Oreja son los que figuran como principales aspirantes a suceder al Sr. Aznar. Aunque no falta quienes desde fuera del partido señalan al presidente de Madrid, D. Alberto Ruiz Gallardón.

EL MATRIMONIO SIGUE EN EL CORAZÓN DEL PARTIDO

sepulveda_anamato D. Jesús Sepúlveda y Dña. Ana Mato seguirán ocupando puestos decisorios de la dirección nacional del PP. Él como secretario de Política Electoral y responsable de los eventos del partido y ella como coordinadora de participación y acción sectorial.

EL FICHAJE ESTRELLA DE AZNAR

suarez_illana Uno de los grandes protagonistas del congreso fue D. Adolfo Suárez Illana, designado por el Sr. Aznar como miembro del Comité Ejecutivo del PP, hijo del histórico presidente D. Adolfo Suárez González. La idea de integrar al apellido Suárez en la dirección del PP obedece al deseo del Sr. Aznar de integrar toda la memoria del centro-derecha en el PP. Algo que electoralmente ya se ha producido ya que en el PP están tanto los antiguos votantes de AP, como los antiguos votantes de UCD y CDS, las formaciones fundadas por el Sr. Suárez.

SEGUNDAS FILA DEGRADADOS

mercedes_merced En el XIV Congreso del PP a penas se han producido cambios. Dña. Mercedes de la Merced deja de ser coordinadora de Formación, pero seguirá en la ejecutiva como vocal del Comité, el nuevo responsable de Formación será D. Eugenio Nasarre.

El Sr. Robles Fraga deja de ser responsable del área internacional, cargo en el que será reemplazado por D. Jorge Moragás.

D. Esteban González Pons deja de ser responsable de política autonómica siendo reemplazado por el diputado D. Jesús Merino, hombre de confianza del gerente del PP, D. Luis Bárcenas.

25 Enero 2002

UN CONGRESO PARA LA REFLEXION IDEOLOGICA

Eduardo Zaplana

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Nuestro XIV Congreso va a trasladar a los ciudadanos un mensaje de modernidad y de progreso. Va a ser capaz de demostrar una vez más que el Partido Popular es un partido de centro, abierto e innovador,

HOY SE INICIA EL XIV CONGRESO DEL PARTIDO POPULAR, PARA EL QUE HE TENIDO EL HONOR DE SER PROPUESTO COMO PRESIDENTE POR LA JUNTA DIRECTIVA NACIONAL. EN UN MOMENTO POLITICO PARTICULARMENTE DECISIVO, EN PLENA PRESIDENCIA ESPAÑOLA DE LA UNION EUROPEA, Y CERCA YA DEL ECUADOR DE LA LEGISLATURA.

El partido que hoy detenta las responsabilidades de Gobierno se reúne en su primer Congreso del siglo XXI. Es ésta, pues, una ocasión idónea para definir las políticas que necesita España en el entorno social del nuevo siglo. Para abordar una valiente reflexión sobre el futuro, que nos permita establecer las líneas de acción necesarias para seguir impulsando la modernización de España y fortaleciendo el bienestar de sus ciudadanos.

Porque este es el único sentido de los Congresos del Partido Popular. Quizás los medios de comunicación se fijarán más en una u otra persona, en quien a su juicio mejora su posición política o parece quedar mejor situado de cara al futuro. Pero esa es, créanme, sólo la anécdota, y no lo importante. Lo verdaderamente decisivo del Congreso es el debate de ideas que se producirá, en torno a un conjunto de ponencias que tratan de definir los grandes ejes de nuestra acción política para los próximos años.

Desde el Congreso de la refundación, hace ahora 13 años, cada uno de los Congresos del Partido Popular ha supuesto un significativo avance en la elaboración de nuestro proyecto político de centro reformista. De un proyecto político basado en firmes principios ideológicos: la consideración de la persona como centro de la acción política, la confianza en la sociedad civil, el compromiso con la justicia y la solidaridad, que alientan una permanente revisión de las políticas, de acuerdo con la evolución de las circunstancias sociales. El XIV Congreso nos ofrece una nueva ocasión para profundizar en esa reflexión. Ahora se trata, ante todo, de tomar constancia de que la sociedad del siglo XXI es una sociedad distinta, que suscita nuevos interrogantes y desafíos.

Quisiera referirme brevemente a los cuatro retos fundamentales que, en mi opinión, presidirán el debate y la acción política de los próximos años, y centrarán en consecuencia, en buena medida, las reflexiones del Congreso.

En primer lugar, el impulso de las políticas sociales, adaptándolas al nuevo entorno de una sociedad de pleno empleo. El pleno empleo es una realidad ya muy próxima en nuestro país, pero el Partido Popular no la considera un punto de llegada, sino un punto de partida. Porque el pleno empleo significa una extraordinaria transformación social, que plantea a la vez, sin embargo, nuevas demandas y exigencias. Requiere, por ejemplo, mecanismos más eficaces para la conciliación de la vida laboral y familiar, que permitan armonizar las obligaciones profesionales con el ejercicio compartido de las responsabilidades en el ámbito familiar; un campo en el que se ha avanzado mucho en los últimos años, pero en el que resulta imprescindible seguir profundizando. La sociedad del pleno empleo, por otro lado, sustituye la emigración por la inmigración, y reclama en consecuencia un firme compromiso por la integración social y laboral de quienes vienen desde otras latitudes a aportar su capacidad de trabajo. En la sociedad del pleno empleo, finalmente, los poderes públicos han de asumir el compromiso decidido de ofrecer una atención integral a cuantos se encuentran en situación de dependencia, especialmente las personas discapacitadas, de cuya aportación no podemos prescindir, y que tienen un espacio para colaborar en la construcción de la sociedad.

Por supuesto, las nuevas políticas sociales que requiere una sociedad de pleno empleo sólo podrán ser afrontadas con una implicación más decidida de la iniciativa social en la provisión y gestión de los servicios públicos. Nos encontramos en un momento idóneo para que la sociedad civil asuma plenamente sus propias responsabilidades en la construcción de una España más solidaria y cohesionada, que es una meta que debe ser compartida por todos.

En segundo lugar, el avance en la liberalización y modernización de nuestra economía. Los extraordinarios éxitos de la economía española desde 1996 -cumplimiento de los criterios de convergencia e incorporación desde el primer momento a la Unión Económica y Monetaria, índices de crecimiento superiores a la media comunitaria, ritmos de creación de empleo desconocidos en el pasado- no han estado motivados por una coyuntura internacional favorable, sino que han tenido su causa en políticas bien definidas de reducción de impuestos, apoyo a las pequeñas y medianas empresas y liberalización y modernización de nuestros sectores productivos, llevadas a cabo, además, en diálogo permanente con los agentes sociales y económicos.

La globalización nos obliga a profundizar decididamente en estas líneas de acción, si queremos ser capaces de competir en un entorno internacional cada vez más abierto y exigente. Promover una participación mucho más intensa de nuestras empresas en las acciones de I+D y cualificar la formación permanente de nuestro capital humano son, en este sentido, factores esenciales de nuestra competitividad futura.

Un tercer escenario que va a ser particularmente importante a lo largo de esta década es el impulso del proceso de construcción europea, que tiene en la Convención sobre el futuro de Europa, que se iniciará el próximo 1 de marzo, un hito particularmente destacado. La globalización hace de la Unión Europea un instrumento cada vez más necesario para caminar hacia la construcción de una sociedad internacional que haga posible la paz, el respeto a los derechos humanos en todos los países, y el desarrollo y el bienestar de todos. Por ello, el Partido Popular va a reforzar en este Congreso su sólido compromiso europeísta; no deja de ser significativa, en este sentido, la coincidencia del Congreso con la presidencia española de la Unión Europea, cuyo lema es precisamente «Más Europa». Pero España ha de estar presente en Europa con su propio perfil, que es iberoamericano y mediterráneo; reforzar nuestras relaciones con Latinoamérica y con los países mediterráneos constituye pues, para nosotros, una responsabilidad histórica.

Finalmente, y a la vez que nos integramos más sólidamente en Europa, debemos seguir avanzando en la vertebración de España, lo que se hace también particularmente necesario en el marco de la globalización, que nos exige ser capaces de preservar nuestras raíces en un mundo cada vez más permeable. Este es, precisamente, el sentido de la reflexión sobre el patriotismo constitucional.

Se trata de poner de relieve que España no es sólo un Estado, sino, sobre todo, una nación plural. Vertebrar así España, a través de un modelo que ha hecho posible la recuperación del autogobierno y el reconocimiento de nuestra pluralidad constitutiva, junto con la cohesión y la solidaridad de todos los españoles, ha sido el acierto de la Constitución, y reclamar su vigencia es hacer justicia a sus incuestionables logros. Es necesario por tanto, desde una perspectiva integradora y plural, y sin complejo alguno, potenciar los elementos que nos pueden aglutinar en torno a un proyecto ilusionante, que es el que representa la Constitución de 1978.

Culminado prácticamente el proceso de descentralización y resuelta de un modo satisfactorio y estable la financiación de las comunidades autónomas, todo ello gracias a los gobiernos del Partido Popular, quedan dos retos pendientes en la construcción del Estado autonómico: perfeccionar los mecanismos de cooperación e integración conjunta, y buscar las mejores fórmulas para una mayor participación de las regiones en la política europea. Frente a la posición de algunas comunidades a las que sólo interesa que se escuche su propia voz, y que plantean en consecuencia alternativas imposibles, el Partido Popular apuesta por cauces integradores, que puedan dar satisfacción a todos. Uno de ellos es el Comité de las Regiones, cuya posición en el sistema institucional europeo debemos comprometernos a reforzar.

Tenemos, pues, desafíos apasionantes por delante. Nuestro XIV Congreso va a trasladar a los ciudadanos un mensaje de modernidad y de progreso. Va a ser capaz de demostrar una vez más que el Partido Popular es un partido de centro, abierto e innovador, y con la mirada siempre puesta en el futuro. El partido, en suma, que lidera el debate ideológico en España, y que es capaz de ofrecer continuamente a los ciudadanos nuevas ilusiones y propuestas.

 Eduardo Zaplna

27 Enero 2002

POSAZNARISMO

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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José María Aznar abrió ayer la carrera por su sucesión al confirmar oficialmente ante los compromisarios del Partido Popular, reunidos en su XIV Congreso, que no será candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2004 ni tampoco a la de su partido. El gesto de Aznar, inédito en la política española y tanto más llamativo cuanto se produce en el momento álgido de su carrera política y con un partido que goza de mayoría absoluta, fue presentado por Aznar como fruto de ‘una convicción personal profundamente arraigada’ y cumplimiento de un compromiso contraído con sus electores.

La decisión de Aznar dibuja de hecho una próxima e interesantísima etapa en la marcha del actual partido gobernante: el posaznarismo. La situación es inédita para todos, partido del Gobierno y oposición. Para el primero, esto condicionará de forma soterrada las relaciones entre los posibles candidatos a la sucesión y les obligará, en la medida en que son importantes miembros del Gobierno, a acomodar su actividad a sus ambiciones sucesorias. Para la oposición significa desconocer con quién tendrá que enfrentarse en la próxima cita dentro de dos años y mientras tanto intentar presentarse como alternativa frente a un presidente que se va a plazo fijo.

Los guiños de Aznar en su discurso y la propia composición de la ejecutiva dan suficientes indicaciones sobre la situación de la parrilla de salida, en la que destacan en la pole position Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Mariano Rajoy, e incluso Ángel Acebes. La tarea más importante, no exenta de dificultad, de la nueva junta directiva será llevar a buen puerto la sucesión y designar al futuro candidato. Pero, a la vista de cómo ha conducido Aznar el partido hasta ahora, será el propio presidente quien designará a su sucesor como hacían los césares de Roma.

Aznar ha hecho toda una exhibición de control sobre su partido y sobre su propia carrera política. Es difícil establecer con precisión las razones que le condujeron al compromiso de no gobernar más allá de dos legislaturas. Pudo pesar decisivamente su convicción de que sólo podría obtener la actual mayoría absoluta sacrificando la posibilidad de presentarse de nuevo en una tercera ocasión. La actual exaltación, fácilmente calificable de caudillista, produce así la paradoja de que se trata de un caudillo que designa a su sucesor para retirarse momentánemente a unos cuarteles de invierno de características todavía desconocidas, con el objetivo de crear la oportunidad óptima de que otro dirigente del PP pueda sustituirle en La Moncloa y al frente del partido. Probablemente con la idea de que, si el resultado no fuera satisfactorio, Aznar mismo estaría en la reserva para regresar con el aura del vencedor de contiendas pasadas.

El PP debe estar agradecido a Aznar por el éxito enorme conseguido desde 1989, cuando le eligió como presidente. Presenta un balance de poder acumulado extraordinario -en ayuntamientos, comunidades autónomas y el propio Estado-, aunque quizás irrepetible. Esto se ha reflejado en un congreso que se ha convertido en un ejercicio de autosatisfacción y autoestima. Los congresistas devolvieron en aplausos y en exaltación todo lo que le deben al jefe, con la nota de discreción por parte de los candidatos implícitos a la sucesión de que se abstuvieron de citar a Aznar en sus discursos.

El partido que ha conseguido Aznar es compacto y sin fisuras, olvidadas las familias ideológicas que lo formaron y disciplinados todos los dirigentes con veleidades de regentar baronías. ‘Sin complejos’ es la expresión que sirve para explicar cómo se inserta el PP de Aznar en la historia de España respecto a la transición democrática, a la Constitución y al Estado de las autonomías. Los concejales y otros miembros del PP asesinados por ETA (siete desde el anterior congreso), a los que Aznar y todo el congreso rindieron un merecido y sentido homenaje, también han hecho una contribución, con el precio más alto que se pueda pagar, a la inserción del PP en la historia y la memoria del combate por la democracia y las libertades.

Nunca la derecha española había contado con un partido más cohesionado, joven, moderno y seguro de sí mismo. Y a la vez mejor y más confortablemente instalado en el poder obtenido a través de elecciones democráticas. Los viejos argumentos sobre el pedigrí democrático de la derecha o la idea de un pecado original franquista son de difícil circulación a partir de ahora. Éstas eran las principales ideas del guión al que se acomodaron con precisión la escenificación del congreso y las principales intervenciones, especialmente el discurso estelar de su presidente.

27 Enero 2002

El buen pastor

Luis María Anson

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El sistema electoral español dentro y fuera de la oligarquía de partidos, ha hecho a nuestra clase política mansurrona y lanar. Sólo los líderes autonómicos que se ganan a pulso el voto popular tienen peso real. Son los barones. Los demás, salvo alguna excepción aislada, forman parte del rebaño. Ayer las cándidas ovejas acudieron dócilmente al redil del Congreso del PP. Fue un espectáculo radiante.

El buen pastor apacentó con primor a su rebaño. No necesitó azuzar a los perros ni utilizar la honda. Los tiernos corderos, las albas ovejas comieron en su mano y se acomodaron en el arpisco para decir que sí, entre regocijados balidos, a los deseos del pastor que tanto ama a su grey.

Bernardo Germán Llorente (1685-1757) es uno de los nombres grandes de la pintura española. Rehusó convertirse en pintor de la Corte de Felipe V y dio réplica las Inmaculadas de Murillo, pintando unas extrarodinarias Divinas Pastoras que enriquecen, entre otros muchos museos, el Padro y el Louvre, incluía siempre en la lejanía separada del manso rebaño y la Virgen pastora, a una oveja descarriada, asediada por el demonio dragón. Un ágen se dibujaba en el cielo para salvar a aquel ovino gallardo y montaraz. Habría que saber ahora quién es el cordero descarriado, quién el ángel pacificador,.

Pero quiero dejar a un lado la ironía que siempre han despertado en mí los congresos partidistas de la unanimidad para afirmar que el sucesor de Aznar no lo tendrá fácil. Ayer, el líder popular alcanzó cotas insuperables de grandeza histórica, cuando con escalofriante sencillez, anunció desde la silla curul, en pleno triunfo, que en el año 2004 no será presidente ni del partido ni del Gobierno. Toda una lección de política profunda sin precedentes en la historia democrática de España.

Luis María Anson

27 Enero 2002

Una decisión etica y una lección democrática

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Lo que todos esperaban que iba a ser una breve y protocolaria intervención de Aznar para anunciar la presentación de su candidatura a la presidencia del PP, se convirtió ayer en un largo y meditado discurso político que llegó a emocionar a los 3.000 compromisarios que seguían expectantes sus palabras.

«Esta es la última vez», afirmó Aznar con una mezcla de orgullo y melancolía. «Pedídme lo que queráis, pero no que incumpla mi compromiso». El líder del PP dejó claro con estas palabras que ni será candidato a la presidencia en las próximas elecciones ni como adelantó inesperadamente hace un mes a EL MUNDO optará de nuevo a la dirección del partido que encabeza desde hace doce años ni alberga plan alguno para continuar en primer plano de la vida política española. «No creo en la prolongación personalista de los liderazgos», apostilló.

Por si a algunos les quedaba la duda, Aznar cerró ayer definitivamente cualquier especulación sobre su futuro político, haciendo un encendido cántico de la supremacía de las ideas sobre los dirigentes.La «aburrida normalidad democrática» de la que disfruta ahora España fue esgrimida como argumento para justificar una renuncia que Aznar anuncia en el cenit de su carrera.

La importancia del mensaje de ayer de Aznar es notable, porque subrayó que, tras culminar sus ocho años al frente del Gobierno, dejará paso a un candidato al que no quiere condicionar con su permanencia en la dirección del partido ni ejerciendo su influencia entre bastidores. Aznar es el primer líder político en la historia de la España contemporánea que renuncia voluntariamente a permanecer en el poder. Sin remontarnos a la trágica experiencia de la II República y al caudillismo de las dos dictaduras, Suárez tuvo que dimitir por una conjura palaciega en su propio partido y González perdió las elecciones de 1996, dejó la secretaria general del PSOE, acosado por los escándalos, y todavía no ha asimilado ni lo uno ni lo otro.

La inteligencia política de Aznar consiste en saber retirarse a tiempo y plantear su renuncia como una decisión de carácter ético en beneficio de su partido y del país. El pasado está lleno de ejemplos de gobernantes que quisieron perpetuarse y acabaron siendo arrojados por la fuerza del poder. Eso no le va a suceder a Aznar, al que, como él recordó ayer, se le intentó privar ilegítimamente de lo que había ganado en las urnas. Su discurso sonó a despedida e incluso a testamento político, pese a que todavía le faltan dos años de legislatura que, en buena medida, completarán la imagen con la que entrará en la historia.

El Análisis

RETIRADA EN FASES

JF Lamata

‘Esta será la última vez’, dijo D. José María Aznar al ser reelegido presidente del PP en el XIV. Ya antes de ser presidente el Sr. Aznar había dicho que ‘ocho años’ sería el tiempo que permanecería en el Gobierno de la nación. Su anuncio en 2002 venía a ser el cumplimiento de aquella promesa electoral. El Sr. Aznar podía presumir de que iba a abandonar el liderazgo del partido y de la nación con un balance positivo y una mayoría absoluta para la no-izquierda. ¡Pero cuanto iban a cambiar las cosas en tan sólo un año!

En el XIV Congreso el Sr. Aznar anunció que se iba, pero no el nombre de su sucesor. Había decidido hacerlo ‘en fases’. Primero ratificar que no seguiría, desatendiendo la petición de quienes como el Sr. Álvarez Cascos intentaron convencerle de que siguiera. El siguiente paso sería nombrar sucesor, pero para eso esperaría un año más. Las apuestas estaban, básicamente, en los vicepresidentes D. Rodrigo Rato y D. Mariano Rajoy. Puesto que las aspiraciones de D. Jaime Mayor Oreja quedaron muy reducidas tras su estrepitoso fracaso en las elecciones vascas de 2001.

En un plano más secundario, otra estrella de aquel congreso fue D. Adolfo Suárez Illana, que entró en la ejecutiva. Pero, a la vista de lo que duró en el partido habría que clasificarle más bien como estrella fugaz.

J. F. Lamata