29 agosto 2009

Mediante un artículo en LA RAZÓN para denunciar su falta de ideas para resolver la crisis económica que asola España

Alfonso Ussía publica un artículo en blanco para burlarse de los ministros Elena Salgado y Celestino Corbacho

Hechos

  • El 29.09.2009 el diario LA RAZÓN publicó un artículo del Sr. Ussía titulado «Ideas de los ministros Salgados y Corbacho para sacar a España de la crisis y terminar con el paro», que estaba completamente en blanco.

Lecturas

El 29 de agosto de 2009 en el periódico La Razón el espacio de la columna de D. Alfonso Ussía Muñoz-Seca aparece con el título “Ideas de los ministros Salgado y Corbacho para sacar a España de la crisis y terminar con el paro” y el recuadro totalmente en blanco.

El 31 de agosto de 2009 también en La Razón publicará un artículo Dña. Carmen Gurruchaga para dejar claro que el recuadro vacío del Sr. Ussía Muñoz-Seca era una ocurrencia para plasmar la incapacidad del ministro y que no era ningún tipo de censura como la que padeció el Sr. Ussía Muñoz-Seca ‘en otro rotativo de tirada nacional’ (en referencia al caso de ABC en 2004 con ‘el cerdo vasco’) y ratificar que en La Razón no existe la censura (aunque, anecdóticamente el Sr. Ussía Muñoz-Seca abandonará La Razón en 2020 alegando, precisamente, censura).

Es la segunda vez que un columnista recurre a este recurso. El columnista D. Ángel Palomino Jiménez publicó en El Alcázar el 15 de junio de 1978 una columna con el título de ‘Balance glorioso’ para enumerar todas las cosas buenas que había traído la democracia y, acto seguido, publicar su columna en blanco.

Lo que se desconoce es si el Sr. Palomino o el Sr. Ussía Muñoz-Seca cobraron esas ‘colaboraciones’ de recuadro en blanco lo mismo que por sus otras colaboraciones regulares.

31 Agosto 2009

¡Olé por Ussía!

Carmen Gurruchaga

Leer

Mi admirado Ussía volvió a lucirse el pasado sábado cuando su artículo apareció con título pero sin texto. Supongo que no fui la única colaboradora de LA RAZON a la que no paró de sonarle el teléfono para comentar la brillantez de la ocurrencia y, en escasos casos, preguntar sobre el motivo por el que aparecía en blanco el lugar en el que habitualmente los lectores hallan un inteligente texto sobre el asunto que se le haya ocurrido tratar al maestro mitad vasco, mitad andaluz. Los mejor informados comentaban la brillantez del escritor al plasmar las ideas de los ministros Salgado y Corbacho para sacar a España de la crisis y frenar el paro. Resultaba una obviedad que el espacio en blanco era sinónimo de cero patatero; es decir, ni una sola idea de cómo abandonar la oscuridad del túnel y encontrar un haz de luz hacia el que dirigir la economía del país. Los menos sagaces y mal informados se cuestionaban la posibilidad de que este periódico, en el que cada uno escribe lo que mejor le parece, hubiera censurado el artículo de Alfonso, dado que el escritor ya había tenido esta desagradable experiencia en otro rotativo de tirada nacional. Evidentemente, estas personas no tenían por qué saber que en LA RAZON no existe censura y que los periodistas escriben lo que creen oportuno, siempre que imperen la verdad y la honestidad. Así pues, ¡felicidades! una vez más, al adorado Ussía.

Una, que evidentemente carece de la maestría e imaginación de la persona a la que hoy quiero homenajear desde este humilde rincón, necesita usar la palabra (muchas palabras) para explicar que tanto la vicepresidenta como el titular de trabajo carecen de soluciones para frenar el tsunami económico que afecta a empresarios, clases medias, «mileuristas», parados de corta o larga duración, pensionistas, jóvenes que no han encontrado su primer empleo, «homeless», desheredados de la fortuna…. Hace dos años, en 2007, cuando empezó el declive económico, el Gobierno lo negó porque tenía encima unas elecciones que quería ganar. Después, persuadido de que la gravedad de la crisis era menor a la real, diseñó medidas para apoyar a los sectores más desfavorecidos, convencido de que las clases medias, que son las que deciden quién gana o pierde unos comicios, aguantaban el tirón. Ahora que no se salva nadie, los responsables económicos del Gobierno aparecen desnortados y tan pronto lanzan una medida como la contraria, lo que acrecienta su falta de credibilidad, pese a que el presidente se ha hartado de decir que la salida de la crisis es cuestión de confianza. La credibilidad no se regala, hay que ganársela día a día ofreciendo medidas sólidas, coherentes y fructíferas. No sirve decir que va a haber una reducción de 400 euros en el IRPF y después recortarla, o anunciar 420 euros a los parados de larga duración para negarla más tarde. Una situación como la que vivimos no se supera con titulares de prensa carentes de contenido; tampoco esperando que los motores habituales de la economía, EE UU, Francia o Alemania, tiren de la nuestra. Hay que coger el toro por los cuernos, asumir ante la ciudadanía que estamos mucho peor que la media de nuestro entorno y pedir sangre, sudor y lágrimas. En caso contrario, cada vez estaremos más inmersos en el pozo, sin ver la luz.