16 mayo 2014

Cambio en el timón de THE NEW YORK TIMES, Jill Abramson rompe con el diario abriendo la polémica sobre discriminación salarial

Hechos

El 16.05.2014 se hizo pública la sustitución de Jill Abramson por Dean Bacquet como editor ejecutivo de THE NEW YORK TIMES.

Lecturas

Despedida la directora de The New York Times Jill Abramson por decisión del editor Arthur Sulzberger Jr. Entre los motivos señalados que Abramson protestaba por su salario, inferior al de su antecesor Bill Keller. El nuevo director será el afroamericano Dean Baquet.

dean_baquet Dean Baquet será el nuevo editor ejecutivo de THE NEW YORK TIMES.

17 Mayo 2014

¿Un despido machista en el ‘NYT’?

María Ramírez

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La mañana fría y lluviosa del 8 de mayo Arthur Sulzberger, el editor del New York Times, habló en la sede del IESE en Nueva York sobre el futuro de su periódico. Durante casi una hora no mencionó a su directora, Jill Abramson. La iba a echar al día siguiente.

Sulzberger estaba serio y aparentaba más de sus 62 años. La noche anterior, el segundo de la redacción, Dean Baquet, se había quejado de la dureza de la directora y de lo que él consideraba un ataque personal, el intento de nombrar como su subdirectora a Janine Gibson, ex jefa de The Guardian en EEUU, según cuenta The New Yorker.

En la charla del IESE, Sulzberger se refirió a la directora sólo al final. Al ser interrogado por el secretismo del Gobierno, cosa que había denunciado Abramson, dijo: «Nuestra directora ha hablado de ello duramente». «Apasionadamente», se corrigió.

El nombramiento de Baquet y el despido de Abramson después de menos de tres años en el cargo y en un momento en que el diario recoge triunfos económicos y periodísticos ha suscitado un tenso debate sobre el supuesto machismo del Times. Sobre todo después del descubrimiento de que la directora se había quejado unos días antes de que cobraba menos que su antecesor, Bill Keller. Sulzberger sólo dijo a la redacción que el despido era por «un asunto de gestión».

El Times ganó el primer trimestre del año más de 17 millones de euros, tiene 799.000 suscriptores digitales y ha logrado ocho premios Pulitzer bajo la dirección de Abramson.

Tras una negativa ambigua del Times sobre la disparidad salarial, el New Yorker publicó los números que explican por qué Abramson se sentía discriminada. En 2011, su salario era de 346.000 euros comparado con los 408.000 de Keller, su antecesor, ese mismo año. Después, se lo subieron a 367.000 y, cuando protestó por la diferencia, a 383.000. Abramson se enfadó al descubrir que también cobró menos como subdirectora que otro adjunto y que cuando era jefa de la delegación de Washington, entre 2000 y 2003, ganó unos 73.000 euros menos que el hombre que la sucedió. La empresa asegura que estos números no incluyen la pensión y otros extras, aunque no concreta.

El nombramiento de Abramson como la primera directora del Times en 2011 fue un hito para un diario que en 1974 fue denunciado por un grupo de reporteras por discriminación. El padre del actual editor tuvo que indemnizar a las afectadas y comprometerse a la promoción de mujeres. Ahora las periodistas se vuelven a preguntar por el sueldo de sus colegas hombres.

También hay debate sobre el tipo de críticas que recibía Abramson por no ser «sociable». «Era brillante, tenía mucho talento y a veces era difícil tratar con ella. Algunos se quejaban de que parecía que te quería fuera del despacho en cuanto entrabas, no se entretenía con la charleta. Si no le gustaba la portada que había aprobado Dean la liquidaba diciendo sólo, ‘aburrida’», explica al diario EL MUNDO una reportera que asegura no haber tenido ninguna mala experiencia con la directora.

«Creo que los rasgos considerados como positivos en los hombres se perciben negativamente en las mujeres: agresividad, decisión e incluso brusquedad», dijo al Times una reportera de Cultura, Patricia Cohen, que aún tiene «fe» en su periódico.

Abramson decía que aspiraba a que hubiera candidatas para sucederla. Pero había cierta división entre las periodistas más mayores, que sentían que la directora no estaba haciendo suficiente, y las más jóvenes y admiradoras.

Un reportero se queja a EL MUNDO de que su género también la ayudó a ascender y alaba a Baquet porque «se trabaja muy bien con él». Varios periodistas insisten en su cordialidad.

Fuentes de la redacción explican que en los últimos seis meses Abramson estaba convencida de que su puesto peligraba y se dedicó a viajar y a estar «poco disponible». Sentó especialmente mal su tour para visitar sus delegaciones en Asia, un viaje al derby de Kentucky y que pasara de la reunión de portada la noche de los Oscar para ver una película en su despacho.

Sulzberger podría estar pensando ahora en nombrar como segunda del director a Susan Chira, actual adjunta a la dirección. «Si eligen a una mujer, eso ayudaría con la preocupación de que su despido fue sexista», dice una reportera, que se pregunta si el debate servirá para que las mujeres sean ahora más «atrevidas» en el Times a la hora de pedir un aumento de sueldo.

03 Marzo 2015

Abramson y el futuro del periodismo

Víctor de la Serna Arenillas

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La directora despedida por el New York Times por razones nunca esclarecidas del todo, Jill Abramson, firmaba el pasado viernes con la editorial Simon & Schuster un contrato para la publicación de un libro sobre el futuro de la prensa y del periodismo que –según informaciones oficiosas– comportaba el pago de un adelanto cercano al millón de dólares: ¡Bien por ella y por el sector editorial estadounidense, que parece en mejor situación que el español, donde los impagos son frecuentes! En cualquier caso, el hecho de que se valore tanto un proyecto que aún está por concretarse demuestra que allí interesa el desenlace de esta gran historia de crisis y transformación que estamos viviendo, aunque sin duda también pesa el morbo asociado a la firma de Abramson. En cuanto a su visión sobre ese desenlace, ella ya se ha explayado bastantes veces; sin ir más lejos, en una interesante entrevista con Pablo Pardo publicada el mes pasado por EL MUNDO.

Abramson cree más que otros en la supervivencia, en una versión quizá más restringida, de la prensa impresa, y demuestra un sano grado de escepticismo sobre algunos inventos geniales, como cuando le preguntan sobre el llamado periodismo de datos: «Es algo que no me entusiasma en general. Me parece aburrido a veces, y demasiado lejano del lector de a pie. Me parece que es la moda del año, igual que el periodismo ciudadano fue la moda antes». Algunas formas de ese periodismo sí que parecen interesarle más, como los análisis estadísticos de la política que Nate Silver hizo hasta 2013 en el Times, y que ahora continúa por separado: «Nate hizo una contribución muy significativa al periódico. Mi perspectiva es que su trabajo recibía mucha más atención cuando lo publicaba el Times que ahora».

Por ahí va su pensamiento: es más importante que subsista un periodismo verdadero, cargado de informaciones propias y exclusivas, que saber si los periódicos de papel van a sobrevivir o no, pero el impacto y la influencia que ejercen los –grandes– periódicos siguen siendo un plus. En cierta medida, una vacuna contra la obsesión con los clics, con el número de visitas a un medio en internet, que son imprescindibles en la búsqueda de financiación de ese medio, pero que acarrean el peligro de llevarlo a la superficialidad informativa, a una forma de show business, que es lo que acabó desacreditando los servicios informativos de otro medio ya clásico: la televisión.