11 junio 1983

Alejo García (RNE) contra EL ALCÁZAR: «Se deja de ser libre e independiente al defender a condenados por el Tribunal Supremo»

Hechos

El 10 de junio de 1983 desde el programa ‘Buenos Días’ de Radio Nacional de España, su director D. Alejo García aludió a la actitud de EL ALCÁZAR, causando la respuesta de un columnista de este medio al día siguiente.

11 Junio 1983

¡Buenos Días!

Antonio Gibello

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En su torpe servidumbre oficial al Gobierno socialista Alejo García, ex sacerdote y ex subdirector del defenestrado diario ARRIBA, no dudó en ejercer de fariseo

Voy a escribir lo más breve y conciso que me sea posible. También con la mayor claridad.

El lúcido y gallardo artículo escrito ayer por nuestro director Antonio Izquierdo, con el título ‘Un griterío calculado’ fue replicado por Alejo García con un exabrupto desde Radio Nacional de España.

Antonio Izquierdo defendía en su comentario derecho de todos cuantos escribíamos en EL ALCÁZAR a expresar libremente cuanto nos parezca ‘justo, claro y conveniente’ dentro del respeto a la ley y a la consideración que merece la autoridad pública. Es un derecho solemnemente proclamado en la Constitución y enarbolado hasta el manoseo por multitud de colegas a la hora de escribir a favor de las más abyectas y aberrantes manifestaciones de la libertad ciudadana.

Antonio Izquierdo reclama ese derecho para acoger en las páginas de EL ALCÁZAR ‘todo razonable testimonio de solidaridad que surja en el seno de los Ejércitos en favor de una caballeros procesados, juzgados y condenados por unos hechos que no originaron el menor quebranto a la colectividad de nuestro pueblo y que, como recordaba nuestro director, ‘según el testimonio fiscal, fuero movidos por razones de amor a testimonio fiscal, fueron movidos por razones de amor a la Patria’. Se refería – y me refiero – a los ilustres militares condenados por los sucesos del 23 de febrero de 1981.

A la serena y razonada exposición de Antonio Izquierdo, uno ahora la mía. Como español respetuoso con la ley y como cristiano que trato de ajustar mi vida al código de amor que Cristo nos enseñó, me sumo a cuantos piden para aquellos condenados la gracia real de la libertad.

En medio del fragor de la guerra civil, en una y otra zona de la contienda, dos hombres dispares – el coronel Yagüe, falangista, y el presidente de la República, don Manuel Azaña – coincidieron, prácticamente con las mismas palabras, en la invocación de ‘paz, perdón, piedad’, para cuantos entonces se enfrentaban a muerte en los campos de batalla.

A lo que se e, quienes hoy abanderan en nombre de los Derechos Humanos la puesta en libertad de toda suerte de convictos de robo, secuestro, asesinato y terrorismo, no dudan en reclamar para quienes no piensan ni actúan como ellos la aplicación de la vieja ley de Talión, exigida no se sabe bien en nombre de qué reprimido espíritu de venganza.

La réplica de Alejo García a nuestro director es una muestra de eso.

Irónicamente, Antonio Izquierdo, terminaba su artículo diciendo: ‘Somos ultraliberales, ultraindependientes, ultrahonrados, ultraperiodistas, ultracaballeroso y ultraespañoles. El que pueda decir lo mismo que tire la primera piedra’.

En su torpe servidumbre oficial al Gobierno socialista Alejo García, ex sacerdote y ex subdirector del defenestrado diario ARRIBA, no dudó en ejercer de fariseo cuando dijo:

‘No seré yo quien tire la primera piedra. Los periodistas de EL ALCÁZAR pueden ser todo eso. Pero se deja de ser eso cuando se defiende a unos hombres declarados rebeldes por el Tribunal Supremo de España…’

Se equivoca Alejo García. La libertad, la independencia, la honradez, la caballerosidad y el patriotismo no se pierden cuando se ejercitan en pedir la libertad para el cautivo. Se pierden, solamente, cuando se les pone precio en el mercado de la política o de la popularidad.

Antonio Gibello