23 noviembre 2022

La ministra replica diciendo que la bancada de Vox es una 'panda de fascistas'

Acusación de nepotismo en el Congreso de Carla Toscano (Vox) a Irene Montero (Podemos): «Usted lo único que ha estudiado en su vida es a Pablo Iglesias»

Hechos

En la sesión parlamentaria del 23 de noviembre de 2022.

24 Noviembre 2022

Tiene razón Irene Montero: es fascismo

Nuria Labari

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La diputada de Vox Carla Toscano ha desplegado en el Parlamento su violencia contra la ministra de Igualdad y contra la democracia española

Toda violencia verbal o de pensamiento contra una persona es una violencia física. De hecho, no hay una transición tan grande como nos gustaría creer entre insultar a una persona y golpearla, entre insultar a una mujer y matarla, entre insultar a un colectivo y aniquilarlo. Es fácil llegar a esta conclusión cuando escuchamos los discursos de Hitler y Mussolini: sus palabras son pura violencia física contra las vidas y los cuerpos de millones. Sus palabras son y fueron asesinas porque así es como funciona la violencia fascista. Siempre, pero siempre, empieza en la boca.

Intentar hacer desaparecer moralmente al otro es un crimen. Y ese crimen lo hemos visto cometer públicamente por Carla Toscano, diputada de Vox, en el Congreso de los Diputados. Es allí donde Toscano ha llamado a Irene Montero “libertadora de violadores” y allí donde le ha espetado: “Su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. El discurso de Carla Toscano es un argumento ad hominem, en su variante ad mulierem. Es decir, un argumento contra la persona y, en consecuencia, contra la existencia de la persona, por cuanto la despoja de su identidad y de su sentido. Un argumento que ha dejado de discutir ideas y aspectos técnicos y se centra únicamente en hacer desaparecer de la escena a la persona cuyos argumentos debería rebatir. Y esta clase de discurso solo demuestra que se ha renunciado a cualquier idea o tecné política en favor de la violencia. De hecho, las palabras de Carla Toscano solo tienen un objetivo: degradar en Irene Montero su condición de diputada, de mujer y de ser humano y por eso son un acto criminal. Y este crimen viene a demostrar (más bien a recordar) cómo Vox pretende que el Congreso de los Diputados se convierta en un espacio de exterminio.

Históricamente, esta clase de violencia verbal fascista siempre viene acompañada de otra del cuerpo. No olvidemos que, para poder matar a millones de judíos, el nazismo tuvo que recurrir primero a esta clase de “borrado”. El primer paso del exterminio es la deshumanización, la merma de la moral y la credibilidad del enemigo. No olvidemos que el insulto es el germen de la violencia más atroz y reconozcamos que Carla Toscano ha desplegado su violencia fascista contra Irene Montero y contra la democracia española en la sede del Parlamento.

Impresionante, eso sí, la respuesta consciente y política de Montero. “Quiero solicitar que se incorpore al Diario de Sesiones la violencia política que se está ejerciendo en este momento en la sede de la soberanía popular, para que no se borre, para que después de mí no venga ninguna”, exigió. En efecto, el borrado fascista que denuncia la ministra de Igualdad es el pretendido por la diputada de Vox. Y, por eso, es obligatorio decir (con independencia de cualquier ideología, simpatía o antipatía personal) que frente al fascismo y detrás de ti, Irene, estamos todas y todos los españoles. Lo único que hay que borrar es el fascismo.

25 Noviembre 2022

Irene: machismo el de tu Pablo, no el de Carla

Eduardo Inda

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Hasta anoche, 32 violadores o abusadores se habían beneficiado de las rebajas de Montero

Sobra decir que lo de la brillante diputada de Vox Carla Toscano constituyó un error porque ha facilitado a la izquierda el argumento que ansiaba para despistar sobre una ley que ha rebajado ya la pena a 32 violadores y abusadores. Sus palabras no dejan de albergar un notable trasfondo de verdad toda vez que Irene Montero es lo que es por nepotismo. Si no fuera la compañera del macho alfa, como gusta autodenominarse Iglesias, no sería ministra de Igualdad. O bien seguiría de cajera de Saturn o ejercería de psicóloga. Pero ni se sentaría en el Consejo de Ministros, ni tendría a su disposición decenas de asesores y lacayos, ni se desplazaría en cochazo oficial, ni iría guarecida permanentemente por media docena de guardaespaldas, ni desde luego viviría en un casoplón con mayor plantilla de guardias civiles que el 90% de los municipios españoles.

Dicho todo lo cual Toscano podría haber soltado lo mismo pero con más sutileza y no haciendo un involuntario favorcete que ahora esta chusma emplea cual cortina de humo. El «su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias» de Toscano es tan torpe y cierto como el «otras están donde están por haber sido fecundadas por el macho alfa» de la concejal zaragozana de Ciudadanos Carmen Herrarte. Bastaba con señalar la dedocracia empleada para elegir a una inútil integral que se ha convertido en ídolo de violadores y abusadores.

Porque lo de su asquerosa ley no es un problema de interpretación de «los jueces machistas», como sostienen falazmente, entre otras muchas razones porque el 70% de los magistrados de lo penal es mujer. No. El drama es que la norma del «sólo sí es sí», cuyo verdadero nombre es Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, ha devenido en aterrador black friday al reducir un año la pena mayor a los abusadores y hacer lo propio con el estupro. Antaño, la mínima por este aberrante delito era de 6 años, ahora, de cuatro. El castigo por la violación con agravante oscilaba hasta la barrabasada de la ministra de Igualdad entre los 12 y los 15 años, desde la barrabasada va de los 7 a los 15. Un chollo para los depredadores. Y eso que alguien debió dar un toque a esta pájara cuando se estaba elaborando la ley porque en su redacción inicial también se había recortado la sanción más alta de 15 a 12 años. Los periodistas de cámara de los Ceaucescu de Galapagar se inventan cada día una trola para justificar lo injustificable. Pero lo cierto es que, tal y como se puede contemplar en el marcador de Okdiario, hasta anoche 32 violadores o abusadores se habían beneficiado de las rebajas Montero.

La izquierda lleva cuatro días insistiendo en la campaña «machista» de la «ultraderecha» contra la «pobre» Irene Montero. Los mismos que ahora lloran por esta individua callaron como putos cuando Iglesias se dirigió a Andrea Levy desde la tribuna del Congreso para «ofrecerle» su despacho «para que se entendiera» con el podemita Miguel Vila. También se hicieron los suecos cuando el subordinado de Nicolás Maduro y Alí Jamenei espetó a una periodista en rueda de prensa: «Bonito abrigo de pieles lleva». O cuando, entre las carcajadas de la cúpula de su partido, escribió que le gustaría «azotar hasta que sangre a Mariló Montero». Basta ya de dobles raseros y vayamos a lo mollar: ¿por qué no derogan esta basura legislativa? No quiero poner punto y final sin lanzar una pregunta que en medio de toda esta polémica resulta pertinente. Irene: ¿a ti te ha azotado hasta que sangres tu megamachista compañero?

26 Noviembre 2022

Profundo estudio

Alfonso Ussía

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Titula ABC: «Podemos utiliza los excesos de Vox para rescatar a Irene Montero». Lo mismo en El Mundo y también en El Debate. Una versión unidireccional que tiene muchas interpretaciones. Carla Toscano recordó a la histérica e inculta violenta que insultó a los jueces, de ser ministra por haber estudiado profundamente a Pablo Iglesias. No se trata de ninguna grosería. Yo tengo estudiados, y bien estudiados, a mis familiares y mis amigos. Cuca Gamarra lamenta la incursión en asuntos personales de la parlamentaria de Vox. No lamentó públicamente que a su compañera de partido, Isabel Díaz Ayuso, le dijeran «nazi, puta y asesina». Ahí no se contemplan distintas interpretaciones. Son insultos y calumnias. Creo que una mujer que convive con un hombre, y comparte chalé, jardín, barbacoa, seguridad y, lo más importante, tres hijos en común, tiene que haber estudiado profundamente a ese hombre, y conocer, gracias a sus profundos estudios, sus estados de ánimo, sus preferencias culinarias, sus series de televisión, y sus intimidades. Otra cosa es el victimismo iracundo de su reacción, que amén de violenta, resultó bastante ordinaria. Su hombre, años atrás, acusó a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de serlo por su matrimonio con Aznar. Seguro estoy de que Ana Botella ha estudiado profundamente a su marido, y que esta seguridad mía nada tiene que ver con una ofensa. Es lo lógico. Pero hay diferencias. Ana Botella es licenciada en Derecho y técnico de Administración del Estado. Se presentó como número 2 en la lista del PP en las elecciones municipales. Ganó el PP y fue alcalde el número uno de la candidatura, Alberto Ruiz-Gallardón. Al dimitir éste, Ana Botella, como primera teniente de alcalde, se convirtió en alcaldesa de Madrid. Abro paréntesis con un asunto personal. Le estaré siempre agradecido. Le pedí un favor, abuso que no frecuento. Agonizaba Antonio Mingote en el Hospital Gregorio Marañón, en un cuartucho impersonal del pabellón de Paliativos. Antonio quería morir en su casa, pero no le dejaron. Llamé a la alcaldesa para rogarle que permitiera que su velatorio tuviera lugar en El Retiro, del que Antonio, además de amante, era alcalde honorario desde los tiempos del viejo profesor Enrique Tierno Galván. Y las últimas horas sobre la tierra de Antonio Mingote, genio español de los siglos XX y XXI, las descansó en el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez en su parque del Buen Retiro, con la Guardia Municipal rindiéndole honores, por gestión y orden de Ana Botella.
Pablo Iglesias, el estudiado, deseó públicamente azotar hasta que le vertiera la sangre a Mariló Montero. Aplaudió los acosos programados a Rita Barberá, Cristina Cifuentes, Begoña Villacís y Macarena Olona, muy del gusto –los acosos violentos e insultantes– de Irene Montero. Y Pablo Iglesias, sin conocerme de nada, también me insultó a mí, si bien compartiendo el insulto con millones de españoles. «El problema no es que Salgado trabaje para Endesa y Rato para Bankia. El problema es que millones de gilipollas les votan». Aprovecho la ocasión para devolverle el elogio. Intensamente.
Volvemos a la pasada semana. ¿El PP actual es el de Cuca Gamarra o el de Elisa Vigil? Con el segundo me quedo, en tanto que el primero no se ha estudiado en profundidad, ese terrible insulto del populismo de Vox, que no es otra cosa que un simple aproximamiento al sentido común. Pero la víctima es Irene Montero, la que públicamente deseó lanzar «a los Borbones a los tiburones», acción que, por ahora, Sánchez no le ha permitido. Estudiar profundamente al ser amado, a la pareja de hecho, al conviviente, no puede ser tomado como un insulto vejatorio. Lo que hizo Carla Toscano fue elogiar la capacidad de estudiar profundamente de Irene Montero al hombre que ha forjado su presente y su porvenir. El barullo que se ha formado es de lerdos. La inculta violenta y llorona ha confundido un elogio con un insulto. Y la prensa afín al Gobierno, también. Y la prensa libre, un poco. Y el PP de ahora, bastante. En fin, que estudiar al ser amado, por aborrecible que sea, también está prohibido.