8 marzo 2006

El Corte Inglés asegura que Salas les pidió dinero a cambio de no publicar la noticia y que fue su negativa lo que causó la información

El diario EL ECONOMISTA de Carlos Salas y Alfonso de Salas declara la guerra a ‘El Corte Inglés’ rompiendo un tabú mediático

Hechos

El 8 de marzo de 2006 el periódico EL ECONOMISTA dedicó su portada a la cadena de grandes almacenes El Corte Inglés.

Lecturas

31 Marzo 2006

Carta abierta a El Corte Inglés

Carlos Salas

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Recibí una llamada el pasado martes por la noche. Era un confidencial online (Periodista Digital). «¿Vais a publicar un artículo sobre la discriminación de El Corte Inglés a sus empleadas?». Le dije que sí. «¿Y qué se siente? Romperéis un tabú. Nadie se mete con el gigante».

Al día siguiente, en efecto, publicamos el reportaje. Era el día de la Mujer Trabajadora. En cuestión de horas recibimos muchas llamadas de gente que decía trabajar en El Corte Inglés. Nos confirmaban lo que habíamos publicado. El Corte Inglés discrimina a sus empleadas: les paga menos que a los hombres aunque realicen el mismo trabajo, les obliga a vestir uniformes (a ellos, no), no las promociona a puestos directivos. Nos dijeron algunas cosas más que sonaban francamente feas y que no podemos publicar porque no tenemos las pruebas. Pero hemos seguido publicando otros reportajes sobre el gran almacén, la persecución sindical, las demandas en los tribunales?

¿Lo hicimos para romper un tabú? Jamás se me pasó por la cabeza. No creo que el periodismo consista en hacer una lista de tabúes que hay que derribar. Lo hicimos porque había que hacerlo. Estamos en el siglo XXI, somos una de las economías más poderosas y a estas alturas, parece increíble que no se haya escrito una línea sobre un asunto tan importante. El sorprendido soy yo. Me parece lastimoso tener que publicar esa noticia en este país y en este momento.

Y ahora vamos a ser sinceros. No hemos descubierto nada nuevo. Lo que sucede en El Corte Inglés lo sabían muchos periodistas de este país. Era archisabido. ¿O es que se puede callar la boca a los 80.000 empleados del gran almacén?

El culpable de que esa noticia se haya convertido en notición es El Corte Inglés porque durante décadas ha neutralizado las críticas. ¿Su fórmula? Cuando un periodista intentaba escribir algo sobre El Corte Inglés, venía alguien de arriba de su mismo diario y le decía que se estuviera quietecito: con la publicidad no se juega, chaval.

No lo entiendo. O sea que los periódicos pueden publicar toda clase de noticias sobre Telefónica, Repsol, Gas Natural o BBVA, pero a El Corte Inglés ni tocarlo. ¿Por qué? Un importante banquero me decía hace poco que no entendía por qué los periodistas tratábamos siempre tan bien a El Corte Inglés.

Pues sencillamente por lo que he dicho antes: neutralizan eficazmente las malas noticias. Alguien de El Corte Inglés piensa que si se publica una información nociva se derrumbará la hermosa imagen del gran almacén. ¿Ah, sí? Pues ayer las tiendas de El Corte Inglés estaban como siempre. Y este fin de semana, rebosarán de clientes. Las grandes empresas españolas han pasado alguna vez por un mal trago pero no se han arruinado por eso. Repsol lo está pasando mal: la policía boliviana ha asaltado sus oficinas, persiguen a sus directivos y hace tres semanas el presidente de la compañía reconoció que se les han esfumado algunos barriles. ¿Y por eso vamos a dejar de echar gasolina en sus estaciones de servicio? Todas las grandes empresas siempre han tenido un tropiezo, pero lo corrigen y siguen adelante.

Pero alguien en algún departamento de El Corte Inglés sigue creyendo que si se riega con publicidad a los medios de comunicación de este país los trapos sucios quedarán bien guardados.

Hace muchos años, un periodista asturiano llamado Javier Cuartas escribió un libro sobre El Corte Inglés. Créanme que era un buen libro. Documentadísimo, muy riguroso, extenso? El Corte Inglés le compró toda la edición a Espasa Calpe (20.000 ejemplares). El cabezota de Cuartas lo sacó a la luz con el apoyo de una valiente editorial catalana y otra asturiana. ¿Y saben lo más curioso de esta historia? Que no era un libro contra sino sobre El Corte Inglés. Contaba el nacimiento, el desarrollo, la lucha comercial contra Galerías, algunas historias sorprendentes, la fórmula del éxito? pero no denigraba a nadie. En Estados Unidos se publican decenas de libros de ese estilo. Aquí, ni hablar.

El Corte Inglés es feliz cuando los medios publican informaciones sobre sus inauguraciones, patrocinios y éxitos. Y nosotros también. Pero, amigos, hay que estar a las duras y a las maduras. Así es el mundo de los negocios. Así es el periodismo. Si la noticia sobre la discriminación laboral se hubiera publicado hace años, como era nuestro deber, estoy seguro de que las mujeres no sufrirían la misma discriminación que ahora.

¿Y por qué no hemos denunciado a otras empresas donde las mujeres siguen siendo discriminadas? ¿Por qué nos metemos con El Corte Inglés? Porque la empresa que dirige Isidoro Alvarez sirve de modelo para las demás, ha cosechado un indudable éxito económico, crea riqueza, da empleo, tiene una fórmula que funciona, y muchas cosas más. Y en estos tiempos, en los que todas las grandes empresas se llenan la boca de palabras sobre la responsabilidad social corporativa, una compañía del tamaño de El Corte Inglés no debe mantener comportamientos de otro siglo. Debe comportarse como una empresa modelo. Y si nuestros reportajes sirven para corregir los errores de El Corte Inglés, será bueno para esa empresa, para sus empleadas y para las empresas que quieren imitar a El Corte Inglés.

No tengo ninguna animadversión contra la empresa del triángulo verde. Estoy pagando a plazos una cámara de fotos y un ordenador personal. He comprado muchas cosas en El Corte Inglés y siempre he admirado la calidad del servicio. Y la confianza. Confío en que me resuelvan los problemas y lo hacen. Y cuando me encuentro con pequeñas tiendas donde me tratan mal, siempre les digo: «¿Saben cuál es la diferencia entre ustedes y El Corte Inglés? Pues que hace muchos años, El Corte Inglés era una tienda pequeñita como la suya, pero trataba al cliente mucho mejor que usted; lo cual significa que su tienda no será nada dentro de 10 años, y El Corte Inglés será mucho más grande».

Pero una cosa es ser cliente de El Corte Inglés, y otra, un periodista que informa sobre El Corte Inglés. Los redactores que escribieron la noticia cumplieron su trabajo. A pesar de ello, por ahí se anda diciendo que elEconomista se ha metido con el gigante verde para extorsionarlo. O sea, como no nos daban páginas de publicidad (El Corte Inglés es el tercer anunciante de este país), nos enfadamos y decidimos atacarles.

Ni se me pasó por la cabeza preguntar cuántas páginas de publicidad nos iba a pagar El Corte Inglés en estos días. Tampoco las contaré el día en que publiquemos las buenas noticias sobre la empresa de Isidoro Álvarez. Solamente le pediré al equipo de redacción que haga su trabajo.

08 Marzo 2006

El Corte Inglés, en apuros

EL ECONOMISTA (Presidente: Alfonso de Salas)

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El Corte Inglés aporta más de 3.500 millones de euros anuales a la renta española. Da empleo a más de 85.000 trabajadores y crea cerca de 4.000 empleos al año. Mantiene 80 centros de trabajo abiertos. Es, año tras año, la compañía líder en las clasificaciones de reputación corporativa que se elaboran en nuestro país. Sobre todo, gracias a las áreas de gestión. Su presidente, Isidro Álvarez, encabeza de forma regular los rankins de directivos más admirados. Por eso mismo, El Corte Inglés no merece – ni se puede permitir – el calificativo más ‘sexista’. Pero lo es, según la información que ofrece hoy EL ECONOMISTA. Los problemas son dos: no pagar igual a las mujeres que a los hombres por hacer el mismo trabajo, y no promocionarlas a determinados puestos directivos. Son dos prácticas clásicas – y fáciles de identificar y comprobar – de discriminación de la mujer  en las empresas. Hay informes de los inspectores de Trabajo que lo demuestran. Y apercibimientos concretos muy duros para que la compañía que preside Isidoro Álvarez haga que las cosas cambien. Hay otras muchas prácticas sin un perfil legal claro que son igual o más humillantes que las anteriores. ¿Qué diríamos si en nuestras oficinas se obligara a las mujeres a llevar un uniforme oficial y a los hombres se les permitiera elegir el traje como ocurre en El Corte Inglés? Son aspectos informales con los que también se construyen las culturas empresariales que discriminan a las mujeres. El hecho de que muchas compañías incurran en ellas no quita gravedad a los comportamientos sexistas que se han detectado en El Corte Inglés. Por el contrario, el carácter de empresa emblemática de la primera cadena de distribución española le obliga aponer coto de inmediato a las prácticas de discriminación detectadas.