23 septiembre 1996
Los partidarios de Vidal-Quadras se dividieron entre los que se unieron al Fernández-Díaz, los que impulsaron la candidatura de Valero y los que apoyaron a Aizcorbe
8º Congreso del PP de Catalunya (1996) – Vidal-Quadras liquidado por orden de Aznar y reemplazado por Alberto Fernández Díaz
Hechos
En el congreso del PP catalán celebrado el 28.09.1996 D. Alberto Fernández Díaz fue elegido nuevo Presidente.
Lecturas
El 9 de marzo de 1996, a los pocos días de las elecciones generales en las que el PP ganó, pero precisa el apoyo parlamentario de CiU para poder gobernar, el periódico El Mundo anuncia que el líder de CiU y presidente de Catalunya, D. Jordi Pujol Soley, condiciona para establecer negociaciones con el PP el relevo de D. Alejo Vidal-Quadras Roca como presidente del PP en Cataluña, cargo que ocupaba desde 1991 en un mandato en el que el Sr. Vidal Quadras se había caracterizado por sus malas relaciones con CiU y sur rechazo de políticas sagradas para el Sr. Pujol como la inmersión lingüística.
El 9 de septiembre de 1996 D. Alejo Vidal-Quadras Roca anuncia que no se presenta a reelección a la presidencia del PP catalán en el congreso convocado para el 28 de septiembre aceptando la petición hecha por el presidente nacional.
En el congreso hubo tres candidatos a presidente, uno oficial, D. Alberto Fernández Díaz y dos vinculados al vidalquadrismo. El resultado fue el siguiente.
–
- Alberto Fernández Díaz – 771 votos.
- Antonio Valero Vicente – 207 votos.
- Juan José Aizcorbe Torra – (retiró su candidatura)
- –
De esta manera D. Alberto Fernández Díaz es el nuevo presidente del PP en Catalunya. Anecdóticamente es el hermano de D. Jorge Fernández Díaz, que fue presidente del PP catalán antes que el Sr. Vidal-Quadras Roca.
El mandato del Sr. Alberto Fernández Díaz como presidente del PP catalán durará hasta octubre de 2002. Una etapa que incluirá ser candidato del PP a la presidencia de la Generalitat en las elecciones autonómicas de 1995.
–
CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA DEL PP CATALÁN:
D. Alberto Fernández Díaz – 771 votos
D. Antonio Valero – 207 votos
–
LOS OTROS PERDEDORES DEL CONGRESO:
Oficialmente D. Aleix Vidal-Quadras dejaba voluntariamente la presidencia del PP catalán renunciando a presentarse a reelección. Pero todos tuvieron claro que la decisión fue forzada por D. José María Aznar para que el político anti-nacionalista no pusiera en peligro los pactos del Gobierno PP con CiU para garantizar la estabilidad.
D. Juan José Aizcorbe, ex dirigente de Fuerza Nueva y amigo de D. Aleix Vidal-Quadras, presentó también su propia candidatura para la presidencia del PP catalán, pero le fue rechazada por no reunir suficiente número de avales.
–
CRÍTICAS EN LA CADENA SER A AZNAR POR SUS MÉTODOS
En su tertulia del 3.09.1996 el programa ‘Hoy por Hoy’ de D. Iñaki Gabilondo analizó la cáida del Sr. Vidal Quadras:
D. Joan Barril: «El doctor Aznar Frankenstein ideó una criatura, Vidal-Quadras, que le obedecía dócilmente, hasta que un día el doctor vio que no le convenía mantenerla con vida y decidió sacrificarla sin advertir que generaba un proceso de reproducción del monstruo a gran escala».
D. Antonio Franco: «El Sr. Vidal Quadras defendió lo mismo que defendían el PP y Aznar hasta hace pocos meses con el mismo acento que él pone ahora».
D. Adolfo Marsillach: «Cuando vi al Sr. Vidal Quadras me pareció ver a alguien sometido a una acción de purga».
D. Iñaki Gabilondo: «Es curioso el grueso calibre que alcanza la mala educación y la contumacia de Aznar».
10 Septiembre 1996
Obediencia Ciega
El culebrón político del verano ha concluido con el final más previsible: Aleix Vidal-Quadras, el presidente del PP de Cataluña, ha terminado por doblegarse al mandato de la dirección nacional del partido y no se presentará a la reelección pese a los apoyos que tiene. La persona que mejor encarnó la anterior política popular de enfrentamiento directo con el nacionalismo de Jordi Pujol y obtuvo en las autonómicas del noviembre los mejores resultados del PP de Cataluña ha sido descabalgada sin demasiados miramientos. El motivo externo, su conferencia de agosto en Santander, en la que calificó el nacionalismo de Pujol de cáncer para el Estad español.
El modo de defenestrar a Vidal-Quadras remarca la falta de democracia interna y el burocratismo que impera en la mayoría de los partidos. No ha sido apartado por mantener un discurso agresivo hacia CiU y hasta cierto punto socialmente desestabilizador, sino por haber perdido la confianza de la cúpula del PP. De hecho los populares se han adaptado a la nueva situación de dependencia de CiU para gobernar, sin haber derogado o reformulado su política oficial para Cataluña, consistente en plantar cara al nacionalismo. Al alegar su lealtad hacia Aznar como motivo último de su decisión de no optar a la reelección, Vidal-Quadras muestra cómo la fidelidad a un proyecto o a las bases ha sido sustituida en las organizaciones partidistas por la supeditación absoluta a la voluntad del líder. El desdén olímpico de Aznar negándose a recibir al todavía presidente del PP en Cataluña y explicarle por qué ha perdido su confianza constituye todo un aviso a los díscolos. La posibilidad de discrepar, e incluso el propio debate interno de ideas, ha sucumbido ante la obediencia ciega.
10 Septiembre 1996
Una renuncia
La discreción con la que Alejo Vidal-Quadras hizo saber ayer que renunciaba a presentar su candidatura para la reelección al frente del PP catalán viene a salvar su anterior error al expresarse al margen de la disciplina de un partido que debe presentar en todo el territorio nacional una imagen de coherencia y concordia: así lo demanda el democrático Gobierno de la nación que está en el poder precisamente con el apoyo de la minoría perjudicada por el discurso del presidente del PP catalán (Convergencia i Unió). Desde estas páginas hemos sostenido que la ausencia de Vidal-Quadras, tras su inequívoca muestra de lealtad a José María Aznar, empobrecerá la vida política catalana. Y hemos aventurado que su renuncia forma parte de las reglas del juego que exigen acomodar los discursos personales a los del partido al que se representa. No dudamos en que, en un futuro no lejano, tanto él, intelectual riguroso y eficaz, como los dirigentes de Génova que tienen más amplias perspectivas políticas sabrán encontrar espacios de entendimiento. El servicio a su partido y a la unidad del centro-derecha no nacionalista que acaba de prestar Vidal-Quadras, y las posibilidades de integración y consenso que abre, le hacen acreedor del respeto de sus votantes y de toda la sociedad española.
Ovidio
11 Septiembre 1996
Ejecución sumaria
José María Aznar ha efectuado la ejecución sumaria de quien había sido su hombre de confianza en Cataluña, Aleix Vidal-Quadras, sin despeinarse ni ofrecer explicación pública. Durante seis años, desde que le situara en la presidencia regional del PP para imprimir un giro más radical a su oposición a Pujol, Vidal-Quadras ha cumplido celosamente el encargo, aupando así a José María Aznar en su camino hacia La Moncloa.Es un viejo axioma que ningún partido de implantación en toda España puede llegar al Gobierno sin un mínimo zócalo electoral en una autonomía de tanto peso político y demográfico como Cataluña. El golpe de mano de Aznar contra los anteriores dirigentes populares, arrumbados de un plumazo desde la dirección a pesar de que contaban con mayoría, permitió al PP su objetivo de alcanzar el Gobierno, aunque fuera con una precaria mayoría. Situado ya en La Moncloa gracias a la alianza con los nacionalistas, Vidal-Quadras no tan sólo es prescindible, sino que se convirtió en un engorro cuya sola presencia denuncia el oportunismo de los giros del PP en Cataluña, ahora tan cercano a los nacionalistas, antaño tan crítico.
El tratamiento de la disidencia de Vidal-Quadras, a quien se ha limitado a escuchar en su último alegato ante la reunión ejecutiva como si fuera un reo ante sus jueces, no afecta únicamente a las convicciones del PP respecto al modelo de Estado y a los nacionalismos, sino que ilustra la fortaleza general de sus convicciones. Este camino de ida y vuelta lo ha recorrido también en cuestiones como los papeles del Cesid y el caso GAL, los compromisos del Tratado de Maastricht, el borrador de la Ley de Secretos Oficiales, el futuro de las empresas públicas y el plan de privatizaciones, el papel de la televisión pública. En muchos casos la rectificación ha sido para bien, pero no parece el mejor procedimiento para generar confianza.
El caso Vidal-Quadras y muchos otros que nos ocupan estos días demuestran que los grandes temas que articularon durante dos legislaturas la oposición a Felipe González eran meros escabeles donde auparse. El coordinador general del PP, Ángel Acebes, lo explicó muy bien en la reunión de la ejecutiva del PP, al señalar que no ha habido cambio de posiciones políticas, sino meramente de posición: desde la oposición al Gobierno. Así entiende el PP que había que hacer oposición -utilizando cuanto estaba en su mano para alcanzar el poder- y con idénticos modos entiende que hay que gobernar.
Estos modos políticos no, son exclusivos del partido en el Gobierno, aunque la bisoñez de sus actuales dirigentes y la precariedad de su mayoría, lejos de matizar los vicios partidistas, parecen haberlos agudizado. Fue González quien dejó dicha la frase de que «quien me echa un pulso lo pierde», y Alfonso Guerra quien enriqueció el refranero político con aquello de que «quien se mueve no sale en la foto». Pero Aznar, con su puntilloso encastillamiento en la jefatura personal, y Alvarez Cascos, con sus advertencias amenazadoras, han conseguido en poco tiempo grados de excelencia en materia de disciplina, culto al jefe y autoritarismo de partido.
No son ciertamente ejemplares las descalificaciones que ha sufrido Vidal-Quadras por parte de los nacionalistas, pero todas ellas se dirigen en realidad a quien le nombró por razones tácticas. Si fuera verdad que el dirigente defenestrado, con su oposición a la inmersión lingüística y su descalificación del nacionalismo, jugó con la convivencia en Cataluña -cosa dudosa-, es mucho más grave abrir esta brecha por razones meramente oportunistas que hacerlo por convicciones intelectuales y políticas.
29 Septiembre 1996
La apocalíptica despedida de Vidal-Quadras
Aleix Vidal-Quadras se despidió ayer como presidente del PP de Cataluña con un discurso que, con ciertos tonos apocalípticos, ilustra todas sus virtudes y defectos como político. La parte positiva es su indudable capacidad intelectual y su concepción de la política al servicio de la ética. No le falta razón a Vidal-Quadras cuando reivindica que «la política no consiste en renunciar a los principios para atraer a la opinión sino en atraer a la opinión porque se mantienen los principios». Vidal-Quadras es un hombre de «ambiciones morales» y eso le engrandece. Pero se equivoca en su agresiva retórica antinacionalista y en la demonización de CiU. Ayer, acusó a Pujol de «saltarse todas las reglas del juego limpio» y se jactó de apartar al PP de «las migajas que caían de la grande bouffe pujolista». Afirmó además que la Ley de Normalización Lingüística es una «aberración ética». Un discurso difícilmente presentable en Cataluña para un partido que se define de centro. Vidal-Quadras se equivoca también al sugerir que ha sido víctima de la dirección de Madrid, asegurando que nunca caerá «en el deshonor de la rebelión». En un partido democrático, la discrepancia no es repudiable. Lo que Vidal-Quadras debería haber hecho es presentarse él como candidato. Prefirió dejar a Antonio Valero, uno de sus seguidores, que cosechó el 20% de los votos, un porcentaje que él hubiera superado ampliamente.