27 octubre 1931
Se le acusaba de controlar la ciudad de Chicago con su organización mafiosa de contrabandistas
Al Capone condenado a 11 años de cárcel por evasión de impuestos
Hechos
En octubre de 1931 Al Capone fue condenado a 11 años de prisión.
Lecturas
El gánster italoamericano Alphonse Capone, llamado Scarface Al por una vieja cicatriz que le cruza la cara y célebre por crímenes como la ‘matanza de San Valentín’, acusado hace un tiempo de fraude fiscal, ha sido condenado en el día de hoy a una pena de once años de prisión más una multa de 50.000 dólares. Con esta sentencia, que ha determinado el inmediato ingreso de Al Capone en una prisión federal del estado de Illinois, las autoridades del Tesoro han conseguido lo que no habían podido conseguir ni los agentes federales de investigación ni las fuerzas especiales de policía que luchan en Chicago contra el crimen organizado, o sea: poner a Capone ante un tribunal y presentar sólidas pruebas legales en su contra.
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El Análisis
La justicia norteamericana ha logrado, por fin, lo que parecía imposible durante años de crímenes, extorsiones y sobornos: encarcelar a Al Capone. No por asesinato, ni por tráfico de alcohol, ni por sus numerosos vínculos con la corrupción de Chicago. No, el hombre al que se llegó a considerar dueño y señor de esa ciudad ha sido condenado a 11 años de prisión por un delito tan frío y técnico como la evasión de impuestos. Paradójicamente, no fue la metralla ni el whisky lo que derribó a Capone, sino el trabajo silencioso de contables, fiscales y agentes federales empeñados en seguir la pista del dinero donde la sangre no dejaba huella.
En esta victoria del Estado de Derecho, el nombre de Eliot Ness y su equipo de “intocables” merece destacarse como símbolo de una lucha sin concesiones frente al crimen organizado. Pero aún más decisivo fue el empeño del Departamento del Tesoro en demostrar que, incluso cuando fallan los grandes procesos penales, el Estado puede recurrir a las grietas legales para hacer justicia. Que no haya habido condena por la matanza de San Valentín o por los cargamentos ilegales de alcohol no impide que la historia registre su nombre con un peso de ignominia.
Capone, cuya figura alimentó una leyenda negra admirada y temida a partes iguales desde Chicago hasta Madrid, no solo cae como hombre: cae como mito. Su encarcelamiento pone fin a una etapa donde parecía que el crimen reinaba por encima de las instituciones. Es también una advertencia a todos los que, desde la sombra, creen que su poder puede comprar impunidad. El mensaje ha quedado claro: la justicia puede tardar, pero cuando llega, incluso el más temido de los hombres puede caer. Aunque sea por un descuido con Hacienda.
J. F. Lamata