18 abril 2002

Los tres programas se posicionaron a favor de la izquierda y en contra de la derecha pese a ser espacios pagados con el dinero de todos los italianos

‘Edicto Búlgaro’: El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, acusa a tres presentadores de la RAI, Enzo Biagi, Michele Santoro y Daniele Luttazzi, de hacer «un uso criminal» de la televisión pública

Hechos

Declaraciones del primer ministro de Italia desde Bulgaria el 18 de abril de 2002.

Lecturas

El 18 de abril de 2002 , el entonces primer ministro Silvio Berlusconi, durante una visita oficial a Sofía, capital de Bulgaria, emitió un comunicado recogido por la agencia Ansa y luego pasó a las noticias con la definición periodística de » edicto búlgaro «. Berlusconi, al comentar el nombramiento de la nueva alta dirección de la RAI, la televisión pública de Italia, hecho público la víspera, esperaba que «la nueva dirección ya no permita el uso delictivo de la televisión pública» como, en su opinión, había hecho el periodista Michele Santoro , humorista Daniele Luttazzi y por el propio Biagi que, a su juicio, hacían un ‘uso criminal’ de la RAI, por hacer programas partidistas en contra de la derecha y a favor de la izquierda pagado con el dinero de todos los italianos.

LA RÉPLICA DE BIAGI: «MEJOR SER EXPULSADO POR DECIR LA VERDAD»

Biagi respondió esa misma noche en el episodio de  ‘Il Fatto’ de la RAI, apelando a la libertad de prensa: «El Primer Ministro no encuentra nada mejor que denunciar a tres individuos siniestros: Santoro, Luttazzi y yo. ¿Cuál sería el delito? […] Entonces el presidente Berlusconi, como no ve arrepentimiento y redención en los tres personajes siniestros, sugeriría que se quitara el disturbio. Señor Presidente, dé instrucciones para proceder porque mi edad y el sentido del respeto que tengo hacia mí mismo me impiden adaptarme a sus deseos […]. Sigo convencido de que incluso en esta empresa (que, como usted bien recuerda, es de todos, y por lo tanto querrá escuchar todas las opiniones) todavía hay espacio para la libertad de prensa; está escrito – échale un vistazo – en la Constitución. Trabajo aquí en Rai desde 1961, y es la primera vez que un primer ministro decide el horario […]. Estimados espectadores, esta podría ser la última entrega de Done. Después de 814 transmisiones, no hay necesidad de conmemorarnos. Eventualmente, es mejor ser expulsado por decir alguna verdad, que quedarse al precio de ciertas gangas».

Ya antes del alegato del Sr. Berlusconi Biagi había sido criticado por sus constantes editoriales contra el primer ministro y líder de la derecha desde una televisión pública: «cualquiera que haga chistes como los de Berlusconi demuestra que, por más que pise los talones, no está a la altura. Un Primer Ministro que tiene cuentas abiertas con la justicia debería haber tenido la decencia de saldar primero sus trámites legales y luego proponerse como líder del país. ( Il Fatto , 8 de abril de 2002)»

20 Abril 2002

Berlusconi pasa a controlar la televisión pública y ordena echar a varios periodistas

Rubén Amón

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Silvio Berlusconi ha hecho efectivo el control del medio televisivo pese a los reproches de la oposición y a los resquemores de algunos gobiernos europeos.

El Cavaliere, dueño absoluto de la televisión privada, controla definitivamente los principales canales públicos: la Rai1 pasa a manos de su partido (Forza Italia), mientras que la Rai2 ha sido concedida a los socios de la Liga Norte.

De esta manera, el centro izquierda debe consolarse con las emisiones de la Rai3, cuya cuota de pantalla media anual, un 10%, palidece frente al 85% que acumulan las cinco televisiones sometidas al control de Berlusconi.

El primer ministro italiano ha prometido neutralidad y una televisión ecuánime, pero las primeras iniciativas demuestran una voluntad absoluta de control. Tanto, que el propio Cavaliere aprovechó una rueda de prensa en Sofía (Bulgaria) para depurar públicamente a los periodistas de la RAI que considera enemigos, rivales o comunistas.

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«Uso incriminatorio»

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«Estos señores han hecho un uso de la televisión incriminatorio, parcial. Es deber del nuevo Consejo de Administración de la RAI que no vuelva a ocurrir», señaló Silvio Berlusconi en medio del estupor general.

La lista negra del premier comprende a un buen puñado de periodistas históricos. Entre ellos Michele Santoro, acusado de propaganda izquierdista, y Enzo Biagi, cuyo programa diario, Il Fatto, acumula 814 emisiones y representa uno de los símbolos principales de la RAI.

Las intromisiones de Berlusconi provocaron ayer la mediación inmediata del presidente de la República. No hubo alusiones directas al caso de la RAI ni al problema específico del monopolio, pero Carlo Azeglio Ciampi lanzó una advertencia implícita al jefe del Gobierno.

«La calidad de las transmisiones debe estar garantizada por la autonomía editorial que, junto al pluralismo y al sistema radiotelevisivo, es un elemento fundamental en la vida de una democracia», señaló ayer el presidente Ciampi.

Así se explica que los principales líderes de la oposición se hayan movilizado enérgicamente para denunciar las alteraciones democráticas que sacuden Italia.

«Las declaraciones de Berlusconi», explicaba el ex premier Massimo D’Alema, «representan una innoble arrogancia y confirman cuál es su concepción del Estado de derecho y de la libertad de información.Sólo a un personaje de este calado se le podría ocurrir indicar al presidente de la RAI cuáles son los periodistas que sobran».

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Mirando a Bruselas

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La concentración de medios del magnate italiano no conoce ningún ejemplo mínimamente similar en el contexto comunitario, de modo que el centro izquierda italiano (El Olivo) tiene decidido dirigirse al Parlamento Europeo con la esperanza de que las instituciones comunitarias promuevan alguna iniciativa para frenar el monopolio.

«El sistema democrático italiano corre el riesgo de ser alterado», decía ayer Francesco Rutelli. «El Olivo considera que la libertad de información es uno de los derechos elementales, de modo que un primer ministro no puede tener bajo control el 85% de las emisiones televisivas», añadía el líder de la oposición.

La polémica se ha recrudecido extraordinariamente al conocerse la asignación de las cadenas públicas. El nuevo director de la cadena Rai1 (26% de cuota de pantalla) es un ex diputado del partido de Berlusconi (Forza Italia), mientras que el titular de la segunda cadena (13,5%) procede de la Liga Norte y se ha curtido en la doctrina política de Umberto Bossi.