14 junio 2009

Cuatro días después de la emisión de aquel programa los terroristas asesinaron al policía Eduardo Puelles

Arnaldo Otegi rechaza condenar la violencia en una entrevista humorística al programa ‘Salvados’ de Jordi Évole (LA SEXTA)

Hechos

El 14.06.2009 el programa ‘Salvados’ que El Terrat hacía para LA SEXTA emitió una entrevista de D. Jordi Évole al portavoz de la ilegal Batasuna Arnaldo Otegi.

Lecturas

Viñetista Martín Morales (ABC) retrata a Otegi y a Évole ante el asesinato del policía Arrigorriaga D. Eduardo Puelles a manos de ETA (que Otegi no condena). 

MartinMorales_OtegiFollonero Arnaldo Otegi y D. Jordi Évole fueron caricaturizados por el viñetista de ABC, Sr. Martín Morales, al día siguiente de conocerse el asesinato del policía D. Eduardo Puelles en Arrigorriaga a manos de la misma banda terrorista de la que se consideraba interlocutor a Otegi.

En la viñeta Évole le decía a Otegi: «Habíamos iniciado esta conversación en Arrigorriaga no sé qué cosa. Hoy reanudamos nuestra charla y recordarás, Arnaldo, que nos reíamos de que…«

16 Junio 2009

Otegi y 'El Follonero'

David Gistau

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El encuentro de ‘El Follonero’ y Otegi sentados sobre los peldaños de una escalera poco tuvo que ver con el de los Panteras Negras y Leonard Bernstein en un lujoso ático de Manhattan. Para Tom Wolfe, que elogió los canapés servidos por Bernstein y la cortesía de índice tieso con que discurrió el descubrimiento mutuo de dos ambientes sociales antagónicos, los Panteras eran unos malotes de atrezo con los cuales era fácil e inofensivo para los marxistas rococó rebajar el complejo de culpa burgués y dejarse arrastrar por la fascinación intelectual ante una violencia sin cadáveres. Algo semejante a lo que nuestros turistas de la utopía siempre buscaron en la selva Lacandona, entre poemas, cananas decorativas y escopetas de corcho.

Mayor es la dificultad moral que representa Otegi, símbolo y ariete político de una violencia con estela de cadáveres por quien El Follonero, sin renunciar al colegueo, se dejó impartir lecciones de política civilizada y sobre cómo instruir al pueblo español en cultura democrática. El simpático reportero, que no en vano había ido a hacer humor y a ser guay, en ningún momento cometió con su invitado la insolencia de preguntar a partir de cuántos tiros en la nuca puede darse por asimilada la lección de cultura democrática. O qué dosis es necesaria de extorsiones y secuestros como aquellos en los que el propio Otegi participó cuando aún era un terrorista alborotado sin posibilidad alguna de pasar por hombre de paz ni de protagonizar divertimentos tan superficiales que ni siquiera reparan en las honduras de un dolor mucho más definitivo y cierto que cualquier fascinación intelectual.

A El Follonero se le sienta al lado Otegi y su principal preocupación es averiguar si España podría contar en Eurovisión con los 12 puntos ofrecidos por un País Vasco independiente. Muy graciosa la pregunta, e igual de útil para evitarse problemas que la partida de tute no interrumpida de Azpeitia. Es probable que El Follonero jamás hubiera dado semejante tratamiento a Otegi si no fuera porque la humanización del etarra es una herencia de la pasada legislatura de la cual los afines a la oficialidad no están del todo desprogramados. Pero lo más encantador fue asistir a los escrúpulos de El Follonero cuando se preguntaba si renunciar a coleguear con Otegi sería autocensura. Hasta la democracia más abierta debe identificar a sus enemigos, los que matan a su gente ya sea en la teoría o en la práctica, y decidir sin remilgos que hay cosas que no se hacen con ellos por respeto a tanta sangre derramada. Por ejemplo, chistes.

David Gistau

16 Junio 2009

Por H o por B no condenas.

Ferrán Monegal

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Controvertido encuentro. Ha levantado polémica. Me refiero a la entrevista que le ha practi cado Jordi Évole a Arnaldo Otegi, en Bilbao, sentados ambos, amigablemente, en los peldaños de una escalera (Salvados, La Sexta). «¿Me conoces?», ha comenzado por preguntarle El Follonero, y al responderle Otegi que sí, que le conocía perfectamente, el sátiro contestó: «Hombre, creí que tú no veías teles españolas». íAhhh! La primera en la frente. Siguió así: Évole, con esa retranca suya, que cuando quiere, es letal tortura naturaleza irónica. Por ejemplo, más adelante, le dijo, suavemente: «Oye, tú, por H o por B, la verdad es que no sales nunca a la calle a condenar la violencia. Ya sé que no lo harás, pero si ahora, aquí, la condenases, sería la pera».

¡Ah! Lo de por H o por B ha sido un golpe mu y bueno, además de ingenioso. Como era de esperar, Otegi no lanzó ningún grito de condena de la violencia, pero advirtamos una cosa: al principio de la conversación, cuando habló un momentó de las cadenas de TV, advirtío : «Las cadenas españolas tienen una asignatura pendiente: aumentar la cultura democrática del pueblo. Deberían explicar que en el siglo XX los problemas se resuelven de manera civilizada», lo cual demuestra que este líder independentista sufre un debate interior tremendo, como una especie de dislexia existencial: por un lado no condena la violencia pero, por otro, alienta a resolver los conflictos civilizadamente. O sea, una tremenda zozobra espiritual la de este hombre. La charla de Évole con Otegi ha tenido también una vuelta de tuerca de innegable talento. Una vez realizada la entrevista, y antes de emitirla. El Follonero se ha ido a ver a dos notables criaturas de la comunicación y el periodismo. Montserrat Domínguez y Luis María Anson, y les ha entregado la cinta pidiéndoles que la viesen, que la analizasen, y que dictaminasen si, a su juicio , debía emitirse o no. Anson opinó que sí, que debía emitirse in mediatamente, pero Montserrat se inclinó por la no emisión, y le esgrimió a Évole el siguiente argumento: «Eso es hacerle de portavoz. ¿No te preocupa hacerle el caldo gordo. A lo mejor la gente joven lo ve y dice ¡Qué tío más divertido, es majísimo!». iAh! Por una vez, y sin que sir va de precedente, discrepamos radicalmente, admirada Montse.