30 marzo 2016

El nuevo presidente, hasta ahora CEO, tiene la misión de liderar la revolución digital en la compañía posedora de Movistar Plus

César Alierta cede la presidencia de Telefónica a Álvarez-Pallete

Hechos

El 29.03.2016 Telefónica comunió que D. César Alierta dejaba la presidencia de la compañía para ser sustituido por D. José María Álvarez-Pallete.

Lecturas

COMIENZA LA ERA PAYETE

El 29 de marzo de 2016 se oficializó el relevo en la compañía Telefónica. D. César Alierta Izuel se retira cediendo la presidencia a D. José María Álvarez-Pallete. El Sr. Alierta Izuel seguirá vinculado a Telefónica como miembro del consejo y como presidente de la Fundación Telefónica.

D. César Alierta Izuel asumió la presidencia de Telefónica en el año 2000. En aquel momento Telefónica era un gigante de la telecomunicación. En el terreno de los medios poseía Antena 3 TV, Onda Cero, Vía Digital, la productora Endemol (Gestmusic-Zeppelin) y Telefé de Argentina, unos activos que fue vendiendo para centrarse en la telefonía.

Sin embargo, en los últimos años Telefónica ha retornado al sector de los medios volviendo a entrar con fuerza como primer accionista español del Grupo PRISA y comprando el pasado febrero de 2016 la antigua plataforma DTS Digital Plus (ahora renombrada como Canal Plus), medios de comunicación que ahor administrará D. José María Álvarez-Pallete.

30 Marzo 2016

Alierta: ¿Por qué ahora?

Casimiro García Abadillo

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Fainé baraja también retirarse de la presidencia de Caixabank para ocuparse de la Fundación de la Caixa

La decisión de César Alierta de abandonar la Presidencia de Telefónica es, sin duda, la noticia económica más importante desde la muerte de Emilio Botín (presidente del Banco de Santander). Ambos eran amigos y, junto al presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, constituían los vértices del triángulo de oro del capitalismo español, la crema de la crema de lo que Podemos calificaría como «la casta».

Alierta, que ha propuesto como sucesor al actual consejero delegado, José María Álvarez-Pallete, seguirá ligado a la compañía como consejero y como presidente de la Fundación Telefónica. Es una forma de asegurar la continuidad de su legado, que, además de grandes cifras, acumula grandes favores. Curiosamente, Fainé baraja también retirarse de la presidencia de CaixaBank para ocuparse de la Fundación de la Caixa.

Botín, Alierta y Fainé, cada uno a su manera, han sido -son- grandes hombres de negocios y han convertido a sus empresas y bancos en entidades de referencia a escala internacional.

Alierta, como buen aragonés, es hombre rocoso y luchador, como demostró en su resistencia numantina tras salir a la luz su posible implicación en un delito de uso de información privilegiada cuando era presidente de Tabacalera. No sólo supo aguantar, sino que, bajo su gestión (sustituyó a Juan Villalonga en el verano de 2000) supo transformar completamente a Telefónica, que ya no es sólo una multinacional de las telecomunicaciones, sino un gigante digital que explota y distribuye contenidos de televisión.

La cuestión es ¿por qué ha decidido apartarse ahora? Como siempre, cuando se trata de asuntos importantes, no hay una única razón. He aquí algunos factores que pueden haberle impulsado a dar un paso que llevaba meditando desde hace meses.

1º Cuestiones de índole personal.

Alierta sufrió una enorme pérdida con la muerte de su esposa (de la que está a punto de cumplirse un año). Además de ese golpe irreparable, al presidente de Telefónica se le colocó un marcapasos el pasado verano y es muy probable que, a sus 71 años, los médicos le hayan recomendado bajar su frenético ritmo de vida.

2º Controlar su sucesión en un momento de cambio político.

Aunque Telefónica es una empresa privada, al estar regulada, sus avatares han estado siempre ligados a los distintos ciclos políticos. Era lógico pensar que el cambio que se ha producido en España tras las elecciones del 20-D tuviera consecuencias para el stablishment económico. Anticipándose a los acontecimientos, Alierta ha propiciado una sucesión profesional, colocando al frente de la compañía a un hombre con buena reputación y que cuenta con el apoyo del consejo. En las últimas semanas se habían detectado movimientos de algún alto ejecutivo del Ibex que aspiraba a sustituirle en la Presidencia de la primera compañía española.

3º Desligar a Telefónica de la investigación abierta a Rodrigo Rato

El ex ministro de Economía y Hacienda fue el hombre que más apostó por Aliertacuando el gobierno de Aznar, ya con mayoría absoluta, trató la sucesión de Villalonga. Se sabía que entre ambos había una estrecha relación de amistad. Lo que la Agencia Tributaria ha descubierto recientemente es que, además, ambos eran socios. La investigación sigue abierta y, aunque el presidente de Telefónica parece haber cumplido con todas sus obligaciones fiscales, tal vez haya preferido dar un paso atrás para salvaguardar a la compañía de posibles sobresaltos.

Seguramente, el primero de estos factores haya sido el que más ha pesado en su decisión. Pero, en un tema de este calado, todo tiene su influencia.

30 Marzo 2016

Alierta, el hombre que venció a Pedrojota y a PRISA

J. F. Lamata

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Probablemente en sus 16 años al frente de Telefónica, César Alierta tendrá otros éxitos que le importen mucho más, pero no es para nada despreciable el hecho de que pudiera superar y ganar el pulso a dos pesos pesados de los medios como eran (o fueron) Pedrojota Ramírez y el Grupo PRISA, con un triunfo poco discutible.

César Alierta llegó a Telefónica en una situación compleja: Villalonga había construido un poderoso imperio mediático asesorado por periodistas del entorno Aznaril hasta que el derroche masivo de pasta (pasta que no era suya sino proveniente de la pólvora del Rey y que dejó en la historia del dolor económico de la compañía palabras como ‘Terra’, ‘Endemol’ o ‘Kiss’) llevó a Aznar a echarle a gorrazos en el año 2000 con la fiel ayuda del arponero poco ingenuo Pedro J. Ramírez.

Descendiendo del entonces puro – hoy más bien putrefacto – dedo de Rodrigo Rato, llegó César Alierta heredando unos poderosos medios, que incluían el primer canal de TV argentino (mantenido de manera confusa a pesar de la legislación k), Antena 3, Onda Cero y una plataforma de televisión por satélite, Vía Digital, que luchaba a duras penas por tratar de ganar a la de PRISA. Además heredaba algo aún más peligroso: un Pedro J. Ramírez convencido de que Alierta le debía a él su llegada a ese trono por haber sido quien apeó a su antecesor.

Guerra con Pedrojota.

Los intentos de paz con el que se creía su mecenas no funcionaron, aunque intentos los hubo: Pedrojota Ramírez tuvo el control de los informativos de Onda Cero a los que se puso el apellido de El Mundo, el programa ‘La Brújula’ y un asiento de comentarista en Antena 3, pero el problema de fondo de aquel extraño conglomerado es que demasiada gente aspiraba a ser su cabeza, desde García hasta Aznar. Se llegó a dar el espectáculo de que Telefónica nombraba a una periodista para dirigir un programa en Onda Cero y Pedro J. Ramírez a otra para el mismo puesto, causando la lógica polémica de quien mandaba más.

Al final Pedrojota Ramírez decidió pasar al ataque y convertirse en altavoz del ‘caso Alierta’, un caso de venta irregular de acciones tacabaleras – que incluyó la demanda del extraño abogado Davó, auspiciada por El Mundo – y que acabaría con una compleja absolución por prescripción. Con aquel caso Ramírez intentó descabalgar a Alierta de Telefónica en una operación ‘remake’ de la que había hecho antes con Villalonga. La diferencia es que en esta ocasión no contó con los respaldos de entonces, ni el de Aznar ni tan siquiera el de la COPE que tanto le ayudó en 2000. La emisora episcopal se negó a repetir un apoyo a quien se había pasado a Onda Cero llevándose sus emisoras.

Durante la guerra hubo víctimas en ambos bandos, que le pregunten a Juan José Nieto, Isabel San Sebastián, Cayetano González, García Hoz o Juan Kindelán, que recordarán bien una de las etapas más delirantes de los medios españoles en un conflicto que nadie entendió del todo – que tenía ramificaciones con la guerra de sucesión Mayor Oreja-Rato – y tras el cual Pedrojota se quedó sin Antena 3 y sin Onda Cero, ambas fueron para el Grupo Planeta de Lara. Pero Alierta podía darse por satisfecho: Pedrojota le había puesto en su diana, la diana que no superó Villalonga y él así la había superado y, es más, cuando Pedro J. cayó de su asiento él ha podido aguantar unos años más en el suyo.

El giro poético de la batalla con PRISA

Comparado con la batalla de El Mundo que incluía portadazos contra su persona, la batalla de Telefónica con PRISA parecía ser más respetuosa: una sana lucha por abonados. Lucha en las que Alierta pareció reconocer su derrota cuando aceptó que su Vía Digital fuera absorbida por PRISA creando Digital Plus. Pero lo que entones fue visto como el último gran triunfo de don Jesús, hoy suena más a una risotada de Alierta.

Examinemos los datos: PRISA debió hacer frente a la deuda estratosférica que le dejaba Vía de relegado y encima tuvo que repartir el parte de pastel en el consejo con los ‘vencidos’ (representados por Martín Villa). En el momento de la OPA de PRISA al capital de Sogecable, César Alierta (¡Gran jugada maestra, don César!) les por sorpresa dejó tirado a su ‘socio’ y lo que entonces pareció un éxito para el grupo ya conducido por Cebrián terminó siendo el principio de la catástrofe.

Tras contemplar con regocijo como Sogecable se iba a tomar viento, Telefónica reaparición con su oferta para adquirir Digital Plus, hoy conocida como Movistar Plus. ¿Balance? Alierta se libró de una deficitaria Vía Digital para una década después tomar el control de una plataforma que no tiene quien le haga sombra a su alrededor ¡chapó!

Casualidad o estrategia, todo un triunfo mediático del que nadie le puede hurtar para rabia de Ramírez y Cebrián.