13 abril 1921

Pablo Iglesias, Julián Besteiro y Fernando de los Ríos lograron imponer su criterio frente al sector que encabezaban Lamoneda, Anguiano, Álvarez Angulo o La Pasionaria

Congreso Extraordinario PSOE 1921: Rechazo definitivo a entrar en la Internacional Comunista por las condiciones de la URSS

Hechos

El 13.04.1921 se celebró el Congreso Extraordinario del Partido Socialista Obrero Español en el que se decidió rechazar las 21 condiciones del PCUS para entrar en la III Internacional y adscribirse a los ‘reconstructores’.

Lecturas

A pesar de que en el congreso del PSOE de junio de 1920 se había aprobado iniciar un proceso de negociación con el Partido Comunista de la Unión Soviética para la integración del PSOE en el proyecto de un Partido Comunista Internacional (la III Internacional o Internacional Comunista), las condiciones puestas por los rusos para esa integración (entre las que estaban la dependencia directa del PCUS y la expulsión de los discrepantes), llevaron a la cúpula del partido español a oponerse, tras no pocos enfrentamientos internos.

D. Pablo Iglesias Posse, D. Julián Besteiro y D. Fernando de los Ríos lograron que su criterio convenciera a más delegados frente al sector que encabezaban los Sres. Lamoneda, Anguiano, Álvarez Angulo o La Pasionaria.

El 13 de abril de 1921 se celebra el congreso extraordinario del Partido Socialista Obrero Español para decidir si el PSOE ingresa o no en la Internacional Comunista, la III Internacional liderada por el Partido Comunista de la Unión Soviética.

  • D. Pablo Iglesias Posse en dos artículos publicados en El Socialista adelanta su rechazo por considerar las 21 condiciones que el PCUS establecía al PSOE para integrarlo en su internacional incluiye dos condiciones (la 3ª y la 4º) inaceptables.

3ª Condición – “Los comunistas no pueden fiarse de la legalidad burguesa. Es deber suyo crear en todas partes, paralelamente a la organización legal un organismo clandestino capaz de llenar, en el momento decisivo un deber para con la Revolución. (…) La concomitancia de la acción legal y de la acción ilegal es indudablemente necesaria”.

4ª Condición – “El deber de propagar las ideas comunistas implica la necesidad absoluta de realizar una propaganda y una agitación sistemática y perseverante entre las tropas. (…) Negarse a esto será una traición al deber revolucionario y, consecuentemente, sería incompatible con la afiliación a la Tercera Internacional”.

El resultado de la votación del día 13 es el siguiente:

  • A favor de la integración en la III Internacional – 6.025 votos.
  • En contra de la integración a la III Internacional – 8.808 votos.

El día 15 de abril de 1931 El Socialista publica un comunicado a los militantes del PSOE explicando la ruptura con el PCUS. Firman la nota D. Pablo Iglesias Posse (Presidente del PSOE), D. Julián Besteiro Fernández (vicepresidente del PSOE), D. Andrés Saborit (secretario), D. Francisco Nuñez Tomas (vicesecretario), D. Fermín Bláezquez (secretario de actas) y los vocales D. Francisco Largo Caballero, D. Indalecio Prieto, D. Fernando de los Ríos Urruti, D. Lucio Martínez Gil, D. Toribio Pascual y D. Antonio Fernández Quer, vocales de la ejecutiva del PSOE.

LA NUEVA DIRECCIÓN DEL PARTIDO

  • Presidente – D. Pablo Iglesias Posse
  • Vicepresidente – D. Julián Besteiro
  • Secretario – D. Andrés Saborit
  • Vicesecretario – D. Francisco Núñez Tomas
  • Secretario de actas – Fermín Blázquez
  • Vocales – Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Lucio Martínez Gil, Toribio Pascual y Antonio Fernández Quer

Los principales miembros del PSOE partidarios de integrarse con el PCUS deberán crear su propio partido.

15 Abril 1921

Al Partido Socialista Obrero Español

Pablo Iglesias Posse

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¡Militantes! En este momento crítico para nuestro Partido, en que se separan de él compañeros de lucha, acudimos ante vosotros, seguros de hallar asentimiento a nuestra conducta y acatamiento a la resolución de nuestro Congreso.

Los delegados que, llegada la votación de las Internacionales, quedaron en minoría, en vez de someterse y seguir colaborando con sus ideas y esfuerzo personal en el seno del Partido, rompen todo lazo con este y le abandonan, a pesar de que la resolución adoptada es de tal naturaleza que a nadie excluye sino a aquellos que no acepte las ideas por las cuales hemos venido luchando y que constituyen las esencias de los socialistas.

Muy otra habría sido la situación del Partido si éste hubiese adoptado las 21 condiciones de Moscú, pues por virtud de tal acuerdo habrían quedado automáticamente excluidos quienes no las votasen. En la resolución adoptada la minoría tiene libertad completa para seguir defendiendo sus ideas teóricas y tácticas, y la disciplina a que se la obliga no supone violencia alguna para la conciencia; más, en cambio, si el Congreso hubiese votado las tesis y condiciones que desechó, sometidos los discrepantes a ‘una disciplina férrea y militar’, hubiesen quedado esclavizados, mudos convencidos en masa muerta, y, sin embargo, prestando asentimiento a obligaciones que estimaban imposible contraer. Imposibles de contraer tales obligaciones, porque desvían al proletariado de la lucha real, revolucionaria, de todos los días, proponiéndose temas de emancipación absoluta, tanto más enervantes cuanto que cultivan el viejo y simplista mito burgués que promete la redención definitiva por virtud de un solo y único esfuerzo; porque confía más que en la acción consiste de la masa, en la eficacia de las promesas de los caudillos.

No puede estar justificada la actitud de los que se apartan porque hayan sido dirigidas palabras de mayor o menor crudeza en el calor polémico de la discusión habida en el Congreso a elementos que estaban en esa dirección: el motivo es sobrado nimio para que pueda ni aun influir en resolución tan grave; si razones en ese género fuesen bastante a justificar actitudes tales, hace tiempo que las violencias de lenguaje empleadas una y otra vez porque quienes de ataques verbales se duelen hoy, habrían dado lugar a escisiones en el Partido.

Tenemos la esperanza de que nuestros camaradas reconocerán su error y que ayudarán a ello las Agrupaciones, demostrándoles que la actitud adoptada por estos compañeros daña profundamente los intereses de nuestro proletariado, el cual cada día está más necesitado de un Partido fuerte que lo organice, recoja sus anhelos y le haga conocer los ideales en que debe inspirar su conducta societaria. Dividirlo no es favorecer esta exigencia, sino dificultar la realización de los deseos del movimiento obrero.

Nosotros no estamos conformes con las condiciones que impone la Tercera Internacional de Moscú: pero afirmamos hoy, como lo hicimos desde el primer día de la Revolución rusa, que estamos, sí, identificados plenamente con aquella Revolución; con ella principia la era del desmoronamiento capitalista y la de las realizaciones socialistas; por ella, por su esfuerzo y gracias a su sacrificio, los demás pueblos recogerán beneficios que se han de traducir en una renovación de sus instituciones sociales; con la Revolución rusa estamos y a nuestro Partido le decimos, como siempre, que nos consideramos obligados a su defensa. Pero la Historia dirá si no hay un principio de erro – muy disculpable en la noble impaciencia del Partido que hoy está al frente de la Revolución rusa –al deformar la espontaneidad del movimiento sentimental de adhesión de todos los proletarios presentándoles como signo externo de adhesión de todos los proletarios presentándolos como signo externo de adhesión a aquel movimiento e acatamiento de una teoría y táctica concreta que, representada por las tesis y condiciones puede ser incluso un obstáculo para el ejercicio de la obligada solidaridad con dicho movimiento.

La situación, pues, creada a los Partidos Socialistas a causa de dichas tesis y condiciones no puede ni debe entorpecer la acción socialista internacional y a la iniciativa de algunos Partidos de Europa se debe la acción concertada para superar las dificultades actuales tal es el significado de la Unión de los Partidos Socialistas para la acción internacional concertada en Viena, y a la que se ha adherido nuestro partido. EN ella figuran, entre otros, el Socialista Independiente alemán, el independiente del Trabajo inglés, el socialista austriaco, suizo, francés, checoslovaco, norteamericano, argentino y el Demócrata Socialista ruso.

La razón histórica de esta Unión cada día habrá de ser vista con más claridad: son los Paritdos que, absolutamente identificados con la significación que ante la Historia tienen la Revolución rusa, moralmente unidos a ella, encuentra en su marcha hacia Rusia un obstáculo insuperable: las 21 condiciones.

Hoy, como siempre, neustro partido marchará de acuerdo con la Unión General de Trabajadores, con la cual ha vivido en todos los instantes de su vida consultancializado; hoy, como siempre, nuestro Partido recaba para sí el carácter de revolucionario y afirma que no concibe la revolución identificada con la lucha de clases, todas cuyas múltiples modalidades han de ser cuidadosa y abnegadamente atendidas; lucha que adquiere hoy; sin duda alguna, caracteres agudos; lucha para la cual recaba la responsabilidad de cada hora, pero sin abrir un abismo entre las promesas de emancipación y las posibilidades inmediatas porque ello equivaldría a estimular la pereza, ahogando la conciencia de la necesidad de un esfuerzo constante y avivando, en cambio, la fe ingenua y milagrosa que tan hondas y perniciosas raíces tiene en nuestra tradición nacional.

¡Trabajadores españoles! ¡Hombres de fe en la necesidad de una justicia social! Que el capitalismo desconoce e imposibilita. Militantes del socialismo que os acogisteis a esta bandera de ideal y de lucha. Tenemos absoluta confianza en que hemos de poner todos en la defensa de nuestros principios y de nuestra organización el esfuerzo de que somos capaces y con mayor entusiasmo aún que antes, si es posible, redoblaremos nuestra actividad, a fin de que nuestra acción sea cada vez más fuerte y el proletariado más consciente de la misión que ha de desempeñar en la Historia.

¡Viva el Partido Socialista Obrero Español!

¡Viva la Internacional!

¡Viva la Revolución rusa!

18 Abril 1921

El Partido Socialista dividido

Ramiro de Maeztu

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Así están de trabadas las cosas en el mundo, que el Partido Socialista Español se ha dividido como consecuencia de una disputa sobre las causas del fracaso de la revolución rusa.

No se discute en serio que la vida de las masas obreras en Rusia es peor que en el resto de Europa. No es nada, sino agonía. Cuando D. Fernando de los Ríos escribía los espantos de que había sido testigo presencial, sus adversarios tenían que callarse. Sobre los hechos no hay, por tanto, disputa… No es esto lo que se discute. La disputa nace al intentar interpretarlo, porque los amigos de la Tercera Internacional echan toda la culpa a los horrores de Rusia al zarismo, a la guerra y al bloqueo e intrigas de los aliados, mientras que el Sr. De los Ríos acusa igualmente del fracaso a la dictadura implacable que a nombre del proletario ejerce el Partido Comunista Ruso.

Donde Mr Wells – dice Maeztu – se aparta violetamente del Sr. De los Rïos es en el juicio sobre la dictadura comunista. Para el Sr. De los Ríos, como hemos visto, es la causa del fracaso de la Revolución rusa.

19 Abril 1921

Reconstructores y terceristas. Un lamentable error de Ramiro de Maeztu

EL SOCIALISTA (Director: Pablo Iglesias Posse)

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Con asombro leemos en EL SOL de esta mañana un artículo de Ramiro de Maeztu en el cual se dicen cosas como esta:

Así están de trabadas las cosas en el mundo, que el Partido Socialista Español se ha dividido como consecuencia de una disputa sobre las causas del fracaso de la revolución rusa.

No se discute en serio que la vida de las masas obreras en Rusia es peor que en el resto de Europa. No es nada, sino agonía. Cuando D. Fernando de los Ríos escribía los espantos de que había sido testigo presencial, sus adversarios tenían que callarse. Sobre los hechos no hay, por tanto, disputa… No es esto lo que se discute. La disputa nace al intentar interpretarlo, porque los amigos de la Tercera Internacional echan toda la culpa a los horrores de Rusia al zarismo, a la guerra y al bloqueo e intrigas de los aliados, mientras que el Sr. De los Ríos acusa igualmente del fracaso a la dictadura implacable que a nombre del proletario ejerce el Partido Comunista Ruso.

Y como si estuviese, no sólo convencido, sino hasta encariñado con la idea, el redactor de EL SOL insiste en atribuir a Fernando de los Ríos lo que jamás ha dicho ni ha pensado, esto es: que la Revolución rusa ha fracasado. Véase la muestra:

Donde Mr Wells – dice Maeztu – se aparta violetamente del Sr. De los Rïos es en el juicio sobre la dictadura comunista. Para el Sr. De los Ríos, como hemos visto, es la causa del fracaso de la Revolución rusa.

Nos produce verdadera pena que un escritor de tanto mérito como Ramiro de Maeztu desconozca el pensamiento de un hombre como Fernando de los Ríos, y también la actitud que adoptan en España y fuera de España terceristas y reconstructores.

Ningún socialista ha afirmado hasta ahora, querido y admirado Sr. Maeztu, que la Revolución rusa haya fracasado. No ha fracasado ni fracasará, porque en su triunfo están interesadas todas las tendencias, absolutamente todas del proletariado universal.

La diferencia entre terceristas y reconstructores es sencillamente esta:

Los terceristas quieren vincular la Revolución rusa en una tendencia particular del Socialismo: la tendencia particular del Socialismo: la tendencia maximalista o bolchevique, representada por Lenin y Trotsky. Por eso quieren que esta tendencia tenga la dirección única, no sólo del movimiento revolucionario ruso, sino de todo el movimiento socialista internacional.

Los reconstructores, en cambio, sin dejar de reconocer los méritos de los bolcheviques, sin hostilizantes pero también sin aprobar la táctica que emplean ni el modo como ejercen la dictadura, desean que en la Revolución rusa puedan intervenir libremente el pueblo, en general y los socialistas de todas las tendencias en particular. Además, los reconstructores se proponen que la Internacional obrera no sea, como quiere Moscú, la Internacional de una sola tendencia (la bolchevique), sino una Internacional en donde se puedan desenvolver libre y dignamente todas las tendencias y todas las naciones.

La cosa es suficientemente clara y sobradamente conocida. No es, pues, necesario insisitr más sobre ella.