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El diario EL MUNDO le acusó de usar recursos del CNI para una pesca y de intentar borrar las pruebas

Dimite el director del CNI, Alberto Saiz, tras una serie de reportajes periodísticos en su contra, y le reemplaza el general Sanz Roldán

HECHOS

El 2.07.2009 dimitió el  Secretario de Estado Director General del Centro Nacional de Inteligencia, D. Alberto Saiz.

El 2 de julio de 2009 D. Alberto Saiz Cortés dimitió como máximo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI, servicios secretos españoles), cargo que ocupaba desde la llegada del Gobierno Rodríguez Zapatero en 2004, después de que el diario El Mundo publicara los días 16 de junio de 2009, 17 de junio de 2009 y 18 de junio de 2009 una serie de reportajes en los que se le acusaba de usar dinero público para gastos privados (incluyendo una mesa para cultivar tomates con riego y calefacción y una pesca en Senegal). Los reportajes fueron publicadas por el periodista D. Antonio Rubio Campaña, el enlace del comisario D. José Manuel Villarejo Pérez con el periódico El Mundo.

El Gobierno y la ministra de Defensa, Dña. Carme Chacón Piqueras nombran al general D. Félix Sanz Roldán nuevo director del CNI.


sanz_roldan General Félix Sanz Roldán, reemplazó al Sr. Saiz al frente de la CNI, cargo en el que permanecerá 10 años hasta su retirada en 2019.

14 Abril 2009

Agentes del CNI dicen que el director utiliza el Centro 'en su propio beneficio'

Antonio Rubio

«El CNI nunca ha estado peor. Ni más desmotivado, ni más desmoralizado el personal. Alberto Saiz manda inquisitoriamente. A los altos cargos los cambia continuamente. Lleva tres secretarias generales y tres directores de Inteligencia en menos de 5 años. Es el peor que hemos tenido y se está aprovechando del Centro y de sus presupuestos en su propio beneficio». Éstas son algunas de las críticas que varios directivos y altos cargos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) hacen sobre su director y han hecho llegar a EL MUNDO, días antes de que Alberto Saiz opte a su renovación o cese al frente de los servicios de inteligencia españoles.

Las críticas más duras contra el actual director del CNI proceden, principalmente, de algunos de los oficiales y altos cargos que han tenido que soportar sus aficiones: «Cada vez que viaja al extranjero con motivo de un encuentro o jornadas de trabajo relacionadas con los servicios secretos se lleva su escopeta o rifle y aprovecha para pasar unas jornadas de caza a cuenta del erario público: gratis total».

Algunos de los agentes del CNI, cansados de hacer de secretarios de caza, porteadores y ojeadores del director, se han puesto en contacto con este periódico para denunciar las arbitrariedades y presuntos abusos cometidos por Alberto Saiz desde que fue nombrado director de los servicios secretos, en abril de 2004. El primer comentario interno surgió de la antena del CNI en Mali.

Los agentes que operan en aquel país africano como agregados de la embajada tuvieron que preparar para Alberto Saiz, en abril de 2008, dos noches de caza porque el director del CNI quería abatir una de las piezas más codiciadas en aquella región: el phacochoerus africanus, más conocido como facocero o cerdo africano.

El facocero, según los expertos, es una especie parecida al jabalí y el mejor momento para cazarlo es por la noche. Alberto Saiz estuvo dos noches de guardia acompañado por hombres del CNI que están destacados en Mali. Al final, el director de los servicios secretos no logró abatir a ningún cerdo africano y los que estuvieron a su lado han calificado aquellos momentos como bastante desagradables: «El director se fue de Mali con un humor de perros. No consiguió nada y estaba insoportable». El jefe de la antena del CNI en Bamako es un coronel de Artillería.

El humor del director del CNI cambió meses después, cuando se desplazó hasta Senegal. Ese viaje se produjo antes del verano de 2008 y las jornadas de caza fueron muy fructíferas. El jefe de la antena de los servicios secretos en Senegal es un teniente de la Guardia Civil.

Alberto Saiz también practica la pesca submarina. La antena del CNI en México recuerda que, poco meses después de que Saiz fuera nombrado director -en noviembre de 2004-, viajó hasta el país norteamericano con motivo de unas jornadas internacionales. Allí, según los agentes secretos que estuvieron con él durante toda su estancia, despachó de forma rápida los compromisos que tenía en Cancún y el resto del tiempo lo dedicó a practicar la pesca submarina. Esa excursión deportiva fue en noviembre de 2004.

La pesca submarina del director del CNI también ha ocasionado enfrentamientos y destituciones dentro del Centro. En 2005, Alberto Saiz solicitó a uno de los jefes técnicos de los servicios secretos que le proporcionara unas balizas especiales para su barco. La respuesta del técnico fue: «Ese material es de uso interno y exclusivo del Centro». A los pocos meses el jefe técnico fue cesado y trasladado fuera de España, a una embajada de la Unión Europea.

Los gastos del director del CNI, desde su llegada al cargo en abril de 2004, han sido calificados por algunos de sus más directos colaboradores como «superfluos y exagerados». «Primero remodeló el despacho, después mandó adquirir un nuevo vehículo BMW blindado y más tarde hubo que comprar un Volkswagen Touareg, un todo terreno, para que el señor director pudiera ir a cazar y no se cargara los coches del Centro por esos caminos y veredas», afirma un jefe del CNI que fue miembro del Gabinete del director y que ahora está en una embajada como consecuencia de las discrepancias que mantuvo con Saiz.

En el Centro Nacional de Inteligencia todo es secreto y las reformas que se han llevado a cabo en el último año en el chalé particular que el director del Centro tiene en una zona residencial de Madrid también lo son. Los agentes que han visto esas reformas (ventanas, interior, jardín, barbacoa y otras dependencias) saben del tiempo que han empleado los especialistas del CNI (albañiles, electricistas, fontaneros, carpinteros y jardineros) en adaptar la residencia del director a su gusto y con las calidades que él quería. Calculan que el montante de la obra no es inferior a los 300.000 euros.

Los especialistas de los servicios secretos que han trabajado en la residencia de Alberto Saiz han sido utilizados bajo el concepto de «seguridad», pero se da la circunstancias de que esos expertos no pueden ejercer en temas particulares.

Una de las fuentes consultadas por EL MUNDO, jefe del CNI, recordaba que es «miembro del CESID/CNI desde hace 20 años y he conocido a todos sus directores, incluido a don Emilio Alonso Manglano [ ] el anterior director, el señor Jorge Dezcallar fue malo para el Centro [ ] pues éste (en referencia a Alberto Saiz) es mucho peor, y lo que es peor, se está aprovechando más del Centro y de sus presupuestos en su propio beneficio [ ] cuando descubran o denuncien todas sus irregularidades le haremos un gran favor al CNI y al bolsillo del contribuyente».

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APOYO

Saiz: «No he hecho nada ilegal»

A. RUBIO

Alberto Saiz, director del CNI, ha admitido a EL MUNDO que el año pasado estuvo en Mali, pero se ha negado a concretar si después de sus actividades oficiales se dedicó durante dos noches a la caza del ‘facocero’ o cerdo africano: «Allí realicé el plan que me habían preparado los anfitriones. No tengo nada más que decir».

El director del CNI sí ha reconocido que entre sus aficiones se encuentran la caza y la pesca submarina. Con respecto a su viaje a Senegal, que fue posterior al de Mali, Saiz niega que estuviera en ese país africano en viaje oficial: «En Senegal sólo he estado a nivel privado y siempre me he pagado el viaje de mi bolsillo».

Alberto Saiz también ha rechazado las acusaciones de algunos directivos del CNI de que se ha aprovechado de los especialistas del Centro para llevar a cabo una serie de reformas en su chalé de Madrid, pero sí ha reconocido que ha efectuado arreglos en su residencia: «Eso es un tema privado al que no estoy dispuesto a entrar. Puedo decirle que tengo las facturas que demuestran que he ido pagando todos los arreglos que se han realizando en mi casa».

Las denuncias contra Saiz y las reformas de su casa apuntan que la mano de obra la puso el Centro.

Saiz también calificó a los directivos del CNI que han levantado la voz contra su persona: «Sabía que me estaban investigando y que han mirado mis propiedades e inversiones, pero no me preocupa porque no he hecho nada ilegal». El director del CNI concluyó con la siguiente reflexión: «Sabía que tenía enemigos fuera, pero ahora veo que también los tengo dentro».

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APOYO

La agenda del secretario de Estado

>La ley reguladora del CNI, (6 de mayo de 2002) establece que el mandato del director- secretario de Estado «será de cinco años». El próximo día 20 Alberto Saiz cumple ese mandato. Por ese motivo, el todavía director del CNI está tocando todas las teclas posibles para seguir en el cargo, incluso ha encargado un dictamen interno que avala sus deseos de continuidad.

>Saiz ha buscado el apoyo de la vicepresidenta Fernández de la Vega y de la Casa Real para seguir al frente del CNI durante otro mandato más. La iniciativa de la renovación del actual director de los servicios secretos españoles tiene que partir de la ministra de Defensa, Carme Chacón.

17 Junio 2009

El Gobierno debe abrir en el CNI una investigación

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

LA INFORMACIÓN aportada por EL MUNDO de que el director del Centro Nacional de Inteligencia ha podido utilizar recursos públicos para su beneficio personal debería llevar al Gobierno a abrir una investigación interna sobre el caso. Las denuncias contra Alberto Saiz son tan concretas y verificables que el Ejecutivo no debería tener demasiados problemas para contrastar su autenticidad y actuar en consecuencia.

A las revelaciones publicadas ayer de los supuestos abusos de Saiz mientras disfrutaba de su afición a la caza y a la pesca en sus viajes al extranjero, añadimos hoy nuevas denuncias por la utilización de personal del centro para labores domésticas. Destaca, por esperpéntica, la acusación de que recurrió a agentes con gafas de buceo para la limpieza de su piscina particular, aunque ayer desde el CNI se negó tal extremo. El departamento emitió por la mañana un comunicado en el que, pese a la aparición de nuevos escándalos, trata de dar por zanjada la polémica aduciendo que Saiz ya dio sus explicaciones el mes pasado en la Comisión de Defensa del Congreso.

Aunque el funcionamiento del CNI es, por su propia naturaleza, opaco, la necesaria reserva con la que cabe enfrentarse a los problemas que puedan generarse en la institución no debe suponer en ningún caso dar carta blanca a sus funcionarios. De hecho, si a la luz de los datos publicados hubiera indicios de una posible malversación de fondos, la Fiscalía debería tomar cartas en el asunto.

Cabe, eso sí, situar el caso en su justo término. No estamos ya en los tiempos en los que el servicio de inteligencia sobrepasaba sistemáticamente el marco constitucional actuando como instrumento a las órdenes del partido en el Gobierno y al peor estilo de los regímenes totalitarios. El CNI, al menos hasta lo que ha trascendido hasta ahora, ni se ha desviado de sus fines ni se ha excedido en sus funciones; al contrario, viene desarrollando con eficacia su misión y la profesionalidad de sus agentes está dando grandes frutos, como lo demuestran los reiterados éxitos en la lucha contra ETA. No estamos pues ante un problema estructural, sino ante una hipotética conducta irregular por el posible uso de medios públicos para fines privados, un caso que tendría similitudes con el comportamiento de los diputados y ministros británicos descubierto hace sólo unas semanas.

El ministro del Interior mostró ayer su «confianza plena» en Saiz, pero sería mucho más tranquilizador para la opinión pública que esa fe ciega fuera acompañada de la apertura de una investigación a fondo. Es lógico que el Gobierno trate de cerrar filas en torno al director del CNI puesto que aún no hace ni dos meses que le renovó en el cargo, en lo que se antoja un error, por varias razones. En primer lugar, por no haber valorado las denuncias que pesaban ya entonces sobre el comportamiento de Saiz. También por no haber consensuado con el PP -ni hace cinco años ni ahora- un nombramiento tan delicado. No es de extrañar que los populares reaccionaran ayer anunciando que solicitarán la comparecencia en el Congreso de la ministra de Defensa, Carme Chacón, para que dé explicaciones. Pero lo más grave es que el Ejecutivo haya minusvalorado el hecho crucial de que las denuncias contra Saiz parten de sus propios compañeros de los servicios secretos, lo que habla a las claras de una fractura en un departamento en el que la confianza y el respeto a la autoridad son indispensables.

Hoy, el Gobierno no tiene otra salida que investigar las documentadas denuncias contra el director del CNI y comunicar el resultado a la opinión pública. Quién sabe lo que todavía puede crecer este escándalo.

19 Junio 2009

La mucama y el CNI

Federico Jiménez Losantos

ES VERDAD que todas las denuncias de agentes del CNI contra los despilfarros de su jefe Alberto Saiz tienen su cosa y su guasa, desde la clonación del agente Hernández y Fernández a la cosecha de patatas espías en Galicia, pero a mí lo que me intriga es lo de la mucama de un amigo de Saiz. Dice EL MUNDO que tras conseguir el preceptivo mandamiento judicial, el teléfono de la mucama fue espiado dos meses para averiguar si hablaba mucho con un novio transoceánico. El CGPJ debería estudiar el mandamiento judicial de espionaje doméstico a la doméstica porque si el argumento dado al juez por los sabuesos de Saiz es que comprobaban si la chacha hablaba mucho con el novio, para mí que engañaron al juez, han engañado en la filtración a EL MUNDO o ambas cosas. Sin excluir una tercera posibilidad, que es el espionaje fraudulento de un particular para espiar de modo no menos fraudulento a otro ciudadano cuyos derechos civiles estarían más muertos que los enormes peces espada con los que posaba Saiz en el Senegal antes de su clonación en Hernández y Fernández.

Conviene recordar que para comprobar si Menganita llama mucho a Ecuador, Perú o la República Dominicana basta con que el dueño de la línea mire el listado de llamadas que mensualmente le envía su compañía de teléfonos. Ahí viene el número llamado y el tiempo que se ha empleado en cada llamada, así como su coste. Al amigo del Spymaster de Bono y ZP le bastaba y le basta comprobar la factura para ahorrarse el enojoso trámite de molestar a un juez, posiblemente engañarlo, y emplear los valiosos recursos humanos del CNI en tareas algo menos importantes, por ejemplo, que las de espiar a etarras en Francia con la sana intención de trincarlos.

El teléfono de la mucama no podía ser el objeto de espionaje, salvo que el novio fuera terrorista islámico, andino o indostánico, y de serlo, ya lo hubieran dicho. Ahí se estaba espiando otra cosa y de otra persona. ¿Una esposa, una hija, una sobrina, una tía carnal, una suegra, una nieta, una amante enclavada a modo de antena senegalesa en el servicio doméstico? No lo sé, pero barrunto que se parecerá menos a la última novela de la resucitada PD James que a las hazañas de Mortadelo y Filemón, citadas con sorna por Rubalcaba cuando el montaje prisaico del espionaje en la Comunidad de Madrid. ¿Y no sería el CNI el que espiaba a Ignacio González en Colombia? Otro enigma facilito.

25 Junio 2009

El CNI es noticia

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

La comparecencia de Saiz confirma que existen problemas internos que no ha sabido resolver

La comparecencia del director del CNI, Alberto Saiz, ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso sirvió para ratificar que el organismo atraviesa dificultades internas. Más allá de que hayan aparecido en forma de denuncias sobre los gastos privados de Saiz, no puede perderse de vista el núcleo del problema: el centro, bajo la gestión de Saiz, se ha convertido en noticia. El Gobierno, con todo, adoptó la decisión de confirmarlo por un nuevo mandato de cinco años para no ceder a la presión de las denuncias, y el resultado no ha sido una sorpresa: las denuncias se han redoblado.

No se debería utilizar la situación interna del CNI como ocasión propicia para cobrarse una pieza política. Es mucho lo que está en juego como para no abordar el asunto desde la responsabilidad institucional. Pero eso no significa que el Congreso deje de investigar las denuncias ni que, en el supuesto de que resultaran falsas, no se depurasen responsabilidades internas. Y en este segundo aspecto, el director del CNI no puede limitarse a expresar sospechas sobre sus colaboradores sin aclarar, al mismo tiempo, las decisiones adoptadas contra los agentes que pudieran estar implicados.

Saiz compareció en el Congreso con facturas para acreditar que ha pagado de su bolsillo los gastos que, según las denuncias, habría cargado al presupuesto del CNI. Los diputados de la Comisión de Secretos Oficiales se enfrentan a una cuestión de hecho: comprobar que las facturas demuestran quién canceló esas cuentas. Y si, como se ha llegado a insinuar, las facturas fueran falsas, la carga de la prueba recaería sobre quien defienda esta afirmación; no correspondería, pues, al director del centro demostrar que son verdaderas.

Las denuncias contra Saiz le acusan, además, de contratar familiares y amigos. El director alegó ante la comisión que la identidad de los agentes está protegida por ley y que los controles para ingresar en el centro son rigurosos y obligatorios para todo el personal. No dijo, sin embargo, que no los hubiera contratado, y ése fue el punto más débil para la mayoría de la comisión. Sobre el buen hacer de los diputados recae estimar, dentro de los límites que establece la normativa por la que se rige el centro, si hubo trato de favor y, en ese caso, qué responsabilidades cabría exigir a Saiz. El CNI no puede convertirse en el nuevo campo de batalla para la lucha entre partidos.

03 Julio 2009

Relevo en el CNI

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

Saiz dimite empujado por el Gobierno, que hace pocas semanas le confirmó en el puesto

El director del Centro Nacional de Inteligencia, Alberto Saiz, ha presentado su dimisión apenas dos meses y medio después de que el Gobierno lo confirmase en el cargo. La decisión de prorrogar su mandato fue adoptada por el Ejecutivo cuando ya algunos medios de comunicación se habían hecho eco de las denuncias anónimas sobre las supuestas irregularidades cometidas por Saiz, que finalmente han llevado a su abandono pese a las explicaciones que ofreció en la comisión de Defensa del Congreso. Además, se trataba de la primera vez que, desde la aprobación de la ley que regula los servicios de inteligencia, un director continuaba más de cinco años en el puesto. Mientras todos estos hechos parecían indicar que el Gobierno apostaba por la continuidad de Saiz, las declaraciones del presidente Zapatero y su negativa a respaldarle en la gestión de la crisis daban a entender lo contrario, sumando así confusión política a la delicada situación interna que atraviesa el centro y al acoso que padece desde fuera.

El Gobierno cometió un error de cálculo al confirmar a Saiz sabiendo que la campaña orquestada contra él, sean ciertos o no los hechos que se le imputan, no haría más que redoblarse. Dio a entender que se aprestaba a librar un pulso que, en realidad, no estaba dispuesto a entablar, propiciando que el asunto se pudriera y que todas las partes redoblaran sus apuestas, sin preocuparse del coste interno e internacional para el centro. La negativa del presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa a avalar la depuración de 60 agentes del CNI refuerza además la tesis de la escasa confianza en Saiz. Tras la dimisión del director del CNI, el espionaje español se encuentra en el mismo punto que cuando se pudo proceder a su relevo, pero con un grave problema añadido: los servicios secretos no pueden operar con eficacia en un clima de fronda interna como la que parece vivirse y que, por sí solo, constituye una razón suficiente para sustituir al responsable.

El Gobierno ha decidido nombrar al general Félix Sanz Roldán como su sucesor en el puesto. Roldán es un militar con amplia experiencia internacional, además de haber desempeñado algunas de las más altas responsabilidades en el ámbito de la defensa. No se debería criticar su nombramiento por el hecho de que proceda del Ejército: las Fuerzas Armadas de hoy no son las del inicio de la transición, y tan intolerable resultaría que determinados puestos del Estado quedasen reservados a sus miembros como que se les excluyera de ellos por principio.

La tarea que aguarda al general Sanz empieza por retirar al centro del foco de atención pública y por acabar con la tormenta. Con independencia del fondo de las denuncias contra Saiz, los agentes que hayan podido estar implicados en el acoso al ex director, si los ha habido, no pueden recibir su relevo como recompensa. Han faltado al menos una vez al deber de reserva y eso constituye una falta muy grave para los profesionales del servicio secreto.

03 Julio 2009

El CNI sale ganando por partida doble

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

EN UNA FELIZ carambola, el CNI gana por partida doble con la dimisión de Alberto Saiz, que ayer renunció a seguir en el cargo tras haber perdido la confianza del Gobierno y con el nombramiento del general Sanz Roldán para sucederle. El paso dado por Saiz muestra un último rasgo de lucidez, ya que su continuidad sólo hubiera contribuido a dañar todavía más la imagen de los servicios de inteligencia.

El CNI gana, en primer lugar, porque su salida puede ayudar a «pacificar», en palabras de Zapatero, la complicada situación interna creada por Saiz y, en segundo término, porque la persona elegida para sustituirle parece mucho más adecuada para el puesto.

Tras las revelaciones de nuestro periódico, Alberto Saiz se había visto obligado a comparecer a puerta cerrada ante la comisión de Secretos Oficiales del Congreso, pero sus explicaciones no habían convencido a casi nadie. La prueba de ello es que todos los grupos parlamentarios estaban de acuerdo en volver a solicitar una nueva comparecencia, esta vez con luz y taquígrafos.

Saiz no ha querido pasar por este amargo trance, que le habría obligado a soportar ironías sobre la foto trucada de Senegal, los buzos que limpiaron su piscina, las cosechas de patatas que compraba el CNI a un familiar o la aplicación de la máquina de la verdad para interrogar a sus agentes.

A sabiendas de que ya no contaba con la confianza de un Gobierno que había eludido apoyarle, Saiz no tenía otra alternativa que dimitir o esperar su relevo. La vicepresidenta De la Vega insinuó hace una semana que el Ejecutivo no estaba satisfecho de su labor y el propio Zapatero había dicho que sólo le respaldaría «mientras estuviera en el cargo».

En realidad, las revelaciones de nuestro periódico cayeron como un jarro de agua fría en el Gobierno, empezando por las imágenes de la jornada de pesca en Senegal, que pusieron en evidencia que Saiz utilizaba su puesto en beneficio propio.

Zapatero se había negado a creerlo anteriormente y, por ello, decidió prorrogar su mandato el 17 de abril pasado otros cinco años más. Pero ahora las evidencias eran demasiado grandes para seguir cerrando los ojos. La ministra de Defensa ordenó hace unos días una investigación interna sobre el proceder de Saiz, lo que por sí también demostraba una pérdida de confianza. Saiz ha entendido el mensaje.

El Gobierno ha actuado correctamente en este asunto ya que no cayó en la fácil tentación de matar al mensajero al salir a la luz los abusos del jefe del CNI ni cerró filas con Saiz antes de investigar los hechos denunciados por sus propios subordinados.

Saiz no era el hombre adecuado para el cargo, ya que carecía de formación y experiencia para asumir un puesto tan complicado. Su salida puede acabar con las tensiones internas y facilitar un mejor aprovechamiento de los recursos del Centro, ya que el nombramiento del general Félix Sanz Roldán, ex jefe de Estado Mayor de 2004 a 2008 y actual asesor de Zapatero, sí se ajusta mucho más al perfil de un director de los servicios secretos.

No faltará quien piense que la designación de un militar al frente del CNI supone una vuelta al pasado tras las etapas de civiles como Dezcallar y Saiz. La objeción queda paliada por la personalidad de Félix Sanz, un hombre de mentalidad abierta, que habla idiomas, con excelentes contactos internacionales y que estuvo a punto de ser jefe militar de la OTAN. En efecto, como él mismo declara hoy en EL MUNDO, le ha tocado «lidiar con un miura» que precisa de «cirugía fina». Pero si alguien dispone del bisturí de la experiencia y de la buena mano del talento es este conquense afable y flexible. Bien está lo que bien acaba.

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