27 abril 1985

El ex rector de la Universidad Complutense es contrario a la postura oficial de su partido de defender el SÍ a la OTAN

Críticas al dirigente crítico del PSOE, Francisco Bustelo por un artículo en apoyo a la dictadura de la Unión Soviética

Hechos

El 23.04.1985 D. Francisco Bustelo publicó el artículo ‘La URSS y el Occidente’ en el diario EL PAÍS.

23 Abril 1985

La URSS y Occidente

Francisco Bustelo

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Algunos comentarios que, con motivo de la muerte de Konstantín Chernenko, se han escrito sobre los problemas actuales y futuros de la Unión Soviética suscitan más de un interrogante.1. Las libertades políticas que nosotros conocemos y que nos son tan esenciales, ¿se echan de menos por los ciudadanos de la URSS, que no las han conocido jamás y para quienes esa ausencia queda justificada por una teoría política que aprenden desde pequeños? Toda sociedad que perdura tiene mucho de consenso y parte de coacción, y no parece que la soviética sea excepción. Aunque muchos occidentales crean que, si pudiesen, millones de soviéticos se irían a vivir al paraíso capitalista, es más lógico pensar que casi todos los habitantes de la URSS están contentos con su sistema y orgullosos de su papel en el mundo. Así ocurre también en Estados Unidos.

2. Comparar economías comunistas con economías capitalistas es difícil, por emplear ambos sistemas contabilidades nacionales de conceptos y contenidos distintos. Aunque el Banco Mundial daba para la URSS, hace unos 10 años, una renta per cápita del orden de la tercera parte de la estadounidense (y análoga a la española), en sus últimos informes sobre el desarrollo mundial no figuran esos datos, a la espera, según dice el propio banco, de preparar un método de cálculo aceptable. Los cotejos históricos, además, dependen del período que se elija. Con todo, las diferencias que existían entro la Rusia zarista y los Estados Unidos de entonces parecen haberse acortado a pesar de la enorme sangría que supuso para la URSS la II Guerra Mundial. ¿Cómo se explicaría, si no, que la Unión Soviética pueda mantener su ingente poderío militar, igual o parecido al de Estados Unidos con toda su riqueza? En cuanto a las comparaciones en materia social, son todavía más peliagudas. ¿Qué es mejor? ¿Podemos adquirir muchos bienes de consumo o tener educación y sanidad gratuitas en todos los niveles y para toda la población? ¿Qué es preferible? ¿Una sociedad igualitaria más bien gris o una más brillante, pero también más injusta?

3. Incluso observaciones de comentaristas justamente reputados por sus conocimientos y objetividad sorprenden. Cuando K. S. Karol decía en estas mismas páginas (EL PAIS del 12 de marzo) que «la URSS no ha sabido efectuar esa revolución técnica y científica. . ., mientras que Occidente, al contrario, está en camino de lograrla» ¿no resulta poco convincente la idea de que los soviéticos se quedan constantemente a la zaga en ciencia y tecnología? ¿Cómo pueden, entonces, igualar -o «a veces adelantar- a EstadosUnidos en campos tan complejos como la conquista del espacio o las armas modernas? Se dice que vuelcan sus mejores recursos humanos y materiales en esas esferas. Es probable, pero en tal caso será sólo cuestión de tiempo que pueden aplicar tecnologías avanzadas que ya tienen a otros terrenos. Al turista occidental le parece prueba indiscutible de la inflerioridad soviética el que escaseen los bolígrafos en la URSS; sin embargo, cabe pensar que quienes son capaces de fabricar motores para cohetes espaciales podrán llegar a establecer otras industrias algo mas sencillas.

4. Afirmaciones más de detalle también chocan. Decía un por lo demás excelente editorial de este periódico, en la misma fecha ya señalada, que la corrupción está muy extendida en la burocracia soviética. No sé qué datos podrán aducirse, pero la experiencia de los españoles que en los últimos años han tenido relaciones culturales, comerciales o políticas con aquel país mostraría más bien que sus funcionarios -al menos los de nivel mediano y alto- y sus diplomáticos suelen ser competentes y eficaces. Aspecto éste en el que se parecen igualmente a los norteamericanos.

5. Hace un par de años tuve una larga conversación en el Comité Central del PCUS, en Moscú, con el número dos de la política. exterior soviética. La impresión que saqué fue la misma que tengo cuando hablo con mis buenos amigos de la Administración norteamericana. Son gente toda ella realista, sensata, inteligente, pero cuando se les pregunta por qué no creen en la sinceridad de la otra parte en materia de desarme, las respuestas resultan tan tajantes como poco convincentes. La historia, el sistema, las necesidades políticas y económicas, son argumentos para explicar por qué los otros no piensan lo que dicen cuando hablan de paz. Ante la promoción de Gorbachov hay que preguntarse, por tanto, con un suspiro de esperanza, si empiezan a surgir en la URSS gobernantes nuevos que algún día creerán en la buena fe de sus adversarios. Ahora bien, tan legítima pregunta, ¿no habría que hacérsela en términos parecidos respecto de Estados Unidos? La inmovilidad que con harta razón se ha achacado a la gerontocracia del Kremlin, ¿acaso no se da también en EE UU?

Respuestas distintas

6. En suma, por más que desde la ya lejana Revolución de Octubre se venga hablando en Occidente vez tras vez de los insuperables problemas de la sociedad soviética, ¿no sería bueno más realismo? Con todos sus problemas del presente, con todo su tremendo pasado, donde se mezclan heroísmo, tesón y terror estalinista, ¿no convendría aceptar el hecho más bien evidente de que la Unión Soviética seguirá ofreciendo un sistema filosófico, social, económico y político distinto… y viable? La fe del carbonero que tienen algunos en la mano invisible del mercado como panacea para allanar los serios obstáculos que se alzan ante el progreso humano, ¿no conducirá a querer deformar o ignorar otras soluciones? Incluso algo tan legítimo como la defensa de la libertad, ¿no puede llevar a empequeñecer deficiencias e insuficiencias propias ya magnificar las ajenas?

7. Ciencia en construcción, la historia demuestra, sin embargo, dos cosas: la riqueza de respuestas que ha dado el ser humano a los retos que le plantea su dimensión social, y el hecho de que todas ellas, sin excepción, siguen siendo imperfectas. Tenerlo presente, ¿no sería obligado al hablar de la URSS?

27 Abril 1985

La URSS y el profesor Bustelo

Pilar Segura

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No tengo el gusto de conocer personalmente al profesor Bustelo, aunque militamos en el mismo partido. Esta circunstancia me hace sentir vergüenza ajena al leer su artículo del día 23 de abril. O sea, que los soviéticos no tienen muchas libertades, pero no les importa, son felices y si les dejaran marcharse de su país no se irían. Pero compañero Bustelo, ¿por qué luchabas tú contra el franquismo, qué es lo que te molestaba de él? Es decir, que tú eres superior y necesitas más que los ciudadanos soviéticos. ¿Cómo se puede militar en un partido socialista y apoyar con ese candor (somos todos iguales, todos tenemos defectos) un régimen totalitario, insensible, que no perdona ni la más mínima crítica. Entérate de que a Sajarov le cogieron en una calle de Moscú, se lo llevaron a Gorky, lo aislaron de su familia, de su trabajo, y ahora está aislado del mundo. Nadie sabe si vive o no. Entérate de que en la URSS se maltrata a los presos en las cárceles y en los campos de concentración. Que el Gulag que describió Solyenitsin todavía existe. Que los presos que no se prestan a la reeducación pueden ser mantenidos en la cárcel hasta que quieran los carceleros, por supuesto sin nuevo juicio. Que cuando al guapo de Gorbachov le preguntaron en Londres por estos hechos su respuesta fue: «No se inmiscuyan en nuestros asuntos internos, nuestras leyes son así». No, señor Gorbachov, ustedes tienen una bonita Constitución. Cámbienla si sus leyes no se corresponden con ella. Pero no, cómo van a cambiarla si sólo la tienen para engañar a los bobos de los países democráticos. Compañero Bustelo, catedrático de Historia Económica, ¿que es lo tuyo: ignorancia o mala fe?¿Es que ignoras la historia, económica de los últimos 68 años de la sexta parte del mundo? Sí señor, no tienen de nada, pero están armados hasta los dientes, porque toda la economía y la investigación están supeditadas a la industria de guerra. Por supuesto que podrían fabricar buenos bolígrafos y en cantidad si se convirtiera en una prioridad impuesta desde arriba. Y también por la misma razón podrían producir alimentos suficientes.

Otro tema: la corrupción. Habías oído que hay corrupción, pero dudas que eso sea cierto. Se ve que el nuevo hobby de Gorbachov es destituir a ministros, viceministros, etcétera, corruptos. Te voy a dar un dato: en la URSS se condena a muerte y, por supuesto, se ejecuta, a unas 500 personas al año. Gran parte de las condenas son por corrupción. Los presos políticos mueren en las cárceles en circunstancias extrañas. Muchos presos políticos mueren de cáncer, y más que morirán.

Todavía se puede encontrar gente en la geografía española que afirma que los campos de exterminio nazis no existían.

03 Mayo 1985

Una anticomunista visceral

Francisco Bustelo

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Con mucho gusto contesto a mi compañera de partido (PSOE) Pilar Segura, que preguntaba en carta publicada en esta sección el 28 de abril para qué había yo luchado contra el franquismo, si luego, según ella, defendía el totalitarismo soviético en mi artículo La URSS y Occidente (EL PAIS de 23 de abril).Pues bien, la respuesta es muy sencilla. Luchábamos contra el franquismo, entre otras cosas, ,para que en España no hubiera gente que pensara como doña Pilar, esto es, para que no hubiese anticomunistas primarios y viscerales, tan abundantes en la dictadura, y también para que se respetaran los pareceres ajenos, aunque fueran distintos de los propios. Mi querida correligionana es un ejemplo de que no tuvimos éxito total, aunque, optimista como soy, creo que la suya no es la opinión general de los españoles, y menos la de los militantes socialistas.

Porque, si hubiera muchos que pensaran como ella, la cosa sería más que preocupante. Afirmar que comunismo es igual a nazismo llevará tarde o temprano a querer acabar con la Unión Soviética como sea, guerra nuclear incluida.