Campaña del diario MEDITERRÁNEO de Luis Herrero-Tejedor contra el Director de la Caja Rural de Moncofar, Arturo Cubedo Gorris

Dícese, y lo dicen muchos, que Manolo Tarancón, secretario provincial de la Unión de Centro Democrático de Castellón y su provincial, anda ofreciendo el puesto de Director del diario MEDITERRÁNEO a una serie de profesionales de la información.

Dícese también, y lo siguen diciendo mucho, que la política informativa que está llevando a cabo el director del citado diario no gusta a la UCD local.

Es un tema con historia. El actual Director del periódico MEDITERRÁNEO es el hijo del que fue fiscal general y ministro del Movimiento, Fernando Herrero-Tejedor. Su llegada a la dirección del diario de la ciudad castellonense en la que su padre había sido fiscal y subjefe provincial del Movimiento tuvo mucho de nepotismo: le potenció el ex presidente Suárez poco antes de dimitir de su cargo, dada la relación familiar que une a ambos apellidos a raíz de la estancia en Ávila como gobernador civil de Herrero-Tejedor padre.

Nepotismo consumado, un hecho es cierto: el hijo de Herrero-Tejedor ha dado al rotativo un aire profesional mucho más abierto a las distintas opciones políticas y ha metido en el baúl de los recuerdos la vieja imagen de un diario al servicio casi exclusivo de la oligarquía local. Luis Herrero ha tirado de la manta cuando se ha tenido que tirar y oscuros asuntos financieros que nunca hubiesen visto la luz han salido en las páginas de MEDITERRÁNEO.

Y eso es lo que molesta. UCD no ve con buenos ojos no ya el que se efectúen entrevistas con militantes de la izquierda sino el que salgan al sol sucios trapichondeos financieros en los que algunos de sus miembros están relacionados quizá no a nivel de militancia pero sí de intereses. Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura, diputado de UCD por Castellón, no parece ajeno a la operación de defenestramiento. Al parecer, ha habido algunos temas que a Lamos de Espinosa le han llevado a la conclusión de que el hijo de Herrero-Tejedor no sirve para el cargo.

Un tema podría ser el de la Caja Rural de la Montcofart, con irregularidades financieras notorias detectadas por el propio Banco de España pese a que el ministro Lamo le dijese en su día a Álvarez Rendueles, gobernador del Banco, que ‘esto de la Caja Rural es cosa sin importancia, sacada de quicio por el diario local’. Si centenares de millones de pesetas utilizados en forma irregular son ‘cosa sin importancia’ es normal que el ministro Lamo no se alarme gran cosa por el asunto del aceite de colza.

No parece tampoco gustar mucho a los dirigentes de UCD el tratamiento que el diario de Castellón dio a la quiebra de la empresa La Joya, del diputado centrista por Valencia Joaquín Muñoz Peirats. La quiebra fue levantada días atrás, después de que una empresa, con cheques del Banco de Valencia se comprometiese al pago de lo adeudado a los trabajadores y a garantizar los puestos de trabajo de un mínimo de dos años. La aparición de esta empresa en medio de una quiebra es un hecho que todavía está por explicar, pero también está por explicar i el Gobierno ha investigado seriamente en la presunta infracción de delitos monetarios que implicó el crédito suizo a Muñoz Peirats, origen de la denuncia laboral presentada en su día por los trabajadores y que llevó posteriormente al a quiebra ahora levantada.

Que las cuentas de la estación del termalismo no estén claras con la Seguridad Social es cosa sin importancia. Que al caciquismo local el diario no les guste, es cosa lógica. Que se maniobre para sustituir al Director, es cosa que muchos de los dirigentes locales de UCD están habituados a hacer desde los viejos tiempos.

Pero el ministro Lamo de Espinosa debería pensar con el escándalo del aceite

José Martí Gómez

El diario de Castellón es MEDITERRÁNEO. Hasta hace pocos años lució en su portada el yugo y las flechas y se caracterizó por no llevar a cabo ninguna información crítica local durante las décadas del franquismo.

Su director más representativo a lo largo de esos años, Jaime Nos Ruiz – el mayor cacique que haya parido la prensa en frase del un día todo poderoso Juan Aparicio – sabía muy bien el terreno en el que se movía y sus memorias podrían ser unas páginas alucinantes sobre lo que el poder de los gobernantes civiles y la oligarquía han representado en una pequeña capital de provincia a lo largo de los años de la dictadura.

Jaime Nos Ruiz, procedente de la escuela de EL DEBATE de Ángel Herrera Oria, fue un íntimo amigo de Fernando Herrero-Tejedor, fiscal y subjefe provincial del Movimiento en Castellón durante mucho años, hasta que por discrepancias con un gobernador civil éste se lo logró sacar de encima mediante el hábil sistema de lograr lo hiciesen gobernador civil de Ávila, ciudad en la que Herrero-Tejedor conectó con un joven prometedor que le seguiría fielmente en toda su trayectoria política, Adolfo Suárez, que ya muerto su protector y en fase de paro político llegó a llevar la contabilidad del estanco que a la viuda del ex ministro del Movimiento le otorgó el Estado en usufructo.

Jaime Nos Ruiz fue un gran periodista al que frustró la dictadura frente a la cual se mostró a un mismo tiempo dócil y escéptico. Fruto de esa docilidad, es que el periódico no descubrió nunca el mar de las monstruosidades urbanísticas que destruían lo que podía haber sido una bella ciudad mediterránea, callo vacíos culturales, se sumió en la ignorancia de las cacicadas de los oligarcas del lugar y, lejanos tiempos del atado y bien atado, se hizo el sordo en referéndum en los cuales los propios alcaldes explicaban orgullosos que en sus pueblos habían votado hasta los muertos. De escándalos financieros o de arbitrariedades como la del gobernador civil que hizo detener a unos profesores de instituto que habían suspendido a sus hijas, el periódico MEDITERRÁNEO al cual acudía de tertulia cuando tenía tiempo libre el influyente Fernando Herrero-Tejedor procurió sabiamente no enterarse de nada.

Actualmente el diario lo dirige José Luis Herrero, un muchacho con ganas de hacer carrera. MEDITERRÁNEO ha publicado unos informes sobre el affaire de la Caja Rural Provincial, Ramón Oñate publicaba una virulenta carta abierta contra el director, con unos párrafos que merecen ser reproducidos y debidamente acotados de unas notas que aproximen al lenguaje un mucho críptico de los que allí se decía. Escribe el director de la Caja Rural Provincial:

• A nadie le ha pasado desaparecido el motivo del nombramiento de usted como Director del hasta hace poco entrañable periódico. Usted mejor que nadie lo sabe y tuvo el privilegio de asistir al homenaje masivo que se le tributó a aquel singular antecesor suyo que, próximo a la jubilación, hubo de cederle el puesto para ver, supongo que con tristeza, como MEDITERRÁNEO se iba convirtiendo en un libelo.

Explicamos nosotros: José Luis Herrero es hijo de Herrero-Tejedor y ha llegado al cargo como favor del ex presidente Suárez, ante el que no paró de pedirle su influencia para que se le nombrase para el cargo a costa de José María Marcelo, durante muchos años redactor-jefe del periódico, luego director del mismo y ahora trasladado a DIARIO ESPAÑOL de Tarragona. En el transcurso de la comida de despedida el director saliente no tuvo una sola palabra de salutación para el director entrante al que puestos a no nombrar no citó ni para desearle suerte. En cuanto a lo de libelo, algo parecido le dijo al ahora reivindicado ex director, al que la oligarquía tantas putadas hizo, un gobernador civil que le llamó a comparecer en su despacho el día en que José María Marcelo, en funciones de director por ausencia del titular había osado publicar una nota diciendo que los autobuses eran mejor que los trolebuses de los cuales era fanático defensor el señor gobernador civil.

Dice el director de la Caja Rural Provincial al Director de MEDITERRÁNEO.

• Poco se puede esperar de quien, por ser como es, omite un apellido unido, en el que nos honrábamos…

Acotamos nosotros:

El hijo de Herrero-Tejedor firma sólo como Luis Herrero. El señor director de la Caja Rural Provincial, tan feliz con los tiempos en que MEDITERRÁNEO no hablaba siquiera de la especulación del suelo y de las alturas edificadas, con la que tantos amigos suyos se enriquecieron, podía haber añadido que el señor Herrero omite también el segundo apellido, Algar, al que el nepotismo familiar colocó como delegado provincial de Información y Turismo pese a que estaba probado que era un inútil notario. El señor tío del señor Director de MEDITERRÁNEO, el uno cuñado y el otro hijo del señor Herrero-Tejedor, ex gobernador civil, ex fiscal del Supremo, ex ViceSecretario General del Movimiento, ex ministro después, a un mismo tiempo falangista, monárquico, propagandista de la Santa Casa y próximo al Opus Dei; el señor tío decíamos llegó a pedir en una ocasión al Director de MEDITERRÁNEO que expedientara a un redactor que no había puesto el colofón brillantísima y había omitido, el desgraciado, el ritual de una prolongada ovación acogió el final de sus palabras como final de la glosa a la conferencia con el señor delegado de Información y Turismo había pronunciado para desgracia de los escasos oyentes.

El señor director de la Caja Rural Provincial, con un lenguaje de hipocresía finisecular y una mala leche impropia de su cargo, argumenta que Luis Herrero-Tejedor Algar – la familia que mantiene sus apellidos unidos, permanece unida – conoció en Mallorca, en el transcurso del congreso centrista, a una azafata de UCD que era la hija de Leopoldo Calvo-Sotelo. La chica le pidió que puesto que el chico conocía mucho a Adolfo Suárez, se lo presentase, cosa que éste hizo. Desde aquel día, según las lenguas desatadas de la oligarquía castellonense, la hija del presidente y el hijo del ex ministro se han visto en algunas ocasiones, oh cielos, ¿pasaba esto con Franco?

En todo caso, dos puntos muy claros: es evidente que en el nombramiento de Luis Herrero-Teedor Algar como Director de MEDITERRÁNEO jugó el nepotismo de Estado, al que Adolfo Suárez era tan aficionado; pero es también evidente que no es el nepotismo lo que ha molestado al señor director de la Caja Rural Provincial.

José Martí Gómez