27 diciembre 2021

El alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, aprueba sus presupuestos con el apoyo de tres tránsfugas de la izquierda y el voto en contra de Vox, PSOE y Más Madrid

Hechos

  • El 27.12.2021 se hizo pública la aprobación de los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid con el voto de los concejales de PP, Ciudadanos y Grupo Mixto.

Lecturas

Los concejales elegidos en las listas de Más Madrid D. José Manuel Calvo, Dña. Marta Higueras, D. Felipe Llamas y D. Luis Cueto fueron considerados concejales de la máxima confianza de la ex alcaldesa Dña. Manuela Carmena (retirada de la política). En marzo los cuatro abandonaron Mas Madrid y crearon su propio partido, Recupera Madrid. Con el respaldo del PP, el ayuntamiento les concedió el rango de ‘grupo parlamentario’ con el nombre de ‘Grupo Mixto’.

El día antes de la votación D. Felipe Llamas se separó de sus tres compañeros del ‘Grupo Mixto’ y anunció que renunciaba a su acta de concejal para no tener que respaldar las cuentas de PP. 

  La negativa de Vox, liderado en el ayuntamiento por D. Javier Ortega Smith, a apoyar los presupuestos del PP y votar ‘No’ junto al PSOE y a Más Madrid, se ha visto salvada por el PP gracias al pacto del Sr. Martínez-Almeida con los concejales del Grupo Mixto. El Sr. Ortega Smith acusa al Sr. Martínez-Almeida de haberse vendido a ‘lo peor’ de la extrema izquierda, aunque anecdóticamente Vox ha votado lo mismo en el pleno que PSOE y Más Madrid. 

 

27 Diciembre 2021

Madrid, en último lugar

Miguel Montejo Bombín

Concejal de Más Madrid

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Estamos ante un pago de favores, es sencillo. Una vez más, el grupo creado de manera ilegal por Almeida, su grupo "comodín" (como lo denomina el propio alcalde) le sirve para aprobar unos malos presupuestos para Madrid

En las últimas semanas, Almeida nos ha sometido a un espectáculo bochornoso arrastrando por los mentideros de la Villa la aprobación del Proyecto de Presupuesto General del Ayuntamiento de Madrid 2022.

Primero, que si solo con su socio preferente, el partido de ultraderecha Vox; luego que no, que mejor con su invento, el grupo mixto; pero luego que tampoco con el Grupo Mixto que vuelven con Vox, luego Vox les cierra la puerta y vuelven a recurrir a la desesperada al Grupo Mixto… Esto, lo único que refleja es la fragilidad de este alcalde y la debilidad de sus pactos de gobierno, que hacen aguas por todos lados.

Al alcalde que atesoró todo el crédito político gracias a los Pactos de la Villa que le ofreció Más Madrid, y que hoy vuelve a ser aquel político de tierra quemada que fue en la oposición, sin brújula, ni más criterio y dedicación que la guerra nacional por el espacio político entre la derecha y la ultraderecha, solo le quedan las intrigas y el chalaneo.

Para Almeida, estos presupuestos no van del Ayuntamiento de Madrid. Por desgracia, solo van de encuestas. En su guerra de las derechas importan mucho más las elecciones en Andalucía o ahora en Castilla y León que los intereses de los madrileños.

Hace mucho tiempo que ya no es alcalde de Madrid. Está a otra cosa, le interesa mucho más medrar en su partido, traicionando a diario a su otro socio, Cs, que servir a sus vecinas y vecinos y las consecuencias se ven cada día en la gestión: en el abandono de los servicios, en el desastre de la movilidad y la contaminación, en la limpieza, el ataque a las asociaciones vecinales o a los colectivos LGTBI+ y feministas.

Este sainete presupuestario se enturbia aún más ahora que todo apunta a que se aprobará con los votos de cuatro concejales tránsfugas, que en estos días han ido rebajando sus exigencias para aprobar el presupuesto, pero siempre mostrando su plena disposición a negociar estas cuentas. Estamos ante un pago de favores, es sencillo. Una vez más, el grupo creado de manera ilegal por Almeida, su grupo «comodín» (como lo denomina el propio alcalde) le sirve para aprobar unos malos presupuestos para Madrid. Blanquear al gobierno de Almeida es algo que ninguna fuerza progresista, ni ninguna persona preocupada por Madrid y por un futuro sostenible, justo y feminista para las madrileñas y madrileños, podría apoyar. De hecho, ninguna lo hace.

El Grupo Mixto empezó pidiendo una reforma del IBI, el transporte gratuito en hora punta (cuando el 90% de la gente tiene abono), la gestión del pago del Ingreso Mínimo Vital por el Ayuntamiento o más viviendas en alquiler a precio asequible. Medidas que quedan muy bien en un titular de prensa, pero que no pueden ponerse en marcha a través de una enmienda en el presupuesto.

La primera por ser ilegal. La Ley Reguladora de las Haciendas Locales no permite una bajada del IBI diferenciada por valores catastrales. Y el resto, porque no son competencias únicamente municipales. En definitiva, un brindis al sol, para dejar la puerta abierta a lo que quisiera plantearles Almeida.

Sus exigencias podrían haber sido estas o cualesquiera otras. De hecho, tras reunirse con Villacís hace una semana, rebajaron sus expectativas a que Almeida aumentara el presupuesto del IBI Social y se hicieran mejoras en las bibliotecas municipales. El pasado lunes la prioridad era otra, las subvenciones a colectivos LGTBI. Será que antes los colectivos LGTBI no eran importantes.

Todo este juego del Grupo Mixto, lejos de expulsar a Vox del tablero, les ha hecho el juego. Algo que ya se está reflejando en las encuestas. Y que queda patente en la próxima alternativa electoral, porque es con Vox con quien el PP pretende gobernar en 2023.

Las consecuencias de no sacar adelante el presupuesto no son dramáticas nada más que para los intereses de Almeida. Dos años perdidos viviendo de la herencia del mandato de Manuela Carmena, sin plantear ni una sola cosa relevante que transforme nuestra ciudad y deteriorando los servicios públicos. Y ahora con un presupuesto que amplía la brecha que nos separa del resto de capitales que están aprovechado la pandemia para avanzar y transformarse en lugares más verdes, más justos, más saludables.

Y lo único que podría ser preocupante, los fondos europeos y las, antes diabólicas y hoy esenciales (lo son), subvenciones nominativas, se pueden tramitar con modificaciones presupuestarias y subvenciones directas, sin más problema que su voluntad política de hacerlo.

Almeida intentará parecer un hombre de Estado por haber sacado este presupuesto adelante, pero no pasará más que por el Emperador desnudo ante la evidencia de haber traicionado a sus socios, a la democracia y así mismo. Ese será su único legado, con o sin Presupuestos 2022.

04 Enero 2022

Almeida cayó en la trampa

Diego Vigil de Quiñones

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El episodio de los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid, que centró la entrevista del lunes al alcalde en este periódico es, probablemente, el episodio más transcendental para el futuro de Almeida en todo su mandato. Como es sabido, el Alcalde, ante la negativa de Vox a apoyar los presupuestos, decidió sacarlos adelante con el grupo llamado Recupera Madrid (escisión de cuatro concejales de la formación comunista Más Madrid). Para lograr dicho apoyo el Alcalde aceptó dejar fuera de la bajada de impuestos prevista a 1,6 millones inmuebles, aumentar las subvenciones al tejido social LGTBQ y a la cultura progresista, quitárselas a la Fundación Madrina, y hacer hija predilecta de la ciudad a la polémica escritora comunista Almudena Grandes en contra de sus propias convicciones (según relató el lunes mismo a OK Diario).

Lo que a priori podría ser casi una gesta de un ejemplar político moderado que practica el arte de lo posible, ha sido sin embargo leído en los medios como una torpeza mayúscula del alcalde. Y todo debido contexto en que dicha decisión se ha producido: el debate sobre Madrid central, la guerra interna del PP y el oportunismo de los tránsfugas comunistas.

En cuanto a lo primero, la negativa de Vox a apoyar los presupuestos se fundamentó en algo muy simple: Vox le pedía al alcalde que cumpliera su propuesta estrella de derogar Madrid Central. Una propuesta que nadie le obligó a hacer, y que él mismo llevó como leit motiv electoral para luego decir que Madrid Central es ineludible. Algo falso, pues Madrid Central (basado en el modelo parisino de prohibiciones) no es el único modelo de reducción de emisiones: cabría el modelo londinense de pagar. Un modelo menos excluyente en el que cualquier ciudadano que necesite entrar a la ciudad en un momento dado, puede hacerlo por un módico precio. Mientras, en el modelo de prohibiciones actual el acceso queda limitado a los privilegiados que pueden pagar un coche eléctrico o un parking. La falta de una alternativa ha convertido a Almeida en esclavo de sus palabras.

Por otra parte, el pacto Almeida-comunistas se produce tras un acuerdo presupuestario en la Comunidad de Madrid entre PP y Vox. Con lo cual el mensaje trasladado al electorado es tremendo: hay un PP capaz de entenderse con Vox (el de Ayuso) y otro que no. Almeida ha caído en la trampa de ponerse con la opción que peor cae al electorado. Opción que expulsa votantes, sin que nos conste que agregue a otros.

Y para colmo, la guinda: no contento con incumplir su promesa estrella y aumentar la brecha Génova-Ayuso, pacta con los comunistas las concesiones dichas. Con lo cual, entre otras cosas, les está diciendo a las familias que habitan el millón seiscientas mil casas que no van a tener bajada del IBI que no merecían la firmeza negociadora que mereció Madrid central (que al fin y al cabo solo afecta a los apenas 140.000 habitantes del distrito centro).

Las promesas incumplidas, el contexto de la guerra Ayuso-Casado-Vox, y la sagacidad serpentina de los comunistas de Recupera Madrid le tendieron a Almeida una peligrosa trampa. Y en lugar de sortearla con soluciones creativas fieles a su promesa, propuestas agresivas a las que Vox no podría decir que no, o con una simple prórroga de los prepuestos para evitar el pacto con los carmenistas, Almeida cayó en la trampa, y buena la ha liado para sí y su partido.