19 febrero 1973

La boda fue un evento social de primera magnitud con la novia como principal protagonista

El célebre torero Francisco Rivera Pérez ‘Paquirri’ se casa con la joven Carmina Ordoñez

Hechos

En 1973 contrajeron matrimonio el torero D. Francisco Rivera Pérez con Doña Carmen Ordoñez.

Lecturas


Carmen Ordoñez, de 17 años, era hija del torero D. Antonio Ordoñez.

Carmina_Hola Portada de ¡HOLA! del 24.02.1973 con la imagen de Dña. Carmen Ordoñez «Carmina».

Carmina

Carmina Ordoñez era militante de la formación política Fuerza Nueva

 

El Análisis

La boda que unió la tauromaquia y la alta sociedad

JF Lamata

La portada de ¡HOLA! del 24 de febrero de 1973, dirigida por Antonio Sánchez Gómez, inmortalizó la imagen de Carmen Ordóñez, «Carmina», en el día de su boda con Francisco Rivera Pérez, Paquirri. Aquella edición, que mostraba a una de las mujeres más hermosas del momento, marcó un hito en la crónica social: la unión de dos nombres llamados a protagonizar portadas durante años.

En 1973, Paquirri ya era un torero consagrado, con una carrera ascendente que lo situaba como figura indiscutible en los ruedos. La tauromaquia seguía siendo en aquellos años el primer escaparate de celebridades en España, por encima incluso del fútbol, que apenas empezaba a reclamar esa posición de privilegio. La boda de Paquirri no era solo un enlace sentimental: era el matrimonio de una figura de masas, admirado por multitudes, con una joven de abolengo taurino. Carmina no era ajena a ese mundo: hija de Antonio Ordóñez, uno de los grandes maestros del toreo, aportaba no solo belleza sino también un linaje que pesaba mucho en la Fiesta.

Pero Carmina Ordóñez no tardaría en convertirse en algo más que “la esposa de Paquirri”. Aquella portada fue también el inicio de una trayectoria como protagonista de la prensa rosa que se prolongaría durante décadas. Mujer de fuerte personalidad, no se ocultaba en lo ideológico: vinculada a Fuerza Nueva, el grupo de Blas Piñar que defendía el mantenimiento del franquismo, su perfil político contrastaba con la superficialidad que muchos atribuían a la crónica social. La boda de Paquirri y Carmina simbolizaba así una España todavía muy marcada por sus tradiciones, con los toreros en la cúspide de la fama, pero a la vez anunciaba la irrupción de un nuevo tipo de celebridades mediáticas que, como Carmina, trascenderían los ruedos para convertirse en personajes permanentes de la vida pública.

J. F. Lamata