17 noviembre 1992

Estaba considerado el enlace entre el PSOE y Mario Conde

Dimite por sorpresa el consejero delegado del Banco Banesto, Juan Belloso, y es reemplazado por Enrique Lasarte

Hechos

  • En noviembre de 1992 se hizo público que a partir del 31 de diciembre de 1992 D. Juan Belloso dejaba el cargo de consejero delegado del banco Banesto para ser reemplazado por D. Enrique Lasarte.

17 Noviembre 1992

La lanzadera

Jesús Cacho

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Como esas damas de la sociedad madrileña que a primeros de los ochenta cambiaron el adagio beato del «siente un pobre a su mesa» por el «meta un socialista en su cama», don Mario Conde metió a tres en el Consejo de Administración de Banesto, con la sagaz idea de aplacar así los recelos de la cúpula del PSOE hacia su persona. Al cabo de casi cinco años, el banquero reconoce el fracaso de aquel intento, al promover un cambio radical en la cúpula directiva de la entidad. Juan Belloso, el hombre llamado en los primeros días de 1988 para hacer de puente entre el financiero y el PSOE, abandona el cargo sin haber logrado tender la pasarela, dejando tras sí un panorama de luces y sombras proclive a toda clase de conjeturas. La verdad es que Belloso era en Banesto una fruta madura que ha tardado en caer del árbol, pero cuyo destino parecía claro a penas unos meses después de haber tomado posesión de su cargo. El hombre que llegó a afirmar que «yo tengo dos presidentes, Mario Conde y Felipe González», se ha debatido estos años en una difícil contradicción personal, atrapado entre su militancia socialista y su fidelidad a Banesto como hombre de la máxima confianza de Conde. Desde la atalaya de su despacho en la planta 11 de Castellana 7, Belloso ha sido testigo de primera línea de las tarascadas del poder político -Rubio, Solchaga y Felipe, por este orden- contra el banquero rebelde. Desde esa posición de privilegio, Belloso ha vivido en una permanente desazón, asistiendo impotente a la sinrazón de sus compañeros de ideología, pero sin poder cambiar el curso de los acontecimientos. Lo que ha venido a demostrar que lo que pareció jugada maestra de Conde -meter socialistas en el Consejo, se ha revelado una equivocación de primer orden. Es un error estratégico incorporar a las estructuras empresariales a personalidades políticas con intenciones políticas. Al final, y a pesar de la capacidad y bondad de las personas -cualidades que distinguen a Juan Belloso- el resultado será el fracaso, porque nunca superarán su condición de cuerpo extraño. Habrá quien explique los cambios de Banesto en clave económica, de cuenta de resultados, pero en el fondo nada nuevo ha ocurrido en el banco después del golpe que para la entidad supuso la invasión de Kuwait en agosto del 90, y que frustró la venta del 26% de la Corporación Industrial, en una operación cuya firma, con J. P. Morgan de socio, estaba lista para el 1 de septiembre del mismo año. Acuciado entonces por un diseño de grupo ejemplar sobre el papel pero frustrado por avatares del destino, Conde ha tenido que ir soltando lastre industrial en línea con los deseos de las autoridades socialistas. Como aquí lo que sobran son empresas y además no hay paro, los Solchaga de turno han sido siempre reacios a la existencia de grupos industriales en la banca, pero alguien, en este país desquiciado , y perplejo, debería pedirles algún día responsabilidades por tales políticas liquidacionistas. Y habrá quien los explique en clave política. Enrique Lasarte y Arturo Romaní son hombres de la, absoluta confianza de Conde, hombres a quienes confiar la manija durante un tiempo, para luego volver a recuperarla si llega el caso. Mario Conde se encuentra en una de esas encrucijadas que marcan el destino de una vida. Por encima de las simpatías o antipatías personales, nadie que esté a salvo de la hispánica envidia podrá negar su condición de cabeza privilegiada, una de esas cabezas que produce un país de Pascuas a Ramos. ¿Puede un país como éste permitirse el lujo de tener a un hombre así calentando sillón en Alcalá 13? Lo cual no quiere decir que fuera de Banesto le esté esperando la gloria. Conde es un hombre encadenado a su destino, condenado a probar suerte. El problema es la lanzadera.

24 Noviembre 1992

Carta al director del consejero delegado de Banesto

Juan Belloso

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«Mi querido amigo:Nunca he querido terciar en la prensa dando mi version de algún hecho en el que, directa o indirectamente, esté afectado. En este caso, creo que tengo un deber moral de hacerlo, y a ello me dispongo.

Dimisión de consejero delegado. Desde febrero de 1991, que acordamos por primera vez Mario Conde y yo, hasta esta fecha, habremos hablado él y yo no menos de siete veces sobre el mismo asun-. to, y siempre fiando la fecha límite del 31 de diciembre de 1992. Por tanto, se trata de una dimisión acordada y amistosa, pero en la que no percibiré ni una peseta en concepto de indemnización ni por ningún otro título. Cobraré mi salario hasta la fecha convenida: 31 de diciembre de 1992, y basta.

¿Por qué 31 de diciembre de 1992? El proyecto informático de Banesto y su Grupo Financlero, en el que hemos invertido por encima de los 50.000 millones, y que iniciamos en febrero de 1988, estaría rodado en 1992; los acontecimientos de 1992, Juegos Olímpicos de Barcelona, Expo de Sevilla, y en la que habíamos comprometido 5.000 y 2.000 millones, respectivamente, y que, afortunadamente, se han recuperado según lo previsto, eran decisiones tomadas por mi iniciativa y, consecuentemente, estaba obligado a su gestión, y, finalmente, la cuenta única, producto de servicios bancarios que permite con un solo contrato regular e informar todas las relaciones que un cliente tenga en el banco, incluida una cuenta de alta remuneración, habíamos empezado a estudiarla en septiembre de 1989, lanzada en febrero de 1990 y estimado un mínimo de dos-años para su implantación.

Continuación en el consejo del banco. En principio dudé si debena seguir o no hasta la próxima junta general, pero ante la sospecha de que me puedo negar a firmar las cuentas en 1992 que ello implicaría, firmaré las cuentas y estaré junto al presidente, Mario Conde, y solidario con él ante la asamblea de accionistas. Después de esa fecha, o en la asamblea si ésta lo estima así, dejaré de ser consejero de Banesto.

¿Por qué dejar el consejo? Yo creo que cualquiera que haya sustituido a alguien en un puesto de responsabilidad, o haya sido sustituido, lo entiende perfectamente: la presencia del antecesor condiciona al sucesor, y esto no es bueno ni para el proyecto ni para la amistad. Incluso en el lapso de tiempo que medie entre el 31 de diciembre de 1992 y la asamblea general donde se aprueben las cuentas de 1992 pediré permiso al presidente para estar ausente las más de las veces.

Relaciones con el Banco de Espafia. Empecé a trabajar en banca en 1965, y en 1974 era director general de un banco; posteriormente, en 1979, comodirector de la Corporación Bancaria -la UVI bancariay en representación de ésti, fui consejero delegado de otro; posteriormente he negociado desde Banesto fusiones con dos grandes bancos españoles. Tengo, por tanijo, una larga experiencia de trato con el Banco de España, y desde esa experiencia tengo que afirmar que ni cualitativa ni cuantitativamente las exigencias del Banco de España a Banesto están por encima de la media a la banca española en general y, en particular, a la gran banca. Por lo que al trato respecta, jamás me he sentido maltratado; por el contrario, siempre nos hemos tratado como an-ligos, tanto por lo que a Miguel Martín se refiere como, desde hace unos meses, por José Pérez, ambos en su calidad de directores generales de la Inspección del Banco de España.

Mario Conde, presidente de Banesto. Yo siempre dije que no era amigo de Mario Conde; con ello quería decir que no correspondía al grupo de personas que se incorporó con él al consejo de Banesto y que había tenido relaciones anteriores o de trabajo o de estudios o de negocios, o simplemente de amistad -Arturo Romaní, Luis Ducasse, Ramiro Núñez, Enrique Lasarte, Antonio Torrero, Juan Abelló, etcétera ‘- En efecto, yo le conocí el 10 de diciembre de 1987, a sugerencia de Antonio Torrero y José Ferrín. El día 16 de diciembre de ese mismo año fui nombrado consejero de Banesto a su propuesta. Pero hoy, después de cinco años de trabajar juntos en el proyecto de Banesto, me declaro amigo suyo y cuento también con su amistad. Nadie me habrá oído, ni me oirá en el futuro, ni la menor palabra de crítica a él o a su gestíón, y ruego al que me oiga el mínimo reproche que me recuerde este compromiso de amistad. Tengo plena confianza en Mario Conde y estamparé mi firma junto a la suya sin ninguna desconfianza.

Banco Totta y Ayores. Soy vicepresidente del consejo de administración de este espléndido banco portugués -el primero en beneficios de ese país y el segundo en volumen de activodesde hace unos años. Me propongo continuar en la misma posición en un futuro inmediato y nunca asumiré funciones ejecutivas, porque sencillamente no sería bueno para el banco y, por tanto, para Banesto, que el primer ejecutivo no sea de nacionalidad portuguesa.de dotaciones en Banesto se puede agrupar en:

a) Provisión del fondo de pensiones.

b) Provisión para créditos dudosos.

c) Otras provisiones varias.

a) La provisión del fondo de pensiones se puede cuinplir de acuerdo con las normas al respecto, o a través de un fondo interno, por capitalización de las cantidades comprometidas en los convenios colectivos a una tasa de descuento determinada _al 8% al día de hoy con carácter general y previsiblemente al 6% en el futuro- y tabla de mortalidad del 70 o del 80 mediante un contrato con una compañía de seguros cuya prima. se materialice con deuda pública a 10 años -hoy en torno al 13%- y tablas del 80. Banesto la tiene cubierta en su totalidad, calculada con una tasa al 8% y tablas de mortalidad del 70. Si optara por cubrirla a través de un contrato de seguro tal como el expuesto, tendría que do-lar con un importante adicional de 17.000 millones sus más de 60.000 millones actuales.. Para cubrir este déficit, el Banco de España nos ha concedicto un plazo de ocho años, probablemente igual a otras instituciones.

b) Banesto aplica sin ninguna excepción las normas en vigor en la materia, circular 4 de 1991. Sin embargo, la propia circular regula que la supervisión del Banco de España juzgará la suficiencia para casos singulares en función de la capacidad de reembolso del deudor, aun cuando éstos puedan no estar en situación irregular en el momento en que se analice el ri , esgo. De modo que su decisión tiene que ser acatada desde la más estricta legalidad. Pues bien, la última revisión del Banco de España evalúa esta contingencia en algo más de 40.000 millones de pesetas, y recomendó a Banesto que regularizara esto en el plazo de dos años; es decir, 1993 y 1994.

Este plazo nos va a permitir comprobar- si estos deudores podrán devolver o no sus créditos, en cuyo caso la provisión será innecesaria o necesaria definitivamente. Es decir, que si por azar todos estos deudores atendieran sus obligaciones contractuales sin demora, Banesto no tendría necesidad de dotar nada en este plazo ni en ningún otro.

c) Otras provisiones varias. Bajo este título se engloban conceptos tales como una provisión de 3.300 millones de actas de la inspección de Hacienda por deuda tributaría a la que los expertos fiscales de Banesto no han prestado su conformidad y están, por tanto, recurridas ante los tribunales competentes; pero la norma exige que se provisione, cualquiera que sea la eventualidad de un fallo en contra de Banesto. Otros conceptos contables englobados bajo este epígrafe serán regularizados al 31 de diciembre de 1992.

A la vista de todo lo expuesto, qué significación tienen estas cifras frente a las plusvalías implícitas en los activos del banco que sólo en inmuebles, y tomando en consideración valoraciones recientes de American Appraisal, ascienden a una cantidad superior a los 100.000 millones de pesetas. Hago abstracción de las plusvalías en la cartera de valores del Grupo Financiero: Banco Totta y Azores, Banco de Madrid, Banco Shaw, Banesto Chile Bank, Banesto Uruguay, Banesto Banking Corporation, Banesto Leasing, Banesto Factoring, Banesto Hipotecario, Banco de Vitoria, Banco General, Banesto Bolsa, Banesto Consumo, Bandesco, Banesto STA.Señor director, termino pidiéndole la publicación íntegra de esta carta, y en caso de que no la considere de interés informativo, le ruego no publique parcialmente parte alguna de ella.

Esta petición está basada en el deseo legítimo de tranquilizar e infundir confianza, en primer lugar, a los casi 300.000 accionistas de Banesto; a los 2.500.000 clientes activos, y sobre todo, de una manera especial, a los más de 20.000 empleados del Grupo Financiero Banesto, que llevan muchos años de ejemplar dedicación y raquítico reconocimiento públíco».