10 enero 2003

Podría convertirse en alcaldesa en caso de que Ruiz-Gallardón diera el paso a la política nacional

Ana Botella Serrano, esposa del presidente José María Aznar, entra en política y es designada nº2 en la lista del PP al Ayuntamiento de Madrid de Alberto Ruiz Gallardón

Hechos

Fue noticia el 10 de enero de 2003.

Lecturas

‘CRÓNICAS MARCIANAS’ SE CEBA CONTRA BOTELLA

La noche que anunció su entrada en política D. Boris Izaguirre encabezó una cadena de burlas contra Dña. Ana Botella desde el programa ‘Crónicas Marcianas’ que Gestmusic hace para TELECINCO.

APOYO EN TVE.

El programa de entrevistas ‘Tercer Grado’ de TVE que presenta el periodista pepero D. Carlos Dávila fue desde el cuál D. Alberto Ruiz Gallardón anuncia el 27 de noviembre de 2003 su deseo de contar en su lista con Dña. Ana Botella. Y también es, una vez esta acepta el puesto, el primero en realizar una entrevista a la nueva política el 22 de enero de 2003, entrevista que se convirtió en un acto de propaganda a favor de Dña. Ana Botella.

29 Noviembre 2002

Tigre vegetariano

Ferrán Monegal

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Entrevista de Carlos Dávila a Alberto Ruiz– Gallardón (El tercer grado, La 2). To no monocorde y una única alusión a si Ana Botella aceptará o no su ofrecimiento: «Ya lo dirá cuando quiera decirlo». Poca cosa fue. O sea, más que una entrevista, humo en el salón. Una chispa, no obstan te, en la niebla. Le dijo Dávila: «Alguien ha dicho de usted que era conservador y progresista a la vez. Eso es como ser un tigre vegetariano». ¡Ah! no ha leído Dávila a Claudio Eliano, el primer naturalista de la Historia. En su Libro IV de la Historia de los animales, habla de tigres y leopardos, y advierte: «Catan la hierba pardialinco, y defecando se curan». Tome nota el compañero. Quizá lo vegetal también le sirve de purga a Gallardón: intenta curar su parco progresismo de lo mucho conservador que le mantiene.

10 Enero 2003

Candidata

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La presencia de Ana Botella en la candidatura de Ruiz-Gallardón para el Ayuntamiento de Madrid cristaliza el deseo de saltar a la política que ya había insinuado en marzo pasado. En un partido en el que no se mueve una hoja a espaldas de Aznar, sería ingenuo pensar que el único asunto que ha escapado a su control ha sido el desembarco político de su mujer. Las urnas dirán en mayo si se trata de una operación rentable para Ruiz-Gallardón. Ella aporta a su candidatura tres ingredientes: tiene una imagen conservadora, prolonga la estela del aznarismo tras la retirada de su marido y es mujer.

Ana Botella, que se afilió a la antigua AP -la de los cinco ex ministros franquistas en 1978, antes que Aznar, tiene indudablemente una imagen conservadora, incluso muy conservadora, que tal vez sirva para retener los votos de ese sector de la derecha al que cabría denominar Más Papista que el Papa (MPP) y que no perdona a Ruiz-Gallardón iniciativas como la de bautizar una biblioteca pública con el nombre del socialista Joaquín Leguina. Ana Botella es, además, la mujer de Aznar, lo que tal vez pueda disolver la desconfianza del aznarismo más ortodoxo hacia Gallardón. Y es mujer, lo que puede tener interés electoral a la vista del éxito que las encuestas pronostican a la candidata socialista, Trinidad Jiménez.

No es una opción sin riesgos, porque algunas de sus opiniones, como su defensa del alcalde de Ponferrada, juzgado por acoso sexual a una concejal, pueden tener un fuerte efecto disuasorio en el voto femenino, y lo mismo cabe decir de su tradicionalismo moral y religioso. En todo caso, no es discutible su derecho a entrar en política, actividad que suele pasar facturas. Pero también es atractiva, pues la entrada en ella es voluntaria y producto de una ambición y una voluntad de poder de la que ha dado pruebas durante sus casi siete años de estancia en La Moncloa, donde, por cierto, seguirá residiendo hasta un año después de las elecciones municipales.

Ana Botella no es una candidata más. A su entronización acudió ayer el secretario general y otros importantes dirigentes del PP, y ya se sabe que ocupará el tercer puesto, cuando se ignora quién irá de segundo; incluso que se hará cargo de la Concejalía de Asuntos Sociales si gana el PP, privilegio que, desde luego, no tienen otros candidatos.

10 Enero 2003

Las razones de Ana Botella

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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«Quiero dedicar mi tiempo, mis horas y mi ilusión a este proyecto.Vengo a la política para dedicarme a los ciudadanos». Ana Botella aceptó ayer públicamente la oferta de Ruiz-Gallardón para formar parte de su candidatura a la alcaldía de Madrid, una opción que, según sus palabras, le permitirá «estar tan cerca como sea posible» de «los problemas reales» de la gente.

Ana Botella no respondió a los argumentos de quienes la han criticado por dar el salto a la política cuando su marido es todavía presidente del Gobierno, pero sí explicó que su vocación política pasa por el «servicio a los demás» y por buscar soluciones para los colectivos más desprotegidos socialmente. Ana Botella sugirió que ella está mucho más interesada por esta dimensión cercana y directa de la política que por ser elegida diputada, razón por la cual ha aceptado esta oportunidad de concurrir a unas municipales que sólo se convocan cada cuatro años.

Sus argumentos son dignos de tener en cuenta, ya que, aunque no despejan las principales objeciones que suscita su decisión, constituyen una explicación coherente y comprensible de por qué ha dado ahora este polémico paso.

Ana Botella dedicó casi toda su intervención a hablar de la igualdad de la mujer, de los malos tratos domésticos, de la situación de los inmigrantes y los ancianos y de otras cuestiones sociales.Y puso un gran énfasis en que va a abordar todos estos problemas desde «unos valores de centro, de reformismo y de diálogo».

Dirigentes del PSOE como Jesús Caldera y Trinidad Jiménez, contrincante de Ruiz-Gallardón, no tardaron en comparecer ante la opinión pública para presentar a Ana Botella como una persona de convicciones «muy conservadoras». Haciendo de la necesidad virtud, no cuestionaron la legimitidad de su decisión, pero sí la presentaron como una demostración de la derechización de la candidatura de Ruiz-Gallardón.

La reacción de la oposición revela a las claras cuál va a ser su estrategia en la próxima campaña electoral y cuáles son los peligros que debe evitar Ana Botella, que tiene que encontrar un espacio propio entre la izquierda y la llamada derechona de su partido.

Tanto por su apelación al centro como por las ideas que defendió -que probablemente hubieran sido elogiadas desde sectores progresistas si hubieran brotado de los labios de Trinidad Jiménez- no hay razón para dudar de que Ana Botella quiere moverse en un espacio de moderación y diálogo. Pero también es cierto que muchos de los principios por lo que abogó ayer son tan abstractos y genéricos que resulta prematuro anticipar como desempeñaría su labor si el PP ganara estas elecciones municipales.

Dice el proverbio que una cosa es predicar y otra, dar trigo.A Ana Botella, como a cualquiera, habrá que juzgarla por los resultados. Pero, como ponen de relieve las encuestas, la victoria en Madrid depende de un porcentaje de electores de centro todavía indecisos, que van a escrutar a partir de ahora cuanto haga y diga la esposa del presidente del Gobierno, convertida en uno de los flancos por los que el PSOE e IU van a atacar no sólo a Gallardón sino también al propio Aznar.

11 Enero 2003

Boris Botella

Ferrán Monegal

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Para celebrar la entronización de doña Ana Botella en el mundo de la política, Boris Izaguirre (Marcianos, Tele 5) se disfrazó en la madruga da del viernes de Boris Botella. Se subió a la mesa, se atusó la melena, y lanzó un estusiástico discurso. Dijo: «Me he vestido de Ana Botella porque ella ha salido del armario, perdón, de La Moncloa, y se ha lanzado a las procelosas aguas de la política a triunfar en ellas como una verdadera tiburona». Y el cachondeo era mayúsculo. O sea, que Sardà utilizó al pintoresco para hacer chirigota de la primera dama del PP. Fue el in tento de un exprogre de salón para convencerse a sí mismo de que si guesiéndolo. Difícil postura desde el fondo del contenedor

24 Enero 2003

Doña Ana y el corsé

Ferrán Monegal

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Entrevista a Ana Botella (El tercer grado, La 2). Este tipo de labores marca PP, Carlos Dávila las borda con una delicadeza sublime. Tuvo, no obstante, un desliz que cabe afearle y discutirle. Fue cuando preguntó: «¿Se encuentra cómoda en ese corsé que le hemos puesto los periodistas de conservadora y de derechas?». Pues muy mal, Carlos, francamente. A una dama no se le debe mentar el corsé nunca. Es una falta de tacto terrible. Con razón ella contestó: «No sé muy bien qué es ser de derechas o conservadora». No esperábamos menos. Por lo demás, doña Ana estuvo muy bien. Contestó las preguntas de carrerilla. A lo mejor ya se las sabía.